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𝟎𝟓 ♧ 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎

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ˡᵒᵛᵉ ᵍᵃᵐᵉ
❜ ⌗ . . . 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔 . . . ⌗ ❜🌿✨

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│❝ ÁGUILAS, LEONES,
   SERPIENTES Y TEJONES ❞
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EL CAMINO HABÍA sido cómodo, claro, por lo general amaba los viajes en tren a pesar de que la mareaban, pero las pláticas con Mae y los otros chicos las habían hecho entretenidas, y no le habían permitido marearse. Pronto el tren se había reducido su velocidad, y Amber le indicó que mejor recogiera sus cosas, pues pronto bajarían del tren para acercarse a los botes.

—¿Botes otra vez? —murmuró la castaña frunciendo el ceño hacia arriba en una clara expresión de terror, apuntando hacia estos.

—El primer año de los alumnos es especial, así como el último, se acostumbra entrar en el castillo el primer año en botes, después es con carruajes si no me equivoco —explicó Ernie.
Realmente había conectado bastante bien con los chicos, como jamás en su vida había ocurrido con alguien que no fuera Harry. Por lo menos, con quien más había coincidido era con Mae, resultaba ser que a la azabache también le gustaban los cómics, los libros y la música.
Esta vez estaba feliz de que nadie conociera a su supuesta familia.

—¡Llegamos! ¡Los de primer año vengan aquí! —habló alguien bastante mayor a la castaña, todos estaban cambiados con las túnicas que el listado había pedido, usaban unas camisas blancas con una corbata negra con lo que parecía ser el logo de Hogwarts, las mujeres usaban falda, los hombres un pantalón, y todos estaban obligados a usar un chaleco.

___________ y todos los que estaban en el vagón, se dirigieron a una de las puertas del tren, todos bajaron tan rápido como les fue posible, y pronto escucharon una voz familiar.

—¡Atención, los de primer año, vengan conmigo! ¡Los de primer año por aquí! ¡Dense prisa, por aquí! —ese era Hagrid, sostenía una lámpara en su mano izquierda mientras que con la derecha hacia señales para guiar a los nuevos.

—Es increíble, ¿No crees? —inquirió Amber.

—Si no fuera por los botes lo sería —contestó la castaña con una sonrisa ladina.

—Hola Harry, ___________ —saludó el gigante.

—Hola, Hagrid —Harry y __________ devolvieron el saludo al mismo tiempo.

—Aquí están los botes, síganme, ¡Rápido! —indicaba el hombre.

Se acercaron a los botes, por desgracia, esta vez le tocaba compartir el bote con Maeve y Amber, además de otra niña igual que ella, castaña pero de ojos negros.

—Soy Grace, Grace Cooper —se presentó la niña.
La ojiverde había entablado buenas relaciones con los niños, por un lado, Mae y ella parecían fotocopias en la manera de actuar, vestir, e incluso de hablar, por su lado, Grace era más extrovertida. No había tardado nada en comenzar a hablar con las niñas mientras ellas habían esperado por lo menos veinte minutos antes de poder encontrar algo de qué hablar, Amber por su parte era mucho más introvertida, más, incluso que la castaña y la azabache juntas, sin embargo se caían bien.

—¿Estás temblando? —preguntó Grace a ___________ cuando notó su intranquilo pie.

—Es solo... Nada —respondió la niña con una sonrisa intentando apreciar el enorme y lindo paisaje que se extendía ante sus ojos.
El castillo era asombroso, gigante, algo espeluznante también, quizá por lo antiguo, pero era hermoso a su manera, la lluvia que caía sobre ellos le daba un toque especial y único al paseo.
Las luces que iluminaban la antigua construcción la hacían resaltar del nocturno cielo. Una extraña sensación de tranquilidad y plenitud se instaló casi de inmediato en su pecho mientras los barcos se acercaban al castillo, el cuál se engrandecía cada vez más, haciéndola sentir escalofríos.

Inconscientemente la castaña bajó su mano hacia el agua, estaba helada, casi congelada.

—___________ —le llamó Amber.
La ojiverde volteó,  unas gotas frías de agua gigantes golpearon su rostro.
Las cuatro niñas rieron, y en cuestión de segundos, una pequeña guerra de agua se había desatado. ___________ nunca creyó tener más amigos que Harry. Pero esta vez estaba dispuesta a hacer lo que sea con tal de no perder a sus nuevos amigos. Era una sensación nueva, pero entendía el porqué de su felicidad.

Llegaron a su destino realmente pronto, todos estaban asombrados ante la vista extensa del castillo. Era simplemente sublime ante los ojos de todos los nuevos alumnos.
Entraron a Hogwarts en grupo, siendo guiados por alguien tres o cuatro años mayor a ellos. Una mujer bastante anciana los esperaba en lo que parecía ser el umbral de una puerta, tenía una túnica negra y verde esmeralda, y un puntiagudo sombrero en cono adornaba su cabeza.

—Bienvenidos a Hogwarts, ahora en un momento pasarán por aquí para reunirse con sus compañeros, pero antes serán seleccionados para sus casas. Son  Gryffindor Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin —la mujer observaba a todos, hasta en un punto detuvo sus azules ojos en los de la niña, haciéndola sentir un escalofrío inmediato —, mientras estén aquí, su casa será como su familia, con sus logros sumarán puntos, si no respetan las reglas los perderán, y al final del año la casa que tenga más puntos recibirá La Copa De Las Casas —explicó sin dejar de ver a la niña con una expresión neutra, evidentemente la ojiverde se sentía intimidada.

—Mae, ¿Quién es ella? —inquirió hablando en voz baja para evitar que la mujer la escuchara.

—Creo que es Minerva McGonagall, es la subdirectora del colegio —contestó la azabache.
___________ inmediatamente sintió la necesidad de aplastar un poco su cabello mojado y desplegar un poco su túnica, pues la mujer demostrara solemnidad y elegancia, así que no podía permitirse verse de una manera tan horrible. No era que le importara mucho su vestimenta, solo temía ser juzgada por la profesora.

¡Trevor! —interrumpió un niño lanzándose hacia una rana.

—La ceremonia de selección comenzará en un instante

—Es cierto lo que decían en el tren, Harry Potter ha venido a Hogwarts —dijo un niño patinado. —Ellos son Crabbe y Goyle, yo soy Draco, Draco Malfoy

Ron soltó una risita, a lo que el patinado se dirigió hacia él. —¿Crees que mi nombre es gracioso? No tengo que preguntar el tuyo, esa cara y esa ropa usada y vieja debes ser un Weasley —espetó con desprecio mirando mal al pelirrojo junto a Harry, para después dirigirse al ojiazul —, te darás cuenta que hay familias mejores que otras, no te conviene amistar con los equivocados, yo te puedo ayudar —dijo el ojiazul extendiendo su mano.

—Idiota —farfulló la castaña dirigiéndose a Mae, quien simplemente asintió.

—Ya se quien es el equivocado, muchas gracias —ante la respuesta del azabache, una pequeña sonrisa se abrió camino por los labios de la castaña.

—El momento llegó, síganme —indicó la mujer sin dejar de observar a todos con una expresión neutra.
Las puertas se abrieron, y justo cuando puso un pie en la estancia, los nervios de la ojiverde se dispararon intensamente, la mayoría de los alumnos más grandes los observaba con intensidad. El lugar era sorprendente, el techo estaba adornado con velas flotantes por todo el lugar, y parecía ser que estaba encantado, pues se podía apreciar el cielo nocturno, salpicado de estrellas y nubes, todo era hermoso, al menos eso le parecía a la castaña, pues si bien no era fanática de la astronomía, observar las estrellas a través de las velas del comedor, le parecía uno de los espectáculos más lindos que había visto. El grupo de niños se detuvo en cuanto la profesora McGonagall se los indicó —Esperen aquí, por favor, ahora, antes de comenzar, el profesor Dumbledore les dirigirá unas palabras

—Antes que nada me gustaría decir unas cosas. Los nuevos deben recordar que los estudiantes no pueden entrar al bosque prohibido bajo ninguna circunstancia. Y nuestro cuidador, el señor Filch, me pidió que les recordara que el pasillo del tercer piso del lado derecho está prohibido para aquellos que no pretendan sufrir una muerte horrorosa, gracias —dijo un anciano hombre sentado en la mesa frente a ellos.

«¿Qué carajos?, ¿Muerte horrorosa?, ¿No se supone que esto es el lugar más seguro del universo, Hagrid?» se preguntó, recordando lo que Hagrid le había dicho hacia unos meses.

—Cuando diga su nombre, se acercarán, les pondré el sombrero seleccionador, y sabrán cuál es su casa —indicó la mujer. —Granger, Hermione —mencionó, y la misma niña que a ___________ le había parecido molesta en el trayecto, de dirigió hacia el banco, donde la castaña a penas se daba cuenta que tenía un sombrero antiguo y degradado.

Resultó ser que la niña había quedado en Gryffindor, poco después fue el turno de Grace, quien parecía ser una Ravenclaw, igual que Amber, Mae había sido dirigida a Hufflepuff, igual que Ernie, un niño llamado Clifford Barnes había resultado estar en Slytherin.

—Ainsworth, ___________ —llamó la profesora, quien seguía observándola fijamente.
Abrió los ojos ligeramente, llena de nervios y el corazón le palpitaba tan intensamente que lo sentía en la garganta. «Ay no, no, no, no, no, no y no..., cálmate, ___________, no puede ser tan malo, digo... A quien engaño, carajo, carajo, carajo...» repetía a sus adentros mientras se dirigía al banco.
Sentía sus manos sudar, sus rodillas temblar, y sus pies fallar. Tropezó con uno de los escalones, y aunque no cayó, la vergüenza la mataba, pues las risas de muchos no tardaron en hacerse presentes.

Se sentó sobre el banco, y McGonagall colocó el sombrero sobre su cabeza.
—Interesante, ¡Demasiado interesante! —exclamó el sombrero. —¡Eres todo un caso! Tienes el corazón palpitante de un Gryffindor, pero no las agallas, te invade la ambición por siempre ser la mejor, eres la candidata ideal de Slytherin —explicó, ___________ solo podía rogar que aquello terminara pronto. Estaba examinando sus cualidades y no le agradaba que las dijera en voz alta. Quizá si estuviera en Hufflepuff y podría estar con Mae... Sí, Hufflepuff era una buena opción. El sombrero hizo una pausa y analizó más cuidadosamente a la niña durante unos segundos, como si estuviera exprimiendo todo lo que había en su  cerebro.
No dejaba de escuchar voces en su cabeza reprochándole muchas cosas. Movía sus manos y pies con desesperación, con los ojos cerrados fuertemente, solo podía escuchar débiles murmullos de los estudiantes preguntándose porqué tardaba tanto.
—Y no le tienes miedo al trabajo, ¡Fantástico, quedarías perfectamente en Hufflepuff! —hizo una nueva pausa, esta se tardó un poco más.

—Casi son cinco minutos —escuchó la voz sorprendida de un alumno. A la castaña comenzaba a dolerle la cabeza, se sentía especialmente extraña, no sabía precisamente qué era, pero había en ella una completa extrañeza.

—Espera... Pero tu cerebro, sí, ¡Tu cerebro, creatividad, inteligencia y talento son únicos, completamente indudables e innatos! —exclamó nuevamente, deteniéndose  de nuevo como si quisiera ver hasta lo más profundo de la chica. Podía sentir como incluso el sombrero intentaba apretujarse más en su cabeza, como si aquello fuera a ayudarle a leer mejor su cerebro.

—¡Es una hatstall! —gritó un alumno en medio del silencio del comedor. —Han pasado casi diez minutos

Todos parecían estar muy sorprendidos, observándola con detenimiento y en un completo silencio.

—Serías una buena candidata para Slytherin, es más que obvia tu ambición, quieres demostrar ser la mejor en todo lo que haces —anunció el sombrero. Ella solo rogaba a Odín, Dios, Merlín, toda deidad existente y por existir que aquello terminara pronto. Habían pasado cerca de cinco minutos más, y el sombrero no decía nada más que unos murmullos de sorpresa. —¡Lo tengo, eso es! ¡Es completamente indubitable! —gritó de pronto, asustando a la niña. —¡RAVENCLAW! —indicó él.

Toda la mesa de Ravenclaw se levantó estallado de emoción, y la castaña solo pudo levantarse del banco para dirigirse a la mesa de las águilas.
—¡TENEMOS UNA HATSTALL EN NUESTRA CASA! —gritó el mismo joven. Ahora que lo notaba, tenía el cabello rubio y unos ojos azules intensos. Se parecía al Edmund que había imaginado mientras leía el libro de C.S Lewis.








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HARRY ESTABA FELIZ por la castaña, había escuchado que en  Ravenclaw solo se aceptaban personas con intelecto casi inhumano, y no iba a negar que la ojiverde lo tenía. Por algo siempre fue el mejor promedio en sus años de escuela muggle.
Poco después de ___________, llamaron a Ron, quien también había resultado ser un Gryffindor. El azabache estaba emocionado por saber cuál era su casa, aunque el miedo también lo invadía. Ron le había dicho que Slytherin estaba repleto de magos tenebrosos.

—Potter, Harry —llamó la profesora McGonagall.
Y aunque los nervios lo invadieron, con todo cuidado subió al banco.

—Mmmh difícil, esto es muy difícil, veo que tienes valor, y una mente muy valiosa, veo talento y una sed para probar que eres digno, pero ¿Dónde te pondré? —murmuró el sombrero.

Y él solo rogaba porque su casa no fuera Slytherin. No tardó en hacerlo saber al sombrero: —En Slytherin no, en Slytherin no —suplicó.

—No en Slytherin, ¿Eh?, ¿Estás seguro? Harías cosas grandiosas, todo está aquí, en tu cabeza, y Slytherin te impulsará en el camino a la grandeza, de eso no hay duda, no...

Pero Harry estaba seguro y decidido, Slytherin no era para él, no quería estar en Slytherin, sobre todo porque el llamado Draco Malfoy estaba en Slytherin. Siguió suplicándole al sombrero que no lo dejara en la casa de la serpiente.

—Bueno, si estás seguro... Te pondré en... ¡GRYFFINDOR! —exclamó tras unos segundos.
Toda la mesa de Gryffindor se levantó con emoción aclamando que el niño que sobrevivió había entrado a su casa.

Aunque Harry estaba feliz de haber quedado en Gryffindor, esa pequeña sensación de soledad por estar separado de la niña de ojos verdes seguía estando presente. No estaba muy acostumbrado a estar sin ella.
Poco después, la ceremonia de selección terminó, y Dumbledore indicó que podían comenzar a comer. La mesa se llenó de deliciosa comida, cosa que a ninguno le pudo haber incomodado.
Ni bien habían comenzado a comer, Harry escuchó un murmullo detrás suyo.

—Harry, Harry —esa voz, la reconocería a kilómetros de distancia. —Así que un Gryffindor, eh... No está mal —dijo la castaña, regalándole una sonrisa.

—Las águilas son increíbles —le dijo el azabache a modo de respuesta, ambos se sonrieron  y cuando su vista se dirigió nuevamente a la mesa, pudo apreciar como un algo o alguien, más bien, asomaba la cabeza por entre el pollo.

—Hola, ¿Cómo están? Bienvenidos a Gryffindor —saludó lo que parecía ser un hombre transparente.

El Gran Comedor se llenó de este tipo de personas que parecían poder traspasar objetos.

—Hola, Sir Nicholas, ¿Cómo estuvo el verano?

—De espanto, rechazaron mi solicitud para unirme a la cacería de cabezas —se quejó el hombre.

Todo era espeluznante pero increíble. Los fantasmas no eran malos como Harry creyó, eran divertidos, al menos la mayoría, pues había una mujer, una mujer de cabellos largos y lacios, vestida con un pantalón y una blusa únicamente, distinta a todos los demás fantasmas, tenía un aspecto triste pero se esforzaba en colocar una sonrisa en su rostro, y estaba continuamente dando vueltas por el comedor.
Para Harry era asombroso, jamás había visto algo así en su vida.
«Y pensar que me quedan siete años aquí» pensó mientras observaba todo lo que su vista podía alcanzar.

La cena terminó, había sido deliciosa, la compañía de los de la mesa de Gryffindor a pesar de que en un momento fue asfixiante por las constantes preguntas sobre quien-no-debe-ser-nombrado, su historia y demás, el resto de la cena había sido confortante, además de los comentarios extra que de vez en cuando, la castaña a sus espaldas decía con afán de hacerlo sonreír.
Percy, el prefecto de Gryffindor, y quien parecía ser un Weasley, los dirigió a la sala común, indicándoles que la palabra secreta sólo los Gryffindor podrían saber.
Se despidió de ___________, quien estaba siendo guiada por su prefecto, y se dirigió con el grupo de Gryffindor.

—Es por aquí, pero cuidado con las escaleras les gusta cambiar —contó Percy.
Harry solo pudo pensar en una persona. ___________. «Pobre... Con lo torpe que...»

—¡Carajo! —se escuchó una voz femenina, y seguido, unas carcajadas. Harry sabía quién era.

—¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? —escuchó otra voz femenina, quien parecía ser Amber.

—Sí, creo que debieron mencionar las escaleras un poco antes —esa era ___________ de nuevo.

Siguieron caminando, el ojiazul observaba curiosamente todo lo que se cruzaba por sus ojos, las pinturas se movían, y daban un aspecto único al castillo, todo era increíble, no vería nada así en el mundo muggle, y aquello era simplemente asombroso.
Llegaron a un punto en el Castillo en el que se encontraron con la  pintura de una mujer bastante grande.
—Palabra —pidió la mujer.

Caput Draconis —contestó Percy.
El cuadro se abrió dejándolos pasar.

El lugar tenía unas paredes rojas escarlatas intensas, con una fogata encendida. Era cálido y confortable, bien adornado además de bastante amplio.

—Ahora, los niños dormirán arriba del lado derecho, y las niñas del lado izquierdo, descubrirán que ya están aquí sus pertenencias —indicó el pelirrojo, Harry se encaminó hacia las habitaciones junto con Ron y un niño llamado Seamus.










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___________ HABÍA SIDO guiada a la torre de Ravenclaw, donde parecían estar sus dormitorios.
En cuanto entró, se dio cuenta de que jamás había visto una habitación más hermosa que esa.
Estaba vacía claro, pero era amplia y circular, tenía una serie de elegantes ventanas en forma de arco de las que colgaban elegantes cortinas de seda azul y bronce, se veían estrellas pintadas en el techo de forma amontonada, así como en la alfombra azul oscuro. Tenía mobiliario de madera con cojines azules. Era realmente hermoso, descartando el hecho de que el azul era su color favorito, la sala era preciosa, además de contar con una de las mejores vistas en todo el castillo hacia las montañas circundantes.

—Wow... —murmuró la castaña anonadada.

—Es lindo, ¿no? —dijo un niño rubio a su lado.

—Bastante lindo... —contestó ___________. Volviéndose para observarlo. Era el chico que no había parado de mencionar el término «Hatstall»

—El azul es mi color favorito, es frío y misterioso, pero al mismo tiempo indica confianza, ¿sabes sobre la psicología del color? —comentó el rubio.

—Algo he leído, de hecho, me gusta mucho la psicología... Soy ___________, ¿Cómo te llamas? —preguntó la niña. No era precisamente la persona que más le gustara socializar, le ponía ansiosa, pero podía hacer un intento. Además, el chico le había transmitido una calidez y confianza increíbles.

Era un niño rubio, con ojos azules intensos, ligeramente más alto que ella, una sonrisa preciosa, y cálida.

—___________... Es lindo —halagó el niño. Las mejillas de la castaña se encendieron en un color carmín, y aunque hacía algo de frío en la sala, podía sentir como su rostro estaba tan caliente como si estuviera expuesto a una fogata. —Soy Kasper Bones —sonrió el niño. Parecía ser un año mayor a ella, analizó su rostro con cuidado, y a penas se daba cuenta de que en el cuello tenía un lunar, una nariz respingada, sus facciones no eran precisamente finas pero tampoco toscas. Tenían un balance perfecto. —Eres de primer año, ¿Cierto? —preguntó sin dejar de lado su sonrisa.
___________, que a penas se percataba de que el niño era bastante lindo, asintió algo sonrojada aún.

—¡Perfecto! Yo a penas tengo un año aquí, pero intentaré ayudarte lo más que pueda, si necesitas algo siempre estaré aquí —le sonrió amablemente. ___________ volvió a asentir sin ser capaz de formular una sola palabra coherente. —Supongo que tienes once años, ¿No? — preguntó el castaño dirigiéndose al sillón de la sala.
___________ lo siguió, y le contó que realmente no tenía idea. —Es tu fecha de cumpleaños, ¿Cómo es posible que no sepas? —dijo incrédulo.

—Es algo complejo —respondió con una sonrisa débil. —Eh... Por cierto —musitó. Comenzaba a picarle la curiosidad. —¿Qué es una hat... Hat...? —balbuceó sin saber si lo estaba pronunciando correctamente.

—¿Hatstall? —inquirió Kasper, a lo que ella asintió. —Es el término que se les da a los magos a quienes tardan más de cinco minutos en ser sorteados en una casa porque el sombrero Seleccionador no sabe muy bien donde ponerlos —explicó pacientemente, dándole una sonrisa.

—¿Cómo? ¿Cada casa tiene sus cualidades? —preguntó. Era nueva en aquello.

Kasper suspiró ligeramente y asintió. —En Gryffindor están los valientes, en Slytherin los ambiciosos, en Hufflepuff los trabajadores y amables, y en Ravenclaw los inteligentes y creativos —respondió. — Tuviste suerte de no ser sorteada a Slytherin, muchos de los magos más tenebrosos y malvados han estado ahí. 

__________ frunció el ceño. Ella... ¿El sombrero había visto maldad en ella? ¿Por qué querría colocarla en Slytherin? Pero de alguna manera, estaba feliz. En Ravenclaw estaban los inteligentes, no pudo evitar sonreír ligeramente. Desde que tenía memoria, le gustaba la atención que le daban por sus buenas calificaciones, los halagos de sus maestros a su ingenio extraordinario. No pudo evitar sentirse un poco más feliz.

—Me iré a dormir, deberías hacer lo mismo, las clases comienzan temprano —sugirió Kasper sonriéndole amablemente. Ella asintió y se dirigió a donde le habían señalado que dormían las niñas.

Se alejó a paso lento hacia los dormitorios, donde encontró a Grace saltando en la cama.
—¡Baja de ahí! Vas a caer  —advirtió seriamente, y en cuestión de segundos comenzó a reír junto a la otra castaña, la había llamado «madre» ante su reacción.

—Es increíble esto —dijo Grace.

—Definitivamente, aunque me cuesta creer que soy una bruja —admitió la ojiverde.

Sería largo, todo eso sería largo, pero probablemente sería de las mejores experiencias en su vida, ¿Qué podía salir mal? No vivía con los Dursley, había conseguido amigos nuevos, no tendría de que preocuparse de nada más que mantener sus calificaciones intactas, estaba bajo la supervisión de Albus Dumbledore, el mejor mago que había existido, ¿Qué tendría que temer?

Woliiis :D
Acabo de darme cuenta de que el capítulo no se guardó como lo había dejado y no se publicó, tuve que volver a corregirlo y espero ahora sí se deje.
En fin, ¿qué les parece? Siento que está medio cliché lo del Hatstall pero x.

¿Les gustó el capítulo de hoy? Porque ahora sí se acabó el maratón. 3/3, entonces nos veríamos el martes... O quien sabe y mañana si tengo tiempo :))

Me voooy :D

Editado: 08/Junio/2024

FÁTIMA FUERA ϟ

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