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𝙤𝙣𝙚. entre recuerdos

—C A P Í T U L O       U N O—

Entre Recuerdos.

❝Un simple encuentro
marcó el futuro de la galaxia❞

ABY 32.

📍SOKOVIA.

Era tan increíble el golpe tan veloz que la decisión de un gobernante o separatista de maldad podría llegar a tomar sin importarle las consecuencias que vendrían para la población en cierto planeta.

—¿Dónde están nuestros padres, Pietro?—Preguntó la sokoviana a su hermano con preocupación.

La pequeña Maximoff de nueve años observaba al primogénito de los Maximoff jadear en su lugar con desesperación; la tonalidad en su piel era casi tan blanca como la de sus cabellos; su rostro reflejaba horror y en sus ojos se podía percibir cierto dolor y angustia. El de cabellos platinados había regresado a la cueva subterránea de protección en la que el pueblo de Sokovia se protegía del ataque de bombas y demás.

"Vayan a refugiarse. Los alcanzaremos más tarde". Eran las últimas palabras que Rea y el mayor tenían de sus padres.

Pobres niños, que ilusos fueron en su momento al creer que la vida era simple felicidad y maravillas.

Mientras tanto, en Pietro la imagen de sus padres agonizando lentamente y manchando su camiseta con su sangre recorría la conciencia del mayor una y otra vez.

—Solo corrí—Murmuró en un hilo de voz el mayor. Rea frunció el ceño en su lugar al encontrarse confundida—No podía hacer nada más y estaba asustado—Sus manos temblorosas captaron la atención de la castaña.

Fue entonces cuando sus ojos esmeraldas captaron el rastro carmesí en las vestiduras de su hermano, no tuvo que pensarlo mucho para intuir que era lo que había acontecido, así que, con un dolor creciendo rápidamente en su interior, rodeó al mayor con sus pequeños brazos.

Después de sobrevivir, Pietro se prometió a sí mismo cuidar con su vida a su pequeña hermana, pues eran lo único que tenían entre ambos luego de que la guerra los dejara sin sus padres y sin hogar. El tiempo pasó tan fugazmente, que una visión en sus sueños se hizo presente y su desenlace solo logró asustarlo.

A lo lejos, divisó una Wanda de trece años correr felizmente hasta donde él se encontraba mientras los ciudadanos en el planeta veían a la pequeña niña con repudio y miedo por su peculiaridad.

Internamente se preguntaba cómo es que el universo y la vida misma podían ser tan crueles con una niña pequeña que no había deseado jamás ser diferente al resto, pues, desde que el pueblo de Sokovia había descubierto que la niña era una Hexe, la habían culpado por todas las tragedias que habían estado aconteciendo desde su existencia.

Y ahora su preocupación era tener que morir, porque justamente eso era lo que había visto: a sí mismo en su último aliento y su hermana abrazándolo con fuerza.

Cuando Rea estuvo delante de su hermano con su radiante y característica sonrisa, los ojos de Pietro se cristalizaron rápidamente y un nudo en su garganta se hizo presente.

ABY 21.

El tiempo había sido indescifrable, la llegada de múltiples naves con droides atacantes al planeta fue inesperado para todo el pueblo que se encontraba huyendo y luchando por su libertad y justicia.

Pietro sostenía un arma similar a un bláster mientras disparaba sin piedad alguna a los seres metálicos que atacaban a los residentes en el mundo mientras que una Rea de diecinueve años —casi veinte— creaba diversos escudos escarlata que protegían a los indefensos.

—Muy bien. Ya saben que hacer—Habló Anakin antes de descender de la nave en la que se encontraba siendo transportado. La emoción al límite debido a tener que liberar cierta frustración en los droides del lugar.

—Si, General—Habló el clon Capitán de nombre Rex, uno de sus sargentos más honorables y leales, según las propias palabras del Jedi.

—Ahsoka, ve con ellos. Si encuentras a un residente, salvaguardarlo—Ordenó el de cabellos largos a su padawan.

—Si, Maestro—La menor asintió con su cabeza antes de alejarse de su superior en búsqueda de seres necesitados de protección.

—Esta guerra está comenzando a matarme—La queja del Maestro Kenobi ocasionó cierta gracia en su padawan, quien hizo un ademán con su mano antes de encender su sable de luz dispuesto a adentrarse en la batalla.

Una horda de droides disparaba en su dirección sin cesar mientras ambos avanzaba a paso firme. Obi-Wan se posicionó al lado de su amigo con su sable de luz azul también encendido e igual de dispuesto a proteger a los inocentes del planeta.

Vaya sorpresa se llevaron los dos al divisar un destello escarlata arrojar por los aires a los robóticos, a su vez que partía a unos por la mitad con cada paso que daba.

—La persona que está haciendo eso, ¿es amigo o enemigo?—Cuestionó Anakin con el ceño fruncido. Su cuestión era formulada debido al tono rojizo que mayormente representaba a la maldad en la galaxia.

—No tengo ni la menor idea—Respondió Kenobi haciendo una señal con su cabeza para que ambos avanzaran.

Una onda escarlata se expandió a su alrededor y golpeó contra ellos y sus respectivos escuadrones; con el fin de no caer al suelo ambos incrustraron sus sables de luz contra la superficie del planeta mientras usaban sus piernas como anclas.

Al alzar su mirada, y desaparecer el polvo generado, una silueta femenina de largos cabellos castaños y ojos esmeraldas fue visible ante el par. A su vez, un muchacho alto y de cabellos blancos se acercaba hasta ella con velocidad.

—¿Estás bien?—Cuestionó con preocupación a su hermana, quien asintió con una sonrisa tranquilizadora.

—¿Ustedes son la ayuda que estábamos esperando?—La pregunta de la sokoviana sobresalta al dúo de Jedis cuando ésta se gira a verlos.

Rea observó por unos instantes al Jedi de cabellos rubios y con barba en el rostro. Una rara sensación recorrió su interior produciendo cierto cosquilleo.

—Somos la caballería—Respondió el padawan; al ver que su Maestro parecía estar en un trance le dio un ligero golpe en el brazo izquierdo.

—Tienen que resguardarse—Solicitó el adulto.

Una nueva oleada de droides se acercaba hasta ellos, por lo que les fue necesario ubicarse detrás de una barricada que los clones habían diseñado para protegerse.

—¿Y quién lo dice?—Preguntó el de cabellos blancos posicionándose delante de su hermana al observar una mirada singular de parte del Jedi. Conocía bien el significado de esa visualización y no le agradaba.

—Mi nombre es Obi-Wan Kenobi—Se presentó llevando la palma de su mano hasta su pecho—Y mi compañero es Anakin Skywalker—El nombrado asintió con la cabeza a modo de saludo.

—Pietro y Rea Maximoff—Presentó el mayor de los hermanos señalando a cada uno según su nombre. Su mirada cayó delicadamente sobre el Jedi de vestiduras obscuras: era una de las personas que habían estado en sus visiones—Y no escaparemos, tenemos que luchar.

—No creo que entiendan la gravedad de la situación—Dijp Obi-Wan esperanzado en resguardar y proteger la vida de ambos seres.

—Creo que tú no entiendes quiénes somos—Intervino la castaña al instante.

—¿A sí? ¿Y quiénes son?—Atacó el padawan cruzando sus brazos por debajo de su pecho. Pietro y Rea se observaron entre sí con una sonrisa cómplice.

—Ve al Norte, yo iré al Este—Indicó el mayor de los hermanos antes de ver asentir a su hermana con la cabeza.

—Cuídate. No quiero tener que humillarte nuevamente al salvarte de otro problema—Bromeó la castaña tornando sus ojos y manos de un brillo escarlata.

—¡Ja, ja! Que graciosa—Chistó el mayor antes de rodar sus ojos y correr. A su vez, Rea se elevaba por los aires con el impulso de su poderío.

Anakin y Obi-Wan se observaron entre sí con confusión luego de ver a los hermanos marchar al calor de la batalla.

—Creo que tendremos que agregar más cosas al informe, ¿o no, Maestro?

—Tal parece que así será, Anakin.

—De acuerdo. Nuevo plan—Habló el Elegido dando media vuelta para observar a su amigo—Vas al Norte a proteger a tu nueva novia y yo voy al Este a cuidar la espalda de su hermano—Más que tratarse de una sugerencia, Skywalker trataba de fastidiar a Obi-Wan por lo que sus ojos habían notado e interpretado.

—De acuerdo—Anakin rió con gracia antes de dar vuelta y correr a la batalla—Espera.... ¡Anakin!—Exclamó Kenobi con cierta molestia al comprender la insinuación y equivocación errónea de su compañero, quien se limitó a reír con gracia antes de desaparecer de su visión.














































Queda mucho como relleno, pero quiero mostrarles cómo se conocieron estos loquillos para que pegue fuerte el dolor de Rea por la muerte de Pietro, Padmé y el paso al lado oscuro de Anakin.

Re sádica y mala yo JAJAJAJAJAJAJAJA PERDÓN XD



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©-mandaloriana76

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