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06

«FIN A LA INMENSA CABEZOTA»

EVIE JUNTO A MAL a penas iban saliendo del lugar de Lady Tremaine, su gran salón de belleza que atendía su nieta, cuando se introducieron nuevamente a las oscuras y sombrías calles de la isla para volver a su escondite.

Fue extraño que ambas se diesen una confundida mirada, es cómo si el aire de la isla se hubiese vuelto más frío de lo normal y las dos lo sintieron. Tomaron con más fuerza las bombas de colores que habían hecho y se tomaron de la mano para apresurar el paso.

Algo malo había sucedido, peor de todo lo que podría suceder allí rutinariamente, y siempre hubo algo en la isla que atormentaba a los habitantes de allí, era cómo un viento helado que calaba sus huesos a modo de aviso, cómo un mensaje que les decía que algo había ocurrido. Muchos decían que era Hades, que a pesar de haber perdido muchos de sus grandes atributos aún sabía avisar cuando alguien moría y se divertía de esa manera.

—esto no me gusta nada —Mal murmuró viendo a los lados, la mayoría estaban escondidos.

—¿Crees que nuestros padres nos hayan encontrado? —Evie le susurró atemorizada.

—no, no se ocultan de nosotras —Le señaló a unos pequeños que se mantenían detrás de unas telas, viendo y susurrando en dirección a donde ellas deberían ir.

Dieron saltitos tratando de doblar en el pasillo para volver lo antes posible a dónde Heart las esperaba. Evie volteó su rostro a ver a esos niños, tres chiquillos, que negaban viéndola. Cómo si le dijesen que a dónde iban era un feo lugar. Miró al frente ceñuda.

Mal frenó, alzando su mano para que Evie también parase su caminar. La de cabello azul miró a su mejor amiga con alarma ya que una confusión asustadiza se había apoderado de su cuerpo, pero Mal sentía, olía la riña.

Fue cuando ambas bajaron la cabeza, tan lentos que lo último que sus ojos enfocaron fue lo que había en el suelo. Evie retrocedió un paso, quedando detrás de Mal que entrelazó su mano con la suya tragando en seco por lo que sus ojos admiraban justo en la entrada a las escaleras abiertas a su guarida.

En el suelo había una laguna, un gran charco, de sangre que era de diferentes dueños, consistencias y olores. Había cuatro cuerpos sobre este gran charco de color rojizo, de boca arriba o abajo, en diferentes posiciones pero con algo en común. Sus cabezas estaban a unos centímetros separadas de sus cuerpos. La sangre partía desde sus cuellos decapitados hasta chocar entre si.

Mal hizo el amague de vomitar pero se percató en que solo dos personas eran capaces de algo así. Evie arrugaba su nariz asqueada y se miraron hasta oír un grito.

—¡Perderás la cabeza!

Alzaron sus rostros, viendo sobre ellas mismas, a través de los espacios de las escaleras unas sombras. Sobre ellas, subiendo los extensos escalones, que ambas pronto corrieron, estaba Heart.

La pelirroja estaba manchada en sangre, su cabello secándose a ritmo lento era un anaranjado rojizo por el flujo ajeno, su rostro pálido ya casi no se notaba por las gotas carmesí descendiendo de él. De sus manos goteaba e incluso de su boca al hablar caía el mismo líquido. Ya la habían visto de esa manera, pero está vez era diferente.

Era cómo si volviesen meses atrás a dónde nunca antes habían pisado Auradon.

Heart, debajo de esas capas de sangre fresca y/o seca mostraba una expresión abatida, su pecho subía y bajaba fuertemente expulsando su afligida respiración, sus manos estaban apretando tétricamente el mango del báculo de su madre, el corazón filoso goteaba. Frente a ella estaba Iracebeth que había soltado ese tenebroso grito.

Pero su rostro rojo de cólera no se compraba al inexpresivo de Heart que sonrió un poco, casi de manera imperceptible. Y casi burlona, en modo irónico y de tono agudo, pronunció algo espeluznantemente estremecedor justo cuando las dos villanas llegaban hasta estar a un piso debajo de ellas, pero pudiendo ver la escena.

—fin a la inmensa cabezota.

Los brazos de Heart se levantaron con el cetro en sus manos manchadas, hizo un movimiento hacía atrás comenzando a sonreír cada vez más, empeorando la imagen pavorosa. El rostro de su madre se sobresaltó, abriendo sus ojos de manera desmesurada.

Heart, con la parte filosa del bastón, los bordes de oro del corazón en la punta de este, liquidó a su madre. Enterrandolo de lado y cortando el cuello de su madre con tal excelencia y perfección cómo una hoja de espada caliente, un corte limpio que logró salpicar toda su sangre hasta manchar aún más a la pelirroja y a las dos villanas que vieron la escena.

La cabeza se separó de su cuerpo, quedando pasmada la expresión desconcertada y sorprendida de Iracebeth. El miembro del cuerpo de la reina roja cayó, y rebotó escaleras abajo hasta acabar justo frente a los pies de Evie y Mal.

El sonido chirriante de la vara chocar contra el metal de las escuelas llamó su atención, las dos miraron a Heart que parecía apagada. Pasaron sobre la cabeza de Iracebeth para correr a dónde ella y sostenerla antes de que caiga.

—Heart... —Mal se limpió la mejilla ensangrentada viendo a la pelirroja. Pero Heart solo atinó a, con su rostro sonriente, comenzar a reír lagrimeando.

Pensaron que finalmente perdió la cabeza, pero su sonrisa se desfiguró a uno de dolor y tristeza.

Las tres se sentaron en el suelo, y las dos villanas abrazaron a la pelirroja que lloraba dolorosa y ruidosamente viendo el cuerpo sin vida de su madre. Acariciaron a la reina de corazones que largos minutos, casi media hora después, bajó su llanto hasta quedar en completo silencio.

—Llegó... —Susurró débil, las dos villanas no movieron sus cabezas apoyadas en los hombros de Heart, escuchándola —me amenazó, se lo devolví, quise huir antes de que una de las dos muera pero abajo me esperaron sus secuaces. Había chocado con uno de ellos cuando llegamos y le había avisado de que yo estaba en la isla. Los decapité, pero no servía de nada si debía de matar a todos antes que pelear con ella... Así que volví y acabe con lo que ella empezó —Evie acarició el brazo de Heart mientras Mal se reincorporaba.

—Limpiaremos este desastre, roja —se acuclillo frente a ella, conectando sus ojos —estabas bien, y vas a seguir estandolo, esto no es nada. Es un peso menos para ti —Tomó sus manos queriendo que ella no vuelva a ser la misma de antes —No te preocupes, nos tienes a nosotras —Heart sonrió un poco, Evie la ayudó a ir al baño a arreglarse mientras limpiaba el desastre con Mal.

Oh, pero que fácil es decirlo, MaliMalita. Heart acabó con la peor villana existente, que también era su madre, eso le traería algunas consecuencias que alguien la debería ayudar a superar. Otra vez.


Teo se pinchó por tercera vez consecutiva y suspiró apretando las facciones de su rostro con estrés. Pareciese que se había calmado, pero tomó repentinamente un pedazo grueso de tela y lo mordió para ahogar el grito que se escapó de su garganta. ¡Le iban a salir canas al sombrerero junior si seguía así con los nervios para arriba!

Miró su dedo con una gota de sangre y se sacó la tela haciendo una mueca de asco, abrió un cajón de su escritorio y se colocó una curita que había allí. Pasó sus manos por su revoltoso cabello y se quedó de esa manera, con sus codos sobre la madera mientras trataba de regularizar su respirar.

En su cabeza solo había mil quinientos escenarios dónde a Heart le sucedía algo malo. No quería que la chica por la que él respiraba tuviese algún mal encuentro o pensamientos cómo los de Mal entren a su cabeza y se quede en la isla. Tal vez ella reencontraba algo mejor en la isla y lo cambiaba, dejándolo en Auradon... No, no, no, su Heart no haría eso ¿No?

Un sonido parecido a un sollozo asustado se escapó de su garganta, se quejó y se levantó tomando su sombrero, tal vez iría al cuarto de Damián o al que compartían Isla y Gabriella pero se arriesgaba a que sepan que estaba nervioso o algo le sucedía ¿Que diría si le preguntan por los villanos y Ben? Era mucha presión para sus nervios.

—Mentiras mentirosas, no me gusta ser un mentiroso que miente sin saber mentir —Susurró saliendo de igual manera, cerrando la habitación detrás de él.

Iba en dirección al cuarto de Damián, tratando de pensar en el cabello tan hermoso de Heart para no comenzar a gritar estresado. Era impaciente, ella ya debería saberlo ¿Cómo se atrevía a dejarlo allí sabiendo cómo él era? Y más sin ella, ya no sé sentía él mismo sin Heart. Se volvió algo vital en él. Ni siquiera recordaba cómo era su día a día sin la princesa blanca.

—¿Por qué hacen una varita del hada madrina? —Escuchó el sombrerero. Miró delante y vió la puerta del cuarto de Jay y Carlos abierto.

Pensó que estaban de vuelta, alzó las cejas emocionado y se acercó veloz, pero al asomarse solo vió al hijo de Cenicienta y los dueños de la habitación. No había rastro de Heart.

—¿Por qué hacemos una varita del hada madrina? —Carlos le preguntó a Jay con nerviosismo. El peliblanco había usado la máquina de impresión 3D que ya empezaba a hacer la copia del objeto.

—porque... Ahm... —Jay intentó justificarse, tragando en seco, no pensaron que Chad estaría en el cuarto y mucho menos que preguntaría las razones de usar su máquina de impresión.

—¡Ben fue capturado! —Chico, el perro, sentado en su almohada, sobre la cama de Carlos, habló.

Teo abrió sus ojos impresionado y soltó una risa que llamó la atención de los presentes. Se rió por no haberse imaginado que Chico hablaba, aún que pronto se encogió de hombros por inercia. Él provenía de un lugar donde las flores mismas juzgaban. Aún que, otra vez, miró asustado a los dos villanos.

—¿Ben fue capturado? —Cuestionó entrando al cuarto. Jay rodó los ojos. Genial, lo que necesitaba. Pensó.

—¿Qué? —Chad cuestionó viendo impresionado al perro —¿Chico puede hablar?

—¡Lo estaba retrasando! —Carlos lo regañó. El peliblanco no podía con sus propios nervios, ahora estaba Teo viéndolo impaciente.

—crei que lo habías olvidado... —se defendió el can apenado.

—no se lo digas a nadie —Jay golpeó a Chad —la vida de Ben depende de eso.

—Aja pero... —Chad sonrió con algo entre sus manos, era obvio por su sonrisa, aún que antes de decir algo. Teo, quién lo conocía desde niños, señaló la puerta de la habitación. Echándolo —¡Bien! —se quejó yéndose de allí, viendo molesto a Teo que cerró la puerta.

—¿Qué sucedió con Ben? ¿No iban a traer a Mal? ¿Por qué no están todos? ¿Por qué imprimen una varita? ¿Volverán a robar en el museo? Díganme qué no se volvieron villanos ¿Dónde está Heart? ¿Por qué no vino con ustedes? ¿Ella está bien? ¿Está a salvó? ¿Aún me quiere? —comenzó a preguntar rápido hasta tomar por los hombros a Carlos con desesperación que parpadeo repetidas veces.

—Ben fue secuestrado por la hija de Úrsula, ella pidió la varita a cambio de su vida y le daremos una falsa para traer a Ben antes de que se de cuenta —Jay separó a Teo que suspiró aliviado.

—Heart está bien, solo que Harry la noqueó y...

—¿Harry noqueó a Heart? —Gritó preocupado, Jay quiso chitarlo pero volvió a gritar —¡No sé quién es Harry! ¿Corazón está bien? ¡Por qué lo dicen ahora...? —Jay puso su mano sobre la boca de Teo que mostraba sus ojos fuera de órbita, parecía reír para no llorar.

—Calmate, está bien... —pero él seguía gritando.

¿Cómo calmarían al sombrerero?

—no tenemos tiempo para esto —Jay le dijo a Carlos que veía a Teo aún siendo callado por la mano de Jay.

—Teo, te contaremos todo pero debes prometer que luego te callaras y esperarás a que hagamos el plan y volvamos con Ben ¿Puedes? —suplicó poniendo ojos de cachorro.

El castaño asintió lamiendo la mano de Jay que la quitó asqueado.

—sabes a Jay —Teo sacó la lengua asqueado.

—soy Jay —achinó los ojos en su dirección.

—con razón.

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