01
« ¡IRAN A AURADON! »
DE MEDIO DÍA Heart caminaba por las calles de la isla, cada hijo de villano o antagonista de los cuentos la miraba con temor y se escondia entre la oscuridad para dejarla pasar, tratando de que ni siquiera sus sombras estorben los pasos tan refinados que ella daba.
Sus tacones rojos rezonaban por el increíble silencio en el lado sur de la isla, callados a la espera de que Heart se vaya para no ser cruelmente castigados solo por respirar su mismo aire.
Heart tenía unas piernas pálidas cuál hoja blanca y lisa, casi como las capas de una cebolla, eso lograba resaltar el fuerte color rojo de que era tan puro, se veía tan... Tan digno de Heart.
Lo más llamativo eran sus labios carnosos pintados del mismo color rojo, que iban curvados en una sonrisa satisfecha, en sus manos se posaba una caja cuadrada de color blanco y liston rojo. Casi como un hermoso regalo, eso atemorizaba a los villanos de la isla. Heart se consideraba la villana joven más temible, todos sabían que si a maléfica le pasaba algo, la isla iba a quedar sumisa ante las órdenes de la hija de la reina roja.
Heart entró al hogar dónde sus “amigos” y los padres de estos, junto a su madre, estaban refugiados. Ellos pararon cualquier tipo de conversación o discusión que estaban viendo para girarse a verla, todos retrocedieron un paso al ver su aspecto, a excepción de la reina roja y maléfica.
—¿Qué traes ahí, Heart? —preguntó su madre curiosa.
—Un regalo, una ofrenda de paz por la discusión de ayer, madre —se acercó ensanchando su sonrisa para dejarlo en la mesa —Lamento haberte gritado, no fue mi intención es que me enojaron ciertos rumores que había oído —admitió alejándose para ir donde Carlos que la miró con extrañeza
—Mal, abre la caja —pidió Maléfica viendo a su hija que negó —Abre la caja.
Mal miró a Heart y luego a la reina roja que observaba con indiferencia pero, ni ella, ni Maléfica, iban a abrir la caja primero. Mal suspiró siendo imposible resistirse a las órdenes de su madre y camino hasta quitar el listón.
—Iugh, lo hizo otra vez —se quejó tapando el regalo de nuevo.
—¿De quién es la cabeza, hija? —la reina roja la miró comenzando a sonreír.
—Otro de los hijos de Yzma —Respondió apoyando su brazo sobre el hombro de Carlos que tuvo un escalofrío sin atreverse a mirar la caja.
—Estoy tan orgullosa de ti, mi niña —Se acercó a pellizcar sus mejillas.
—Dan mucho miedo —le susurró Jay a su padre que asintió de acuerdo.
—Bien, Roja ¿Podrías decirle a tú mocosa que deje de cortar cabezas y traerlas? Ya me está dando asco ver las que tiene disecadas en su habitación —Maléfica le pidió viendola con cejas alzadas y la reina roja rodó los ojos.
—Bien, lo dejaré en mi cuarto —tomó el regalo —Mi niña es tan considerada —se fue con su enorme cabezota a su cuarto.
—¿De qué hablaban antes de mi hermosa presencia llegara? —cuestionó separandose de Carlos para ir donde la cocina a buscar sus dulces de paleta en forma de corazón.
—Yo no.
Dijeron todos al unisono retrocediendo otro paso, Heart sacó la envoltura y tomó el dulce para ponerlo en su boca, miró como cada uno estaba reacio a decir la respuesta, claro, a excepción de Maléfica.
—¿A quién temen que le vaya a cortar la cabeza? —preguntó divertida saboreando el chupetín.
—¿Por qué rumores te enojaste con tú madre, Heart? —Quiso saber Maléfica, viendo con desden a la chica pelirroja que no se dejaba intimidar, la única villana que podía asustarla era su mamá.
—pues escuché una tontería sobre ir a un lugar donde residen príncipes y princesas, mamá no negó y me moleste, pero me fui antes de que alguna de las dos corte la cabeza de la otra —Admitió revisando las nuevas adquisiciones que Jay había traído bajo la atenta mirada de los villanos.
—¿Quién te lo dijo? —Sonó la voz grave de la reina malvada, Heart la miró un segundo antes de ensanchar su sonrisa, esas cuáles atemorizaban a Jay.
—ohu, bueno, estaba jugando con unas cadenas y una cabeza de algún hijo bastardo de algún villano cuando llegó la hora del té —contó con calma notando como su madre entraba viéndola con frialdad al nombrar "la hora del té" —Los invitados de la fiesta me dijeron que habían visto a cinco villanos hablar con un auto de Auradon y distinguieron los cuernos de una, los pelos raros de la otra y la cabeza de otra.
Miró primero a Maléfica, luego a Cruella y por último a su madre. Las tres mujeres entrecerraron sus ojos en dirección a Heart, que estaba sumida en sus pensamientos, nuevamente se había perdido. Había momentos en los que pensaba y luego mágicamente se ponía en blanco, como si hubiese tenido un pequeño bloqueo.
—Heart —Evie se acercó a poner un brazo sobre su hombro, despertandola de sus pensamientos.
—Uhm —la miró volviendo a sonreír para luego ver a los villanos que estaban en silencio, esperando una reacción —¿Qué es lo que temen decirme?
—¡Irán a Auradon! —Festejó la reina malvada, disfrutando de ver la expresión de Heart volverse sombría.
Mal tomó la muñeca de Evie para alejarla, mientras la pelirroja comenzaba a tener un rostro rojo de cólera, idéntico al de su madre cuando está se enojaba. Miró fulminante a su mamá que la miró esperando tan solo una insolencia de su hija para cortarle la cabeza.
—Madre —Murmuró con sus dientes rechinando de enojo.
su madre se alejó unos metros, Heart la siguió por atrás apretando sus puños que se volvían, si eso era posible, más pálidos. Ya lo suficientemente alejadas, la reina Roja se acercó con una pequeña sonrisa sin sentimientos a su única hija y la tomó de las mejillas, apretando con fuerza. Pero Heart no demostró dolor aún que sus labios vacilaban.
—¿Sabes por qué irás a Auradon? — Heart iba a hablar pero ella siguió —Porque los reyes van a darle su título a su hijo, así que su primera proclamación fue llevar a los hijos de los villanos y empezaron con tus amigos y contigo —Heart se mordió su labio inferior cuando sintió la fuerza de su madre aumentar y apretar sus mejillas.
—No quiero ir —Pidió en un susurro débil, pero su madre seguía sonriendo.
—¿Sabes lo qué pasa cuando me desobedecen? —Heart asintió —yo amaba a tú padre y él me desobedeció, yo te amo a ti y no quieres desobedecerme —negó viendo que Heart cada vez aguantaba mas sus sollozos —Te amo tanto, mi pequeño corazón, que si me desobedeces voy a cortar tú cabeza y la voy a dejar a un lado de tú padre, no la voy a desechar como las del resto.
Heart ya había pasado por eso. Su mamá siempre le decía que la amaba, la amaba tanto que si le cortaba la cabeza la iba a conservar para demostrarle el amor que le tenía, eso extrañamente hacía a Heart querer llorar pero su mamá la amaba, eso era lo que le decía.
—Mamá te ama.
—Mamá me ama —Asintió y la reina roja la soltó dejando a Heart suspirar.
—Ahora vas a escuchar el plan —Ordenó, los demás villanos que miraban la escena en silencio, sin atreverse a opinar
Heart les dió la espalda un segundo, se limpió las lágrimas rápido, mamá la amaba, eso era lo que ella debía recordar siempre, no debía estar asustada por ella. Carlos se acercó a tomar su mano y Heart lo miró con las cejas un poco fruncidas pero sonrió aceptando el apoyo del menor.
—¿Qué debo hacer? —escucharon a Heart con repentinamente otra opinión del tema, Evie suspiró con tristeza por la pelirroja.
—¡Traerme la varita! —La reina malvada aplaudió sonoramente, haciendo a los demás volver a remotar su postura —Con esa varita y mi cetro, de una vez por todas dominaré el bien y el mal a mi voluntad —Levantó las manos al techo con dramátismo, bastante risueño respecto a esa idea. Heart alzó las cejas incrédula.
—Nuestra voluntad —Corrigió la reina malvada.
—Si, nuestra voluntad —Repitió, sin ánimos.
—Mi voluntad —Susurro más para si misma Heart, Carlos la miró unos segundos frunciendo el entrecejo y ella se encogió con inocencia.
—ni se te ocurra, princesa roja —Maléfica la señaló, mostrando que también la había escuchado.
—Reina de corazones también —Agrando su sonrisa, desafiando a la villana —Pero no te preocupes, eso lo veremos después. Total, debo de ir obligada —miró a su madre que inclinó su cabeza a un lado viéndola con burla.
—Como todos —Se burló Maléfica, miró a su hija que estaba por reclamar —Y si te reúsas te castigaré por el resto de tú vida.
—¿Qué? ¡Mamá! —se quejó la pelimorada, Heart sintió su pecho apretarse ligeramente. Mal se quejaba por un tonto castigo, a ella su madre era capaz de cortarle la cabeza.
Ignoró la guerra de miradas que ambas comenzaron a tener, prefiriendo perderse en su dulce en forma de corazón. Volviendo a desconectarse unos segundos.
—No se llevarán a mi Carlos —Despertó cuando sintió que el niño a su lado se pegaba más a ella, lo miró notando cierta emoción en él —Porque lo extrañaría demasiado.
—¿En serio, mamá? —Sonrió con ligera ternura al ver el pequeño brillo en sus ojos.
—Si. ¿Quién me pintara el cabello, arreglará mi piel y me quitará la dureza de los pies? —Colgó una pierna sobre él, Heart se alejó con una mueca de asco, Carlos suspiró perdiendo su casi felicidad.
—Si, tal vez la escuela no sea tan mala —Se quitó a su madre de encima volviendo a estar a un lado de Heart para esconderse detrás de ella.
—¿En serio le tocas los pies con seguros juanetes que tiene? —Cuestionó haciendo el amague de vomitar, Carlos la miró cansado.
—Es un asco —Ambos fingieron que un escalofrío recorría su espina dorsal.
—Carlos, tienen perros en Auradon —Dijo en un intento de hacerlo quedarse, acercándose a acariciar su mejilla. Carlos se separó de su madre para saltar a los brazos de Heart que tomó al estilo nupcial al niño asustado.
—No, no ¡No pienso ir! —miró a la pelirroja que rodó los ojos.
Heart resopló cansada cuando escuchó a los demás padres tratar de evitar que sus hijos vayan a Auradon, pero soltó a Carlos como reflejo, el cual cayó al suelo, cuando escuchó el grito de maléfica.
—auch.
—¿Que ocurre con todos ustedes? — recriminó molesta —sabemos que la gente se asustaba cuando mencionan nuestros nombres —Grito aún más fuerte la última palabra —Veinte años intentando escapar de esta isla, veinte años sin que nos permitan tener nuestra venganza, vengarnos de Blancanieves y esos hombrecitos —Señaló a la reina malvada —Vengarnos de Aladdin y su patético genio —Está vez señaló a Jafar que iba a hablar pero Jay lo evitó —¡Vengarnos de tú hermana!
El rostro de la reina roja se puso igual de rojo que su cabello, idéntica a su hija hacía minutos.
—¡Perderá la cabeza! —gritó respirando agitada —¡Ella y esos estúpidos traidores, farsantes y tontos que mataron a mi bebé Jabberwocky!
—Mataron al pájaro Jubjub ¡Perderán la cabeza! —Se quejó Heart poniéndose igual que su madre, ambas rojas como un tomate, la reina malvada sonrió más para señalar a Cruella.
—y vengarnos de cada escurridizo dálmata que se escapó de tus manos.
—¡oh, pero yo tengo al bebé, tengo al bebé! —Rió como maniática tomando al peluche de su hombro —¡Yo tengo al bebé!
—Y yo, Maléfica, la más malvada de todos, lograre empezar a vengarme de la Bella durmiente y su inalcanzable príncipe —Terminó antes de volver a tomar su sonrisa —¡Villanos!
—¿Si? — Preguntaron los padres.
—Nuestro día llegó. Reina, dale el espejo mágico —Pidió señalando a la nombrada y su hija.
—¿Este es tú espejo mágico? —Evie preguntó sin creer pero admirando su reflejo en él.
—Ya no es lo que era antes pero tampoco nosotros —Se rió junto a Maléfica.
—Habla por ti misma —La reina roja la miró de soslayo, ella aún seguía siendo una gran villana —Pero igual, esa cosita tonta ayuda a encontrar cosas.
—¿Cómo qué? —se burló Heart —¿La dignidad de Jay cuando ve un trasero lindo? —señaló al castaño que sonrió coqueto pero luego frunció el entrecejo confundido.
—¿Un príncipe quizás? —Cuestionó Evie emocionandose.
—Quiza mi cintura —Comento su madre graciosa.
—quizas mi corona —la reina roja dijo triste.
—Quizá la varita mágica ¡Hola! —Maléfica resaltó obvia.
—Hola — Saludo la reina malvada.
—Corazoncito —se giró a su mamá que tenía ojos de cachorro — Busca un cerdito, son lo mejor para los dolores de pies —Asintió pensando que le diría algo como los demás, pero no.
Miró a Maléfica darle su libro de magia Mal y sonrió con algo de tristeza pero también diversión por su caja fuerte que solo era la heladera. Escuchó la bocina sonar fuera y supo que ya debería partir a Auradon.
—¿Puedo cortarle la cabeza al chófer cuando lleguemos? — preguntó inocentemente viendo a Mal que sonrió negando.
—No.
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