¿𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑?
Disclaimer: todos los personajes pertenecen a la obra de 'Fuego y Sangre' de George R.R Martin.
¿Qué es el amor?
Ciertamente Helaena no lo sabía.
La joven de tan solo diez y tres inviernos se encontraba sentada al lado de su padre en la mesa principal del salón real, donde se celebrará el compromiso de ella con su hermano, el príncipe Aegon.
Veía como todos alzaban sus copas hacía la joven pareja celebrando su pronta unión, la cual se daría a finales de primavera.
Su hermano se encontraba sentado a su lado, notablemente aburrido y con una expresión que decía que no quería estar ahí, por lo que cada que tenía la oportunidad ordenaba alguna criada que le llenará la copa de vino dorniense.
Helaena lo observó mientras ahogaba sus penas en aquella bebida y sintió pena por ambos. Ella lo había visto en sus sueños, sabía que Aegon sería un pésimo marido, ignorando su existencia y rompiendo su promesa de cuidarla y respetarla como mandaban los Siete.
Helaena bajo su mirada, jugando con sus dedos, pensando en que ella pudo haber cambiado ese destinó y aún así, no lo hizo.
En ese momento recordó una conversación que tuvo con una de las hijas de las damas nobles de la corté, la niña de diez años le preguntaba emocionada y a la misma vez con algo de curiosidad cómo se sentía estar enamorada.
Enamorada…
Aquella palabra le resultó desconocida, puesto que, ni siquiera sabía que era el amor.
—¿El amor? —era primera vez que la joven veía en el rostro de su madre el sentimiento de algo que alguna vez anhelo, y supo de inmediato que no conseguiría la respuesta que buscaba— mi dulce niña, no deberías de estar pensando en eso, nosotras estamos hechas para complacer a nuestro esposo en lo que desee y ser obedientes, es nuestro deber como mujeres —y sonrió, aunque Helaena no la vio segura.
La joven arrugó su rostro ante el recuerdo, ya que, no estaba de acuerdo con su madre. Ella sabía que las mujeres merecían mucho más que ser un simple juguete de sus esposos. Y ella no estaba dispuesta a ser eso.
Aún así allí estaba, atada a un compromiso que ya no se podía romper.
Helaena observó a su padre, quien se notaba algo cansado mientras le daba un sorbo a su copa, la cual en vez de tener vino contenía leche de amapola para calmar su dolor.
Su madre sostenía su mano, quizás en una manera de demostrar la unión entre ellos como pareja a los ojos de todos los invitados, pero, Helaena no podía recordar algún momento en el que sus padres se demostrarán afecto o se sonrieran como veía que hacía su hermana Rhaenyra con su tío Daemon.
Instintivamente la niña volteo a ver a su hermana y tío, quienes estaban tomados de la mano como su madre y su padre, pero noto algo diferente cuando observó como Daemon acariciaba con su pulgar la mano blanca de Rhaenyra, segundos después el hombre alzo la mano de su hermana y planto un beso en su dorso, ambos se miraron con complicidad y Helaena se fijo como los ojos de los dos tenían un brillo de los que sus padres carecían.
Helaena quería algo como eso, que la tratarán así y le mirarán con cariño y devoción, justo como Daemon admiraba a su hermana.
Se preguntó si Aegon haría el intento de tan siquiera brindarle una mirada que destilara cariño, pero al ver a su hermano supo que jamás encontraría esa clase de amor en él.
Nuevamente se lamentó.
¿Qué es el amor?, se volvió a preguntar Helaena, ¿Lo comprendería alguna vez? no lo sabía.
Lo mas cercano aún acto de cariño que recibió por parte de su hermano, era cuando estaba en la biblioteca y no podia alcanzar algún libro, segundos después sentía la presencia de alguien detrás de ella y veía una mano tomar el libro que ella quería, cuando se daba la vuelta veía a su hermano mayor extendiendo el libro hacía ella, Helaena asentía en silencio en señal de agradecimiento y luego Aegon volvia a ignorar su existencia como siempre.
En ese momento sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas y bajo su mirada ahora concentrándose en su vestido, tratando de que no brotaran de sus ojos, no quería armar una escena y ver como su hermano se burlaba de ella y a su madre regañandola por haber arruinado su fiesta de compromiso.
Helaena se concentró en los detalles de la tela y luego una mueca de disgusto se formó en sus labios cuando el color verde la cegó. Jamás se lo diría a su madre, pero odiaba aquel color, no sentía que la representará sino que apagaba quien realmente era. A veces se sentía sofocada y pensaba que su destino sería morir rodeada del color verde.
Helaena observo nuevamente a su hermana, esta vez se fijo en toda la familia y los colores que llevaban, resaltaba el azul de la casa Velaryon en las ropas de sus sobrinos y primas, pero los que generaban poder eran el rojo y negro.
El color que representaba a la casa Targaryen, su casa.
Una vez le preguntó a su madre si podía mandar a confeccionarle un vestido con aquellos colores y solo recibió una mirada helada seguido de una fuerte reprimenda, lo considero como una insolencia y un insulto de su parte por tan solo hacerle aquella propuesta. La pequeña, que para ese momento tenía ocho años, no comprendió la reacción de su madre, solo eran unos colores ¿Qué tenían de malo?.
Luego observó a su hermana Rhaenyra y los colores que portaba en su ropa, y lo comprendió: su madre no quería que se viera como ella.
Desde ese momento comenzó a detestar el verde y amar el rojo y negro en silencio, algún día portaria los colores de su casa con orgullo y se haría hacer notar.
Siempre pensó que se veía mas como una Hightower debido al molesto verde que su madre le obligaba a portar, dejando de lado el apellido Targaryen, pero lo cierto era que, Helaena tenía mucho mas de su familia Targaryen, y el Hightower solo disminuía su brillo, su esencia.
Desde que su madre había mandado a cambiar los colores del castillo por el verde se sentía más débil, como si estuvieran apagando la llama que llevaba por dentro.
El verde salpicara tratando de abrirse paso entre el fuego y dejara una gran mancha en el negro.
Era lo que repetía en susurros últimamente, luego soñaba como los dragones danzaban, seguido de sangre y como los miembros de su familia caían uno por uno y despertaba sudando sin poder conciliar el sueño durante el resto de la noche mientras abrazaba sus pierna y escondía su rostro entre ellas buscando refugio.
La sangre corre espesa y los Targaryen están malditos en derramarla.
Helaena se negaba en vivir algo así, se negaba a la idea de ver a su familia morir y ver como se hundían los unos a los otros, no quería algo como eso.
El toque de su padre la regreso al presente y alzó su mirada, ese color siempre la hipnotizaba y le recordaba que el tiempo corre y ya quedaba poco.
Viserys le observó, la había notado angustiada mientras murmuraba algo que él no podia comprender, por lo que tomó su brazo y solo encontró pena y tristeza en aquellos ojos violetas que le miraban de regreso, el hombre le sonrió y apretó su mano, en una manera de darle apoyo.
Helaena lo notó y sonrió, aunque estaba segura que aquel gesto se había visto más como una mueca que una sonrisa sincera de su parte.
—Sus excelencias —una voz habló llamando la atención de los que se encontraban en la mesa y Helaena, por alguna razón que desconocía, sintió como su corazón revoloteo. Finalmente la joven poso sus ojos en el joven que había hablado, y esté, a pesar de verse tímido, tenía una mirada y sonrisa que demostraban seguridad— me gustaría invitarle a bailar una pieza a la princesa Helaena —este bajo la cabeza mientras colocaba su mano en su pecho en señal de reverencia.
Antes de que su madre pudiera dar alguna negativa, su padre sonrió y hablo.
—Claro que si Jacaerys, ¿Como podría decirle que no a mi nieto?— dijo Viserys —pero, la opinión de mi dulce Helaena es la que verdaderamente importa aquí —ahora todas las miradas se posaron sobre ella.
Sin ver a su madre, sabía que esta le miraba suplicandole que dijera que no, su hermano Aegon ya estaba demasiado ebrio como para comprender que estaba pasando y Aemond tenía una mueca de aburrimiento.
Helaena finalmente asintió y se levantó, estaba segura que su madre le regañaria cuando estuvieran a solas, pero a Helaena no le importó, por primera vez no le importó lo que diría su madre y se dejo llevar por lo que su corazón realmente quería hacer.
—Disfruta mi niña —le habló con cariño Viserys.
Helaena dió la vuelta para poder llegar a donde estaba Jacaerys y noto, que aparte de las miradas de su familia, ahora los invitados también los observaban.
El joven de diez y dos primaveras extendió su mano hacia ella, cuando Helaena la tomo sintió como sus mejillas se sonrojaban por el tacto y noto una sonrisa nerviosa por parte de su sobrino.
Jacaerys la guío hasta el lugar donde bailarian y cuando se detuvieron este se acercó a su oído.
—¿Estás segura princesa? —pregunto para que solo ella le pudiera escuchar, aquel princesa ya no iba como una formalidad y la Targaryen sintió como el color carmesí se intensificaba en sus mejillas. Helaena solo pudo asentir y como si los músicos estuvieran esperando su aprobación la música comenzó a sonar.
Ambos alzaron sus brazos en el aire y luego juntaron sus manos para dar una vuelta, sus ojos se encontraron en ese momento y por más que Helaena quiso voltear su mirada no pudo, encontraba algo encantador en ellos.
Sus espaldas chocaron en el siguiente paso y sus brazos se entrelazaron entre sí ahora dando una vuelta delicada, apropiada para el ritmo de la música.
Cuando sus brazos se desconectaron, Helaena sintió cómo Jacaerys tomaba su mano y la alzaba, ambos brazos quedando en el medio con sus palmas juntas, sus otros brazos ahora detrás de sus espaldas mientras daban ligeros saltos, cuando Helaena vió como el Velaryon sonreía ella no pudo evitar imitarlo, nuevamente sus miradas se volvieron a conectar y la Princesa noto que había un poco de gris en los ojos de Jacaerys, le fascinó conseguir aquel detalle que, estaba segura, muchos ignoraban.
Todos en el salón los observaban, la escena que habían creado era enigmática y ambos jóvenes parecían dos imanes que cada vez que se alejaban no podían evitar regresar al otro.
Helaena se sobresalto cuando las manos de Jacaerys tomaron su cintura, pero solto una risa risueña cuando esta la alzó en el aire y todos juraron que jamás habían visto a la princesa reír de esa forma. Cuando los pies de la Targaryen volvieron a tocar el suelo esta pasó su brazo por su cuello para sostenerse mientras que Jacaerys pasaba su brazo por su espalda apretando su cintura, todo el cuerpo de Helaena se recostó sobre el de él y sus frentes se encontraron la una con la otra mientras se miraban fijamente.
Jacaerys la alzó y dió varias vueltas lentamente, sin tener las mas mínimas intenciones de soltarla porque descubrió que le agradaba esa cercanía, tener sus frentes unidas mientras que sus miradas parecían estar conectadas entre sí, el joven sintió su corazón latir efusivamente en su pecho y temió que ella pudiera sentirlo ya que su mano estaba sobre su pecho.
Por un momento ambos sintieron como todo a su alrededor desaparecia y solo eran ellos dos.
Helaena no supo cuanto tiempo estuvieron así pero quiso que durará mucho más cuando Jacaerys finalmente la bajo y su cercanía se rompió, aunque aún sus manos se encontraban entrelazadas.
Ahora el joven se agachó apoyando su rodilla derecha sobre el suelo y admiro como la platinada dio una vuelta a su alrededor aún sin dejar ir su agarré, aquella imágen era hermosa a los ojos del chico quien sonrió cuando noto como Helaena le sonreía de regreso.
Cuando se levantó supo que ahora era su turno de dar la vuelta, pero Helaena no se tenía que agachar como él lo había hecho, este se colocó detrás de su espalda, tomando su cintura y alzandola nuevamente en el aire, Halaena abrió sus brazos, como un dragón cuando va alzar el vuelo y su cabeza se fue ligeramente para atrás.
Incluso Aegon entre su ebriedad, noto que aquel baile entre su prometida y sobrino era realmente hermoso, como dos piezas que se unían a la perfección.
Rhaenyra sonrió, encantada con el baile que todos presenciaban en ese momento y compartió una mirada complice con su esposo.
Cuando el bailé llegó a su fin, Jacaerys tomó la mano de Helaena y la llevó a sus labios dejando un calido beso, la joven pudo escuchar los latidos de su corazón en sus oídos y le sonrió, recordando la imágen de su tío Daemon haciendo lo mismo con Rhaenyra cuando los observo.
La música los saco de su ensoñación, regresandolos al mundo real, dandose cuenta que estaban en el medio del salón real con todos observandolos, Jacaerys viendo a Daemon quien le miraba con aprobación alzando su copa en su dirección.
Helaena por su parte notó que el rostro de su madre estaba tenso, aunque sus ojos reflejaban todo lo contrario, vió algo de calidez en ellos.
A los segundos fueron rodeados por varias personas que se posicionaban para bailar la pieza movida que sonaba, empezando aplaudir y bailar alegremente, Helaena se sintió algo sofocada, mirando a Jacaerys quien tenía una mirada traviesa en sus ojos, ella no supo interpretarla, pero cuando menos se dió cuenta ya se encontraba corriendo detrás de él, quien la había tomado de la mano sin previo aviso y la alejaba de aquel lugar, atravesando el río de personas que ahora danzaban.
Ya estaban lejos del salón donde se daba lugar el banquete y aún no habían parado de correr. Poco a poco Jacaerys fue desacelerando y Helaena también lo hizo, este soltó su mano y se acercó a una cortina, cuando la retiro detrás de ella solo estaba la pared rocosa, pero como si Jace supiera que hacer, toco una de las piedras y lentamente la pared se empezó a mover, mostrando un pasadizo, Jacaerys volteo con una sonrisa.
—Las damas primero —dijo de manera caballerosa hacía una Helaena algo atónita, sabía que en el castillo habían pasadizos pero jamás supo sobre ese. La muchacha entro y detras de ella lo hizo él, quien ya adentro presionó otra de las rocas y la pared se cerro— ven, te quiero llevar a un lugar especial —Jacaerys se contuvo de tomar la mano de Helaena y la joven, sabiendo sus intenciones, agarró su mano.
Ambos con sus mejillas sonrojadas comenzaron a caminar, Helaena con la curiosidad de a donde la llevaba su sobrino, ese al cual no le molestaba sentir su roce o tomar su mano, como le pasaba con su madre y los demás.
Esta vez salieron por detrás de una pintura, regresando a los pasillos de la Fortaleza, pero, Helaena no pudo reconocer donde se encontraban, no recordaba haber estado alguna vez en ese lugar, diez y tres años viviendo ahí, buscando lugares para estar sola y jamás había caminado por esos lados del castillo.
Cada vez el lugar se volvía mas oscuro y la luz de las antorchas parecían ir disminuyendo, está apretó mas la mano de su acompañante el cuál pudo sentir su miedo.
—Tranquila tía, mientras yo este contigo nada te va a pasar —le dijo con una sonrisa para brindarle confianza y sonrió cuando sintió como Helaena se relajo.
Continuaron caminando por varios minutos, hasta que Helaena noto un gran balcón a lo lejos, el cual se encontraba iluminado por la luz de luna.
Sintió la brisa helada chocar sobre sus mejillas y le desagradó, pero la mano de Jacaerys era lo suficientemente cálida como para pasar por alto aquel odioso frío.
Cuando llegaron al balcón, Jacaerys volteó para mirarla y sonrió.
—Este es un balcón digno de una princesa —le dijo el Velaryon mientras la acercaba al mármol, Helaena podía observar desde allí la nocturna King's Landing, se veía hermosa, la luz de las antorchas que iluminaban todo el lugar provocaba que se viera como un mar de luces totalmente bonito hacía los ojos de la Targaryen.
—Es hermoso —fue lo que dijo, aún encantada con la vista. Jacaerys la observó, no supo por cuánto tiempo, pero lo suficiente para estudiar todo su rostro y darse cuenta que tenía un lunar en el cuello.
—Te ves hermosa hoy, Helaena —cuando Jacaerys se dio cuenta que lo había dicho en voz alta bajo su mirada al sentir sus mejillas sonrojarse.
—Tu también te ves muy guapo Jacaerys.
—Jace— Helaena frunció su ceño —llamame Jace, por favor —sintió alivió cuando vio una sonrisa aparecer en la comisura de sus labios.
—Esta bien, Jace— le contestó, y Jacaerys pensó que jamás nadie había dicho su apodo de una manera tan dulce y delicada —¡Luciérnagas! —exclamó emocionada Helaena cuando las vio aparecer alrededor de ellos, esta sonrió y alzo su mano para intentar tocarlas y Jacaerys nuevamente quedo eclipsado con su belleza.
Se veía demasiado hermosa, su piel blanquecina estaba bañada por la luz de la luna, su cabello platinado recogido en una perfecta trenza arriba de su cabeza, adornado con piedras verdes y doradas, y sus ojos violetas resaltaban esa noche más que nunca.
Helaena, aún sonriendo, miro a su sobrino quien le veía con una sonrisa y sintió sus mejillas teñirse de carmesí.
—¿Tienes luciérnagas en tú habitación? —pregunto Jacaerys al recordar el amor que tenía su tía por los insectos, dándose cuenta por como miraba a las luciérnagas que los rodeaban, también sentía adoración por ellas. Helaena negó.
—Tristemente no tengo —se lamentó la joven— aunque... —sus ojos se iluminaron ante el recuerdo que llego a su mente— cuando era niña, el tío Daemon, por mi nueve día del nombre, sin que mamá se enterara, me regaló un frasco lleno de luciérnagas —a Jacaerys le sorprendió, ya qué, no sabía de la existencia del cariño de su padrastro por la hermana de su madre— Jace —le llamó ahora, el joven pudo notar algo de tristeza cuando pronunció su apodo.
—¿Qué sucede? —pregunto preocupado por su repentino cambió de humor.
—No me quiero casar con Aegon —y al decir esas palabras, que había querido decirle a alguien pero no había podido, sintió un gran alivio. Jacaerys le miró con tristeza, tratando de conseguir las palabras adecuadas para aliviar su corazón.
Helaena tenía su mano sobre el mármol del balcón cuando sintió la mano de Jace posarse sobre la suya y su mirada bajo para verla, una corriente recorrió su cuerpo cuando el pulgar del joven empezó hacerle suaves caricias.
Y recordó cuando vió a Daemon hacer esa misma acción con Rhaenyra.
Entonces, así era como se sentía, pensó Helaena mientras una emoción inexplicable pero reconfortante se instalaba en su pecho.
Cuando alzó su mirada, se encontró con los ojos castaños de Jacaerys y notó que tenia un brillo en particular, ella estaba segura que ese brillo también estaba instalado en sus ojos violetas.
—Cásate conmigo —el Velaryon no sabía de donde había conseguido la confianza para pronunciar esas palabras pero el peso que sentía en su pecho desapareció.
—Jace, yo… —Helaena había quedado sin palabras.
—Vamos a Dragonstone y casemonos al estilo de nuestros ancestros, ante los ojos de los Dioses Valyrios —su dedo pulgar aún acariciaba el dorso de Helaena.
Jacaerys aún recordaba la ceremonia de cuando su madre y Daemon se casaron hace unos dos años, y aunque en ese entonces le pareció extraña, algo en él le gritaba que debía hacerlo con Helaena, sentía que era la manera correcta.
Helaena quería decirle que sí, se imaginaba a los dos corriendo hacía sus dragones, montándose en sus lomos y volando hacia Dragonstone, para luego casarse como los Dioses de la Vieja Valyria dictaminaban.
Podia imaginarse a su madre y abuelo explotar de la rabia, a su hermano Aegon planeando una semana de celebración porque lo habían librado de aquel castigo y a su hermano Aemond preguntándole si se había golpeado la cabeza.
Jacaerys por su parte imaginaba la alegría que tendría su madre y padrastro, a su hermano Lucerys saltar de la emoción porque quería mucho a Helaena y Joffrey siguiéndola a todos lados, siendo la sombra de su tía.
Pero, por más que lo quisieran, ambos sabían que los finales felices no existían para los miembros de su familia y que estaban condenados a las decisiones que terceros harían por ellos.
—Jacaerys…
—Lo sé —le respondió con un tono triste, no hacía falta que lo dijera.
—Pero si pudiera elegir con quien casarme, lo haría contigo Jace —le confesó Helaena, quien terminó por entrelazar sus manos. Jacaerys la observó, podía ver la tristeza en sus ojos, el la sentía en su corazón.
El joven llevó la mano de Helaena a sus labios, cerro los ojos y plantó un beso en ella.
Helaena sentía su corazón revolotear en su pecho.
Entonces eso era el amor.
Finalmente había conseguido la respuesta a su pregunta: Jacaerys Velaryon.
En silencio, volvieron hacer el mismo recorrido, ahora para regresar nuevamente al salón donde seguro aún se llevaba a cabo el baile. Cuando la pared del pasadizo secreto se cerró detrás de ellos y la cortina volvía a cubrir la pared los dos se miraron, no queriendo que ese momento entre ellos terminará, ya que sabían, una vez regresarán al salón, Helaena tendría que sentarse nuevamente al lado de Aegon y Jacaerys lejos de ella junto a Lucerys.
Helaena no supo el porque, pero, junto su frente con la de él, Jacaerys tenía algo que la hacía sentirse segura, a salvo.
El Velaryon cerro sus ojos, disfrutando de ese momento y pidiéndole a los Dioses que nadie los viera en aquella situación tan comprometedora, cuando Helaena celebraba su compromiso con Aegon y él era un bastardo.
—Eres todo un caballero, Jacaerys Velaryon —hablo Helaena, interrumpiendo los pensamientos de él— gentil, amable, educado, inteligente —esta hizo una pausa— gracias por brindarme está calma antes de la tormenta Jace —sus palabras sonaban sinceras, aunque podía notar la solemne tristeza en su voz.
Antes de que Jacaerys pudiera decirle algo, la Targaryen se apartó y se fue corriendo, dejándolo solo. El joven aún podía sentir el calor de Helaena sobre su frente y manos, este respiró y comenzó a caminar para ir al salón.
Ignorando que, Ser Harrold los había observado desde cierta distancia y sonrió cuando vió aquel acto de amor tan puro entre la Princesa y el Príncipe, en un voto silencioso, se prometió guardar aquel secreto.
Cuando Jacaerys ingreso al salón, vió a Helaena sentada nuevamente al lado de su abuelo, con una expresión de tristeza y aburrimiento, el Velaryon bufo entristecido y regresó al lado de su hermano.
Minutos después, y mientras veía como todos bailaban, se le vino una idea a la mente y sonrió.
Helaena se encontraba en su habitación, sentada al lado de la ventana con su camisón de noche, agradecida de ya no estar en aquella farsa que llamaban “fiesta de compromiso” y podía finalmente escuchar sus pensamientos, cuando escucho un toque en su puerta.
La joven se levantó y camino, abriendo la puerta y consiguiéndose con Sir Harrold, quien llevaba en sus manos un frasco lleno de luciérnagas, los ojos de Helaena se iluminaron.
—Se lo envía el Príncipe Jacaerys, princesa —le dijo el guardia entregándole el frasco en sus manos, en ese momento Helaena sintió su corazón saltar de alegría— y le envía esta nota —Helaena la tomó en sus manos con curiosidad, Sir Harrold se despidió con una reverencia.
Helaena se acercó a su cama, dejando el frasco de luciérnagas sobre la mesa se noche que tenía al lado y abrió la nota para leer lo que, su príncipe de ojos almendrados, como Helaena había decidido llamarle, había escrito.
“Siempre serás bienvenida en Dragonstone, mi princesa
—J”
Helaena sonrió al ver la letra en Alto Valyrio de Jace, llevando la nota a su corazón y suspirando.
En tan solo una noche, Jacaerys le había abierto los ojos, haciéndole ver que él siempre estuvo ahí.
¿Qué es el amor?.
Jacaerys Velaryon era la respuesta.
¿Use a Rhaenyra y a Daemon para demostrar los actos de amor entre Helaena y Jacaerys? Efectivamente. Siento que esos dos shippean fuertemente a esa pareja, dentro de mi universo lo hacen.
¿Qué les pareció mi intento de hacer las profecías/susurros de Helaena? A mi, patético, no se me da eso.
Papi Daemon apoyando a su hijastro en la escena del baile lo fue todo para mi.
Muchas gracias por el apoyo que le han dado a “AEMMA”, me sorprendí gratamente de darme cuenta que muchos aman a esta pareja tanto como yo 🥺.
AVISO IMPORTANTE
De este one shot, nacerá una historia la cual ya tengo planeada, donde veremos a una Helaena poderosa y un Jacaerys demasiado sobreprotector sobre ella. Está va a comenzar desde el momento en que Viserys muere, adentrándonos a la danza de los dragones, la cual, para mi propia sanidad y que odio que los personajes sean infelices no durara mucho, aunque habrá drama, eso se los puedo asegurar 😏.
La nota que le dejo Jacaerys es un ligero spoiler de lo que podría pasar en la historia.
Pronto estaré publicando un video en tik tok con un adelanto de esa historia, el link hacía mi cuenta de tik tok está en mi perfil.
Si quieres estar al pendiente, sígueme para que sepas cuando haga el anunció o comenta “yo” aquí, y te avisaré cuando este publicada.
Sin más que decir, nos vemos pronto.
ACTUALIZACIÓN: El prólogo de la historia ya esta publicado, lo pueden encontrar en mi perfil como “𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐑𝐔𝐍𝐒 𝐓𝐇𝐈𝐂𝐊”
🐉🖤
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