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IV

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     —¡Tú no le has tenido pena a nadie! ¿Por qué me la diste? No entiendo. No lo hago. Nadie debería ser amable contigo. Ni una sola rata. —Se siguió frustrando Thomas consigo mismo, por como ya estaba alejado y seguían haciéndolo retroceder del muchacho, todos entendían a Thomas y compartían su enojo. Pero sabían que para él era peligroso, toda aquella intensidad de emociones, podía pasarle algo.

     Alex seguía peor. Esta vez rogando por su vida. Quien explotó también fue Lauren entonces.

     —¿No pedías que te maten hace unos minutos? —Le reclamó. —Tu deseo se cumple ¿No lo deseabas? ¿Por qué te arrepientes? ¿Eres tan cobarde que no sabes aceptar tus palabras?—Dijo y Alex siguió reclamando, estresando a cualquier presente. —¡Cállate ya! —Le gritó más fuerte y más dura de lo que esperaba.

     Lo más raro fue que funcionó. El joven dejó sus gritos y empezó sus sollozos. Empezando a pedir perdón. Como si eso fuera a perdonarlo de su ejecución también.

     Ya habían estabilizado a Thomas, que no podía creer el nivel de manipulación de ese muchacho. Aquel cambio brusco en su actitud, solo cuando veía que había perdido. Que él solo se había metido en ese hoyo.

      —¡Sólo estas buscando con quien desquitarte! ¡No te vas a sentir mejor si muero! —Lloraba el muchacho.

     — ¡No me importa! —Lauren le gritó de vuelta. —No me interesa si al final yo me siento bien o no. Hacemos esto por el Duque, por su familia. Por la gente que dañaste, yo sé que hay peores personas que tú en este mundo, pero eso no significa que tú no merezcas castigo. —Le dijo. —Tienes suerte, mucha suerte, porque serás ejecutado. No pagarás vivo. —Le apuntó con el dedo. —Pero morirás de la misma manera que aceleraste para quienes tú sabes. —Continuó. —¿Qué si nos desquitamos contigo? Eres el último de los Durrié Noveau que no ha muerto o está preso, tu familia pertenecía a las principales conformantes. Maldito sea el grupo al que pertenecías tomando el nombre de quienes más daño hicieron a esta tierra, de quienes me quitaron a mis padres. Nos desquitamos contigo, Me desquito contigo. —Se corrigió. —Y a pesar de que tu ejecución es la decisión más humana ¿Lloras? —Le reclamó. —¿Después de todo lo que has hecho? Tú no tuviste piedad ni de tu propio padre. Y casi la tenemos contigo. —Su voz tembló un poco con la rabia.

     En la intensidad del momento. Efectivamente Thomas se empezó a sentir mal, físicamente. Y esa era una señal clara de que habían de irse. Tuvo que cambiar el tema y cambiar todo. Dejando a Alex, llorando desconsoladamente por su vida, rogando por perdón.

     Saliendo de la celda, guardias quedaron dentro para desesposarlo, Alex solo se arrodillo a llorar rogando perdón con las manos juntas. En un segundo aprovechó para sostenerse de la falda del vestido de Lauren, recostado y llorando. Los guardias lo alejaron a golpes rápidamente.

     —¡Lo siento! ¡Lo siento por favor! —Rogaba Alex.

     —No, no lo haces. —Respondió Lauren con algunas lágrimas en los ojos al recordar todo, a Louis, Harry, y la familia del Duque. —Y si lo hicieras. Yo no te perdono, ni lo haré nunca. —Terminó para luego salir completamente del lugar, junto a su prometido y a los guardias que siempre los protegían a los dos.

[•••]


  Lo que se dijo se hizo, pero no de la exacta manera pensada.

     No se pensó que el Rey vaya a enojarse tanto.

     Cuando su hijo habló con él de lo sucedido, y de la decisión que Lauren y Thomas habían propuesto. Se fue al consejo rápidamente, y se aceptó en menos de un segundo. Ya tenían lo que querían, todos los que extrañaban y extrañarían al Duque tenían en sus manos la venganza, por la hija del mismo, por el país, por todas las mujeres que fueron víctimas.

     Una vez más, no se podía mencionar lo de Harry y Louis, haría que se piense que Alex solo ayudó a la policía. Y necesitaban tener todo en contra de él.

      Porque eran el Rey y su consejo, podían darse cualquier privilegio. Y dictaron la ejecución de Alex para ese mismo fin de semana, el domingo a las seis de la mañana.

       Y decidieron que no sería un fusilamiento.

[•••]

      Lo cambiaron por un descuartizamiento en vida.

[•••]

     Sonó en todos lados, se le aviso a Alex, un guardia lo hizo por ordenes. Pero también con gusto, porque en un mundo tan pequeño que parecía ser en el que vivían, era de una sobrina suya de la que Alex también había abusado. Una niña, de solamente 13 años. Que no resultó embarazada, sólo porque aún no había tenido su primer periodo.

     Gente quería quemarlo vivo. Porque salió más gente a decir como solía molestar muchachas, cayendo en acoso. El odio se centró en ese aspecto, un maldito abusador de mujeres, que provocó la pérdida de la familia del Gran Duque de Inglaterra.

[•••]

     Y llegado el domingo, las cosas fueron recordadas, y lo serían por años. Ni Lauren ni Frizzy ni Ava podían ir a la ejecución. Estaba prohibido.

     Frizzy estaba frustrada, quería verlo morir. Todos querían verlo morir.

      Pero pronto las tres entendieron porqué fue buena decisión no haber ido a esa ejecución.

     Fue a puerta cerrada, como un espectáculo. Al que sólo asistió un grupo de hombres, el consejo, el Rey y el príncipe.

     La escena fue traumatizante, pusieron su cuerpo en una plataforma de madera, con palancas y poleas que estirarian su cuerpo, una máquina usada en los tiempos de la santa Inquisición, un tiempo oscuro y pasado, con las peores torturas y muertes de la historia. Algo que ya no se usaba ni se podía usar, pero que por el poder y gran odio del Rey decidió usar.

     En nombre de su gran amigo.

[•••]

     En el regreso, que fue casi a horas del almuerzo. Thomas no habló todo el día, ni hasta el miércoles. Estaba enmudecido, igual que el joven Dylan, los dos parecían asustados, con ganas de llorar de aquel sentimiento. Habían visto algo horrible. De todas formas.

     Las noticias de las circunstancias de la ejecución se supieron pronto en lo rápido que corrían las cosas en el pueblo y en el castillo mismo.

     Se decía, que Alex demoró mucho en morir. Su agonía duró demasiado, y no se tuvo merced en su dolor para darle una muerte rápida. Por eso habían demorado tantas horas.

[•••]

     El mismo miércoles que Thomas habló, era el día que llegaba el instructor de tiro para Lauren.

     Thomas la acompañó hasta el lugar de entrenamiento, que estaba cerca al jardín, y al gran campo de la lavandería, como en el medio. Con barras y espacios como los de los establos pero más altos. Precaución, y seguridad.

     Y en la espera del instructor, para la que Thomas también se quedó. Por fin pudo decir detalles de lo que había visto.

[•••]

     —Lo desnudaron primero. La gente exigía que lo golpeen, eso no estaba en el protocolo de la ejecución. Pero lo patearon varias veces en el suelo. —Casi susurró a pesar de que nadie lo iba a escuchar. —Hasta cierto punto el morbo de verlo sufrir, se sentía bien. Tenía lo que merecía, lo metieron a esa máquina, tiraron de las poleas cuando amarraron sus extremidades, y solo tiraron. Fue espantoso, se escuchaba el dolor en todos lados y se podía escuchar como se desgarraba por dentro. —Miró al costado. —Duró mucho tiempo, era interminable. No lograba morir, todos disfrutaban que no lo hiciera. Gritaban, el nombre de Gemma, y le preguntaban que se sentía ahora. Lo hicieron hablar, posiblemente para aumentar la euforia de verlo sufrir. Hasta en su agonía dijo cosas horribles. —Volvió a parecer aterrado. —Contó que tuvo una hija con su esposa. Que cuando tuvo tres meses, abusó de la bebé, que fingió que fue una muerte súbita, y que su esposa le creyó, pero que al ver el cuerpo de su hija notó que traía los geniales destrozados, eso la había matado. Alex mató a su esposa, la torturó por días. Introciendo una barra de hierro caliente. —Se calló de repente, se entendió a que se refería, Lauren se horrorizó. —Luego oculto todo de la familia, y ellos creyeron sin dudar, dijo a la familia de su esposa que vendría a Londres unos días, eso hizo, se fue alargando su estancia, hasta el punto dónde estamos. Cuando hablamos con él en los calabozos, hablaba de su esposa como si estuviera viva, pero estaba muerta. —Dijo sintiendo mucho asco de repente, con muchas nauseas, probablemente al recordar todo lo que había visto y lo que imaginaba de lo que Alex confesaba ahí. —Fue asqueroso. Habló de los diez crímenes, una anciana, una sirvienta de su hogar, dos muchachitos de 18 años, una niña de 13, la hija de un amigo de su padre, su misma esposa, su hija, Gemma y una pordiosera. —Dijo con sus ojos algo llorosos, era terrible. —Así que solo se alargó la tortura, mi padre decidió que antes de aumentar las fuerzas de las poleas para el desmembramiento, Alex decida si quería que mutilen sus genitales o que atraviesen una barra de hierro caliente por el ano. —Dijo bajando más la voz. Lauren sintió que a ella también le empezaban a dar nauseas. —No había visto a mi padre tan enfurecido y eufórico, esa tortura lo estaba satisfaciendo, y como Alex no respondió, mi padre eligió, la barra de hierro, porque con la mutilación moriría desangrado más rápido, y no querían eso. Lo sacaron de esa plataforma lo voltearon y pasó. Me tuve que ir unos segundos, porque Dylan salió a vomitar y fui a ver que esté bien, se escuchaba todo, los gritos de Alex y de todos los presentes furiosos diciendo que se lo merecía. No queríamos volver, era muy traumático. Dylan seguía mal. Ese fue su castigo por todas las violaciones. Y de repente todo cambió de nuevo. —Contó casi horrorizado por sus recuerdos. —Mi padre gritó, no sólo él sino con gente del consejo "Por el nombre de Harry Steele" y con cuatro disparos supe que sí terminaron fusilándolo de todos modos. Agonizaba, murió minutos después de eso. —Siguió mirando a otro lado. —Cuando mi padre volvió a hablar conmigo dijo que sabía que no hablábamos de Harry por algo. Pero que no había que tener miedo. Que por esas también se las cobraron. Que el castigo de los golpes fue por el Duque, la máquina poleas era por pertenecer a los Durrié Noveau, la barra por las violaciones, y el fusilamiento con el que murió, por Harry. —Habló. —No podía hablar, no sabía como, ni siquiera mis palabras describen lo que vi. —Siguió con la vista perdida. —Sufrió terriblemente, murió dolorosamente, le hicieron lo que hizo, nadie reclamó inhumanidad o crueldad. Todos vimos, todos estábamos de acuerdo. A nadie le dio pena. Solo dio asco e impresión. —Confesó aún bastante pensativo.

     Lauren enmudeció igualmente y tuvo nauseas terribles. Las imágenes que su mente se hacía eran horribles, pero era posible que ni estén cerca de la realidad. Fue bueno que ellas no hayan ido, no lo hubieran soportado. Por el asco.

[•••]

     Ya había terminado, ya había pagado y seguía pagando. Ya todo había terminado.

      Ya había pasado. Ya estaba solucionado. No había más que hacer. Se lo merecía, con todas las letras de aquella palabra, y lo había recibido.

      Durrié Noveau terminó, tenían a Alex, se desquitaron en el con justa razón, jamás volvería a tocar ni a una sola persona, a una sola niña, a un solo muchacho. No sería una carga para el mundo de gente viva, pagó por lo de Louis, por lo de Harry. Aunque no haya sido todo solo culpa suya, y que en caso de la pareja se encuentre un gran elemento religioso detrás. Pero a la religión no se le podía castigar, no en esos años, no en esos tiempos.

      Y Alex se equivocó, felizmente. Porque sí se sintió mejor. Para ella, para cualquiera que haya sido víctima suya.

      Los nombres de las diez personas se supieron. Fue triste saber que fuera de la esposa y la hija de Alex, solo una seguía viva. Y era la pordiosera. Los demás, se habían quitado la vida.

      El año pasado, o desde que Alex comenzó esas andanzas.

      Mucha gente estaba muerta. Mucha gente seguiría muriendo.

      Mucha no merecía estar muerta, mucha otra sí.

      Inglaterra estaba en paz y estaba bien. Pero no podía significar que cada habitante lo esté, habían cosas tan malas en el mundo, situaciones de tanta crueldad, y de tanta injusticia. Más muchachas o muchachos que pueden estar sufriendo lo que Lauren sufrió con las Dhollen, más niños como Hope que perdieron a uno de sus padres o a los dos y van por las calles, gente sin hogar y gente extremamente pobre, víctimas de abusos sexual es a manos de monstruos como Alex, quien obviamente no era el único. Todo eso en silencio, porque no hay con quien hablar, porque el miedo come y destruye, porque no hay oportunidad. Porque no hay voz. Porque todas las callan, y solo es después de una tragedia, como la muerte, o un suicidio, que algo se sabe.

[•••]

       Preferir morir a sufrir era doloroso y tristemente común. No todos tenían suerte, no todos podían escapar de su desgracia de un momento a otro e ir al castillo a casarse con alguien de la familia Real.

       Entonces, el gran milagro de Lauren no podía ser solo porque sí. Sólo por suerte. Mucha gente vivía igual que ella solía hacerlo. Y no habían recibido esa mirada de Dios.

       Tenía que seguir haciendo algo. Iba a ser una princesa. Todos sufren, es verdad, pero nadie merece tener una vida sin dignidad. No tenía ideas de que hacer, recién estaba aprendiendo esos temas sobre el manejo de fondos, políticas y trato de las masas.

       Pero, bajar los impuestos a la mitad, para que todos tengan con más que vivir. Al castillo jamás le pasaría nada, podía ser un abuso todo lo que se recibía y no se usaba. Promover el trabajo de pescadores y agricultores. Condiciones de las fábricas, de las minas.

       Todo sonaba bonito y la animaba, pero sería imposible cumplir todos esos sueños, no por completo. No sabía, no tenía ni idea de todo lo que pasaría o de lo que iba a hacer.

       Lo que sabía, era que valía la pena seguir viviendo. Y si ella había podido encontrar esa esperanza, no podía ser solo suerte. Mucha gente había muerto y lo seguiría haciendo sin importar qué.  Pero si podía ayudar, hasta solamente pasando por alguna calle, dándole una sonrisa a alguien. Valía la pena intentarlo, por la gente que merecía estar viva.

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