04
« VARITA MÁGICA »
EL GRUPO DE VILLANOS llegó al museo, Hay llevaba en su espalda a Heart que se negaba a correr, incluso cuando estaban por dar un gran paso a liberar a los villanos de la isla Heart era incapaz de correr. Los demás corrían por ella, ella no corría por nadie.
—Llegamos, vamos —Bajaron el paso respirando agitados. Jay se agachó y Heart bajó con suavidad arreglando su cabello —Evie, el espejo —continuó Mal.
—¿Tengo mal el maquillaje? —susurro Evie.
—Si —Mal asintió.
—injusto, a Heart la cargan —se quejó la peliazul.
—Si, y me duele la espalda por eso —Jay se sonó los huesos de la espalda haciendo sonreír a Heart. Cómo extrañaba el sonido de huesos crujir.
—escucha, si tienes ganas, que tal si te fijas dónde está la varita mágica —Replicó Mal irónica.
—claro. Por aquí.
Caminaron rápido detrás de la peliazul que los guió a la entrada traerá del museo, dónde se veía a un guardia vigilando a traves de las cámaras. Detrás de él estaba la rueca de Maléfica como una exposición. Sonrieron emocionados pero se escondieron rápido cuando escucharon su silla rechinar y hacer el amargue de voltear.
Menos Heart, ella se cruzó de brazos ya que el guardia no volteó. Miró en busca de algo con que cortarle la cabeza al señor, pero este nunca volteó.
—Roja, no me voy a arriesgar porque no te quieras esconder —Se quejó Mal.
—No me voy a despeinar por ser asustadiza —se defendió —ademas, el anciano no nos escucha y tampoco nos vio. Estoy pensando en como cortarle la cabeza.
—no, sin sangre. No podemos permitirnos el error de que la sangre por el suelo nos perjudique —La pelivioleta suspiró sonorsmente. Miraron a Jay que comenzó a reír.
—¿Esa es la rueca de tú madre? —Carlos también comenzó a reír.
—si, es algo tonta.
—es mágica, no tiene que verse siniestra —defendió Mal —“magic amiga, llegó la hora, que mi víctima se duerma ahora” —El guardia miró la rueca sin interés.
—impresionante —Jay alago.
—si que susto —secundó Carlos. Heart bostezó.
—creo que a mí sí me hace efecto, MaliMalita —Los tres comenzaron a reír.
—okey, ahora verán —la pelimorada bramo —“pincha su dedo, pincha y quema, que mi enemigo luego se duerma”
El señor se levantó lentamente yendo dónde el objeto encantado, levantando su mano hasta que su dedo tocó la punta afilada. Una chispa salió allí y este comenzó a bostezar hasta que se acostó a dormir.
—ahora no es tan tonta, eh —Mal dijo orgullosa. Ella quiso abrir la puerta pero no pudo, quitando la sonrisa victoriosa que antes tenía.
—atrás amigos —Jay cantó retrocediendo.
—“facilidad, velocidad, no pateare pero se abrirá” —volvió a hechizar Mal logrando abrir las puertas.
Jay justo había saltado dando una patada para abrirlas, cuando pasó de largo cayendo al suelo. Comenzaron a reír mientras Heart negaba rodando los ojos con una sonrisa.
—¿Vienes? —Mal lo pateó divertida. Evie paso sacudiendo su rostro y Heart le sonrió burlona. Carlos fue el último que quiso ayudarlo a levantarse.
—levantate.
—estoy bien —se quejó apartandolo.
—quería ayudar —se defendió alzando sus manos.
Siguieron en puntas de pie para no despertar al guardia, viendo los vestidos y las armaduras que estaban en exhibición.
—Carlos —Le grito en susurro Heart cuando notó que el niño no iba detrás de ella.
—Ya voy.
Llegó dando saltitos hasta tomar su mano para no perderse. Heart volvió a poner sus ojos en blanco comenzando a empujarlo para ir detrás de los demás. Siguieron el cartel “galeria de villanos”.
—arriba, no se detengan, arriba, arriba.
—cierra la boca, Mal —se quejó Heart.
Siguieron subiendo escaleras hasta que frenaron por ver esculturas de sus padres. Se acercaron anodadados.
—Mamá...
—Genial...
—nunca más volveré a olvidar su día...
—mi mamá no está aquí —voltearon a ver a Heart —Dice peores villanos ¿Por qué no está aquí? —comenzaba a molestarse hasta que Carlos apretó su mano.
—esta allí.
Señaló una puerta al fondo, Heart lo soltó y comenzó a caminar viendo el cartel que decía “reina roja”.
—Heart, la varita no está aquí —Jay quiso que se vayan —vamonos, andando.
—ahora los alcanzo —lo interrumpió y entro abriendo la puerta.
Los villanos se vieron inseguros pero se fueron, dejando a Heart ir y a Mal viendo la estatua de su madre. La pelirroja cerró las puertas detrás de ella y observó la enorme habitación que la dejó sin aliento.
Estaba una estatua de su madre y su enorme cabezota en medio de la sala, a los lados había banderas que eran de su antiguo dominio, un mapa del país de las maravillas mostrando su antiguo castillo en él. En vez de haber armaduras como en el resto del museo, estaban los guardias de cartas que antes cuidaban de su reino. Nomás que sin vida.
—Mamá —suspiró asombrada viendola. Se acercó a leer la piedra que estaba debajo de ella —“reina roja, la peor villana, llegando a esclavizar por años el país de las maravillas, teniendo un río de cabezas, asesinando a los perfectos y creando un reino para los imperfectos, esclavizando a los animales para que finjan ser muebles. Hermana de la reina blanca.”
“Iracebeth de Crims, la villana más sangrienta de todas.”
Sonrió sintiendo algo incómodo en su estómago. Dió la vuelta mirando la estatua con una sonrisa orgullosa y notó que detrás de ella había unos cristales. Se encaminó allí viendo que en cada uno había reliquias.
“Pluma del pájaro Jubjub”.
La caja de cristal de la derecha contenía dicho objeto. Heart sintió su rostro acalorado por el enojo que comenzaba, miró la caja de la ezquierda.
“legítima corona que rompió con su inmensa cabeza la primera vez que intentaron coronarla de manera pacífica”
—¿Intentar coronarla? ¡Claro, antes de burlarse de ella y darle al corona a Mirana cuando mami se enojo por eso —susurró apretando su mano contra el cristal. Su rostro ya estaba enrojeciendo.
Camino hasta la caja de en medio dónde pudo ver a través del vidrio un huevo. Sintió su cabeza ya roja de cólera y miró el cartel.
“huevo del Jabberwocky”
Le habían prohibido tener al heredero del bebé Jabberwocky de su madre y allí estaba el maldito huevo.
Comenzó a escuchar la alarma y giró asustada sintiendo un deja vú, y reaccionó suspirando y rodando los ojos, sabiendo que los villanos habían metido la pata. Sonrió con malicia justo cuando los villanos entraban.
—¡Debemos irnos!
Se giró sobre sus pasos yendo en silencio. Ese huevo iba a ser suyo.
—¿Qué hicieron? les dije que ya los alcanzaba —les cuestionó.
—Jay —dijeron al unisono.
Heart comenzó a correr, a pesar de que no le gustaba y bajaron hasta por dónde habían entrado. Heart freno cuando no vio a Carlos, volvió para buscarlo y este estaba hablando por teléfono y apagó la alarma.
—Carlos —señaló con cejas alzadas.
—ahm, si, okey, saluda a tú esposa —se despidió rápido —¿No me lo agradeces?
—No.
Se alejaron dónde estaban los demás. Corrieron hasta que estuvieron un poco lejos y Heart puso una mano en su estómago respirando agitada.
—no corría desde los cinco años —susurró anonadada.
—¡Muy bien, Jay, tendremos que ir a la escuela mañana! —Mal lo señaló molesta.
—¿Dónde estabas? A ti si te hubiera hecho caso —Evie le cuestionó a la pelirroja.
—viendo a madre —Se defendió.
—cómo sea, mañana diremos que estábamos durmiendo y punto. Por si alguien pregunta —Jay terminó.
Comenzaron a volver a la escuela.
Heart se levantó viendo que ni Mal, ni Evie, se habían despertado. Gruñó molesta, ella no podía dormir, esa no era su cama, su madre no había ido a darle el beso de las malas noches, ella misma no le había dado las dulces pesadillas al cadáver de su padre.
Camino hasta abrir tan solo un poco las cortinas y observó que la mayoría ya estaba despierto apenas amanecía. En la isla, ellos se despertaban incluso a las tres de la tarde. Aún que Heart siempre se levantaba temprano para escaparse a tomar té con Carlos, él era el único que la cubría con eso. Su madre pensaba que era un crimen.
Se giró sobre sus talones y fue a bañarse y vestirse, sus prendas en su mayoría eran hechas por Evie, todo en rojo. Cuando acabó, se maquilló y se observó en el espejo. Se sonrió a si misma cuando sus labios tomaron el color de su madre. Fue entonces, que se encaminó a buscar a Carlos.
Cuando estaba bajando las escaleras de la entrada principal, una persona se chocó con ella, al parecer iba subiendo. Heart cayó y miró mal a la persona. Este era un chico de ojos cafés que la miraba asustada. La pelirroja se levantó y lo tomo por el cuello.
—Mira, pedazo de infeliz, ¿Sabes quién soy? Acabas de empujar a la reina de corazones y princesa roja —siseo molesta —voy a cortarle la cabeza...
—¡Roja!
Carlos llegó corriendo a tomarla del brazo para alejarla.
—Vas a arruinarlo —le susurro y le sonrió al chico que parecía a punto de hacerse pipí. Se acercó a arreglar su chaqueta —lo siento, ella está aprendiendo, aún no vamos a la clase de bondad. Ten un lindo día —Golpeo su brazo y el chico se fue corriendo. Se giró a Heart que estaba ceñuda —¿Qué?
—¿Cómo voy a sobrevivir si no tengo cabezas sobre mi cama? —Hizo un puchero en su labio inferior. Entrelazó su brazo al de Carlos comenzando a caminar.
—Puedes cortar sandías, aquí hay muchas sandías ¡Vi calabazas en el jardín! —intentó animar. Heart inclinó su cabeza pensando.
—no, no es lo mismo.
Salieron al jardín, Carlos tomó una sombrilla que había en la puerta para abrirla, así no les daba el sol a ambos por su pálida piel.
—Heart, Carlos —voltearon a ver a Ben, este estaba sentado en una mesa con compañía —creí que no se acostumbrarían tan rápido a los horarios.
—Nosotros siempre amanecemos —Contestó tajante la pelirroja queriendo irse, pero Carlos la detuvo.
—Ben, pregunta, ¿Sabes dónde podemos tomar el té? —sonrió pero se encogió en su lugar cuando vió la mirada de su amiga.
—Claro, vengan. Justo estábamos por empezar —Aplaudió emocionado y los guió a dónde estaba, Heart se negaba pero Carlos la llevó —¡Chicos! Ellos son Carlos, hijo de Cruella y Heart, de la reina roja.
Ambos observaron la mesa, había una chica con cara de cachorrito y cabello de dos colores, blanco y negro, tenía dos coletas que parecían orejas. A su lado había una chica pelirroja que sonreía emocionada, después estaba un rubio de lentes celestes y rostro confuso, a lo último, estaba Teo.
El castaño observó a Heart con una sonrisa, cuando ella lo miró, y rodó los ojos, soltó una risita de nervios bajando la vista a Carlos que los saludaba un poco tímido.
—Chicos, ella es Gabriella, hija de Liebre y el conejo blanco. Melody, su madre es “la sirenita” —Rieron pero los dos villanos no —Damián Kingsleigh, su mamá es Alicia.
Ben observó más que nada a Heart, buscando una mala reacción. Notando que ella tenía sus puños apretados y la mandíbula tensa. Carlos estaba incómodo.
—¡Bienvenida! —Gabriella se levantó de un salto como acto nervioso —Espero que te guste el té ¡Con azúcar! —Lanzó el recipiente con azúcar y Carlos junto a Heart se agacharon de antemano.
Carlos ya estaba acostumbrado y los miró sorprendido, Heart también hacía eso de la nada.
—Gabi —susurró Ben.
—Entre más azúcar mejor —Aclaró Heart con expresión seria. Se sentís extraña ¿No la estaban juzgando por hacer lo que más le gustaba? Que era tomar el té.
—Oh, bueno —Gabriella sonrió ahora sentandose más cómoda —A gente no le gusta té. Eso es un crimen ¿Lo sabías?
—En la isla debería serlo.
Carlos dió un saltitos feliz y le acomodo la silla a Heart para que se siente, ella lo hizo algo incómoda, pero como le decía a Carlos “una taza de té y cortar cabezas no se le niega a nadie”.
—¿Té de vainilla, té de frutilla, té de rojo, té de verde, té de limón, té de miel...? —Preguntó la de dos coletas.
—¿Hay más de té común? —Carlos preguntó sorprendido.
—Si ¿No? Si —Respondio Teo confundido —Ah, buenos días —Les dijo.
Heart lo ignoro pero Carlos lo saludo extrañado. ¿Buenos días? Que extraño. Ellos se deseaban las “malas mañanas”.
—¿Té de frutilla? —Heart pidió, Ben sacó una caja donde había ordenado demasiados té's.
Observaron como los ojos de Heart habían tomado un brillo especial al ver eso. Nunca en su vida había visto tantos saquitos de té, Carlos lo había dicho, ellos solo tenían té común en la isla.
—Todas las mañanas tomamos el té como desayuno, pero también al medio día cuando es hora receso en clases. Allí aveces no puedo asistir —Ben le aclaró —Pero espero ustedes si.
—Jamas nos perdemos una hora del té, ¿Verdad, Heart? —Carlos también estaba emocionado, tomando el té de limón.
—No te recomiendo ese —Damian lo frenó, Heart se tensó al escuchar su voz. Ese era el hijo del mayor enemigo de su madre.
Observó con cautela los cubiertos en la mesa, había un cuchillo en medio que parecía para untar la mermelada en las tostadas. Podría cortarle la cabeza en cuanto se distraiga.
—¿Por...? —Carlos lo dejó haciéndolos reír.
—Toma este, el de menta —La pelirroja le dió otro —Ese hizo que el hijo de Cenicienta estuviera unas horas en el baño, él si no sabe tomar té —rieron escuchando a Gabriella quejarse.
Heart no hablo demasiado, pero por instantes simplemente veía a personas que amaban el té tanto como ella. Carlos aceptaba todo, con tal de hacer sentir cómoda y hacer sonreír a Heart, pero no de esas sonrisas de asesina que tenía, unas que él veía solo cuando estaban tomando el té solos.
Teo observó a la pelirroja, intentaba hablarle pero era Carlos quien le contestaba, al menos descubrió que le gustaba el té como a él. ¡Eso le dió una idea!
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