|9| ¿Amistad? ¿Alejamiento?
Aún recordaba su cuerpo frío, su corazón dejando de latir.
Su impotencia, su dolor, su sufrimiento.
Realmente quería liberarse de esos sentimientos, pero no se iban.
Su mente estaba nublada, su corazón ardía.
Sentía que en cualquier momento iba a morir aunque no sea verdad.
-Tomioka-san... - susurro la menor.- Tomioka-san, despierta. - escuchaba la voz a lo lejos, pero realmente no quería abrir los ojos.- Giyu.
-T/N...- susurró él.
–Ah no. - respondió ella. - Soy Kotonaru.
Ella despertó, en una habitación de paredes blancas y olor a flores.
Se encontraba confundida pero no dijo nada.
Vio como se encontraba recostado el mayor.
Aquel peliazul extraño.
No sabía porque se encontraba ahí.
Solo recordaba haberlo visto y nada más.
Supuso que él la cuido.
Pero escucho sus quejidos, sintiendo como en cualquier momento él lloraría.
–Bien.- contesto Giyu. - Que bueno que despertaras.
–Si, gracias por cuidar de mi. - respondió con tranquilidad la ojirroja.
El tiempo paso.
Ambos se encontraban casualmente y se saludaban cordialmente.
Pero no entablaron una amistad real.
No hasta que les tocó una misión juntos.
Al inicio, simplemente se encontraban callados.
No resultaba incómodo.
Pero ambos tenían la necesidad de saber un poco más del otro.
–Y... - susurraron ambos al mismo tiempo.
–Empieza tu. - dijo Kotonaru rápidamente.
–¿Cómo decidiste ingresar a los cazadores de demonios? - pregunto el mayor, con lo primero que se le ocurrió.
Ella lo pensó un rato.
Realmente todo paso tan rápido.
No sabía muy bien.
–Me encontraron. - empezó contando ella. - En la orilla de un río, casi muerta.
Él escuchaba con atención.
¿Por qué le resultaba familiar?
A su mente solo venía una escena.
Y era T/N.
–Estuve como un año en coma. - continuó Kotonaru. - Realmente no se como sobreviví tanto tiempo.
–Es realmente extraño. - susurro Giyuu. - ¿Quiénes te encontraron?
–Tamayo-san y Yushiro-san. - contesto la menor.- Ambos son demonios.
Si, esos nombres le sonaban.
Pero él no recordaba donde los había escuchado.
–Ellos me comentaron que, me dieron sangre su sangre. - susurro ella. - Normalmente hacen eso para salvar a una persona.
Tomioka lo miro confundido.
Realmente extrañado.
–Pero no me convertí. - contestó rápidamente la más pequeña. - Simplemente sobreviví.
Él aún confundido, asintió.
–Que bueno que hayas sobrevivido. - respondió simplemente. - Eres fuerte al no convertirte.
Ella alzó los hombros indicando incomprensión.
No estaba segura de ser "fuerte"
Simplemente fue casualidad que la salvarán y una anomalía no convertirse al tocar la sangre del demonio.
–Gracias.- susurro sin saber que más decir.
–Y... - continuó él. - ¿Ellos te obligaron a pertenecer a los cazadores?
–Tenía una espada. - susurro ella. - Y estaba vestida como cazadora.
–¿Es la misma espada? - pregunto él señalando la katana que tenía Kotonaru.
–No.- susurro confundida la menor. - Se rompió en una misión y no la pude arreglar.
Creo que Tamayo-san la tiene.
–Oh.- respondió Giyuu, quería preguntar más.
Tenía un presentimiento inquietante.
Pero simplemente no pudo hacerlo.
Ambos aún no tenían la suficiente confianza y se vería tan extraño que él quiera ver aquella katana.
Si, era mejor dejar atrás esos tontos pensamientos.
No debía tener ninguna esperanza.
T/N, la T/N Kamado que conocía ya no existía más.
Murió.
Debía centrarse en la misión.
Y alejarse de esa chica, Kotonaru.
Porque verla tanto le hacía recordar a T/N.
Y esa nostalgia no le servía.
Continuará...
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