15
«TÍA»
LA REINA de corazones sonreía, escuchando lo que decía Isla, a su vez, anotaba las respuestas en el examen del gato sonriente, quién estaba escondido ante los ojos de sus alumnos, viendo si se copiaban en la prueba.
—¿Ya tienes vestido para la coronación? —Isla le susurró —mamá es una entrevistadora, va a estar allí.
—Evie se encargará de mi vestido —dejó la pluma a un lado —terminé la evaluación.
Humo de color cian apareció a su lado, el profesor Cheshire volvió a su forma visible y daba la casualidad que estaba al lado de ellas. Viendo sus respuestas.
—muy bien, niña cabezota —tomó la hoja para caminar al escritorio, retirando evaluaciones más en el camino —quedan cinco minutos para terminar el examen.
Heart vio a su tía entrar a la habitación que curvo sus labios, pintados de morado oscuro, hacía arriba amablemente. Para su sobrina, alzó su mano moviendo sus dedos ligeramente.
Ella imitó su gesto. Ese saludo que a Jane le asustó la primera vez, en Mirana se veía tan inocente y puro, incluso tierno, todo lo contrario a como se veía en Heart.
Si Mirana tan solo supiera que Heart ahora tenía en sus manos el dragón que alguna vez había destrozado su reino.
—¿Examen sorpresa? —Mirana observó divertida al gato que mostró su sonrisa gigantesca.
—¿Quieres ver la de la niña cabezota? —susurró con disimulo. Mirana negó —¿Sabes? Me gusta dar clases por las respuestas que dan los alumnos, las suyas son particularmente... Interesantes, la inmensa cabezota le enseño bien.
—no le digas inmensa cabezota, tampoco niña cabezota, por favor —murmuró divertida —Venía a buscar a Isla y Heart, tienen un entrenamiento para practicar la nueva rutina que dió Heart. Empezamos media hora antes para hablar del tema.
—todas tuyas, ambas terminaron —dijo antes de desaparecer en su humo. Quedando solo su sonrisa y ojos flotando mientras daban vueltas.
—Heart, cielo —Mirana llamó —¿Puedes venir con Isla?
—si, tía —se levantaron, ambas tomando sus cosas y metiendolas en sus mochilas.
Avanzaron hasta salir de la habitación, en su camino notaron que iban a los vestuarios donde estaban las demás.
—¡Heart, Heart, Heart! —frenaron, la nombrada giró a ver a Carlos acercándose, esquivando a los alumnos que estaban por medio —Teo me hizo un sombrero de manchas para mamá ¡Es el mejor!
Le tendió el accesorio con emoción, su cuerpo estaba enérgico de la alegría que eso le daría a su mamá y Heart lo miró con ternura, tomando con delicadeza entre sus manos la prenda. Era impresionante y no era para variar, pues el trabajo era de Teo, el sombrerero real.
—le encantará —se lo devolvió, besando la mejilla de Carlos y dándole un dulce de su mochila.
—si, ya lo creo —miró a su amiga y luego hizo una mueca —¿A dónde ibas? Te estábamos buscando con Jay antes, ya sabes por...
—Tengo rutina con las porristas —lo interrumpió señalando detrás suya —nos vemos luego ¿Si? Para hablar de eso.
—de acuerdo —intentó abrir el dulce pero no pudo. Heart rodó los ojos divertida y lo tomo entre sus manos para abrirlo, quitarle el envoltorio y darle el dulce a Carlos —gracias, Heart.
—Ya ve —se giró para volver a retomar su camino, las dos mujeres admiraban con ternura la interacción entre los dos villanos.
Ya después de minutos. Llegando al fin a los vestidores, frente a los casilleros. La pelirroja tomó su uniforme, dispuesta a desvestirse, pero su tía la detuvo alejándose un poco.
—Heart, oi que irán con Teo al evento de la familia —Heart suspuso que ya todo el reino lo sabía, Teo no mantenía la boca cerrada —yo... Sabes que Iracebeth no podrá venir, así que pensé en que vayamos juntas. Podríamos hornear algunos postres juntas para compartir con los invitados, ¿Qué te parece?
Heart pensó en lo que Lonnie le dijo. Hornear galletas con tú madre. Ella iba a hacer postres con su tía y además para compartir con el resto. Sonaba tan irreal, pero quería sentir esas emociones que la hija de Mulan había descrito.
Era el día de la familia y estaría con Mirana. Festejando juntas. Sintió un cosquilleo en el cuerpo.
—seguro —ademas, nada podría arruinar su día o vida directamente.
Si sé enojaba ¿Para qué cortar cabezas? Si podía prenderlas fuego con su bebé jabberwocky.
Heart giró, viendo a Jay y Carlos que se acercaban discutiendo en voz baja. El peliblanco sostenía a Chico en brazos. Ambos hablaban sobre absolutamente todo lo que había sucedido la noche anterior, desde ir a robar el huevo hasta ir a su habitación a hacer nacer el dragón.
Habían hecho fuego azul tono violeta con ayuda del libro de Mal, que Jay había robado para después devolverlo sin que la pelimorada se diese cuenta, así lograr el nacimiento del jabberwocky, el problema estaba en que ambos tuvieron que esconder a la criatura en su cuarto.
—¿Qué les sucede? —Heart los miró alzando las cejas.
Jay estaba emanaba aroma a humo mientras Carlos tenía cenizas en el rostro. Heart estiró su mano y con su pulgar retiro el polvo gris, el peliblanco agradeció el gesto.
—¿Qué sucede? ¡Sucede...! —Jay estaba por alzar la voz pero bajo el tono —sucede que tú bebé jabber-loquesea no sabe controlar lo que escupe por la boca, además de que habla ¡Habla! —hizo referencia al fuego —¿Cómo haremos para ocultarlo hasta gobernar el mundo? ¡Dime, princesa roja!—exclamó irónico.
—hablame bien, no con ese tono —amenazó dando un paso —perderas la cabeza. Y sabes que si. Sobre lo otro, tranquilos. Hay una laguna o algo así, lo llevaré allí hoy, Ben me contó del lugar y nadie pasa por allí. Iré una vez al día a alimentarlo, domesticarlo, bla, bla, bla —rodó los ojos.
—hey —giraron a ver a Mal que veía a Jay ceñuda —tienes fuego en la chaqueta —notaron una pequeña chispa que comenzaba a hacerse fuego en su hombro.
Jay comenzó a palmearse la ropa asustado, miró con respiración agitada a Heart que en ningún momento de la conversación había borrado su sonrisa, incluso se ensanchó.
—Corazón, Teo me dió esto para ti —Evie le dió una vincha, la cual tenía un pequeño sombrero de lado. Al usarla, daba la ilusión de tener puesto un mini sombrero.
—que patético —Mal bufó divertida. Heart alzó una ceja, girando sus ojos en su dirección con desdén.
—dilo, otra vez, vamos MaliMalita —la reto acercándose un paso. La pelimorada retrocedió —perderas la cabeza. Te lo aseguro —y la rebajo con la mirada —tú usas la chaqueta de Ben y no te digo nada, siendo que los colores son espantosos.
Mal miró su prenda, se ruborizó y se la quito molesta entrando al salón de clases. Los demás fueron detrás de Heart que la había seguido con una expresión victoriosa.
Se sentaron en los mismos lugares de siempre. Las tres chicas de un lado y los dos chicos del otro, siguiendo con su discusión de antes en voz baja, cosa que la reina de corazones ignoraba olímpicamente queriendo evitar llamar la atención de las dos villanas.
Vieron al hada madrina aparecer, el profesor Cheshire movía una mesa con ruedas y una computadora encima, llamando la atención de los cinco.
—ahí nomás, ya está, gracias sonriente —se dieron una pequeña reverencia y el gato en forma humana estaba dispuesto a irse, pasando en medio de los chicos con su taza.
—Gatito —Lo frenó Heart, este la miró con una sola ceja levantada —¿Qué estás bebiendo?
—Ya ni se puede beber té —se quejó dejando la taza en la mesa de la princesa y avanzado para salir —adios, niña cabezota. Suerte.
—¿Suerte? —miró extrañada a Evie que era la más cercana. Ella se encogió de hombros.
—niños, disculpen —los llamo la hada madrina —ahm, cómo saben, se acerca el día de la familia en nuestra preparatoria y cómo sus padres no pueden estar aquí debido a... A la distancia —soltó una risita —arreglamos una sorpresa especial para ustedes —retrocedio con emoción.
Se acercó a esa pantalla apagada y presionó un botón, mostrando a Maléfica que balbuceaba frente a la cámara. Detrás se veían a los demás villanos y Heart se levantó al segundo, los demás fueron tras ella. Los cinco inseguros, pero el hada madrina los invito a acercarse. Después se escuchar quejarse a los villanos, parece que al fin los vieron.
—¡Evie, es mami! —La madrastra malvada hablo —oh, mira que hermosa. Ya saben lo que dicen, de tal manzana envenenada tal manzanilla.
—¿Estás hablando de tú hija? —Malefica bromeo haciendo reír a Jafar.
La enorme cabeza de la reina roja ocupaba gran espacio en la pantalla, estando ella en el medio peleando por el lugar con Maléfica.
—¡Heart, mi niña sangrienta! —Gritó soltando una carcajada feliz, mientras estiraba sus manos en muestra de querer pellizcar sus mejillas.
Heart retrocedió un paso por inercia, era la primera vez que retrocedía, aún sabiendo que su mamá no la iba a tocar. Pero mordió el interior de sus mejillas, recordando cómo le dolía cuando ella las apretaba.
Y todos notaron eso.
—¡Oh! ¿quién es ese espanto? —Cruella cuestionó.
—ella es el hada madrina —Mal señaló a la castaña que estaba un poco seria.
—te recordaba más anciana, y con canas, tambien arrugas ¿Te tintaste el cabello? Sin contar que desde aquí veo el maquillaje ¿Ya dije que te recordaba más anciana? Aún que estás anciana —La inmensa cabezota habló haciendo reír a sus compañeros. La hada madrina se ofendió notablemente tocando su rostro.
—¿Aún haces trucos con calabazas? —siguió Maléfica, volviendo a reír con ellos. La reina roja tenía la risa más estruendosa.
—¡El truco de la cabalaza fue muy exitoso!
—¿No podías darle a Cenicienta hasta la una, al menos? —siguio divertida —¿Qué? ¿Los hamsters debían volver a sus rueditas?
—¡No eran hámsters! —se giró a los jóvenes —¡No lo eran! Eran ratones...
—si, se lo agradezco mucho, gracias —Mal le dijo, la hada madrina se fue repitiendole a los villanos que no eran hámsters —Hola, mamá —saludó.
—¡Mal! Q-qu-qué bueno verte —su madre saludó.
—¡Chicos, siempre pensamos en ustedes! —Jafar habló.
—¿Cuánto tiene que esperar mami para verte? —Le dijo a su hija, Heart le dió un sorbo a su té. Llamando la curiosidad de su madre.
—ahm, se acerca una coronación importante y probablemente sea después de eso —le respondió Mal.
—¿Cuándo? —preguntó rápidamente.
—¡Viernes! —Mal contestó —a las diez.
—¿Estás segura que no podré verte antes? No sé que haré ¡si no podré poner mis manos sobre...! Ti-go... Al rededor de ti, mi precioso bebé —Balbuceo con fingida emoción.
—Si, comprendo lo que sientes, madre...
—¡Carlos! ¿Qué haces con eso? —Heart quiso esconder al niño detrás suya, comenzando a molestarse por saber lo que venía y su rostro enrojeciendo era prueba —¡Oh, si, si, bebé! Tranquilo, entiendo. Es del tamaño perfecto para unas orejeras —rió maniáticamente hablando con su perro de peluche.
—¡Es de buen tamaño para ser una mascota! —Salió de detrás de Heart, sorprendiendolos —este perro me ama y yo también a él ¡Y por si no lo sabes, tú perro es de peluche. Déjame tranquilo!
—Heart —notaron la expresión sería de la reina roja —¿Estoy viendo un hilo colgar de tú taza? ¿Estás tomando té? —Su rostro se puso rojo y temblaba —¿Qué tienes en la cabeza, hija? Reconozco esas sucias costuras y esa marca... No me digas qué...
—solo es té y un accesorio, mami —murmuró la pelirroja.
—¿Qué te dijo mami, Heart? —La chica volvió a retroceder por el rostro rojo de cólera de Iracebeth —¡Te dije que, si hacías algo que me disgustaba, iba a cortarte la cabeza y la guardaría solo porque te amo! Y más te vale no haber hablado con Mirana, ni con todos esos traidores.
—La tía...
—¿La llamaste “tía”? ¡Ella no es tú tía! —Gritó enfurecida. Heart bajó la mirada —Oh... —Iracebeth murmuró comprendiendo, Jafar comenzó a reír empeorando la situación.
—sus hijos se les revelaron —señaló a Cruella e Iracebeth.
—¡Ya, cállate vendedor torpe!
—¿A quien llamas vendedor torpe? ¡Encantadora de perros de peluche!
—¡A ti, vendedor torpe!
—¡Voy a cortarles la cabeza!
—¡Iracebeth, detente!
Jay fue quien apagó la computadora. Carlos tomó la mano de Heart, ambos viéndose con inseguridad.
—lo lamento mucho, chicos... —el hada madrina los vio, en especial a Heart. Jamás había oído a una madre amenazar de muerte, realmente, a su hija.
—gracias por la sorpresa —Jay sonrió incómodo.
—no fue nada —murmuró con tristeza. Heart limpio sus ojos para sonreír y girar sobre sus talones.
Se dió la vuelta y comenzó a ir hacia la salida, terminando de beber su té y dejándolo sobre una mesa. Al llegar a las puertas, los demás se colocaron detrás de ella. Mal a la par de la pelirroja.
—¿Qué les parece que harán nuestros padres si no lo conseguimos? —les preguntó Evie.
—lo conseguiremos, no importa cuántas cabezas deba hacer rodar por el suelo —Heart evitaba mirarlos.
—¿Y si no? —insistió Jay.
—creo que se sentirán de algún modo...silenciosamente decepcionados pero creo que también orgullosos por nuestro esfuerzo —Mal les sonrió. Heart la miró incrédula.
—¿En serio? —Carlos dudó.
—no, aún creo que nos van a destrozar —admitió colocándose sería.
—No quiero que mi cuerpo se separe de mi cabeza —Heart susurró, está vez, estaba muy cerca de que su mamá cumpla con lo que siempre le advertía. Asesinarla.
—No lo hará —Mal tomó su mano para reconfortarla —tú lo dijiste, roja, lo haremos.
—Si... —Evie suspiró.
¿Lo harían? ¿Verdaderamente lo lograrían?
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