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𝟎𝟐. the unfortunate and clearly unsolicited encounter

❛❛EP 2: EL DESAFORTUNADO Y NO SOLICITADO ENCUENTRO❜❜


𝗡𝗔𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗢𝗠𝗡𝗜𝗦𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘

Sofie se despertó en su cama al día siguiente, con el teléfono aún en la mano. Su cuerpo estaba agotado, pero su mente no dejaba de girar. Los recuerdos de Stefan y las palabras de Bonnie seguían atormentándola como un eco imposible de ignorar./


"Tú y Klaus... besándose".

Sofie se llevó una mano al rostro, tratando de borrar las imágenes que no dejaban de repetirse en su cabeza. "Esto es absurdo", pensó. "Tiene que ser un error".

Pero el hilo rojo... Las historias que había oído sobre esa leyenda siempre tenían un denominador común: las personas conectadas por el hilo estaban destinadas a encontrarse, estuvieran o no listas para aceptar lo que eso significaba.

Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

-Sof, despierta -la llamó Elena, su gemela, a través de la puerta. Sofie se levantó aún algo aturdida. No era secreto que Sofie, siendo quien era, odiaba sus cumpleaños y, además de que la despertaran, la volvía hostil y sarcástica, pero como era Elena, lo dejaba pasar.

-Feliz cumpleaños -dijeron alegremente ambas gemelas al mismo tiempo y se abrazaron. El momento se vio interrumpido por Caroline, quien llamó a Elena.

La mayor le dio una mirada de disculpa a su gemela antes de bajar las escalares hablando con la vampira rubia.

Sofie se metió en el baño, suspirando. Luego de darse una buena ducha, bajó a la sala, mientras veía a Alaric luchar por prender la cafetera, pero no movió un solo dedo para ayudarlo más concentrada en buscar sus zapatos, que misteriosamente no recordaba dónde había dejado, es decir, tenía la memoria de Dory de "Buscando a Nemo".

-¿Y estás segura de que es un vampiro? -escuchó que dijo a su hermana al teléfono mientras se apiadaba de Alaric y lo ayudaba a encender la cafetera. Sofie se acercó tratando de ignorar lo que decía su hermana, y tomó una tostada del mesón y recordó la terrible conversación que tuvo con Bonnie, otra vez. Su mente empeñada en torturarla.

-Supongo que Caroline hará una fiesta para nosotras -supuso Sofie mientras ignoraba a su conciencia, diciéndole que tarde o temprano debía enfrentar la situación, cuando Elena colgó.

-Sip.

-¿Era algo de Stefan? -preguntó Alaric, curioso mientras hacía... algo que Sofie no lograba procesar, ya que su mente al parecer trataba de llamar su atención, reproduciendo en su mente la imagen de ella y Klaus besándose.

-Tal vez -dijo Elena antes de aclarar, Sofie hizo su mayor esfuerzo en entender qué estaba diciendo-. Las víctimas de Klaus

-¿Segura que Stefan sigue con él? -cuestionó Alaric, completamente escéptico a la idea de que Stefan sigue vivo.

-Estoy segura de que la alternativa es que murió -manifestó Elena.

Sofie solo veía el intercambio escuchando las palabras, pero incapaz de procesarlas, atrapada en su mente con aquellos escenarios de ella y Klaus.

-Debo irme -balbuceó Sofie antes de salir de la casa y tomar aquella motocicleta que sus padres le habían regalado en su cumpleaños pasado.

Ni siquiera tenía idea de a dónde se dirigía, solo podía acelerar, sintiendo el viento en su cabello.

Pasaron varias horas, y Sofie seguía conduciendo sin rumbo, el rugido de la moto llenando el vacío del silencio. Cada kilómetro que dejaba atrás parecía llevarse una parte de sus pensamientos, pero nunca lo suficiente como para silenciarlos por completo. Finalmente, sus ojos captaron un letrero de neón parpadeante que anunciaba un bar al borde de la carretera. No tenía idea de dónde estaba ni cómo había llegado allí, pero algo en el lugar le pareció tentadoramente caótico.

Estacionó la moto frente al local, el motor apagándose con un ronco susurro. Al bajarse, no pudo evitar atraer miradas. Su presencia era magnética, casi intimidante. Su cabello corto y ligeramente ondulado enmarcaba un rostro que parecía desafiar a cualquiera que se atreviera a mirarla fijamente. La chaqueta de cuero roja abrazaba sus hombros con un aire rebelde, y los shorts que llevaba dejaban al descubierto sus largas piernas, brillando con el tenue reflejo de las luces del bar. Había algo en ella que destilaba sensualidad y peligro a partes iguales.

Sofie se quitó los guantes de cuero con calma, dejando que sus dedos acariciaran el aire fresco de la noche. Cruzó las puertas del bar con pasos seguros, como si el lugar le perteneciera, aunque nunca lo hubiera pisado antes. El murmullo de las conversaciones disminuyó levemente mientras varios pares de ojos la seguían. Algunos admiraban su belleza, otros parecían medirla, preguntándose qué secretos traía consigo esa mujer que había aparecido de la nada.

Ella avanzó hasta la barra y tomó asiento en un taburete de madera desgastada, pidiendo un whisky con voz firme pero suave. Mientras esperaba su bebida, se permitió observar el lugar. Era un espacio desordenado, pero con encanto; las paredes estaban cubiertas de carteles antiguos, y la música en vivo se filtraba desde una vieja máquina de discos. En ese instante, Sofie no buscaba respuestas ni compañía, solo una pausa para respirar y, tal vez, una distracción que la alejara de lo que tanto trataba de olvidar.

Entonces, una voz inconfundible, tan familiar como escalofriante, rompió el aire a su alrededor. Era una voz que nunca se atrevería a olvidar, por mucho que lo intentara. Sintió cómo todas las alarmas de su mente se activaban de inmediato. Por un instante, agradeció que su cabello corto cayera sobre su rostro, ocultándolo parcialmente, como un escudo improvisado. Al menos Klaus no sabía que Elena Gilbert tenía una hermana gemela. Ni siquiera Elijah estaba al tanto de ese secreto, y aquello era lo único que le daba cierta ventaja en un juego en el que no quería participar.

Los recuerdos la golpearon con la fuerza de una tormenta. Todo había sido un caos desde el momento en que Elena, con el rostro cargado de una mezcla de miedo y urgencia, le confesó la verdad sobre los vampiros. Aquella revelación había sido como entrar en un mundo que nunca quiso conocer, un mundo lleno de sombras y peligros que se escondían tras sonrisas encantadoras.

Y luego, como si aquello no fuera suficiente, su vida había dado un vuelco definitivo la noche en que lo vio por primera vez. Klaus. Había sido un instante fugaz, un cruce de miradas en el que su curiosidad terminó condenándola. Apenas había alcanzado a comprender quién era él cuando se enteró de que Elena sería sacrificada por aquel psicópata implacable. No tuvo tiempo de procesar nada, de entender lo que significaba, antes de que todo se desmoronara.

Tal vez, si no hubiera estado tan empeñada en enterrar sus propios recuerdos después del accidente que marcó su vida, habría notado las señales. Tal vez habría sentido el cambio en el aire, el creciente peligro que rodeaba a su hermana. Pero en lugar de eso, se había hundido en su propio dolor, ciega y ajena a la tormenta que se cernía sobre ellas.

Y ahora, allí estaba él, en el mismo lugar que ella, con esa presencia que parecía absorber toda la energía de la habitación. Su corazón latía con fuerza, pero se obligó a mantenerse inmóvil, a no delatarse. Respiró hondo, intentando mantener la calma, mientras las palabras que había ensayado tantas veces en su mente se desvanecían como el humo. Y luego escuchó la voz de Stefan "¿Cómo se suponía que enfrentará a algo como esto?" Empezaba a extrañar la ignorancia.

NOTA DE LA AUTORA !!
Holaa, espero hayan disfrutado este capitulo, nos vemos en una semana con un maratón de 5 capítulos antes de desaparecer ya que pronto iniciare el primer semestre de universidad y debo mantener un promedio si quiero ser una abogada profesional y no morir de hambre.

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