Capítulo 54: Finalmente En Paz... Por ahora.
Estaba sentado en su mesedora como de costumbre, disfrutando de la paz que le daba el silencio y tener movilidad. Ha estado aquí 6 meses, medicadose y recibiendo la rehabilitación necesaria después de ese evento tan traumatico.
– Señor Yamada, su familia ha venido a visitarlo–.
Él se giro y la miro. Se trataba de Yari, una hermosa y joven trabajadora de cabello rubio y ojos azules. En otro momento Taro la hubiera devorado con la mirada y llenado de halagos pero ahora... Nisiquiera queria quedar con ninguna mujer. Almenos no por un tiempo. Nunca se sabe quien este obsesionado con esa mujer y lo quiera hacer pagar por ello denuevo.
Ella se acercó a el y lo ayudo a levantarse y apoyarse con unas muletas. Su familia espera verlo. Y quizas hoy, después de mucho sin ver a Hanako, quizás también este abajo. Pues Hanako supo lo que le hizo a Ayano y como ella luego lo salvo y quedo con tanto asco y repulsión por su hermano que nunca quiso volver a hablarle ni perdonarlo.
Con calma y cuidado bajo las escaleras y vio a su madre con su típica lonchera (pues siempre le traía de comer), y se desánimo un poco.
— Oh, hijo mio. Te veo mucho mejor. Puedes caminar más rápido y estas engordando por fin–.
– Si, gracias por la comida, extrañaba tus platos especiales. ¿Qué hay de Hanako? –.
Su madre suavizó la mirada dejando en claro que lo que diria no seria muy bueno.
– Taro, tu hermano te amaba y te admiraba. Siente que le fallaste, pero eres su hermano todavía. Te deberá perdonar–.
– No enrealidad, no es su obligación. Soy su familia pero... Acepto que falle de la peor manera– sus ojos serios se fijaron en su mamá denuevo – ¿Leíste el mensaje que te dejé? —.
— Ah, si. Ya recordé. Quieres que lleve flores a una tumba, la del cadáver que estaba donde te... ¿Cuál era el nombre? – dice evitando hablar dek secuestro.
– Gary Akiyama–.
— ¿Lo conocías? – pregunta su madre curiosa.
— Ni un poco, pero murio de una manera injusta. Almenos su cadáver fue mi compañero un tiempo –.
Su madre comprendió entonces y asintió. Después de todo, al pobre entierro del chico (al que Taro le pidió que asista), ni su madre habia ido. Solo habian 6 personas junto con ella presentes y el entierro había sido pagado por los Aishi.
Extendió su mano para acariciar el pelo corto de Taro. Pues si, se lo había cortado desde que entro a rehabilitación y lo tiene por las orejas apenas. Con ternura lo miro y abrazo. Pues, aún sabiendo lo que su hijo había hecho se culpaba a si misma por no haber estado para vrindarle la educación del trato de un caballero a una mujer y desea ahora realmente ser su guía, nunca es demasiado tarde.
(...)
Por la ventana la brisa entraba anunciando el cercano invierno.
– Ay, Ayano ¿No está como muy frío? No creo que le haga bien al bebé —.
Budo se puso de pie y se fue directo a la ventana para cerrarla. Se veía bien y muy cuidado.
– Nisiquiera lo estaba sintiendo. Además, me gusta que haga frío– y acarició su abultado vientre. Apenas unos 7 meses de embarazo y Ayano lucia brillante.
Budo de todos modos cerro la ventana. Aunque desconocía si el frío afectaba al bebé no queria arriesgarse.
— ¿Y cómo ha estado el trabajo? —.
— El trabajo ha estado algo duro estos días– suspiro exhausto — pero, es necesario para darle una buena vida a quien la merece— se acerco a su mujer y coloco su cabeza en la barriga de Ayano y le dio besitos haciendo que la mujer suelte risitas.
— ¿Tú cómo crees que salga físicamente? —.
– Con suerte, hermoso como su madre y... —.
— Hm. Aunque si saliera igual a...— Budo puso un dedo en su boca indicandole que no mencione el nombre.
— Sabes que odio escucharlo. Desde el juicio, no quiero saber nada de él. Nada. –.
—Lo sé, pero existe la posibilidad de que salga igual a su padre. ¿Lo querrías igual? —.
El la mira con ternura y le da un beso en la frente — Fuiste capaz de arriesgar tu vida por mi y este bebé sobrevivió después de tanto, es un milagro. Y yo siempre lo amaré como mio propio—.
El pelinegro entendía que quizás no fue el causante de ese embarazo pero si fue capaz de ver el amor, la valentía y la fuerza de su madre. Capaz de entender que la ama y amaria todo ella, y que su hijo lo haría suyo también.
Aunque en la mente de Ayano, por más que quisiera aparentar estar en paz con el hecho de que Budo amara a su hijo, tiene preocupaciones mayores.
Rueda los ojos. << Soy horrible, soy tan mala. Me detesto>>. Se repitió en su mente mientras veía a Budo irse a al sofá. Y suspiró.
— Cariño, hoy ire a visitar a mis padres, mamá me escribió contandome que quieren verme–.
– Esta bien, sabes que no tienes que pedirme permiso para eso ni para nada— habla con sus hombros relajados mientras con el control encendía el televisor.
— Solo te avisaba— sonríe — Ellos también están muy emocionados por el nacimiento del bebé en 2 meses y medio. El tiempo pasa volando– mira su vientre abultado y lo acaricia.
— Lo mejor es que no le faltara nada a ese bebé. Que bueno es que tantos amigos te quieran y te ayuden con dinero y cosas para el bebé y su cuarto—.
— Si, son los mejores— y ríe nerviosa desviando la mirada. Luego, se pone de pie para dirigirse a su cuarto y cambiarse de ropa.
Se miro al espejo atentamente, siendo visibles unas pataditas del bebé. Pero, en vez de sentir felicidad, la tristeza se pinto en su rostro. Con pesar comenzó a cambiarse el vestuario a uno más bonito. Entonces, al terminar, salió por la puerta y se dio un abrazo con Budo.
— Te amo, Ayano. Mandale saludos a tus padres de mi parte—. Y le dio un beso dulce en los labios.
La de pelo azabache asintió con suavidad, y con su cartera en la mano se salió de la casa. Tomó un taxi y siguió a su destino quedando a unos 10 minutos en una pequeña tienda en una gasolinera.
Veía autos ir y venir en la carretera de al frente o yendo a recargar el gas. Hasta que despeacio y estacionandose frente a ella estaba un hermoso y moderno Mercedes Benz.
Le temblaban las manos y su mirada estaba fija en el auto. Ella sabiendolo, se subió.
— Buenas tardes, señor — dijo. Aunque no recibió respuesta, como siempre.
Más de 15 minutos de silencio entre ambos, apenas con la música de orquesta en la radio, canciones largas de las que el señor es fanático. Momentos en los que Ayano solo miraba por la ventana las vasa pasar y la gente vivir su día con normalidad.
— ¿Traes los recibos? — dijo el hombre.
— Ya sabe que no soy ladrona, nada es para... — fue interrumpida.
— No me interesa. Lo necesito para saber si usas ese dinero para cuidar tu embarazo y cubrir las necesidades del bebé — frena en un semáforo con la luz roja — Usted y yo sabemos que debo asegurarme de que ese dinero sea exclusivo para ello—.
Ella suspiro y bajo la mirada a su cartera, metió sus manos y saco unos 6 recibos y se los paso al hombre. Él los tomó, se puso unos lentes y los leyó.
— Bien, aunque aqui faltan pañales — señaló y arrancó el auto al pasar el semáforo a verde.
— Después de visitar a... —.
— La próxima vez trata de no olvidar nada, llevas una vida que aunque no lo quiera, es mi nieto. Debes cuidarlo —. Soltó apático mientras conducía.
— Si, si señor— y ella apretó sus manos entrelazadas.
— Debo reconocer que si hay algo en ti es que eres diferente a Ryoba. Pero como esta la situación... — él detuvo el auto en el destino deseado — Soy incapaz de saber si eso es bueno o malo esta vez—.
<< Es malo, lo es. Es horrible, si hubiera sido como su madre, no tendría tantos fantasmas del pasado molestando mi vida pues ella no habría dejado ningún cabo suelto >>. Pensó.
— Esto es para que tomes un taxi devuelta a tu casa, no estaré por asuntos que no me interesa que sepas, Aishi— le pasa un pequeño rollo de dinero a la muker en sus manos con poco interés en su rostro.
— Gracias por todo, Saiko-san—. Respondió tímida sin esperar una respuesta de la parte masculina.
Y asi como se bajaban sus ánimos se bajo ella del auto.
(...)
Desde su juicio, ha estado condenado a tener años en prisión, sabiendo que lo odian tanto y que quizás ya este casi inmovil para cuando salga de prisión.
Intento de asesinato, secuestro, homicidio...
No se necesitaba ser adivino para saber que su condena era extensa. Sin embargo, no era suficiente para devolverle todo el dolor que causo. Los traumas tan duros que dejo en las personas que se atrevieron a toparse con él y la mala fama que dejó a su familia. Su padre se ha encargado de mantenerlo en una celda privada, exclusiva, donde tiene comodidades y nada de contacto con otros presos.
Y ha sido lo más bueno para él.
Siempre se acostumbro a la soledad, le brinda paz estar así. Tenía muchos libros que le distraían. Como ahora, sentado en su cama leyendo.
Ha pensado mucho desde que esta ahi. Dandose cuenta que arruinó su vida sin darle importancia a que haya sido por intentar arruinar la de los demás.
Rodó los ojos y soltó una pequeña risa al recordar los actos que lo llevaron a estar ahí detras de unas rejas. Como: durante el juicio sin rodeos se declaró culpable mientras la madre de Ayano era sujetada por guardias porque estaba enojada y queria agredirlo.
No se arrepiente de nada.
A pesar de saber que Ayano lo repudia quizás, y que todo Japón sabe lo que hizo tan horrible, no ha tenido sentimientos ni pensamientos de remordimiento.
La cara de dolor de Budo y sus gritos, el sufrimiento por meses de Taro y haber tenido a su amada solo para él aunque sea por poco tiempo, lo consuelan.
— Te amo, Ayano... — dijo a la nada mientras dejaba el libro caer en sus piernas, se acostó y cerraba sus ojos. Recordaba la sensación de tenerla entre sus brazos, de besarla, de tenerla gritando de pasión por él en la cama.
<< Vale la pena matar a cualquiera para estar contigo >>.
No se arrepiente definitivamente del daño que causo. Nisiquiera tiene intenciones de cambiar. Si logrará escapar... Se vengaria de cada uno, incluso de Ayano, aunque la dejaría viva y con él. Aveves se imagina a ella junto con él viviendo en aquella mansión en una provincia lejana que había comprado para llevarla consigo mismo una vez que mate a Budo, pero, no resultó nada y le tocó estar entre unas duras paredes de una celda por años longevos.
Entonces, escucho unas pisadas acercarse a su celda.
— Megamo Saiko, tienes visitas— dijo un guardia acercandose a su celda.
Y él sonrió. Ya sabe quien es.
La única persona con la que quedo un vínculo en el que por mas que lo odie no podría romper.
(...)
Se dirigió en silencio, siendo acompañado por 2 guardias, hasta el lugar donde se reciben las visitas para los presos. Asi mismo se sentó, mirando atraves del vidrio transparente frente a él y tomando el teléfono de su derecha para hablarle por allí a la persona del otro lado del cristal.
Y con suavidad y sin poder ocultar su sonrisa de satisfacción habló:
— Ayano Aishi, ¿Cómo estás? ¿Y cómo está mi hijo? — pregunto como si estuviera teniendo la conversación más casual del mundo.
Aunque no es de extrañar. Ella ha ido a verlo algunas 5 veces, él desde que supo que tendría un hijo se apresuró a ayudarla monetariamente y sin titubear, pensar en sus próximos movimientos para hacer sufrir a Budo.
Pero es como dice un dicho popular:
Todos pueden cambiar, pero pocos quieren hacerlo.
El villano que hace el mal sin consideración a los demás eventualmente tendrá que hacer frente a las consecuencias de sus acciones, y ese día, Megamo sufrirá. La justicia siempre tiene la última palabra... Por más que Megamo llegue a triunfar en el momento, el impacto de su maldad siempre caerá sobre él, mientras que Ayano y Budo serán recordados por sus acciones buenas y su legado será recordado con gratitud. Por salvar a Taro, por salvarse ellos y encerrar a un lunático como Megamo.
Él podria pensar que triunfo, pero aunque Ayano lo visite jamás tendrá su amor. Jamás volverá a caer y él nunca saldrá de prisión.
Una de las características clave de la personalidad narcisista es la dificultad para aceptar responsabilidad por sus acciones, aun cuando causan daño a otros. Por ello, se condeno a si mismo a ser infeliz.
Quizás, quizás... Si Megamo hubiera confiado en Ayano, si hubiera asistido a terapia contal de tener una buena relación y si hubiera tratado con amor a la mujer hubiera estado con ella como siempre soño pero de manera sana. Quizás en otro universo.
Lo importante es recordar que no todos tenemos un final feliz perfecto. Sin embargo, todos podemos tener un final que traiga paz y aceptación.
Aunque no podemos controlar lo que sucede en nuestra vida, sí podemos elegir cómo lidiamos con ello. El final de algo puede ser triste y difícil, pero con el tiempo y con la ayuda de los demás, es posible encontrar una forma de aceptar y sanar. Así como hicieron Budo y Ayano.
Así que en vez de buscar un final feliz perfecto, puede ser mejor enfocarse en encontrar una forma de tener un final que traiga paz y aceptación, y eso siempre es posible.
Fin.
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(...)
Último capítulo de esta hermosa historia que me ha acompañado por 3 años. Me siento feliz con lo que logre con ella, crecí con ella y soy adulta ya.
Próximo capítulo sera el final alternativo y luego un epílogo si lo desean ✨pueden comentar si quieren el epílogo o no aqui mismo.
Los amo mucho lectores. Nos vemos la próxima 💖😭
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