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𝙨𝙞𝙭𝙩𝙚𝙚𝙣. oscuridad

—C A P Í T U L O    D I E C I S É I S—

Oscuridad.

La oscuridad, tarde o temprano,
hará de las suyas❞.

📍CORUSCANT.

💢| La oscuridad es uno, si no el mayor, de los miedos inculcados en cada ser viviente desde el momento en que éste percibió por primera vez el mundo al que ahora pertenecería. La pregunta es, ¿por qué? ¿Qué acaso no era un aliado en ocasiones? ¿Cuándo debías esconderte, la oscuridad no brindaba entonces un buen respaldo?

Palpatine, al verse presionado por la intervención del Consejo Jedi —y más aún por la presencia del gran Maestro Yoda— a la "solicitud" realizada para mantener en cautiverio a Rea, se vio obligado a dejar a la fémina en libertad por el planeta y la galaxia misma con la condición de que sería vigilada por Anakin.

No pasó mucho tiempo cuando a dicha petición se le unió Ahsoka, Bail, Padmé, Obi-Wan, Yoda y algunos miembros más del gremio.

—Intrigados por ti muchos estamos—El comentario del ser de piel verde y dedos tridáctil provocó una mueca en el rostro de la Hexe.

—Lo percibo muy bien—Aseguró la castaña tratando de sonar divertida y no incómoda, cosa que no funcionó. Últimamente estaba siendo el centro de atención, y eso atraía miradas que no siempre eran las más recíprocas que alguno pudiera esperar.

Las intenciones y sentimientos variaban según la persona: miedo, odio, rencor; lástima, empatía, solidaridad, respeto; ambición, codicia, deseo y muchos más que le gustaría empezar a olvidar rápidamente, pero que lastimosamente tomaría más tiempo del que tenía.

—Temor en ti detecto—El maestro Jedi señaló a la sokoviana y entrecerró sus ojos—¿Algo con nosotros que compartir tienes?—Preguntó luego de unos segundos de silencio de parte de la fémina.

Rea suspiró. No tenía muchas opciones a su favor como para seguir dándole vueltas a su pequeño problema—Por el momento, creo que sólo con usted—Respondió observando a Yoda con seriedad—Por lo que escuché, es un gran maestro y contiene gran sabiduría sobre la Fuerza y las cosas relacionadas a ellas. Quizás usted sea de los únicos que pueda ayudarme con mi profecía.

Procesando las palabras manifestadas, Yoda, sentado sobre una plataforma redonda, apuntó a Rea con su pequeño bastón—¿Profecía dices?—La castaña asintió con su cabeza antes de colocar sus manos por delante de ella.

Un aura escarlata envolvió sus manos e iluminó los rostros de los dos presentes en la habitación. El intenso color escarlata de la luz chocó contra algunas paredes y objetos en el lugar antes de desaparecer y dejar a la vista un libro color plateado con tonos oxidados—Es este—La menor de los Maximoff se inclinó hacia el frente en su asiento y le extendió el libro al Maestro Jedi, quien lo recibió con intriga entre sus manos.

—Analizarlo tengo que—Comentó moviendo el peculiar libro en el aire con cierta rareza—Conmigo unos días debe estar, ¿lo aceptas?

Rea asintió instantáneamente con su cabeza—Lo que más deseo es deshacerme de él—Expresó con sinceridad.

Horas más tarde de su reunión con el pequeño, pero formidable, Jedi, Rea fue directamente a sus apocentos en búsqueda de tranquilidad. La noche caería rápidamente y lo que menos quería era estar deambulando por la oscuridad de los miles de pasillos en la infraestructura, perderse y sofocarse por la angustia y la rareza que le producía dicho efecto.

Así que, cuando ingresó a su nuevo hogar y las puertas detrás de ella se cerraron, se dispuso a realizar los mismos quehaceres habituales que desarrollaba en Sokovia: Se dio una ducha, cambió sus vestimentas, comió una simple manzana debido a la falta de apetito del momento y, con ayuda de su magia, movió uno de los largos sofás semicirculares hasta quedar en una posición que le permitiera ver el paisaje nocturno y las pocas estrellas lejanas en la ciudad.

A los pocos minutos la falta de sueño comenzó a cobrar su tarifa; sus ojos comenzaron a perder fuerza poco a poco y, en el interior, el deseo de que alguien hiciera acto de presencia para liberarla de sus pesadillas se hizo fuerte pues no quería tener que revivir una y otra vez la imagen de su hermano mayor muriendo lentamente en sus brazos.

Entonces, como si el universo se hubiera apiadado de ella, una energía ya conocida logró apaciguar el creciente miedo que había liberado inconscientemente.

—¿Rea?—La voz del Jedi de nombre Obi-Wan la hizo parpadear un par de veces en su lugar mientras una rara sensación en su interior se hacía presente y le producía cierto escalofrío en su cuerpo.

Sin girarse a verlo, la castaña alzó su brazo izquierdo en el aire, siéndole así más fácil al Jedi visualizar su ubicación exacta—Por aquí, General.

Obi-Wan alzó su ceja derecha en confusión debido al tono divertido con el que la oración salió de los labios de la fémina, aún así decidió ignorar eso y avanzó unos cuantos pasos hasta encontrarse del lado izquierdo del sofá unos centímetros por detrás de la apertura del balcón—¿Anakin no está aquí?

La Hexe, sentada, mantenía una posición cruzada de piernas y un cojín sobre éstas. Rea, finalmente observando el par brillante de ojos azules, negó con la cabeza a modo de respuesta—No lo he visto en todo el día.

El Maestro del hombre buscado llevó su mano derecha a su barbilla mientras que su mano izquierda se volvía un soporte para su codo del sentido contrario—Me dijo que debíamos venir aquí contigo porque necesitaba hablar de algo importante con nosotros.

—Qué extraño—Pronunció la castaña marcando su acento—Quizás vendrá en un par de minutos—Compartió ella su suposición encogiendo su cabeza a la altura de sus hombros.

—Quizás tengas razón—Coincidió el Jedi apoyando la hipótesis de la contraria.

—¿Te vas a quedar allí parado esperando hasta que él decida cuando llegar?—Cuestionó la Hexe luego de unos minutos de silencio sepulcral entre ambos. Con Obi-Wan dirigiendo su mirada hasta ella, la fémina golpeó un espacio libre a su lado indicándole que podía tomar asiento en dicho sitio, cosa que él así hizo solo que manteniendo una distancia considerable entre ambos por respeto a la figura femenina.

Rea, inclinándose ligeramente hacia adelante, permitió que el frío viento que ingresaba en la zona moviera los bellos en su piel y los largos cabellos marrones rebeldes en una danza que sólo el universo podía entender por sí mismo. Mientras tanto, Obi-Wan decidió recargar su espalda contra el respaldo del mueble, cruzó sus brazos a la altura de su estómago y subió su pierna derecha encima de la izquierda esperando a su compañero.

En otras situaciones, la tensión en el ambiente hubiera impacientado a la Hexe o al Jedi a tal grado de hacerlos huir de la zona debido a la incomodidad que le estaban generando al otro. Pero para fortuna de ambos, esta vez las cosas eran diferentes.

No había masas, multitudes molestas, ruidos frustrantes; no había guerra, no había disputas, no había adrenalina o riesgo por su supervivencia. No. Estaba vez solo eran los dos compartiendo un momento de tranquilidad en esa vasta galaxia repleta de desastres y tragedias.

—Así que, ¿hablaste con el Maestro Yoda?—Preguntó Obi-Wan, conociendo en realidad la respuesta, pero con intenciones de establecer una conversación amistosa con la castaña.

Rea aún inclinada hacia el frente, y por lo tanto, dándole la espalda, asintió con la cabeza—En un inicio fue difícil porque él mezcla las palabras o revierte el orden—Explicó ella con una pequeña risa al imaginar las caras que seguramente hizo en su momento de confusión.

Obi-Wan rió ante el contagio de la sokoviana—Te acostumbrarás.

—Eso espero porque no quiero tener que hacer gestos de los cuales Anakin pueda burlarse después—Comentó Rea bufando por lo bajo.

Kenobi ladeó su cabeza emitiendo un pequeño sonido que hizo a la Hexe girarse a verlo—Con Anakin las burlas y las bromas no cesan jamás—Y aunque en su mayoría eran divertidas para liberar la tensión en las batallas, había ocasiones en las que a Obi-Wan le producían un gran dolor de cabeza.

—Supongo que estoy perdida—Bromeó Maximoff llevándose una mano al pecho en un acto dramático. El Jedi asintió con su cabeza antes de reír, nuevamente, por lo bajo—Lo quieres mucho—Soltó ella cuando ambos se encontraron nuevamente relajados. Y más que una suposición, el comentario salió como una afirmación.

Obi-Wan formuló una pequeña sonrisa de lado antes de fijar su mirada en la vista nocturna de la ciudad, donde en la lejanía se podían distinguir múltiples puntos brillantes debido a las locaciones llamativas en tonos neones—Es como un hermano para mí.

Rea, con algo de melancolía, giró su vista hacia la apertura que conducía al balcón—Sé cómo se siente eso.

Debido a su movimiento, Kenobi sólo logró distinguir parte del lado izquierdo del rostro de la castaña. Se veía tranquila, relajada... Aunque gracias a la Fuerza él podía percibir que realmente dentro de sí misma se encontraba lidiando una batalla que ella no estaba muy segura de poder ganar.

Obi-Wan suspiró por lo bajo, casi inaudible a oídos humanos. No era muy bueno con las palabras, después de todo al tratar de ayudar a Anakin con la situación de su madre el momento no había salido tan bien como ambos lo hubieran esperado. Con Satine en su juventud las palabras no habían sido un problema, después de todo estar con una futura heredera al cargo de Mandalore permitía desarrollarse y ser influenciado por un lenguaje mucho más comunicativo y  expresivo, pero ahora que sus labores e interrelaciones habían cambiado drásticamente desde la muerte de su Maestro, las cosas eran definitivamente muy distintas a lo que alguna vez hubiera experimentado.

—Lo siento—Él sabía que esas dos palabras eran las más comunes en toda la galaxia ante situaciones trágicas y quiso golpearse el rostro por eso. Aunque, si divagaba más a profundidad en la oración, había un peso mucho más drástico y fuerte de lo que normalmente se esperaba.

—Gracias—Murmuró Rea antes de carraspear en su lugar—Eres de las pocas personas que me lo ha dicho con sinceridad—Agregó a su hablar, como si de algún modo pudiera hacer que la imprudencia o inquietud en el Jedi fuese removida por un sentimiento que lo hiciera sentir especial.

Y en realidad lo consiguió.

—No soy bueno con las palabras, pero puedo hacer mi mejor esfuerzo si es que necesitas hablar sobre lo que sucedió en Sokovia—Sugirió Kenobi a la fémina con genuinas intenciones de querer ayudar.

La castaña, recargando su espalda contra el respaldo del largo sofá blanco, formó una pequeña sonrisa en su rostro que fue visible en el radar de visión del Jedi—Agradezco tu ayuda y preocupación. Hay tantas cosas que quiero decir, pero siento que aún no es el momento adecuado.

Con esas simples palabras Obi-Wan entendió que Rea aún necesitaba su espacio y tiempo para procesar las cosas en su cabeza—Bueno. La oferta seguirá en pie, por si algún día la necesitas.

Rea asintió de manera genuina, olvidándose por unos instantes de todo aquel mal que la perseguía y que representaba—La única oferta que yo puedo ofrecerte es ser el bufón que te haga reír cuando las cosas malgan sal.

—¿Qué?—Preguntó Obi-Wan desconcertado por las últimas dos palabras. Rea soltó una carcajada un poco más fuerte que sus risas anteriores antes de abrazar su estómago por el semblante confundido en el rostro del Jedi—Entiendo. Cuando las cosas salgan mal—Se dijo a sí mismo corrigiendo la oración de la fémina con la risa de la misma aumentando en la habitación.

Bueno, al menos hasta que Obi-Wan existiera le sería muy difícil a la oscuridad poseer a Rea hasta transformarla en la mujer de caos que debía ser en algún punto de su vida.

—Anakin ya se tardó un poco, ¿crees que esté bien?—Cuestionó la Hexe relajando su respiración luego de ese divertido momento.

—También estoy empezando a preocuparme un poco—Comentó Obi-Wan apoyando el sentir de la castaña. Moviéndose en su lugar, el Jedi dirigió su mirada a la puerta trasera que permitía el acceso al hogar de Rea—Pero Anakin no es alguien que olvide fácilmente las cosas.

—Eso sonó extraño, como si fuera dirigido a una persona que espera el momento adecuado y específico para usar sus resentimientos como una justificación a sus malas acciones, como un villano. Cosa que claramente él no es—Aclaró la Hexe cuando la mirada de Obi-Wan rápidamente se posó en ella ante su comentario.

Extrañamente, para el Jedi, esas palabras estuvieron haciendo eco en su cabeza días posteriores a su encuentro con Rea, al cual Anakin nuca llegó.






































Tenía que sentar bases para explicar el apego entre estas dos bellas personas🤧
Y aún falta un poquito más🤧

Preparen sus pañuelos porque cuando menos lo esperen va a llegar el: Eras mi hermano, Anakin. Yo te quería😭



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©-mandaloriana76

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