05
«UNA CABEZA RODÓ»
EN CUANTO escucharon lo que Uma le dijo a Mal comenzaron a discutir. La hija de Úrsula estaba pidiendo la varita del hada madrina para gobernar Auradon. A cambio, ellos conseguirían a Ben de vuelta. A Heart le parecía en vano, si después de todo morirían a mano de los villanos si gobernaban Auradon.
—Bueno, extrañaremos a Ben —Heart hizo una mueca de pena debajo de sus lentes de sol.
—no le daremos la varita a Uma —Evie caminaba estresada y señaló a Heart negando ante lo dicho por ella. No iban a extrañarlo porque iban a solucionar el problema —¡No podemos dejar que destruya Auradon!
—Que horrible deja vú estoy teniendo —Heart se quejó acomodando sus lentes —Necesito una taza de té.
—si Uma no tiene la varita Ben es historia —Carlos dijo obvio, Jay le dió la razón.
Comenzaron a hablar todos al mismo tiempo, Heart echó su cabeza hacia atrás gritando molesta y se callaron abruptamente para verla confundidos. Heart tomó lo más cercano a ella, una lata de aerosol violeta, y se lo lanzó a Mal que se agachó de antemano y la miró acusatoriamente.
—¡Ya hemos hecho esto antes! —Heart interrumpió a los villanos. Miro a Jay y Carlos —¡Hola! ¿Quienes burlaron el museo mágico? —señaló a los tres con ironía quitándose los lentes de sol —podemos engañar a ese camarón con edor a pescado podrido cómo lo hicimos con el censor.
—La impresora 3D... —murmuró Jay antes de aplaudir y señalar a Carlos que sonrió —¡La impresora 3D!
—varita falsa —comprendió rápidamente.
—¡Si! —Mal resopló contenta.
—facilisimo —Alagó Carlos, sentado sobre la silla que estaba adelante.
La impresora 3D que Heart le compró a Carlos. Después de que usarán la de Ben, el niño había quedado fascinado de lo que esa impresora hacía, así que Heart se la regaló antes de irse al país de las maravillas y el peliblanco se pasó su verano haciendole mejoras. Una manera extraña de sentirse cerca de Heart.
—y cuando Uma la pruebe sabrá que es falsa —Evie señaló la parte, en teoría, más importante.
—nos llevaremos a Ben rápido con alguna distracción —La pelimorada debatió. Quedaron en silencio unos segundos pensando, hasta que Jay, que estaba sentado a un lado de Heart, habló.
—¡Bombas de humo!
—eres útil —Heart golpeó el brazo de Jay que sonrió alagado pero pronto hizo una mueca ofendido.
—¡Si, perfecto! Hay químicos en la casa de lady Tremaine. Quizá funcione —obvervaron a Evie caminar hasta alcanzar a Mal.
—Yo no puedo pisar ese lugar después de que defendí a Dizzy y le corté la cabeza al novio de su Drizella —Heart sonrió mientras recordaba cuando asesinó al padrastro de Dizzy cuando él intento golpear a Carlos que solo tomaba el té con la niña.
—si, yo tampoco —Carlos hizo una mueca incómoda recordando eso.
—Yo no recuerdo donde queda —Jay admitió. Pero los tres eran ignorados.
—Mal, tú cabello está hermoso. La madrastra malvada en serio aprendió mucho —Balbuceaba la hija de la reina malvada apareciendo a su mejor amiga impresionada.
—okey ¿Quieres que te sorprenda? Dizzy lo hizo —escucharon la explicación. Heart sonrió feliz por la niña.
—¿Dizzy lo hizo? —El asombro se marcó en la expresión de Evie —esta increíble...
—lo sé, me encanta —hablaban en voz baja. Heart se puso los lentes y tocó el puente de su nariz. No era momento para eso.
Carlos miraba incrédulo la interacción entre ambas. Incluso Jay se levantó del asiento para ir detrás del hijo de Cruella. Los tres esperaban a qué ambas acaben con sus murmullos de tinturas.
—esta brillante y... —Mal acariciaba su cabello.
—ejem —Jay tosió falsamente.
—¡Hola! —Carlos vociferó irónico.
—“isti brillinti” —Se burló Heart con voz aguda —ni se te ve tan lindo, así que ¿Prestan atención? La vida de Bennyboo y Auradon corren peligro pero claro. Tú cabello se ve “bonito” MaliMalita.
—si... —Evie susurró. Mal aplaudió concentrándose.
—Carlos, Jay, estén en Bahía pirata justo a medio día y recuerden: Perder no es una opción —Mal señaló a los dos para mirar a todos —¿Somos malos?
—desde la cuna.
—¿Eso que significa ahora? Digo, ya no somos villanos, simplemente hijos de ellos. ¿Es cómo decir que no siempre seguiremos las reglas? —Heart cuestionó jugando con una paleta de corazón —esperen ¿Yo que haré? —Miró a Mal. La pelimorada alzó las cejas.
—¿Quieres participar en el plan? ¿En serio? ¿Quieres venir al salón de belleza o ir a hacer la varita? —Se cruzó de brazos y Heart inclinó su cabeza con una mueca pensativa —siempre quieres que trabajemos por ti.
—tienes razón, yo los espero hasta ir a buscar a Bennyboo —Se levantó sacando de su chaqueta un saquito de té —¿Sigue estando la tetera escondida?
—Sigue allí —Mal asintió sonriendo —por cierto, Uma te manda... Besos —se cruzó de brazos con una expresión neutra, Heart le sonrió guiñándole el ojo pero no hizo más nada.
Heart se fue meneando sus divinas caderas, mientras los villanos bajaban para cada quien ir a completar la parte de su plan. Ella extrañaba a Teo, demasiado a decir verdad, pero no podía arriesgarse a volver a Auradon y ver al sombrerero.
Sabía que si se lo pedía otra vez, iba a quedarse allí y dejar que los demás hagan el trabajo mientras escapaba. Eso no era opción, al menos quería estar como testigo del rescate de Ben.
Los pasos cortos y tranquilos de Heart sobre sus altos tacones recorrían el lugar en el que, en su tiempo en la isla, pasaba más tiempo.
Todo estaba cubierto en lonas sucias por el polvo, era notorio que, además de Mal, nadie había estado allí hasta que ellos mismos volvieron.
Su zapato, alto y rojo, levantó un papel de plástico que estaba sobre una mesa vieja y en mal estado, incluso se notaba en la madera sin barnizar la humedad que la estaba carcomiendo.
Hizo una mueca de asco y se alejó, antes creía que ellos tenían las mejores y más decentes cosas que se podían conseguir en la isla, pero si era así ¿Qué tan asquerosas estaban las cosas de los demás? Y pensar que ellos creían vivir en buenas condiciones.
Se giró, terminando de beber el té y lo dejó en algún lugar que no estorbe demasiado. Las otras dos villanas se habían ido hacía no más de cinco minutos, mientras Jay y Carlos habían partido hace media hora.
Heart a penas pido pasar tiempo con Carlos y el menor ya se habia ido de vuelta a Auradon, ahora no lo vería hasta dentro de unas cinco horas que es cuando se terminaría de imprimir la varita.
Pero sin dudas, estar a penas unas horas sin Teo después de estar con él las veinticuatro horas del día era extraño. Ella se imaginaba al sombrerero cosiendo en su escritorio, hablando solo consigo mismo y una sonrisa en su rostro tan precioso. Esa era la manera de estar relajada, pensar en que Teo también lo estaba.
Todo lo contrario, ya que el sombrerero junior estaba mordiéndose las uñas de los nervios mientras le preguntaba a Jay y Carlos por qué Heart no había llegado a Auradon con ellos. Los dos villanos trataban de calmar al joven que parecía más loco de lo normal, riendo sin sentido. Riendo de preocupación.
Se escuchó una piedra golpearse contra el cartel que abría la entrada a dónde estaba Heart.
La pelirroja volteó con un sentimiento de alarma resonando cómo eco en su pecho, proveniente de lo profundo de su sangriento corazón. Se quitó los zapatos, quedando descalza para no hacer ruido. Sus pálidos pies se dirigieron a la cocina para ponerse contra la pared. El sonido chirriante de la reja levantándose había erizado su piel.
Mal junto a Evie tardarían mínimo una hora en lo de lady Tremaine, ellas no podían haber llegado porque en caso de que se hayan olvidado algo usarían el parlante que estaba a principio de las escaleras y Heart se los pasaróa. Había algo malo, algo pésimo.
El pavor se pintó en su rostro en cuanto escuchó una sola persona subir tan lento que era cómo una tortura, pero ese sonido se mezclaban con el silencio tortuoso de la habitación. Sus oídos percibieron a alguien tararear, tararear una canción de cuna que ella conocía al derecho y al revés. Hasta que volvió el silencio, se asomó tan solo un poco para ver al intruso.
—creí que al verte nuevamente, hija mía, me traerías la cabeza de los traidores o una cerdito para mí dolor de pies.
De espalda, estaba la inmensa y roja cabeza de Iracebeth, estaba vestida con su usual atuendo y su bastón de corazón. Un suspiro tembloroso se escapó de sus labios que se cortó cuando la reina roja volteó a verla de repente, observandola fijamente con una pequeña sonrisa. En sus ojos había fuego, un brillo de menosprecio.
Una mirada que le gritaba corre aún que Heart odiaba correr.
Quiso acelerar el paso hasta la entrada y bajar veloz, pero su madre habló.
—oí que se llama Teo.
Frenó abruptamente con temor, volteó mostrando el pánico en su rostro. Volvió sobre sus pasos hasta estar a un metro de distancia de ella, su madre se colocó seria bajo sus labios pintados en forma de corazón, notando el desasosiego de su hija.
—¿El hijo del sombrerero? —Iracebeth, de manera muy sutil comenzaba a enrojecer —Me costó conseguir esa información pero la conseguí y con eso más —Avanzó un paso que Heart retrocedió, el labio de la reina roja tuvo un tic —¿Dama de la corte, mi niña? ¿Cambiar tú título a princesa blanca? ¿Un Jabberwocky? ¡Esas no son cosas que mi hija haría sin mi supervisión!
Su grito agudo, una de las cosas que Heart no extrañaba y al segundo le hizo temblar el cuerpo, de tal manera que poco a poco dejaba de ver por sus ojos cristalizados por la apresion.
—Ibamos a gobernar el mundo, mi pequeña sangrienta a mi lado... haríamos un río de cabezas pertenecientes a todos los sucios indignos —Dió otro paso en el que Heart, otra vez retrocedió ahogando sus sollozos —ibamos a acabar con los infieles. ¡Iba a volver a tener mi corona, mi derecho, mi pertenencia otra vez! —ya estaba roja de cólera.
Iracebeth no reconocía a su hija, estaba tan callada y asustada. Heart no era así, ella callaba y discutía incluso con la mismísima Maléfica, pero en cambio, estaba allí. Antes al menos intentaba hablar, ahora la cobardía era lo que la rodeaba.
—¿Lirón te comió la lengua? —la observó con menosprecio para raspara su garganta al vociferar —¡Habla, Heart, habla, habla, habla!
—No me lastimes, mami...
Heart murmuró con la voz baja como un susurro y entrecortada por la aprensión. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no llorar en voz alta, sus lágrimas cayendo por sus pálidas mejillas, desmaquillandola, la detalaban. El rostro de su madre pronto se llenó en indiferencia y con desaire avanzó otro paso en el que Heart ya chocó contra la pared, sin más camino.
—Siempre pensé que llegaría el momento de cortarte la cabeza, hija... —Alzó su bastón y movió un mechón del cabello de Heart con él, la pelirroja se encogió en su lugar, sus labios estaban empapados en su miedo convertido en lágrimas —Pero antes de eso, verás cómo la isla y Auradon quedarán a mis pies, las cabezas de los renegados rodarán y las de tus amigos seran parte de mi río.
Heart agachó la cabeza con la boca entreabierta, sintiendo el corazón de la punta del báculo bajar a la zona de su propio corazón y apretarse allí con fuerza. Iracebeth veía dónde el órgano latente de su hija sufría de dolor y pensó en arrancarselo, a ver si de esa manera dejaba de sentir amor. El amor las volvía vulnerables. Ella se volvió débil con el padre de Heart y él casi la apuñala.
Ella lo hacía por el bien de su hijita.
—y no empezaré con el sombrerero junior —negó chasqueando su lengua repetidas veces, Heart se mordió la lengua para no quejarse de dolor —lo haré por esa niña rara, la hija de la liebre y el conejo ¿Cómo se llamaba? Gabriella, ah sí, por ella y el pequeño De Vil.
La mirada de su ingrata hija cambió radicalmente, Heart alzó la cabeza y miró con enfurecimiento a su madre que alzó la ceja. La palida mano de su hija tomó con fuerza el báculo y lo separó, sus filosas uñas rasguñaron cómo un gato enojado la madera. Iracebeth no pudo contra la fuerza de su hija que de repente se puso derecha y sus cejas se fruncieron con desconcierto.
Iracebeth retrocedió dos pasos torpemente, intentó que su hija suelte el báculo pero ella se lo arrebató.
—A ellos no los metas —La apuntó con el bastón. Pero Iracebeth levantó su barbilla con inhumanidad a su única heredera.
—Esto no acaba hasta que la cabeza de una de las dos ruede, mi niña.
Dicho y hecho. Una de las dos pelirrojas terminó bañada en sangre a causa de la brutalidad de la pelea en la que ambas De Crims se sumieron. Una cabeza rodó. Una de la dos reinas murió. Una villana menos en la isla y un cadáver más. Un final para la historia.
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