«TWEEDLEDUM Y TWEEDLEDEE»

EL SILENCIO era interrumpido por suaves y pequeños sonidos de una tijera recortar y recortar, el roce de la yema de los dedos de Teo sobre el papel de las cartas de corazones.

El castaño estaba sentado en un pequeño sofá rojo, estaba colocado estratégicamente delante de un escritorio que había heredado de su padre. Tarrant. Sobre la madera descansaban pequeños papeles o mazos de cartas que estaba utilizando en su manualidad.

Sus oídos percibieron el sonido de alguien tocando la puerta.

—Adelante —vociferó alto para que lo escuchasen. Alzó la vista y por allí entraba Mirana —Madrina, buenos días —se levantó para ir a saludarla.

—Teo —besó sus dos mejillas —estamos con tú padre en el jardín, acaba de llegar el gato sonriente. Trae algo importante, dice que es para ustedes. Dile a Heart que su desayuno estará en la fiesta del té —Avisó tomando sus manos.

—claro, de todos modos ya la estaba por despertar. Si no lo hago antes de que sean las diez me va a lanzar algo —soltó una risilla. Su madrina negó divertida saliendo.

Teo giró sobre sus talones, dando saltitos hasta el frente de su escritorio. Tomó lo que estaba haciendo y lo ordeno, tiró los desechos en la bolsa y lo miró. Era un ramo de rosas, hecho de papel. Más bien, hecho con cartas de corazones.

No le gustaba cortar las rosas rojas que había al rededor del lugar, además de que todos lo tenía estrictamente prohibido.

Salió del cuarto, colocándose su sombrero. Camino por los largos pasillos hasta ir a la habitación con puerta de roble oscuro. Tocó con sus nudillos una pequeña melodía, oyendo una risa luego de eso. Lo que indicaba que Heart ya estaba despierta.

Asomando solo su cabeza, admiró a Heart que estaba acostada de lado, viéndolo a él. Entró, cerrando detrás de él. Fue a sentarse a un lado en la cama, mientras la pelirroja se incorporaba un poco.

—buenos días —saludó riendo un poquito. Heart suspiró en respuesta pero Teo saco de detrás suyo el ramo y Heart sonrió.

—Buenos días —Finalmente respondió la pelirroja, tomando el obsequio que observó con cuidado.

—papá nos invitó a una fiesta del té, otra más, pero ¿Quieres ir después de dar un paseo?

Heart miró los oscuros ojos de Teo, algo achinados por su sonrisa. Movió su cabeza a la enorme ventana con forma de corazón frente a su cama y se tomó unos segundos para disfrutar de las vistas.

El país de las maravillas.

¿Cómo había logrado conocer tan especial lugar para ella?

Cuando la coronación pasó, a Teo lo nombraron sombrerero real oficial, sombrerero real del rey de Auradon. A Mal y Heart, por ende, las tomaron cómo candidatas para ser damas de la corte. En realidad, solo a la pelimorada, pero ella eligió a Heart cómo su acompañante gracias a la ventaja de que era pareja del sombrerero real.

Una pareja extraña, ellos no decían que eran pareja. De hecho, nunca se convirtieron oficialmente en una pero todos decían que lo eran y terminaron aceptándolo.

Así que, mientras Ben y Mal fueron a recorrer el mundo por asuntos reales, cómo ir a cenar con Jazmín y Aladdín. Teo decidió llevar a Heart al país de las maravillas en el submundo.

—tambien me dijo mí madrina que vino Cheshire —Volvió a llamar su atención, lograndolo —y que el desayuno estará ahí.

Heart asintió, recostando su cabeza en el hombro de Teo unos minutos, el castaño jugo con sus manos hasta que el tiempo de ella para disfrutar la mañana pasase.

Creía que no podía seguir despertando en el castillo de Auradon, sabiendo que todo sería seguro y la gente estaba cuerda. Agradecía que Teo se sintiese igual, y que la llevaste a escapar al submundo, donde nada tenía sentido y estaba lleno de imposibilidades.

Seis meses desde lo ocurrido con Maléfica, seis meses desde que no ha sabido nada de su madre y un mes desde que estaban allí. Quedaban solo dos semanas para volver a clases y ellos preferían disfrutarlo allí.

—¡Corazón!

Heart caminó rápido, viendo a los lados y tratando de que Teo no la encuentre. Sus tacones no sonaban por la arena del suelo. Estaban jugando en el enorme laberinto que había, un laberinto de enormes arbustos con pequeñas flores rojas.

Teo había prometido enseñarle lo que era la felicidad. Lo que no era cortar cabezas, tratar mal a la gente o la venganza. Eso no daba felicidad, daba satisfacción que aveces incluso no llenaba. En cambio, la felicidad era lo más importante y era lo que hacía que las sonrisas de Heart sean sinceras, no cínicas.

Ya no había pesadillas. Si las había, Teo llegaba corriendo a ayudarla. Se acabaron las ganas de arrancar la piel de su rostro. De lo contrario, Teo le daría tela para que rompa y se desquite sin hacerse daño. Se terminó cortar cabezas. En su lugar, Teo compraba sandías para que use en su lugar. Él siempre buscaba una solución y estaba presente para ella.

Aún que está última no era tan recurrente. Heart conoció a muchas víctimas del reinado de su madre, entre ellas, el padre de Teo y sus amigos, incluida Alicia que le contaba lo que sintió. Ella descubrió que eran personas que sentían, cómo ella lo hacía.

Su madre protegía a los que molestaban, pero a quienes tenían una vida decente los acababa por envidia. Pensaba en Carlos, ahora tenía una vida normal, y no podría arrebatarsela. Su madre si lo haría y ella jamás de los jamases lo permitiría.

—¡Te tengo!

Quiso girar asustada, despertando de su trance, pero Teo la tomo de la cintura y la hizo dar vueltas riendo. Heart sonrió hasta que la colocó en el suelo y lo empujó lejos, él casi trastabilla mientras reía a carcajadas. Rodó los ojos con fingida molestia.

—Ehm —dos toses sonaron —¡Oye! Yo iba a toser para interrumpirlos.

—no, yo iba a hacerlo, era mí turno.

—no, era el mío.

Teo y Heart voltearon a ver a Tweedledum y Tweedledee que comenzaron a pelear por quién arruinaría el momento feliz de ambos. Se observaron fijamente entre ellos divertidos, hasta que Lirón los calló.

—¡Diganlo de a uno! —Se quejó molesta.

—yo primero —Se señaló Tweedledum y su hermano se quejó —Nos mandaron a decir que los están esperando en el jardín.

—hace una hora —Terminó Tweedledee girando para empujar al otro —La próxima voy yo.

—no, yo voy —Lo volvió a golpear, así entre empujones caminaron de regreso.

—Aveces no soporto a las esféritas —se quejó la pelirroja oyendo reír al castaño —No quiero caminar —lo observo cansada.

Teo, sin hablar, se puso delante de ella. Se agachó un poco flexionando sus rodillas y la princesa roja, ahora también proclamada princesa blanca, sonrió subiendo a su espalda. Teo acomodo sus muslos y comenzaron a ir detrás de los pequeños y Lirón, hoyendolos discutir mientras sonreían.

Salieron del extenso laberinto, gracias a que Lirón se lo sabía de memoria, justo donde estaba la mesa con todo el desayuno. Una sombrilla les daba sombra y tapaba el fuerte sol, se escuchaba cantar a todos.

Heart se sorprendió de ver la forma del profesor de Cheshire cómo gato sonriente. A los lados estaba la liebre de Marzo y el conejo blanco, más su tía y el padre de Teo. En el submundo, los padres de Gabriella recuperaban su forma animal, igual que Sonriente.

—Llegan tarde —el conejo blanco levantó su reloj.

—¡Llegan tarde! —repitió la liebre lanzandoles una taza, Teo se movió a un lado para poder esquivarla. Todos rieron.

—lo sentimos —Teo se disculpó, agachándose para que Heart se baje.

La chica estaba dispuesta a avanzar, pero Teo tomo su mano y tiró de ella, en un rápido movimiento la tomo al estilo nupcial y le sonrió. Heart puso los ojos en blanco, gesto que ella hacía la mitad del tiempo, algo tan característico de ella que él solo hacia esas acciones para verla hacerlo. Lucía muy tierna.

—Aún tienes cabeza —Miraron a Sonriente que veía a Teo dejar a Heart en una silla a su lado.

—Ella ya no corta cabezas —Mirana acaricio la mano de su sobrina. Heart sonrió bebiendo de su té.

—¿Cómo te fue en el viaje, gato? —El conejo blanco le pregunto poniendo cubos de azúcar a su taza. Cambiando de tema.

—bien, aún que me hubiera venido bien una compañía —quiso acercarse a acariciar el sombrero del padre de Teo, que lo alejó con sus ojos entrecerrados. No era noticia su adoración por el accesorio.

—¿Y las cosas por Auradon? —Heart se interesó, siendo que no tenía contacto con los villanos.

En el submundo no había señal, que gran noticia, ni siquiera había tecnología. Se mantenía en ese mundo alterno a Auradon, muy pocas personas tenían el acceso. Para ser exactos, si no estabas loco no entrabas. Todos allí estaban dementes, aún que sea solo un poco. Si no estabas loco, el país de las maravillas es invisible ante tus ojos.

—Por eso venía —Miró fijamente a la pelirroja —Ben y Mal han llegado hace días —Sonrió cómo si tuviera algo entre sus manos, poniéndolos nerviosos aún que él estaba despreocupado —andan de allí por allá, con los preparativos y esas cosas de la corte real. Ustedes deberían estar igual de preocupados —intercaló su mirada entre ambos.

—No es necesario, yo solo por ser dama de la corte y tía ya me ha dicho lo básico —le sonrió a la peliblanca que le devolvió el gesto.

—¿Por qué hablamos de trabajo? —Teo se quejó apoyando su rostro sobre su mano. Ellos rieron.

—exacto, desayunemos —Su padre comenzó a cantar mientras colocaba mermelada de fresa en tostadas.

—ni siquiera me dejaron terminar pero bueno, luego daremos una vuelta y hablaremos. Hace tiempo no vengo a mí hogar —el gato desapareció, mostrando solo su taza flotar.

Se dieron una mirada extrañados para seguir desayunando. Teo tomo la mano de Heart que no le dió atención, solo lo dejó hacerlo. Alegrando al castaño por esas pequeñas acciones que mostraban su cambio en más de medio año.

Sobre la cabeza de Heart, comenzaron a volar las pequeñas y extrañas mariposas del lugar. Sonrió observandolas, eran tan extrañas, una parecía un caballo de madera que se mecía mientras el otro parecía una libélula que cambiaba de color.

—agh, odio su ruido.

Volteó al oír a unas de las flores hablar, guió sus ojos a Teo que sonreía por verla disfrutar. Jamás se cansaría del país de las maravillas.