𝟎𝟏 ♧ 𝐔𝐍𝐎
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ˡᵒᵛᵉ ᵍᵃᵐᵉ
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│❝ EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS ❞
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AQUELLA MAÑANA ESTABA particularmente cansada. Casi no había podido dormir.
Aún así, tuvo que bajar a desayunar, no sin antes ponerse unos jeans claros, una camiseta blanca con un dibujo de flores negras sobre toda la playera, y unos tenis del mismo color.
Escuchó como su madre regañaba a Harry por algo, era algo común en la casa de los Dursley.
—Buenos días, Harry —saludó al niño que iba por el correo.
—Hola, ___________ —contestó el azabache agachándose para tomar las cartas. Hojeó un poco éstas, una postal y lo que parecía ser un recibo.
—No deberías revisar correo ajeno, Potter —habló la castaña con cierta ironía acompañada de una sonrisa cansada.
—Creo que se equivocaron... —murmuró Harry.
—¿Qué pasó? —inquirió ___________ acercándose al azabache.
—Toma, esto es tuyo —le extendió una carta.
La ojiverde leyó el destinatario.
«Mrs. ____________ Ainsworth.
Segundo piso arriba de las escaleras.
Privet Drive No. 4
Litte Whinging. Surrey»
Su ceño se frunció, no conocía esa letra, de hecho, no tenía ningún amigo capaz de escribirle una carta. Además, su apellido era Dursley, no Ainsworth.
Alguien se había equivocado.
—Yo también tengo una —habló el ojiazul.
Harry comenzó a caminar, haciendo que inconscientemente ___________ lo hiciera también.
—Esto es muy extraño —comentó la castaña viendo la perfecta caligrafía en tinta verde.
Entraron a la cocina, donde su madre teñía el futuro uniforme de Harry. ___________ dejó la carta sobre la mesa y se acercó al lavabo, mientras el ojiazul entregaba el correo a su padre.
—¡Harry tiene una carta, papá! —chilló Dudley arrebatado bruscamente el papel de las manos del ojiazul.
—¡Dámela, es mía! —exclamó Harry molesto.
—¿Tuya?, no seas ridículo —se burló el hombre, la castaña se acercó rápidamente para tomar su carta, pero fue lo suficientemente tarde para que Dudley tomara ésta también.
El mayor revisó la carta de Harry, efectivamente tenía la dirección exacta y nombre del ojiazul.
Tenía un extraño logo, sellado con un poco de cera roja carmesí.
— ¡También ___________ tiene una! —chilló de nuevo Dudley entregándole a su padre la carta.
—¡Dame mi carta! —riñó la castaña, sin embargo, su padre arrebató la carta de las manos de Dudley antes de desgarrarlas con sus manos.
—Basta, ninguno de ustedes tiene absolutamente nada —dijo su padre, completamente molesto, su cara se había tornado roja del coraje, igual que los ojos de ___________.
—Siéntate, Harry, no vale la pena —murmuró la castaña sentándose junto al azabache, quien la imitó.
Desayunaron en silencio, la situación era incómoda por lo cuál era entendible el silencio en la mesa de los Dursley.
Después del desayuno, la castaña subió los escalones hacia su habitación, no sin antes lavar su plato, aunque su madre le había ordenado a Harry que los lavara.
Se tiró a la cama esperando que el día terminara pronto, el sueño la mataba.
Tomó su pequeño walkman que estaba al lado de su cama, le dio play, y se tiró en la cama de nuevo, mirando el techo.
— ¡___________! — le llamaron desde afuera. «Ay por favor, no ahora» se dijo a sí misma mientras dejaba a un lado los audífonos y empezaba a bajar las escaleras. —Ayuda a tu primo a barrer — ordenó su madre. Harry seguía lavando los platos, y la mujer a penas estaba tomando su bolso y unas cosas más.
—¿A dónde irán? —inquirió la castaña tomando la escoba.
—Dudley necesita ropa —contestó la mujer—, y para cuando volvamos, quiero que toda la casa esté limpia —ordenó— Y no toquen la radio, sabré si lo hacen
___________ soltó un suspiro cansado, y en cuanto su madre cruzó la puerta, se apresuró a decir lo que tanto aguantaba:— Piri cindi vilvi qiri li cisi limpia
Escuchó la risa de Harry desde el fregadero, se acercó a él sonriendo también.
—¿Tomamos la radio? —inquirió.
—Pero tía Petunia dijo que...
—Vamos, solo es un momento, además, no hay manera de que lo sepa —dijo la castaña acercándose a la radio.
La encendió, y afortunadamente conocía aquella canción. Magic de Pilot
No le gustaba del todo, sin embargo había que admitir que tenía un buen ritmo.
Sin darse cuenta, ya había casi acabado de barrer la sala, mientras cantaba a todo pulmón las canciones que la radio reproducía.
Pronto se le sumó Harry cuando I Wanna Be Your Boyfriend de Ramones había comenzado a reproducirse. Y después de unos minutos, ambos estaban tirados en el piso de la sala riendo como si no hubiera un mañana.
—Fue tu culpa —dijo la castaña señalando al ojiazul.
—¡Claro que no! —negó Harry—Tú resbalaste
Y ambos volvieron a reír, dejando sus pulmones en ello; ___________ había tropezado con uno de los regalos de Dudley, y accidentalmente había tirado de Harry, ocasionando que ambos cayeran al piso.
Después de que se calmaron, Harry se atrevió a preguntar. —¿Qué libro estás leyendo? — inquirió.
—El León, La Bruja, Y El Armario, un libro de Narnia —contestó la castaña mirando el techo. Hacía tanto tiempo que no disfrutaba un rato así con la única persona que la comprendía de alguna manera u otra —A veces quisiera que mi ropero se abra y me lleve a Narnia... Preferiría pelear con la Bruja Blanca a quedarme en esta casa... —suspiró entrelazando sus manos sobre su estómago.
—¿Has dormido?, tienes ojeras —interrumpió el azabache sentándose en el piso y cambiando repentinamente el tema de conversación.
—No mucho, la verdad —suspiró sin mirar a Harry. Corrió su vista hacia su izquierda para evitar el contacto visual antes de comenzar a sentir un ardor en sus ojos.
—¿Qué te pasa? —preguntó Harry haciendo una mueca—, tus ojos se pusieron azules.
Constantemente sus ojos ardían, era fácil para su madre descifrar su estado de ánimo por el color de sus ojos, pues estos repentinamente cambiaban dependiendo de sus emociones. El azul marcaba tristeza, el rojo desvelaba el coraje, el gris se hacia cargo de hacer notar la preocupación, el amarillo ocre significaba temor.
Harry conocía todos y cada uno de los colores, además de la intensidad con la que esta cambiaba, era el único que no se reía de aquella condición, o la aprovechaba para burlarse de su vulnerabilidad.
—Solo es algo de insomnio, eso es todo —contestó bajando la mirada.
Harry la miró un par de segundos. Ella mentía y él lo sabía.
La ojiverde suspiró pesadamente. —He estado investigando, no hay ningún registro de alguien como yo, que tenga éste problema con los ojos —respondió ___________ levantando un poco más la mirada.
Sus ojos se habían llenado de lágrimas, las ganas de llorar la invadieron. De pronto se encontró rodeada de las burlas de sus compañeros, en la soledad de la esquina de un baño se abrazaba a sí misma con la esperanza de que aquello terminara pronto. Entonces Harry la abrazó, y aquello terminó por un segundo, volviendo a la realidad.
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HARRY SINTIÓ UNA opresión en el pecho, le dolía ver a ___________ así.
Él no recordaba que ___________ llorara mucho, al contrario, era la primera en mantenerse fuerte y abrir sus brazos para quien lo necesitara.
Había pasado tantas noches entre los consuelos de aquella ojiverde, que le parecía increíble verla llorar. Pero ella era humana también, y merecía derrumbarse.
La apretó contra él unos segundos, estaba conteniendo sus sollozos; después se levantó y le extendió la mano.
Ella solo lo miró a través de sus ojos ahora azules.
—Ven —dijo Harry en el mismo tono que la chica, quien inmediatamente tomó su mano.
El azabache la atrajo hacia él, formando un abrazo más fuerte.
La diferencia de altura no era mucha, igualmente, el azabache era un poco más alto que la castaña, así que ella se recostó sobre su hombro, mientras que Harry solo la estrechó más fuertemente entre sus brazos mientras que sus manos acariciaban la espalda de la niña.
Poco a poco el ojiazul sintió como la respiración de la castaña se calmaba, y después, como ella se separaba de él.
—Necesito irme, gracias, Harry — a penas era audible su voz, estaba débil y quebrada.
La castaña se separó de él, e inmediatamente se alejó tanto para poder subir las escaleras corriendo.
— ¡___________! — le llamó, pero los ojos ahora azules de la chica se cruzaron con los suyos, con una mirada que él pudo distinguir como un «No me molestes ahora, por favor».
Sus ojos estaban húmedos aún, coloreados de azul, denotando la tristeza en ellos. Así que no se movió, no quería molestarla, pero definitivamente hablaría con ella.
Se quedó sentado en el sillón por unos pocos minutos más antes de entrar a su habitación. Los minutos, quizá las horas pasaban, su aburrimiento crecía. Definitivamente los momentos se volvían más divertidos cuando aquella castaña estaba con él. No dejaban de hablar, las horas se convertían en segundos, la música les llevaba a otro universo. Con ella todo era más divertido, más fácil.
Levantó unas cosas de su cama, acomodando las almohadas, cuando terminó, se dirigió a la sala nuevamente, cuando por su mente pasó que, si la castaña había sido capaz de ayudarle hasta en sus momentos más difíciles, ¿Por qué él no?
Se dirigió a lo cocina, y aunque poniendo una silla, se estiró para alcanzar los chocolates que tía Petunia tan prohibidos le tenía.
Subió las escaleras rumbo a la recámara de la castaña, todo estaba tan silencioso. Cosa que le preocupaba, pues si la chica no estaba leyendo y haciendo un pequeño ruido con la yema de sus dedos, o cantando su canción favorita en un susurro, algo andaba mal.
—___________ —llamó el azabache a la puerta. —¿Quieres chocolate? —murmuró tocando la madera.
Sin recibir respuesta, la puerta se abrió unos segundos después, una mano se extendió. Harry sonrió de lado, le entregó la tableta de chocolate y aprovechando la puerta entreabierta, entró a la habitación.
—¿Quieres traer la radio? —inquirió con una sonrisa de lado. Él no tenía el don de la ojiverde para consolar a las personas, por lo que no sabía exactamente qué decir.
___________ tenía el rostro medio cubierto por su castaño cabello, sus lentes estaban nuevamente en la punta de su nariz, y cuando dejó ver sus ojos, Harry pudo apreciar como la intensidad de estos bajaba hasta convertirse en el verde tan característico de ella. Una media sonrisa se coló por sus labios, e inmediatamente Harry supo que ella estaba algo mejor.
Extendió su pequeña mano hacia el rostro de la castaña, empujando con su dedo índice el pequeño puente de los negros lentes que adornaban su rostro hasta dejarlos en su lugar.
La sonrisa de la castaña se agrandó, en ese momento, Harry se sentía un poco mejor por la ojiverde, la abrazó como si fuera la última vez que la vería, como si solo ellos dos existieran.
Después de unos segundos, se separaron, y bajaron corriendo las escaleras para subir la radio al cuarto de la castaña.
La encendieron, y justamente estaba una canción que la chica adoraba. I Wanna Be Your Boyfriend estaba de nuevo.
Ambos se miraron, sabiendo lo que aquella canción significaba.
Harry se acercó al objeto para subir el volumen tan alto como se pudiera.
—Hey, little girl, I want to be your boyfriend, sweet little girl, I want to be your boyfriend! —cantó la castaña parándose sobre la cama casi saltando, y apuntando a Harry, indicando que era su turno de cantar.
—Do you love me, babe?, What do you Say? Do you love me, Babe? What can I Say? Because I want to be your boyfriend! —le siguió Harry, imitando a la castaña, para después señalar con su dedo a la niña.
Pronto, ambos estaban saltando sobre la cama, cantando a todo lo que sus pequeños pulmones podían, hasta que el pie de ___________ se dobló, causando que cayera en la cama tirada.
Harry se detuvo rápidamente para sentarse con ella, ambos reían disfrutando la compañía del otro, que para ambos, era oro puro.
— Acabo de tener un déjà vu — mencionó ___________ con la respiración ligeramente agitada, causando una sonrisa en el rostro del azabache.
Después de un tiempo más, los padres de la castaña llegaron, haciendo que Harry bajara las escaleras hasta la alacena tan rápido como pudiera dejando la radio en el lugar de siempre. Se tiró boca arriba en su cama, recordando como cuando ella estaba, todo se volvía divertido, todo de pronto comenzaba a tomar color.
—¡Estoy harto, Petunia, harto! —gritó una voz, quien Harry dedujo era su tío Vernon, desde la entrada de la casa. —Tenemos que decirle, en cualquier momento se dará cuenta —habló nuevamente.
Harry frunció el ceño y rápidamente se levantó para pegar el oído a la puerta esperando escuchar algo más.
—No, Vernon, no le diremos nada, no sabemos si se equivocaron —contradijo una segunda voz, quien creer que era su tía Petunia.
Harry seguía igual de extrañado, pero aún así, no se despegó de la puerta.
—Ahora es un peligro para nosotros, le llegó también una carta —gritó en un susurro. —¿Y si es una... Loca de remate como los demás?, no voy a arriesgar mi familia por ella, no pensamos en esto cuando la tuvimos —siguió tío Vernon.
Frunció aún más el ceño, quizá las palabras podían resultar algo distorsionadas gracias a la distancia, sin embargo, estaba seguro de estar escuchándolas. ¿Hablaban de ___________?
—¿De qué hablan, papá? —escuchó ésta vez una tercera voz, Dudley.
—De nada, cariño, ve a probar tu ropa nueva —contestó tía Petunia con aquel tono que siempre usaba con su hijo. Escuchó los pasos de Dudley sobre su cabeza corriendo hasta su habitación, y de nuevo, la mujer habló. —Vernon, dije que no, y punto
¿A qué se refería? No tenía idea, así que se recostó de nuevo en su cama dándole vueltas al asunto.
—Petunia... —escuchó de nuevo a su tío— mira esto —dijo el hombre, y enseguida escuchó un tipo de sonido, como el que producían las hojas de papel al ser agitadas. —Te dije que es un peligro, debemos sacarla de la casa antes de que empiece con sus locas actitudes
Estaba seguro de que hablaban de la castaña, pero no entendía nada. La curiosidad lo mataba, pero no iba a arriesgarse. Ni siquiera pensaba en contarle a ___________, ¿Qué se suponía debía decirle?
VOLVIIIIÍ... O sea, no por mucho, sé que Love Game estaba abandonada, pero... Recién tuve chance :")
Lo extrañé mucho, espero que también ustedes hayan extrañado a Harry y a Ainsworth <3
En fin, espero que les haya gustado y ya veremos cuando puedo subir más :))
Btw, no olviden votar y comentar, que AMO leer y responder sus comentarios 💚
FÁTIMA FUERA ϟ
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