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07

« TÉ »

SE DESPERTÓ EXALTADA. Se sentía tan extraña, otra vez. No se había levantado por gritos o ladrones, por su madre o llantos. Simplemente abrió los ojos pacíficamente.

Eso le daba miedo.

Le daba miedo lo común, lo corriente. Lo normal.

Se levantó de su cama de sábanas de seda rojo carmín y miró las de Mal e Evie que estaban entre rosado y morado. Suspiró poniendo una mano en su frente.

Se colocó bien el camisón y fue directo a tomar una tanda de ropa que usaría en el día, sin molestarse en hacerlo con sigilo. Si levantaba a las dos villanas de mal humor sería mejorar su día.

Termino de bañarse y arreglarse, así que salió dando un portazo escuchando a alguien caer. De seguro Evie por el susto.

Sonrió con malicia comenzando a avanzar hasta la puerta principal, sabiendo que Carlos de seguro la estaría esperando allí, ya que Jay estaría en el quinto sueño, roncando, babeando y balbuceando.

—Heart, buenos días —La pelirroja miró ceñuda a Carlos que apareció doblando en un pasillo —dije “buenos” ¿No es raro? En el camino me dijeron más de dos veces “buenos días” —rió divertido e incrédulo.

—que asco —hizo una mueca y movió con suavidad un mechón rojizo de su cabello —a penas despertar y ver tantos descendientes de príncipes y princesas.

Carlos le extendió su brazo y ella lo envolvió, comenzando a caminar juntos mientras recorrían la enorme preparatoria de Auradon. Pronto salieron al jardín, y Melody fue quien apareció corriendo hasta estar frente a ellos.

—Hola —saludó Carlos riendo al ver a la pelirroja apoyar sus manos sobre sus rodillas agitada.

—¡Es la hora del té! —se recompuso de un salto. Ambos villanos sonrieron por su aviso. La pelirroja miró a Heart —A Teo le da vergüenza invitarte, así que vine yo.

La hija de la reina roja sintió su expresión formar una mueca de disgusto. Carlos suspiró sabiendo los pensamientos asesinos de su mejor amiga.

Miraron sobre le hombro de la hija de Ariel a Teo taparse con su sombrero. Melody, básicamente, había gritado sobre la pena de Teo. A su lado, Gabriella estaba cantando junto a Damián y el profesor Cheshire.

—Jamas rechazamos té ¿No es así? —Carlos miró con ojos de cachorro a Heart.

—Té, té, té —Heart se obligó a poner su sonrisa maniática que se volvió sincera al ver la tetera con humo junto a tazas con sacos de té de muchos gustos.

—Vamos —Melody tomó sus manos para comenzar a ir dando saltitos.

Carlos sonrió al ver que Heart no se molestaba, pues el té era su debilidad. El miedo de ella por despertar en un lugar común y ajeno a la isla se borró, ya que estar con aquellos estudiantes de Auradon que no parecían tener cordura la hacía sentir menos extraña.

—¡Feliz, feliz no cumpleaños a mí! —escucharon a Gabriella cantar con una hermosa voz.

—¿A quién? —el profesor se puso un cubo de azúcar en su té.

—a mí —Gabriella se sentó tirándole una cuchara al profesor que se inclinó esquivandola.

—¿A tú? —La señaló Damián divertido.

—¡Feliz, feliz no cumpleaños te doy! —Teo rió diciendo aquello pero su sonrisa se volvió pequeña y risueña al ver a Heart frenar frente a ellos.

Se había enterado de que la villana el día anterior había huido de la clase de su madrina -Si, la reina blanca era madrina del hijo de sombrerero loco- y no la busco por miedo a que le corte la cabeza.

—¿A mí? —El profesor se señaló.

—a tú —asintió Damián girando a ver a Heart. Probablemente, era el primero en la lista de cabezas a cortar de ella.

—¡A mí! —Rió el profesor también volteando a ellos. Carlos los miraba extrañado por su canción.

—brindamos por el día con cuatro tazas de buen té —Continuó Gabriella —¡Feliz, feliz no cumpleaños a los cuatro! —Terminó percatandose de los dos villanos —¡Holis!

—Me perdí mí feliz no cumpleaños —Melody se quejó sentándose a un lado de Damián.

—Uy... ehm, lamentamos haber interrumpido su fiesta de cumpleaños —Carlos se rascó la nuca incómodo. Ellos no tenían esas fiestas.

—¿Fiesta de cumpleaños? —Preguntó con una sonrisa el gato en cuerpo humano escuchando a Gabriella reír y sostener su abdomen —esta no es una fiesta de cumpleaños.

—¡Claro que no! —Gabriella se limpió una lágrima —es una fiesta de no cumpleaños.

—¿No cumpleaños? Expliquen —La princesa roja se cruzó de brazos alzando sus cejas.

—fijate —Gabriella levantó sus dos manos —Abril tiene treinta días... No, bueno... Un no cumpleaños es cuando tú... Tú tienes un cumpleaños... Tú —comenzó a reír y le dio un sorbo a su té —no sabe lo que es un no cumpleaños —susurró divertida.

Teo se levantó de su silla bajando su sombrero. Hizo una pequeña reverencia en dirección a Heart que lo miró inexpresiva. Él mostraba ser el único con modales a ella.

—Bien sabido es que tú solo tienes un cumpleaños al año —comenzó a explicar acercándose a pasos rápidos hasta estar a su lado —¡Solo uno! —Levantó un dedo riendo. Tosió avergonzado al no ver a Heart reír pero movió la silla para dejarla sentarse.

Heart miró a Carlos que se sentó a su lado, incitándola a aceptar el gesto de Teo. Ella miró al castaño lleno de locura que parecía estar comenzando a ruborizarse, se sentó y él acomodo la silla en la mesa comenzando a sonreír emocionado.

—entonces, los otros trescientos sesenta y cuatro días son tú no cumpleaños —terminó de explicar subiendo a la mesa para caminar sobre está hasta bajar de un salto sobre su silla y sentarse.

—entonces... También es nuestro no cumpleaños —Carlos los señaló confuso.

—¿De veras? —Gabriella los miró emocionada.

—que pequeño es este mundo —Melody río encantada.

—en tal caso —el profesor sonriente comenzó a aplaudir con los demás que comenzaron a cantar —¡Feliz, feliz no cumpleaños!

—¿A mí? —Carlos se señaló sintiendo alegría.

—a tú —asintieron siguiendo con su canto —¡Feliz, feliz no cumpleaños!

Teo inhaló aire armándose de valor mientras se quitaba el sombrero y sacaba de allí un regalo envuelto en papel rojo. Se lo tendió a Heart que lo miró sin entender.

—¿Para mí? —Afirmó más que preguntar. Teo comenzaba a ponerse rojo por la falta de aire al hinchar sus mejillas de este.

—para tú —Asintió en un bajo susurro.

—que los pases muy felices y ahora soplale a la luz —Gabriella le puso un cupcake con una vela a Carlos que sonrió soplando —¡Feliz, feliz no cumpleaños a tú!

Terminaron comenzando a reír y aplaudir. Heart seguía viendo a Teo que comenzaba a ponerse morado. Sonrió con placer al imaginar que de tanto aguantarse terminaría por inflar su cabeza y explotar.

—Heart —Carlos le pidió tomar el regalo. Ella lo tomó rodando los ojos dejando a Teo al fin respirar y volver a su color.

—feliz no cumpleaños —susurró en un hilo de voz el hijo del sombrerero, el gato sonriente rió viendo la idéntica imagen a su padre como todas las veces que quedaba sin aire.

Heart lo abrió y allí vio una caja de madera pintada notoriamente a mano de blanco pero con cartas de corazones. Lo abrió alzando sus cejas sin comprender, pero dentro estaba lleno de sacos de té de muchos sabores.

Era la primera ocasión en la que Heart recibía un regalo, era la primera vez que a ella le daban un obsequio de cumpleaños o no cumpleaños, era un presente que le habían entregado por desición propia y con esmero.

Hubo algo, una pequeña chispa en sus ojos oscuros y fríos, un sentimiento de calor en su pecho que jamás había experimentado antes, algo que le provocó un escalofrío de temperatura agradable recorrer su espalda.

Alzó su mirada, algo tímida, a Teo que la observaba expectante. el castaño incluso estaba preparado para que ella de su gritó de guerra y la corte la cabeza. En cambio, solo volvió a su rostro intimidante y se puso recta cerrando la caja y dejándola sobre su regazo.

—¿Té, Heart? —El profesor sonriente puso la tetera sobre su taza. Ella lo miró seriamente —eso es un si —sonrió enormemente sirviendo el líquido.

—Ten, Teo —Damian le pasó un trozo de pastel de chocolate llamando la atención del castaño que salió de su trance. Heart no lo había matado, fue un gran paso que lo hizo contentarse de gran manera.

—¿Quieres una cucha...cuchara —Gabriella le estaba por dar a Carlos pero perdió la mirada en el objeto. El pelinlanco reconoció ese tic en Heart.

Carlos comenzaba a creer que muchas de las acciones de Heart eran provenientes de su raíz del país de las maravillas.

—tuya —Melody le dió dicho cubierto a Carlos que le agradeció.

—¡Quiero un sombrero de cucharas! —Gabriella le pidió a Teo que soltó una risilla.

—ayer estuve haciendo muchos sombreros... —comenzó a hablar de su trabajo.

Siendo que Heart estaba tomando té mientras veía el regalo en silencio, pero oyendo al castaño con disimulo. Había un mundo dentro de los sombreros que ella no conocía, y sabía que si Evie y Teo juntaban sus dones de costureros harían furor en la moda.

—¡Okey, Carlos, correrás un poco! ¿Estás listo?

Heart estaba a un lado de Ben que gritó en dirección a Carlos. Ella estaba allí para hacerle compañía al peliblanco en su entrenamiento por el deporte de la escuela. Ben notó que Heart estaba en las nubes, más de lo que se acustumbró a verla. Apretó el cronómetro.

—¿A qué sabe el té rojo? —el rubio miró a Heart que veía una caja sobre sus manos.

El futuro rey sonrió, había estado todo el día de ayer viendo a su sombrerero real correr por todos lados buscando los mejores té para regalarle a Heart. Incluso ayudó en eso, mientras él ordenaba cajas de té veía a Teo todo manchado en pintura decorando esa pequeña caja.

—¡No, no, no, no, ah!

—diria que tiene un sabor terroso —le respondió, ambos viendo a Carlos correr.

La pelirroja sonrió mirando el saquito de té pero alzó su mirada extrañada cuando escuchó ladridos y los constantes gritos de Carlos, justo cuando el chico pasaba a su lado gritando espantado.

—¡Bien! —Felicitó Ben apagando el cronómetro.

—¡Heart, ayuda!

—¿Carlos? —preguntó Ben, pero Heart vio un perro ir detrás de su mejor amigo.

La pelirroja se agachó a dejar su caja del té y con veloces movimientos se sacó sus tacones comenzando a correr detrás de Carlos. Ben se sorprendió de esa agilidad y la velocidad con la que la chica olvidó sus modales. Todo por Carlos.

A Heart no le importaba si debía saltar de un puente en contra de sus principios, si debía hacerlo por Carlos, ella incluso cortaría la cabeza de su madre.

—¡Carlos! —Vociferó la pelirroja yendo detrás de él.

Ben comenzó a correr detrás de ambos villanos. Los cuatro en una hilera pasaron delante de Damián y Gabriella que vieron la cómica escena de Carlos corriendo tan rápido como sus cortas patas se lo permitían, detrás iba Chico -el perro- y se sorprendieron de ver a Heart descalza casi alcanzarlos. A lo último iba Ben que trataba de llegar a su ritmo.

—¡Heart, no, alto, Heart!

La pelirroja llego agitada hasta debajo de un árbol donde su amigo estaba trepado.

—¡Alto, cucha, vete fiera fea porque cortaré tú diminuta cabeza y se la daré a Cruella de Vil! —Heart amenazó al cachorro que comenzaba a retroceder.

—¡Heart, espantalo, es un asesino! —Pidió señalandolo asustado.

—¡Chicos! —Ben llego a su lado —¡Heart, no! —Tomó al perro al ver el rostro rojo de cólera de la pelirroja que pensaba cortar la cabeza del can.

—¡Va a perseguirme y morderme el cuello, es un animal feroz, rabioso y salvaje, Heart! —Siguió asustado sin bajarse.

—Quieta, Heart —Pidió Ben al ver que ella avanzaba en dirección al animal —shh, hey, tranquilos. ¿Quién te dijo eso? —Se dirigió a Carlos.

—Mi madre.

—¿Cruella? —cuestionó incrédulo, Heart se puso delante de Carlos cubriéndolo, este bajo quedando escondido detrás de la villana.

—¡Si! Ella es experta, es entrenadora —Se aferró a la pelirroja —¿Lo tienes en brazos? ¡Te atacará seguro! —Heart tiró sus brazos atrás, tratando de abrazarlo.

—nunca habían visto un perro antes ¿No es cierto? —les sonrió con ternura.

—claro que no, los pocos que había en la isla Heart los espantaba —Negó el peliblanco.

Allí notó Ben la razón por la que siempre que veía a Heart, ella estaba con Carlos. Ella lo protegía, él veía a una hermana mayor en ella. Se complementaban. Sin Carlos, Heart no tendría ni una debilidad.

—Chico, ellos son Heart y Carlos. Heart, Carlos, él es Chico. Nos acompaña siempre —presentó al cachorro. Ambos bajaron la guardia.

—ahora no es un animal feroz, salvaje y rabioso —susurró el peliblanco asomandose detrás de Heart.

—pero sigue siendo feo —La pelirroja se cruzó de brazos sonriendo un poco. Carlos rió ya saliendo y acercándose al can.

—si... Eres un chico bueno ¿No? —estiró sus brazos para acariciarlo y sonriendo —eres un buen chico —Se giró a Heart que rodó los ojos poniendo una sonrisa abierta y hermosa mientras también comenzaba a acariciar al cachorro.

Los dos comenzaron a darle mimos al perro que se dejaba acariciar por los villanos.

—entiendo que fue duro vivir en la isla.

Miraron a Ben que había hablado con pesar, pues el rey no tenía ni idea, pero, si no fuera por Heart, Carlos muchas veces no habría tenido de comer o vestir. Y ella sin él hubiera perdido aún más la cabeza, ya que reprimiría sus deseos del té o conocer el país de las maravillas a través de sus sueños.

—si...las caricias en la barriga no eran habituales —admitió Carlos escuchando a Heart suspirar divertida.

—Esta bien —palmeó el hombro de Carlos —se nota que eres buen corredor, eres rápido ¿Sabes? —elogió.

—Si, gracias —aceptó el peliblanco riendo.

—y me alegra que te hayas unido a las porristas, pensé que nunca te vería correr pero estás en buenas condiciones físicas para animar los partidos —apuntó a Heart que refunfuñó por lo bajo.

—corriste, y descalza —Carlos resaltó riendo.

—Hay ramas filosas en el bosque, Carlos —amenazó Heart viendo su cara asustada. Sonrió escuchando a Ben reír.

—Voy a darles algo de espacio ¿Si? —Ben comenzó a alejarse, Heart también fue a su lado —vayan conociéndose y ven a buscarme luego ¿Okey?

—si.

—Nos vemos, ¿Vienes? —miró a Heart que asintió.

—Voy por mis zapatos y mis tés —Sonrió divertida. Miró a Carlos que se sentó en un tronco con el perro.

El futuro rey y la reina de corazones comenzaron a volver a la cancha en busca de sus cosas.

—oye, Heart. Sé que te has unido al equipo de porristas, pero ese instinto... De cacería —“por no decir asesinato” comenzó a hablar Ben —podría servir para algún taller e incluirte más. Podría inscribirte en las clases de arquería.

—¿Cómo Robin Hood o la princesa Mérida? —Se burló con su característica sonrisa y una ceja alzada. Esa expresión intimidaba a Ben.

—si, bueno... La nieta de Mérida es la instructora, es decir, no debes aceptar, pero bueno, hay flechas filosas y podrías apuntarle a alguna calabaza si te hace más interesante —divagó tratando de convencerla. La miró de reojo, más Heart no mostraba interés —Y está a un lado de la torre donde Teo hace sus sombreros...

Heart lo miró y él aplano los labios fingiendo desinteres mientras veía delante.

—Es decir, ya que es de los pocos que conoces —arregló sonriendo —Una opción, no más.

Heart miró la caja de té y luego al futuro rey.

—lo pensaré —giró de golpe logrando que su cabello golpee a Ben. Comenzó a caminar meneando sus caderas y con la cabeza en alto.

Ben sonrió divertido.

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