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prólogo

Prólogo 👻 De Vuelta A Cuando Las Cosas 
                                   Eran Fáciles




EN 1995, LA VIDA ERA BUENA. Bueno, tan buena como podría ser para una banda adolescente que lucha por cumplir sus sueños. A los ojos de Carly, la vida tenía una cierta forma en la que funcionaba, si trabajabas duro, obtendrías cosas buenas a cambio.

Sunset Curve, era una banda compuesta por sus mejores amigos, su familia, y no pasó un día en el que no los viera trabajar duro. Si su hermano Alex no le hubiera presentado a los miembros de su banda, Carly no sabría qué demonios estaría haciendo con su vida. El instituto era aburrido, así como sus padres, y Alex era la única persona que podía hacer que apareciera una sonrisa en su cara; y ahora también podían hacerlo Luke y Reggie.

La música siempre había sido una gran parte de su vida, pero no era como los chicos, no quería estar en el escenario, prefería tocar para sí misma, era más tranquilo de esa manera. Menos estresante.

El estrés era una cosa que hacía que su vida no fuera buena, y ahora mismo era una de las únicas cosas que estaba sintiendo.

El Orfeón, era un famoso teatro en el que Sunset Curve había estado trabajando durante lo que parecieron años, y ahora, por fin, su momento había llegado. Carly estaba de pie justo delante del escenario mientras los chicos ensayaban, sus pies golpeando el suelo nerviosamente mientras observaba cada uno de sus pasos y escuchaba cada nota. La banda ha metido la pata muy pocas veces, pero las cosas malas estaban destinadas a pasar cuando estabas muy nervioso, y esta noche era el trabajo de Carly asegurarse de que todo saliera de acuerdo con el plan. Este concierto era importante, quién sabe quién podría estar observándolos. Esta noche podría cambiar sus vidas, así que era vital que no hubiera un solo paso en falso o una nota desafinada.

Ahora mismo estaban cantando Now or Never, una de sus canciones favoritas que nunca dejó de hacerla bailar, sus pies cambiaron de golpear con estrés el suelo, a golpearlo al ritmo de la canción, incluso comenzó a cantar un poco. Era imposible no hacerlo, la canción era increíble; Carly sabe que es un hecho porque ayudó a escribirla.

Cuando la música terminó, todo el personal vitoreó y Carly dejó que sus manos aplaudieran.

—¡Eso estuvo muy bien, chicos!

Alex se puso de pie detrás de la batería.

—Sí, ya lo sabemos.

—¡Gracias! ¡Somos Sunset Curve! —exclamó Reggie, guiñando un ojo.

Carly inclinó su cabeza hacia un lado de una manera humorística, mientras se acercaba a ellos.

—Pero Luke, quizás quieras retroceder un poco, sudas tanto que pensé que me iba a caer una gota. Y Bobby, intenta parecer que te estás divirtiendo, pareces un muerto.

—Muy graciosa —Bobby puso los ojos en blanco—. Qué pena malgastarlo en una prueba de sonido, lo hemos clavado.

—¡Pues espérate a esta noche, cuando esto esté lleno de productores musicales! —exclamó Luke con emoción, la luz del escenario sólo acentuó el sudor que goteaba por su frente, Carly puso una mueca de asco.

—Alex, lo has petado —felicitó Reggie, la rubia asintió con la cabeza de acuerdo desde debajo de ellos.

—Oh, ¡qué va! Sólo estaba calentando. Vosotros sí que echabais humo —dice Alex, como siempre reaccionando de forma extraña a los cumplidos.

—Cállate y admite que eres bueno por una vez —intervino Carly, haciendo señas a los chicos para que bajaran del escenario.

Alex se rió.

—Vale, tienes razón, he sido la caña.

—Necesitamos combustible antes del concierto. Vamos a por unos perritos.

—¡Ooh!

—¡Sí!

Carly se burló, frunciendo un poco el ceño, no sabía por qué comían esas cosas.

—No, gracias. Soy vegetariano. No como nada animal —Bobby se encogió de hombros, caminando hacia una de las camareras.

—Sí, esas cosas me hacen pensar que yo también debería serlo —bromeó Carly, siguiéndolo.

Una hermosa camarera que limpiaba las mesas aún seguía aplaudiendo mientras ellos se acercaban.

Oh, Dios. Esto va a estar bueno. Pensó Carly.

A veces, si los chicos estaban de buen humor, flirteaban con las chicas, excepto Alex, por supuesto, pero eso no le impidió ser alarmantemente amable.

—Sois muy buenos —alagó con una sonrisa.

Luke miró a sus compañeros de banda con una sonrisa y le sacó la lengua a Carly

—Gracias.

—Veo a muchos grupos. Hasta he estado en algunos. Y me habéis impresionado.

Carly miró a la chica con los ojos entrecerrados, a pesar de que sus palabras eran ciertas. Sin embargo, ella no pudo evitar elogiar silenciosamente su estilo, su chaleco de cuero era increíble.

—Para eso lo hacemos. Soy Luke, por cierto —se adelantó el cantante y fue a extender la mano, pero Carly tomó su brazo y sonrió dulcemente.

—Yo no haría eso si fuera tú, todavía estás muy sudado —recomendó ella. Luke se burló y se pasó la mano por la frente, pasándola después por toda la mejilla de Carly—. ¡Ew! ¡Oh, Dios mío!

—Ignóralos —dijo Alex—. Soy Alex, y ellos son Reggie, Carly y Bobby.

—Encantada de conoceros. Soy Rose.

Carly vio cómo la banda se quedaba mirando a la chica, haciendo todo lo posible para no poner los ojos en blanco. Tenían cosas más importantes en las que centrarse, además de una guapa camarera, podían hablar con ella después del espectáculo. Luke parecía estar en trance, así que Carly le dio un codazo en el estómago y resopló mientras él gemía de dolor.

—Oh, ah... Nuestra demo —dijo Reggie, entregándole a Rose un CD. El asiento trasero del coche de Carly estaba casi lleno de ellos. Había empezado a venderlos en las calles pero nadie parecía comprarlo, estaba llegando al punto de comenzar a tirárselos a la gente—. Y una camiseta, talla G de guapa —el guitarrista guiñó un ojo, haciendo que los dos hermanos se golpearan la frente con la palma de la mano ante sus palabras.

—Gracias —agradeció Rose con un tono extraño—. Tendré cuidado de no ponérmela para limpiar.

Carly dejó escapar una risa.

—Ah, bien pensado. Cuando se mojan, se le... deshacen a uno en las manos.

—¿No ibais a ir a por unos perritos? —les preguntó Bobby.

—Oh, ya —dijo Luke, volviéndose a mirar a Bobby—. Ha comido hamburguesa a mediodía.

—Es verdad —confirmó Carly antes de agarrar a los chicos y prácticamente arrastrarlos hasta la calle.

La gente ya estaba haciendo fila fuera del Orfeón, hablando entre sí mientras esperaban. Carly empujó a los chicos hacia adelante y los instó a ponerse las capuchas. Incluso si la banda aún no era tan popular, han tenido algunos contratiempos con las fans locas, que Carly entiende completamente, si los chicos no fueran como sus hermanos (que Alex lo era de verdad), probablemente estaría ocupada obsesionándose con ellos.

La rubia arrastró los pies mientras caminaban hacia el vendedor de perritos calientes, si pudieras llamarlo así, porque simplemente te pones en el perrito los ingredientes y las salsas que están en el capó de su coche, por eso a los chicos les gustaba tanto, pensaban que era genial, pero a Carly todo esto le asqueaba. No pudo evitar escuchar su estómago gruñir fuertemente mientras veía cómo los chicos pagaban. 

Estuvo tan nerviosa por el concierto todo el día que se olvidó de comer, pero esto sucedía cada vez, se había estado preocupando por cada pequeña cosa mientras los chicos simplemente jugaban y se divertían. Deseó poder hacer eso, pero su cerebro parecía no estar de acuerdo con eso.

—Esperen chicos, yo también voy a pillar uno —soltó Carly de repente, apenas pudiendo creer las palabras que salieron de su boca.

—Bromeas, ¿verdad? —preguntó Alex, asombrado. Su hermana negó con la cabeza.

—No, me muero de hambre. Me mantienen tan ocupada que apenas puedo comer.

Carly puso ingredientes al azar en su perro caliente, y corrió tras los chicos, que ya habían comenzado a alejarse.

Una vez que se sentaron en un pequeño sofá en el callejón, Luke parecía tan atrapado en sus pensamientos que se había olvidado por completo de su perrito caliente.

—Cómo mola, chicos —exclamó con una gran sonrisa en la cara—. ¡Tocaremos en el Orfeón! No quiero ni pensar en la de grupos que han tocado aquí, ¡y luego fueron famosos! —todos se rieron de sus palabras mientras Carly luchaba por meterse la comida en la boca, no podía superar el hecho de que eso había salido de un coche—. ¡Vamos a ser leyendas!

Carly asintió.

—Demonios, sí.

Todos sonrieron y Luke volvió a hablar, alzando su perrito.

—Comed, chicos... —se detuvo—, emm, y chica. Porque después de esta noche, todo va a cambiar.


No tenían ni idea de cuánta razón tenía Luke.



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