09
« SOMBREROS, SOMBREROS »
LA HIJA DE la reina roja seguía a Isla que le contaba sobre las rutinas que usaban en el equipo de porristas. Iban del brazo, yendo a la par.
—... bueno, necesitamos nueva música pero Audrey se cree la capitana por ser de la favorita de la entrenadora y entonces dice “usaremos la misma música de siempre, es la tradicional y la que mejor práctica en ella tenemos” estresante —se quejó riendo.
Allí, Heart recordó su plan de ser la nueva abeja reina de la escuela. Su primer paso era quitar a la anterior, Audrey. La princesa perfecta.
—¿Quién es la entrenadora? —Heart cuestionó.
—oh, es...
—pequeña Isla.
Giraron para ver a Mirana, la tía de Heart. La pelirroja comenzaba a sentir el aire pesado, su rostro calentar y sus uñas enterrarse en la palma de sus manos. El gritó de furia estaba peleando en su garganta por salir.
—Heart... —reparó en la presencia de su sobrina.
—entrenadora, ella es la nueva porrista, Heart de Crims.
Su rostro rojo cambió a uno más pálido de lo normal. ¿Su tía era la entrenadora? Debía soportarla en clases y también en el equipo de porristas. ¡Ella no quería eso! Quería cortar su cabeza.
Y para el colmo, Mirana tenía cómo una de sus favoritas a Audrey... Aún que...
—yo las dejaré solas —Isla notó la tensión en el aire y no entendió la razón.
Hasta que reaccionó a su parentesco y quiso golpearse a si misma. Se fue murmurando insultos para si misma. Reaccionó cuando vió los rápidos cambios de color en el rostro de Heart. Solo ella pasaba de rojo del diablo a blanco casi transparente cómo un fantasma.
—Heart, te busque luego de la clase pero no te encontré —limpió su propia lágrima queriendo sonreír —el pequeño Ben me dijo que te diera tú tiempo, en verdad me alegra que te integres.
¿Recuerdan el ”Aún que...”?
Heart había heredado era buena actriz, con su farsa en el baño con Jane y Mal eso se notó. Además de la inteligencia y astucia heredada de sus padres.
Pensó en reinar en la escuela y para eso debía comenzar con las porristas ¿Cómo no lo pensó antes? Si utilizaba la bondad de su tía sería más fácil. ¿Que tía no elegiría a su sobrina sobre una alumna?
—pensé que unirme al equipo sería bueno —mostró sus blancos dientes, esa sonrisa asesina que atemorizada a los villanos de la isla cómo cuando caminaba con cajas que dentro llevaba cabezas.
—¡y lo es! Es fantástico —asintió suspirando con felicidad —¿Cómo... Cómo has estado?
—de maravilla —respondió seca.
—y tú... —hizo una seña de “cabezota” —¿Madre?
—de maravilla —repitió “como el país de las maravillas”.
—me alegra oír eso —se acercó un paso más —¿Isla te contó sobre las rutinas?
—si, pero ¿Sabes, tía? —se detuvo cuando sintió un ahorcada en su garganta que pedía a gritos vomitar en cuanto soltó esa palabra —no estoy de acuerdo con algunas cosas.
—¿No? Podemos charlarlas ¡Para que te sientas cómoda! ¿Es el orden? ¿El uniforme? ¿La música? Entiendo que en la isla debe ser diferente y tal vez pueda ayudarte a familiarizarte —tomó sus manos.
Heart sintió las heladas manos de su tía y eso le dió un choque en el cuerpo. Jamás la había sentido antes, nunca la había visto hasta esa clase.
Su toque le hizo sentir algo en el pecho, no era cómo el sentimiento de tomar las manos de su mamá, era como tomar las manos de Carlos o Gabriella.
Pero su maldad era más, así que ensanchó su sonrisa pensando en ser la nueva capitana de Auradon.
Jay abrió la puerta cantando victoria, dejó pasar a Heart y tomo su mano para hacerla dar una vuelta frente a los villanos que sonreían divertidos.
Jay estaba con la camiseta del equipo mientras Heart tenía el uniforme de porrista, está vez, ella llevaba una campera que detrás decía “capitana”.
En cuanto el castaño termino de hablar con su entrenador, Heart justo salía al campo con su tía. La reina blanca no tardó en hablar con el otro profesor, ambos orgullosos de que dos villanos se integraron con entusiasmo a sus clases. Claro que cuando se giraron a verlos, ambos ya habían huido.
—capitana de porristas, me gusta. El amarillo y azul te queda —Evie le sonrió. Carlos reía de ver a sus dos mejores amigos.
—a mí todo me queda, incluso estos feos colores —Hizo un ademán, la peliazul bufo sabiendo que lo dijo a propósito.
—Heart me dijo que no funcionó su plan con Jane. Lástima que no las llevará a la varita —Se apoyo sobre la cama de Mal.
—¡Gracias por hacermelo memoria! —lo miró con ironía destilando en su ver —casi no lo recordaba mientras estaba perfeccionando cada hechizo de este libro por haber fallado por completo.
—te saldrán canas, MaliMalita —Heart se sentó en su cama, a un lado de Carlos que estaba sobre está misma. Chico se subió sobre el regazo de la pelirroja.
—es que amaneció de mal humor —Carlos le aclaro a su amiga tendiendole un vaso de la mesa de luz, era un té caliente. Ella sonrió tomándolo.
—¡Mí mamá cuenta conmigo, no la defraudaré! —le tiró su almohada.
—¡Auch!
El almohadón impacto contra el peliblanco que le dió un pequeño empujón a Heart, logrando volcar la bebida y quemarla a ella y a Chico. Su rostro se puso rojo de cólera.
—¡La defraudaste con solo nacer! —le gritó molesta. Mal dio un salto asustada. Heart suspiró bajando el calor de su rostro y sonrió —No cortaré tú cabeza porque eres importante en el plan, uva podrida.
—tranquilas, podemos lograrlo —Jay alzó sus manos para calmar el ambiente —debemos estar unidos.
—y no regresaremos hasta lograrlo —aceptó Mal —¿Somos malos?
—de corazón —dijeron al coro.
—¡Ah, si! El hada madrina usará la varita con Ben en la coronación a la que iremos —Evie contó —y no tengo nada para ponerme —resopló con estrés. Los villanos la vieron ceñudos y boquiabiertos —¿Qué?
—agradece que al menos eres bonita —Heart rodó sus ojos ojos, Evie sonrió alagada sin comprender.
Tocaron la puerta llamando su atención, Mal se levantó pensando en lo dicho por Evie.
—aguarden un segundo.
Abrió la puerta revelando al hijo de la bella y la bestia que sonrió al notar a la pelimorada, miró detrás de ella a los demás. Alzó su mano para saludar a Heart y Carlos que respondieron el saludo.
—¿Qué tal, Mal? —volvió a la de cabello morado —solo vi a Carlos y Heart hoy. Me preguntaba si tienen alguna duda o... Hay algo... Que necesiten —balbuceo.
—no que yo sepa —miró detrás a sus amigos que negaron.
—okey, bien, si quieren algo solo... —retrocedió dispuesto a irse.
—¡No, espera! —Mal le pidió logrando que vuelva sobre sus pasos —¿Es cierto que iremos a tú coronación?
—si, ira toda la escuela —afirmó.
—wow, eso es emocionante —La sonrisa de Ben se mostró orgullosa al oír eso de Mal —¿Crees que los cuatro podamos sentarnos en primera fila junto al hada madrina para —fingió un escalofrío —que se nos pegue la bondad?
—ojala pudieran —titubeo suspirando —adelante solo estoy yo. Además de mis padres, mí sombrerero real y mí novia.
Ben se mordió la lengua, queriendo decir que Heart podría llegar a estar en primera fila si es que Teo se animaba a invitarla a ir juntos. Pero no sabía si lo había hecho y... Conociéndolo, estaba seguro de que aún no.
—Y tú novia... —repitió Mal.
—si, si, perdona —Asintió algo apenado.
—¡Gracias, hasta pronto!
—¡No, pero hay mucho lugar en... —Mal le cerró la puerta en la cara. Heart resopló divertida dando un trago a su té —creo que haremos que Bennyboo consiga una nueva novia. Quiero un hechizo de amor.
—si, por favor. Audrey ya está pasada de moda —Heart tomó el libro de magia y se lo dio a Carlos que se lo lanzó a Mal.
Mal sonrió con malicia. Otro plan para conseguir la varita, estaban seguros que esta vez si la conseguirían.
La princesa roja estaba apuntando con su flecha y arco en dirección al punto rojo. Que era una sandía dibujada con un rostro, simulando una cabeza.
La hija de Mérida, Ariadna, era la entrenadora de los arqueros. Ella no conseguía que la pelirroja le haga caso o tenga buena puntería, así que pensó en lo que Teo le había dicho -ya que el sombrerero hablaba con todo el mundo sobre Heart- y decidió buscar la manera de alentarla.
¿Qué mejor que decirle que la sandía era la cabeza de alguien?
Heart soltó la flecha que le dió justo en el centro a la fruta, logrando que salpique un poco y se rompa. Bajo el arma con una sonrisa maliciosa, Ariadna silvó sorprendida.
—ya sé cómo lograr que seas la mejor del club en menos de una semana —Felicitó riendo, se acercó hasta darle un obsequio —es tuyo si quieres, Ben me pidió que lo personalizara.
Era un arco rojo de madera, tenía escrito “siempre es la hora del té”. Sonrió rodando sus ojos divertida y se lo colocó en el hombro.
—puedes irte, creo que vi pasar a Gabriella y Damián a tomar el té —le aclaró retrocediendo —te veo luego, roja.
Heart se giró pero sus ojos se chocaron con una ventana. Allí estaba Teo, parecía sentado y cosiendo un sombrero. Alzó la ceja cuando notó que este buscaba algo con la mirada hasta que chocó con ella.
La estaba buscando, ya que estaba mirando como practicaba. Cuando notó que lo observaba se sintió descubierto y soltó una risita avergonzado.
Precedió a ignorarlo para ir a dónde estaba Gabriella, sus pasos avanzaron mientras alzaba la cabeza intimidando a los príncipes y princesas que pasaban.
—¡Corazón! —siguió pero Teo alcanzó hasta estar a su lado con su sonrisita. Lo miró con cejas alzadas —Corazón, tú cabezita es adecuada para un lindo sombrero ¿Me dejarías hacerte uno? ¡Tengo fantásticas ideas con cartas de corazones! —comenzaba a perder el aire —ha decir verdad, se me ocurrieron mientras tiraba flechas. Eres buena arquera, es bueno que te estés adaptando ¡Igual que eres porristas! Mí madrina me dijo...
—¿Madrina? —cuestionó apretando la mandíbula. Teo respiro una fuerte de bocanada agradeciendo que lo interrumpió pero luego aplano los labios riendo con nervios.
—si, mí papá eligió a la reina blanca cómo mí madrina, también es la de Damián, pero la madrina de Gabriella es Alicia —Murmuró jugando con su sombrero. Había metido la pata.
Heart resopló una risa que erizo el cabello de Teo. La pelirroja no podía creer que su tía de biológica había estado ausente y la dejo pudrirse en la isla mientras se convertía en familia por elección de ellos con quienes no compartía ni sangre.
—si intentas hacerme un sombrero, cortaré tus manos y luego tú cabeza —Heart sonrió sombría. Teo se relamio los labios pensando en que decir.
—bueno... Si me cortas las manos no podré hacer sombreros, y si me cortas la cabeza no podré usarlos y... Eso sería triste —se puso su sombrero.
—entonces, cortaré la cabeza de Damián —amenazó dando un paso adelante.
—si eres feliz, bueno, pero... Es a quien le hago sombreros igual que a Ben, así que tendría que hacerle sombreros a sus cabezas decapitadas y no es muy lindo —Trató de sonreír pero comenzó a reír por la expresión de Heart. Se veía muy bonita ante sus ojos.
—¿Le harías sombreros a las cabezas que corto? —cuestionó confundida. Sus cejas juntas y su labio inferior un poco abultado lo confirmaba.
—claro, pero es mejor hacerle sombreros a los vivos —aceptó sin molestias, él estaba bromeando. Pero fue lindo lo que dijo. Cosa que la extrañó —¿Quieres que les haga sombreros? Dijimos mucho la palabra sombreros, ahora me suena rara, sombreros, sombreros, sombreros. Ay, no, sombreros...
Heart rodó los ojos girando para ir donde Gabriella de seguro la esperaba molesta por no ser puntual, enojo que se le iría al segundo. Teo caminaba a su lado susurrando la palabra “sombreros” pero se distrajo hablándole de lo mismo a Heart. Ideas de sombreros.
Sombreros, que rara palabra ¿No?
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