10
«DESCENDIENTES DEL PAÍS DE LAS MARAVILLAS»
—¡NO HAY más té!
Heart y Teo se agacharon cuando una taza voló directo a ellos, está se rompió contra la pared y ambos se pusieron rectos, ella moviendo un mechón de su cabello sonriendo mientras Teo soltaba una risilla. Gabriella que estaba respirando agitada con molestia, se calmó al verlos.
Sonrió dando saltitos mientras seguía buscando en la alacena té. Aguanto las ganas de chillar de felicidad cómo una tetera hirviendo cuando los vio entrar juntos.
—Oh, bienvenida a la cocina —Teo se inclinó junto a su sombrero y señaló la habitación. Heart paso observando todo.
Había descubierto dónde se cocinaba, eso era algo bueno siendo que el día anterior con los villanos estaban pensando dónde hacer las galletas. Ahora sabía que la cocina de la escuela estaba abierta para ellos y podrían ir en la noche.
—que tal —Damian estaba sentado sobre la mesa mientras comía unos pastelitos que decían “comeme” —mamá mandó estos dulces... Para ti, Heart. Me comí dos junto a Gabriella.
La pelirroja miró la bandeja con los pequeños postres. Sabía la historia de lo que en el país de las maravillas provocaron, pero estos no parecían tener magia, solo estaban hechos cómo un chiste interno.
—no los quiero —dijo tajante cruzandose de brazos y con su sonrisa.
—Yo si —Teo dió saltitos para tomar uno y comerlo —“estan ricos, ¿Segura no quieres?” —le tendió a Heart, hablando con la boca llena, ella golpeó su mano —“auchis” —bajó la vista con ojos regañados.
—¡Ahg! —Damian se movió hacia atrás por otra taza que voló —Heart, no hay más té.
—¿Por eso estamos en este lugar repugnante? —Señaló molesta. Gabriella asintió —Ten —sacó de su bolsillo unos sacos de té, también se cayó un dulce que ella lo tomó para guardarlo. Los descendientes del país de las maravillas la vieron expectantes —¿Qué? Es por Carlos.
Teo suspiró, él notaba esa bondad en Heart que ella no se daba cuenta. Era pura atención cuando se trataba del pequeño Carlos, tanto que llevaba siempre un chocolate en la chaqueta para él. Junto a cuatro pequeños sacos de té.
Él sonrió risueño, soltando ese suspiro y sintiendo un revoltijo. Unas mariposas en su estómago, mariposas de Auradon con una mezcla de las del país de las maravillas, ya que esas eran más mágicas y estruendosa a su parecer. Eso le hacía sentir Heart, magia y estruendos. Le daba miedo esa sensación.
—¡Gracias! —la abrazo feliz, ella palmeo su cabeza incómoda y Gabriella se separó para ir a preparar té —¿Estás segura que no quieres las galletas de mi madrina?
—Ya he dicho que no —en su rostro se formó una leve capa de rojo.
—esta bien, ya entendimos —Damian alzó sus manos en zona de paz pero la pelirroja a quien menos toleraba es a él —pero hey...
—Dami —susurró Gabriella queriendolo frenar. Ella adoraba a Heart y aún que la asustaba, le daba más miedo saber que no la había visto enojada y Damián la podía hacer enfadar.
—Todos somos el villano en una historia mal contada —le aclaro ignorando a su amiga. El rostro de Heart enrojeció más —todos podemos ser un villano si nos dan motivos suficientes y tú madre fue villana por ambas razones, fue injusto.
Teo trago el pequeño dulce de Alicia viendo con temor la interacción de la villana y su amigo, casi hermano.
—pero estás aquí, con nosotros y todos sabemos eso. Así que estos dulces mamá te los manda en paz, e incluso quiere conocerte —volvió a tender el plato.
El rostro de Heart volvió a su tono normal, bufó y piso el suelo con fuerza, a su vez que ponía sus ojos en blanco. Tomó un dulce y se lo llevó a la boca para masticarlo con estrés, pero su boca comenzó a sentir el dulce sabor y suspiró apreciando el gusto que tenían. Tomó la bandeja y se sentó en la mesa, comenzando a devorar esas delicias que nunca había consumido, mucho menos algo con gusto parecido.
—¿Estan buenas, no? —Damian le sonrió alzando las cejas. Heart soltó un gruñido con la boca llena pero afirmó con su cabeza —lo sé —quiso tomar una pero Heart le pegó en la mano —auch.
Teo y Gabriella suspiraron aliviados pero la pequeña de coletas abrazo feliz a los tres, apretandolos. Teo soltó una risa alegre, Damián sonreía con suavidad y Heart trataba de alejarse.
—¡Los adoro!
Carlos sostuvo los hombros de Heart, ella despertó de su trance y miró al chico de cabello blanco que estaba preocupado.
La pelirroja giró su rostro lentamente al espejo de su habitación, notando sus manos en su rostro. Las retiro sintiendo su piel arder. Tocó con suavidad su mejilla. Se estaba arrancando la piel de su cara.
—estabas en tú nube, cómo siempre pero... Heart, empezaste a gritar y arrancarte la piel del rostro —Susurró viendo los vacíos ojos de su amiga.
—necesitaba sentir dolor... Creo que estar aquí me está haciendo mal. Necesito volver a la isla —Carlos, con duda, la abrazó. La pelirroja se aferró a la cintura del chico —este lugar es tan... Sano y seguro.
Estaba sentada, frente a su escritorio en su habitación. Carlos parado frente a ella y el cuarto abierto. La había ido a buscar para darle una sorpresa con Gabriella cuando pasó.
—tomaremos la varita y nos iremos —le aseguro y se alejó para sonreírle —tengo una idea, una con Gabriella ¿Quieres ir?
Heart asintió, pero se giró para ponerse maquillaje sobre sus heridas. Su mamá al pellizcar sus mejillas siempre pensó que un día se las arrancaría de la fuerza que ponía, raramente extrañó eso. Así que se quiso arrancar la piel del rostro.
Queriendo también sacarse esa capa que por segundos creyó tener, una capa de tranquilidad cubría su cuerpo que la asustó. Sonrió al ver unas pequeñas gotas de sangre, relajándose, su locura seguía allí. Su sonrisa se ensanchó, si, seguía loca.
Heart mojo la gran pinceleta en el tacho con pintura y la aplicó sobre la rosa con una gran sonrisa. Gabriella estaba a su derecha cantando, Carlos también estaba a su lado tarareando.
Damian y Teo estaban a su izquierda, el sombrerero hablaba casi hasta por los codos mientras reía al oír a Gabriella, el hijo de Alicia le seguía la conversación.
—lindo —se callaron y voltearon a ver a Ben que se acercó —cuando Gabriella me preguntó sobre pintar las rosas blancas en rojas pensé que era en broma pero... Parece que no ¿Puedo ayudar? —Heart con una sonrisa aceptó y le pasó un pincel.
Ben miró a los hijos de los personajes del país de las maravillas, todos reunidos junto a Carlos y él. Heart era la última descendiente que faltaba en Auradon y ahora estaba completo. Era cómo tener al mismo país de las maravillas frente a él.
Comenzó a pintar las flores, pensando en lo que ellos hacían con tal de hacer sentir cómoda a Heart. Cambiar el color de las rosas de su jardín a mano nunca se le habría ocurrido.
—¡Ben! ¿Qué hacen? ¡Se volvieron locos! —voltearon, luego de minutos en tranquilidad, a ver a Audrey —¡Sabes que las rosas son lo más lindo del castillo, las elegí yo!
—oh, Audrey, bueno... —Ben quiso explicar sin borrar su tranquilidad.
—cariño, todos saben que estoy loca —interrumpió Heart sin inmutar su sonrisa —y para mí es un alago, pero a Gabriella no le gusta que le digan así, ella es cuerda a su manera —defendió a la de dos coletas.
Su mamá había creado un reino para los imperfectos, personas cómo ella. Iba a cuidar de Gabriella, pensando que en su reino seguramente hubiera sido feliz. La de dos coletas sonrió viendo a su amiga, sintió incluso sus ojos cristalizarse. No muchos la defendían.
—solo son flores, Audrey —Damian continuo viendo cansado a la princesa —¿Que más da si las elegiste tú o quién sea? Siguen siendo de Ben y él elige que hacer. Si no le molesta ¿Por qué a ti si? Él es el futuro rey. No tú.
—soy su futura reina —sonrió con superioridad y obviedad, Ben miró a Heart y ella sonrió al verlo incómodo. Claro que no era la futura reina —y Heart, hablame bien, no tienes poder aquí.
Heart se puso sería y mojo el pincel en la pintura, Carlos tomó la mano de Gabriella y se alejaron dos pasos. La niña lo miró confundida pero él colocó un dedo sobre sus labios indicando no meterse.
—mamá y yo... —Heart dejó el pote en el suelo y caminó meneando sus caderas hasta estar frente a la princesa —teníamos el cuerpo de mi padre, Ilosovic Stayne, cómo un adorno —se puso tan cerca que la hija de aurora retrocedió un paso —¿En serio crees que me intimidaras, Audrey?
Inclinó su cabeza con un gesto burlón, Damián tragó saliva y miró a Teo que aplanaba los labios para no soltar una risa nerviosa o sorprendida. Tendía a reírse en momentos serios.
—yo creo que no —terminó Heart retrocediendo.
—agradezco que Alicia le haya dado fin a la inmensa cabe...
Antes de que Audrey hablase, el pincel cargado en pintura en la mano de la princesa roja, se movió con brusquedad a propósito manchandola en pintura. Audrey chilló viendo la tinta roja en su ropa y rostro.
Se vieron sorprendidos pero Teo no aguanto comenzar a reír, se le sumó Gabriella y luego Damián, terminaron en Carlos y Ben se tapó la boca con su puño para no reírse de su novia.
Heart no aguanto con tantas risas detrás suyo, tan contagiosas, y comenzó a reir mientras dejaba caer el pincel al suelo. Audrey se fue molesta al no recibir ayuda.
Las risas de Teo fueron bajando hasta que se quedó en silencio, viendo embelesado a Heart, creyó que Clint, el hijo de Cupido, debió pasar por el jardín porque quedó flechado.
Los demás sonidos habían desaparecido, incluso antes sus ojos todo se veía borroso, solo podía apreciar, totalmente cautivado, la imagen de Heart riendo.
Que sonido tan bonito. Pensó queriendo guardar el momento de la villana, la primera risa que había escuchado de ella desde que llegó. A pesar de sonreír siempre, jamás la oyó reír. No hasta ese momento.
—¡Gracias! —Heart casi trastabilla, bajo la vista y notó a Gabriella abrazándola.
Carlos sabía que no era fan de los abrazos, incluso hasta llegar a la isla nunca se habían dado uno y eran los más cercanos. Pero sonrió al ver que la villana solo ponía los ojos en blanco y palmeaba cortamente el hombro de Gabriella.
—ya, quítate —la separó escuchando al risita de la hija del conejo blanco.
Se agachó a tomar el pincel y volver a pintar, Ben se puso a su lado con una sonrisa. Heart lo miró de reojo. Tal vez no tuvieron muchos roces, pero el hijo de la bestia podía ver a una mejor amiga en Heart.
Damian miró a Teo y tiró de su hombro para ponerlo a su lado y cambiar de lugares. Hizo como si nada, comenzando a darle color rojo carmín a lo blanco, pero Teo lo miró extrañado hasta que giró a Ver a Heart que alzaba una ceja con desdén. El hijo de Alicia lo había puesto a su lado. Soltó una risita nervioso y comenzó a pintar a su lado
Terminaron pintando una rosa juntos.
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