Seokjin

—Es increíble.

—Lo que verdaderamente es increíble es tu osadía— reprocho—¿Cómo te atreves a viajar hasta aquí solo para reclamarme sobre esto?— cruza sus brazos— He sacado a Hazel del país precisamente para evitarnos más drama del que los Park nos ha hecho vivir, sobretodo a ella.

—Que bueno que la defiendes, ojalá hubieses sido igual con mamá.

Enarco mis cejas, resoplo, negando.

—Lo fuí, defendí a tu madre de todo y todos. Puedes preguntarle quién cuidó de ella incondicionalmente cuando toda su familia le dio la espalda, tal vez ahí entiendas que ese apellido siempre ha estado maldito.— me acerco a uno de los dispensadores de toallas de papel, seco mis manos— Adoré a tu madre en su momento, ya que traes el tema a colación, te diré que las separaciones ocurren y yo no me fuí sino hasta que ella así me lo pidió, nuestro matrimonio no tenía remedio.

—Dime qué harás si con Hazel resulta siendo incluso peor.

Me encogí de hombros, tiré la toalla de papel a un bote de basura.

—Eso lo veremos con el paso del tiempo— le miro— no me condenes a la mala suerte, entiendo que el enojo que sientes ahora se debe a tu frustración porque no fuiste lo suficientemente valiente para arriesgarte con Hazel quien tiene un proyecto de vida planeado a la perfección— permanece en silencio— tal vez no estabas listo para ella, digamos que es entendible, pero eso no te da derecho a juzgarme— suspiro, dirigiéndome hacia la puerta— vuelve a casa, hijo.

Es una pena que nunca pudimos conectar uno con el otro lo suficiente como para que también me consideres parte de tu hogar.

—Oh.

Es todo lo que dice.

He terminado mi relato sobre lo sucedido en los baños del evento, Jimin salió después de mi, Hazel me buscaba y lo vio, le pedí conversar en casa y si bien al principio parecía a punto de entrar en un colapso por los nervios, ahora se ve tan tranquila, como si no fuese realmente un problema.

Se acomoda mejor en la cama, aún no se ha removido el maquillaje, pero trae la pijama, lo que la hace lucir magnífica aún así.

—¿Es todo lo que dirás?

Comienza a quitarse las hebillas del cabello y este va cayendo suelto en cascada sobre sus hombros, mira a mis ojos.

—No sabía que yo era tan intensa para él— murmura— quiero decir, nada justifica lo que me hizo pasar, pero, si tan solo me hubiera hablado al respecto, si se hubiera sentado a conversar para pedirme ir más lento porque no estaba listo para la vida que yo quería... nos habríamos evitado muchas molestias. Muchos desastres.

No quiero permitirme sentir lástima por Jimin, sin embargo, es difícil no hacerlo. También siento cierta lástima por Yenn, al punto de preguntarme qué pensaría ella si hubiese escuchado todo el alegato entre ambos.

Tomo su mano y la atraigo hacia mí, le siento muy lejos.

—Ha sido un poco inesperado.

—Si, quiero decir, sabíamos que tal vez la prensa lo sabría y lo publicarían pero esta reacción por parte de Jimin... jamás se me cruzó por la cabeza que él viajaría hasta aquí solo por eso.

Asiento estando de acuerdo, acaricio el dorso de su mano con los pulgares.

—¿Cómo te sientes?

—De muchas maneras, tengo un poco de angustia pero al mismo tiempo es... liberador. Ya lo sabe, no hay que vivir cuidando apariencias para que no sospeche.

—¿Por qué angustia?

Arruga el puente de la nariz.

—Porque no sabemos si haga algo dejándose llevar por su enojo y resentimiento.

—No lo creo, bueno, al menos quiero pensar que él no es un ser humano vengativo.

Supe que esperaba mucho de su parte cuando llegué a trabajar a los dos días siguientes y el panorama frente a mi era un absoluto desastre de telas rasgadas y pintura roja por todo el lugar, tomé grandes bocanadas de aire mientras mis trabajadores no sabían siquiera por dónde caminar sin arruinar todo mucho más.

—Llamaré a la policía— murmuró una de ellas, la detuve.

—No hace falta, Donna— debía dar el beneficio de la duda, quizás no ha sido él y solo estoy desesperado por encontrar culpables— yo me encargaré, por favor, solo empecemos a recoger lo que todavía nos sirva, lo que se haya salvado.

Podría perfectamente desmayarme sobre los trozos de las telas más costosas, pero no lo haré. Creo.