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𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮 𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚. calma antes de la tempestad

—C H A P T E R T W E N T Y
T H R E E—

Calma Antes de la Tempestad

📍CORUSCANT.

💢| Los presentimientos no son precisamente catalogados como un sentimiento que traiga consigo satisfacción o complacencia, más bien dicha sensación era derivada por experiencias o análisis cuidadosos sobre una situación o persona en particular. Estos podían ser inciertos y no muy precisos en la manera en que ocurrirían, pero lo hacían, es por ello que la ansiedad se volvía un enemigo más a la mente que comenzaba a ser alertada de un peligro.

Había tensión en el planeta Coruscant, más específicamente entre los Jedi, el Canciller Palpatine, Anakin y sus allegados. Curiosamente la comunión entre el regidor democrático y el joven padawan se había vuelto demasiado cercana, a tal punto de que inclusive algunos Senadores comenzaron a ser inquietados debido a la peculiaridad de la situación.

Para mala suerte del joven oji-azul, la fémina sokoviana se había alejado cada vez más de él ante dicho comportamiento, pues Rea le confesó sentirse "traicionada" de alguna manera después de los constantes roces y el mal trato recibido por parte del Canciller hacia su persona.

"Estuviste a nada de perder tu lugar con los Jedi con tal de protegerme, se lo prometiste a mi hermano y ahora estás con quien quiso hacerme daño. No te comprendo, Anakin". Fueron las palabras que la joven Hexe le recriminó.

"Solo es un mal momento, Ani. Tienes que darle su espacio". Le aconsejó Padmé.

"Bueno.... En algún punto ella dejará de estar molesta". Le aseguró Rex después de ver cómo la castaña ignoraba olímpicamente a su superior.

"Debió hacer algo muy grave como para que ella no quiera hablar con usted". Recordó de un joven padawan de cabellos rojizos.

Y Ashoka... Bueno, la había perdido desde que se negó a seguir formando parte del Consejo Jedi, pero estaba seguro de que habrían tenido una disputa y seguramente también estaría siendo un poco ignorado por ella.

Ahora, en medio de un conflicto interno, Skywalker comenzaba a debatir dentro de sí mismo qué era lo correcto y qué no. Estaba considerando muy seriamente el dejar de hablar con el Canciller Palpatine.

—Ella me odia—. Soltó el joven sin más, quien se encontraba sentado sobre uno de los escalones exteriores en el templo Jedi. Necesitaba un respiro nocturno, y para su fortuna tenía alguien con quien desahogarse.

—Anakin, no seas tan duro contigo mismo. Ya se le pasará—. Dijo Obi-Wan en un intento de animar a su hermano—. Rea y tú tienen una de las mejores amistades que existen en la galaxia, no se perderá solo por esto—. Argumentó el adulto, quien se encontraba al lado izquierdo, tres escalones arriba de la posición de su amigo.

Aunque si lo meditaba más a profundidad, empezaba a dudarlo un poco.

—Le hice una promesa—. Chistó el padawan antes de soltar un suspiro profundo—. A su hermano por igual, y no he cumplido.... Si no puedo con eso, entonces no merezco estar delante de su presencia—. Desganado, pasó su mano enguantada por sus cabellos en un intento de peinarlos.

—¿Eso es todo?—. Preguntó Kenobi perplejo—. ¿Rendirte? ¿Tú?—. Cuestionó incrédulo—. Debo estar soñando.

Anakin bufó por lo bajo—. Rea es muchas cosas: testaruda y decidida son unas de sus mejores cualidades—. Acreditó—. Ella está decidida a odiarme y es una completa testaruda en continuar haciéndome la ley del hielo—. Enumeró con su dedo índice y del medio.

El adulto negó con su cabeza—. Ambos son adultos y actúan como unos niños.

—Qué lindo de tu parte, Obi-Wan—. Comentó la castaña detrás de ellos, ocasionando que el dúo se girase hasta su dirección.

La fémina poseía una especie de vestidura nocturna larga y una capa carmesí cubría su cuerpo del frío viento que envolvía el lugar, parte de su rostro era cubierto debido a la capucha de la misma, la cual bajó dejando a la vista su semblante neutro.

—Rea—. Soltó el padawan con sorpresa, poniéndose rápidamente de pie—. ¿Qué haces en el templo a estas horas?

—Me resulta difícil conciliar el sueño—. Respondió sin más.

Una ligera apertura se hizo presente en los labios del oji-azul.

—Me buscabas a mí—. Habló Kenobi. Rea asintió con su cabeza—. Me tomé la molestia de ayudar a Rea con ese problema—. Explicó después de ver el rostro confundido de su amigo.

—Ahora lo entiendo—. Musitó Anakin por lo bajo y algo decepcionado. Cuando se conocieron, Padmé y él fueron quienes ayudaron con las pesadillas que impedían que la Hexe durmiera lo suficiente.

—Discúlpame por hacerte esperar—. Habló el adulto a la fémina, incorporándose en su lugar.

—No hay problema. Debiste suponer que tú ayuda ya no me sería necesaria, después de todo, estuve durmiendo durante dos semanas como un bebé gracias a ti—. Dijo la castaña sonriendo de lado, cosa que el Jedi mayor imitó.

Anakin, para sus adentros, sintió dentro de sí algo de tranquilidad, ver a sus seres apreciados de esa forma le hacía despejar sus confusiones y sentimientos no deseados.

Aunque sabía que de algún modo u otro volverían.

—Rea, yo...

—Olvídalo, Anakin—. Interrumpió—. Tus motivos tienes, no pienso entrometerme—. Se apresuró a decirle.

—Lo lamento.

—No impor...

—No—. Interrumpió ahora él—. Herí tus sentimientos y lastimé tu confianza, algo que te ha costado desarrollar desde que estás en este sitio—. Le recordó a ambos—. Mis intenciones nunca han sido malas hacia ti, Rea...

—Lo sé, hermano.

La respiración del padawan se detuvo en ese entonces, una calidez invadió su cuerpo y por un instante llegó a pensar que estaba sumido en alguna de sus ensoñaciones.

Esa era la primera vez que ella se dirigía a él de esa manera. Y no sabía cómo describir la emoción que estaba sintiendo, pero era como si su corazón saltara de felicidad.

—Dolió, y duele un poco—. Continuó—. Pero sé que tienes tus razones, y jamás me lastimarías.

—Por supuesto que no—. Afirmó él ascendiendo por los escalones hasta quedar dos por debajo de la posición de la fémina—. Yo solo quiero protegerte.

Maximoff le brindó una sonrisa sincera a Skywalker, antes de golpear su hombro izquierdo con su mano.

—Entre los tres vamos a protegernos—. Aseguró ella observando a Kenobi e indicándole que se posicione al lado de su hermano, cosa que acató—. Somos un equipo. Somos una familia. Y nada podrá arruinar eso—. Decretó sonriéndole al dúo.

—Mientras estemos juntos, todo estará bien. No van a derribarnos—. Agregó el hombre de barba con seguridad.

Sintiendo alegría al encontrarse mejor las cosas entre ellos, Rea abrazó por los hombros a su familia; Anakin posó su mano robótica sobre la espalda de la fémina, mientras que Kenobi rodeó con cuidado la cintura de la castaña. Una sonrisa divertida fue enviada al mayor del trío por parte del Elegido.

—Anakin, no arruines este momento—. Lo regañó su maestro.

—Lo intento, pero usted no ayuda—. Se justificó.

Después de conversar durante algunos minutos, Anakin decidió desaparecer del lugar con el fin de ir a descansar, cosa que el par aceptó e imitó.

Mientras se dirigían a sus respectivos aposentos, Kenobi y Maximoff decidieron conversar un poco entre sí.

—Me alegra que por fin las cosas estén bien entre ustedes.

—A mí también. Es imposible no extrañar la personalidad de Anakin—. Expresó la fémina con sinceridad. Un bostezo escapó de sus labios, los cuales cubrió con su mano derecha.

—Eso es una buena señal—. Mencionó el de ojos azules—. Creo que esta vez también podrás dormir tranquila.

—Un bostezo no significa mucho, Obi-Wan.

—Técnicamente si—. Comentó su desacuerdo.

Rea se giró a verlo y negó con una sonrisa divertida antes de bostezar nuevamente—. Lo siento mucho—. Dijo algo avergonzada.

—Descuida. Es un alivio que poco a poco estés experimentando la paz—. Se sinceró él.

—No creo que la paz duré lo suficiente.

Y vaya que no lo haría.

























Ahora si agarrense que se vienen los sucesos de la Orden 66🤧

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©-mandaloriana76

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