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CHAPITRE SEPT

🌧️˖ 𓄴 RAINY NIGHT presents: 

 ▬▬ Por un balón

Giselle juagaba con un pequeño pedazo de pergamino entre sus manos sin estar del todo segura si era buena idea contestarle a aquel desconocido.

—Odio este lugar —se quejó Elena con la cabeza apoyada en la mesa.— La biblioteca me provoca sueño.

Al escuchar las quejas de su amiga saco de su mochila una bolsa de costillas de res —cortesía de los elfos— y se la dio a su amiga, quien sonrió al ser alimentada.

Mientras Elena comía gustosa, Giselle estaba concentrada escribiendo la nota. 

—¿Crees que sea buena idea? 

—Solo deja la nota y ya —le quitó el pequeño papel y la dejó en el lugar donde el admirador secreto de su amiga había dicho.— Tengo unos sospechosos de quien podría ser tu enamorado misterioso —sonrió.— Así que vamos.

Elena dio una ultima mordida a una de las costillitas y tomó de la mano a su amiga y juntas salieron de la biblioteca. 

Segundos después de que ella se fueran, James y Sirius se quitaron la capa de invisibilidad con la que estuvieron espiándolas.

Unos completos acosadores.

Rápidamente James tomó la nota y al leerla una gran sonrisa apareció en su rostro.


Algo de mí... bueno, podría ser que soy muy curiosa, debo saber sobre todo lo que pasa a mi alrededor.

También me gustan mucho los misterios, y tú te encuentras entre esos misterios que quiero resolver.

G. L

—Hasta su letra es perfecta —James soltó un suspiro.— Ella es perfecta para mí —dijo con voz enamorada.

A su lado, Sirius frunció el ceño.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó. 

—Porque, querido Canuto —sonrió.— Cuando lo sabes lo sabes.

Black asintió, era una respuesta lógica para él.

• ღ •

Giselle y Elena se encontraban en las gradas del campo de quiddicht junto a Peter.

—Si un chico quiere salir conmigo que él me invite —dijo la castaña comiendo una galleta de limón, cortesía del rubio.— Y que pague todo... o que me de el dinero y me deje en paz.

Giselle soltó una risita mientras Peter procesaba lo dicho por ella.

Mientras ellos tres seguían hablando, del otro lado del campo tres chicos los veían.

El por qué de Peter de estar con ellas, además de agradarles, era ayudar a James.

Se sentía bien de solo recordar la sonrisa agradecida a su amigo, si podía ayudar a cualquiera de ellos tres, lo haría.

• ღ •

—Ve y háblale —le dijo Remus tratando de convence a su amigo.

—No puedo, cada vez que trato de acercarme ella y hablarle no dejo de balbucear —pasó su manos por su cabello con frustración.— No puedo evitar ponerme nervioso al tenerla cerca. 

—Sin contar que la vez que la tuvo más cerca tenía la cara llena de barro —dijo Sirius.—Que por cierto me costó mucho quitar de mi cabello —acarició su preciado cabello.— El barro me lo dejó todo seco.

—No estás ayudando —le dijo Remus.

Mientras Lupin trataba de animar a James, Sirius, con la única intención de ayudar al azabache, tomó el balón que había comprado en el mundo muggle y vio en dirección a las dos Hufflepuff que se encontraban en las gradas.

 • ღ •

—Déjame ver si entendí —dijo Elena.— Cuando vivían con su abuelo en ese departamento, el recepcionista tenía una enorme verruga en su rostro y siempre estaba como cascarrabias.

—Si, era como Filch pero gritón.

Ella soltó una risa antes de recostarse en el hombro de Peter, acción que Giselle no pasó por alto, menos cuando él se sonrojó, sin embargo apoyó su cabeza sobre la de ella.

—Estoy cansado —dijo Peter cerrando los ojos.

—¿De las clases?

—De existir.

Elena asintió de acuerdo con él, en cambio Giselle, quien siempre veía lo bonito a la vida, los vio entrecerrando los ojos.

—Son muy pesimistas —dijo con un pequeño puchero antes de ver hacia el cielo.— Es un hegmoso di- ¡ay! —soltó un chillido de dolor al recibir un impacto en el rostro.

Elena soltó una carcajada mientras Peter rápidamente se levantó a ayudarla. Segundos después ella hizo lo mismo y estaba dispuesta de golpear a quien le hizo eso a su hormiguita.

—POTTER —gritó al ver que era el único que estaba cerca.

—Y-yo —balbuceó el azabache. Sus amigos de un momento a otro desaparecieron en cuanto Sirius lanzó el balón en dirección a Giselle.

—¿¡Usas lentes para nada o qué!? 

—¡Lo siento! —ignoró los reclamos de Elena y fue a ver como se encontraba Giselle.— De verdad no fue mi intención, no te vi y-yo, no quise, fue un accidente lo prometo —comenzó a hablar con tanta rapidez que comenzaba a trabarse, incluso parecía que lloraría.

Mientras James se disculpaba con la rubia, un perro negro apareció y tomó la mochila de Elena con su hocico y se echó a correr no sin antes darle una mirada cómplice a Peter.

El rubio tomó la mano de Elena y la jaló con el para ir detrás del animal dejando solos a James y Giselle.

—¡Ven aquí perro pulgoso! —exclamó corriendo detrás del animal.

—Lo lamento —volvió a disculparse el azabache, ignorando lo que su mejor amigo estaba haciendo.— Vamos a la enfermería a que Madame Pomfrey te de una poción.

¡Ay, pendejo! —se quejó en cuanto James tocó su mejilla.

—¿Qué? —no la había entendido.— ¿Eso fue español?

—No impogta —negó.— En un momento se me pasará.

El azabache abrió los ojos con pánico al ver que la mejilla de Giselle estaba muy roja y muy probablemente luego aparecería un moretón.

—Y-yo —balbuceó y lo único que se le ocurrió hacer fue colocar su mano con suavidad en la mejilla de la rubia aprovechando que se encontraban muy frías debido a los nervios que sentía. 

Ella se sobresaltó al sentir su toque, pero se relajó al sentir la sensación de frío calmar un poco dolor.

Eges el chico que se tenía el rostgo de barro —recordó y soltó una risa al ver como él rostro del de lentes se sonrojaba.— Eres James ¿verdad? 

—Sí —dijo bajito.— De verdad lo lamento.

—Fue un accidente —trató de sonreir, pero de verdad le dolía mucho.

James volvió a insistir ir a la enfermería y esta vez Giselle aceptó.

Desde lejos, Remus sonrió al verlos caminar juntos comenzando  a creer que lo que que su novio hizo no fue tan malo después de todo.


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