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Capítulo "52": Corre Cariño. Final Alternativo (M & A).

FINAL ALTERNATIVO DE MEGAMO Y AYANO JUNTOS.

✨ Dedicado a HoyMeAsaltaron
LadyKrisspx   Stephy1400  gracias por sus aportes a la historia 💖✨

Este capítulo tiene lugar después del capítulo 51 donde Megamo secuestra a Ayano y Budo. Megamo da un disparo de advertencia al suelo junto a Budo para demostrarle a Ayano que está decidido a hacerlo.

(...)

El disparo resonó en toda la habitación...

Ayano cerró sus ojos con fuerza evitando ver la escena mientras lloraba a todo pulmón.

<< Es mi culpa, es mi culpa ¡Mi culpa! Nunca debí meterlo en esto>>.

Abrió los ojos un momento, después de escuchar mas forcejeo, encontrándose con Budo moviéndose desesperado, vivo y sin ninguna herida. La bala habia dado en el suelo justo al lado de Budo.

Megamo se encontraba neutro, mirándolo retorcerse. ¿Quién sabría que pasa por su mente así? Ella teme por el más que a nada justo ahora.

Entonces, la mira directamente.

- ¿De verdad crees que lo mataria así? ¿Sin hacerlo sufrir antes? -su seria mirada se afilo denuevo en Budo quien sudaba frío- Habló enserio cuando digo que eliminare todo lo que me intenté alejar de ti- se pone de pie lentamente - ¿Qué tal si dices algo, Ayano? O mejor debería disparar ya directamente a esta escoria- recargo el arma y lo apunto.

- ¡No! ¡No! ¡NOO! - rápidamente ella reacciona ante la amenaza del peli-lavanda- Megamo , te prometo darte lo que quieras ¿Casarme, hijos, llevarme lejos? Ha-haz lo que quieras con-conmigo. Estoy dispuesta a ser solo tuya si lo dejas vivir ileso. ¡Por favor! -.

Muy interesado él la escucha y la ve rogar, pero dice:

- Interesante... Pero no puedo creerte aún-.

Se escuchó un disparo nuevamente, marcando el segundo.

Pero, esta vez se escuchaban los quejidos de dolor de Budo y se visualizaban sus lágrimas cristalinas y cargadas de tristeza y dolor.

Megamo le disparó en la pierna.

El rostro de la chica palidecio aún mas. El riesgo de que Budo se desangre es demasiado alto. Maldición... Le arañaba el corazón la idea de que perdería a Budo ¡Por culpa de ella misma! Nunca debio involucrarse con el, menos teniendo al desquiciado de Megamo...

Duele.

Sus ojos plateados llenos de furia se impregnaron en ella, disfrutando verla sufrir en su interior. Miro al chico Masuta en el suelo retorcerse del dolor por el disparo en su pierna.

¿Acaso habrá alguien más feliz que él en este momento?

Joder, toda esa rabia y celos que lo consumía por Budo finalmente desaparecerá junto con él. En algun momento su vida se desvanecera y el estaba feliz de ser el causante. Su dolor de cabeza y mayor preocupación lloraba por su culpa. La satisfacción lo asoto junto con la adrenalina del momento, por fin tendría paz.

¿Pero qué hará con Ayano? Casi olvidaba a la protagonista de este suceso.

La miro sollozante intentando con todas sus fuerzas no mirarlo.

<< Ay... Provocaste todo esto, Ayano. No debiste amar a nadie más que a mi>>. Pensó.

- No importa cuánto llores, morirá - Megamo recargo el arma denuevo- Pero le falta sufrimiento -.

- ¡Por favor, basta Megamo! - su voz se escuchaba rasposa a causa de su llanto- ¡No lo mates o nunca te amaré! -.

- Me amaras, me asegurare de eso- apunto a Budo fijándose en su rodilla derecha.

- ¡Me-me iré contigo! ¡A donde quieras, cuando sea! ¡Seré tu esposa! Pero, por favor, dejalo vivir. Dale ayuda médica, por favor, y nunca te dejare. Nunca escapare de ti, lo prometo. Solo... No dejes que muera- ella apreto sus labios aguntando un grito cuando ahora era objeto de puntería para el Saiko. Pero, no tardo mucho en bajar el arma.

- Aveces dices tantas tonterías que me dan ganas de matarte, pero no podría - Megamo solo la veía de manera rabiosa- ¿Qué me asegura que no me dejarías si te llevo conmigo? -.

La atención de Megamo cayó sobre ella y él comenzó a caminar hasta ella dejando al herido Budo seguir sollozando del dolor en el suelo.

- T-te puedo enseñar a amar sanamente. Podría estar contigo todos esos días que te sientas solo- ella vio como él levantaba una ceja - También podría c-cocinarte. Estar contigo cuando quieras, como quieras. Podrías dejar la puerta abierta de par en par y ni así te dejaría. Seré.... seré tuya cuanto quieras- dictaba tristemente su destino con Megamo - Pero solo te pido ayuda para él. Por favor... Haré todo lo que quieras, si me amas de verdad no me dejaras sufrir tanto-.

- ¡¿Y qué sabes tú de "amor de verdad"? ! - el de ojos plateados zapateo. Ayano cero sus ojos asustada.

<< Mientras mas discuta con el, mas tiempo durara el dolor de Budo pero debo convencerlo... >>, se preocupó por él, <<Debo terminar esto>>.

- ¡Mucho más que tú! ¡¿O crees que no amo a mis padres?! - soltó ella enojada - ¡Amo a mis amigos! ¡E incluso comenzaba a amarte a ti antes que me golpees! - ella se detuvo recordando los empujones de Megamo y sus sarandeos contra la pared.

Y lloró otra vez.

El corazón de Megamo se contrajo un poco ¿Ella lo amaba? ¿Aunque sea un poquito? Dios...

Suspiró calmandose.

¿Debería considerar aceptar su trato?

- He estado delante de ti por años y aún así, a pesar de mirar desde mis espaldas, logras hacer que voltee a mirarte - parecía quitar la dureza de su rostro - He cuidado de ti, pendiente a todo lo que necesites. Solo quería que fueras feliz conmigo-.

La miro directamente a los ojos, encontrándose la mirada de uno con la del otro. Transmitía nostalgia con sus palabras y pretendía que Ayano entendiese sus motivos.

El hombre presiono un botón y ella sintió sus muñecas libres y sus pies. Ella rápidamente intento ponerse de pie para socorrer a Budo pero era tal la debilidad en sus rodillas que no puedo evitar caer sobre ambas.

El joven libre aprovecho y se acerco a ella poniéndose de rodillas a su lado y atrayendola hacia él mismo. La estrujo contra su pecho mientras solo miraba al vacío.

-Te amo- dijo en voz baja- Estabas destinada a ser mía. Estamos destinados a permanecer juntos, para siempre-.

El corazón de la muchacha se encogía dentro de su pecho, y de
pronto le pareció muy difícil respirar, pues el terror se enroscaba
alrededor de su pecho, reptando por su piel.

- Yo te amaré, Megamo, pero por favor, libera a Budo y dejalo tener ayuda médica - ella intentaba convencerlo aún más. Estaba dispuesta a dar su propia vida a cambio del karateka.

Él estrechó ambos brazos con fuerza alrededor de la muchacha. Ella tembló cuando le pasó las manos por el cabello, posesivo. El mismo gesto que antes la derretía de placer ahora la repugnaba.

-Shhh... Todo estará bien. Aprenderás a quererme. Lo sé. Te daré tanto tiempo como necesites- y su voz ensombreció- Pero no tengas ninguna duda al respecto, serás mía de todas las formas posibles- la alejo un poco mirándola a los ojos- Sin embargo, debes saber que lo harás este él vivo o no. Su vida no importa y no podría importarme menos tu respuesta a su muerte-.

Entonces, la tomo del cuello y la empujo al suelo. Ella, muy asustada comenzó a gritar y a quejarse, Megamo enrolla sus manos con fuerza en su cuello y lo presiona acortando su respiración. Ella comienza a patalear y él la inmoviliza poniendo todo su peso sobre sus pies y caderas. La fémina, poco a poco se debilitaba.

<< Dios, no, por favor AYUDA, AYUDA. No puedo dejar a Budo morir aqui por mi culpa. Por favor, no quiero morir>>. Pensaba convencida de aue esta seria la ultima vez que respiraria.

Sus lagrimas empañaron su visión y sus manos tomaban las del peliplateado con fuerza intentando quitarlas sin exito. Después de unos segundos de gritar y luchar, su voz se cortó y cada vez sentia que se iba a morir.

- ¡Budo! - fue lo último que grito con una voz chillona antes de cerrar los ojos y no abrirlos más.

Megamo entonces la soltó inmediatamente.

Sus ojos cerrados y llorosos, mejillas húmedas de lagrimas y labios entreabiertos. Acerco su mano hasta sus labios y los acarició.

- Te amo, siempre te amare-.

Luego, deposito un beso en esos labios que tanto amaba.

(...)

Las imagenes a su alrededor del panorama de una carretera solitaria, con campos llenos de verde a su alrededor. Algunos autos le pasaban por el lado, algunos venían y otros se iban. Aunque no estaba prestandole atención a eso exactamente...

El Saiko, conducía tranquilamente, o almenos eso queria creer. Sus ojos fijados en el camino, sus manos en el volante levemente temblorosas y teniendo a la causa de su "locura" detrás de él.

Ella, esposada de pies a cabeza y con su ropa hecha jirones. La pelinegra, dueña de su corazón, estaba ahi tirada en los asientos traseros.

(...)

Con un dolor punzante en la cabeza, abrio sus ojos lentamente, pequeños parpadeos. Estaba contra algo cómodo, de espaldas, el aire acondicionado le enfriaba los pies.

<<¿Dónde estoy? >>. Se preguntó.

Intento moverse, ponerse boca arriba, pero no pudo. Y entonces lo recordó.

Es la segunda vez que se despertaba en esas condiciones en el día.

Recordó a Budo tirado en el suelo, mal, con un tiro, a Megamo encima de ella quitandole su ultimo soplo...

Y grito con horror.

Habia girado su cabeza y vio el reflejo de su perpetrador.

El maldito Megamo Saiko.

Esta vez no llevaba mordaza, parecia fríamente calculado. Queria escucharla gritar, saber que esta despierta. Lo cual es extraño, aunque todo ya lo es, es que ella pensó que él quería matarla... O quizás eso SI es lo que queria, por eso no la amordazo quizás porque los muertos no gritan.

Él solo acomodó el espejo retrovisor mirandola atraves de este, con su mirada fría y determinada.

- ¡Por favor, dejame ya! - gritaba desesperada.

El de ojos claros ni caso le hizo. Por un momento vio a través de la ventana principal del auto y vio el cielo oscurecido, árboles gigantes al lado de lo que parece ser una carretera. Su dolor de cabeza se hizo más pesado. Pataleo y pataleo sollozando pensando en que quizás la queria enterrar viva en algún solar, quizás también pensaba en venderla o en torturarla más.

Entonces, con un malestar en el estómago tuvo el presentimiento de su muerte.

Sus pies empujaron con fuerza la puerta una y otra vez, pero, no funcionaba. Se incorporó y contrajo sus pies para tomar fuerza y larzar una gran patada al vidrio del auto. El golpe inesperado alertó a Megamo, quien por un momento, más enojado, casi dobla a donde no debe pero logro estabilizarse a tiempo, lamentablemente para Ayano es buen conductor.

- Nadie te va a escuchar aqui ni romperas los cristales, estan blindados-.

La fémina se golpeo mentalmente.

<<Claro, debiste haber estado planeando esto desde hace tiempo>>.

- Matame ya... - pidió en voz baja.

Hizo como si no la escucho.

- Megamo, por favor ¿Qué me vas a hacer? No me tortures más, por favor. No quiero que mis padres no encuentren mi cuerpo... -.

- ¡No te voy a matar! ¡Y callate! - respondió molesto.

- ¡No! ¡¿Qué le hiciste a Budo?! -.

Ese nombre agotó su poca paciencia y calma con ella. Abrio un espacio para guardar cosas pequeñas del auto y saco algo.

-Ya que no te piensas callar... -.

- ¡Si le hiciste algo a Budo te voy a... - un spray fue roseado en su cara directamente. Dio unos gritos que pronto se ahogaron cayendo en silencio.

(...)

Han pasado días duros, Ayano se llenaba de desesperación cada día. No sabia nisiquiera donde se encontraba, era una habitación donde estaba esposada al espaldar de la cama en donde permanecía. Aveces Megamo iba a llevarle sus tres comidas al día personalmente o iba un sirviente aue por más que le rogara con lágrimas en sus ojos que le ayude a irse este hacia como si ella no existiera y se iba después de dejarle comida y agua.

Apenas lleva la noción del tiempo por una ventana dentro de la habitación que le avisa según el resplandor si es de día o si es de noche.

Desde el primer día que se despertó esposada a la cama estuvo vomitando a montones, Megamo enrealidad estaba muy preocupado por ella. Entre amenazas y mucho dinero moviendose hizo que un doctor privado la atendiera aún en contra de su voluntad.

De repente, sus pensamientos son interrumpidos al escuchar la puerta abrirse, al ver a la persona entrar au cara se torna en terror.

- ¿Lista para el baño?- decía Megamo.

Megamo se acerca a su amada, aún esposada a la cama. Él suspira mientras se sienta al lado de ella, mirando su expresión de terror.

-Lo sé, lo sé. Sé que esto es horrible, pero solo quiero estar seguro de que no intentarás nada-.

Megamo acaricia su cabeza suavemente. Su mano desciende por su mejilla y la acaricia con ternura.

Ella apenas puede intentar gritar, su voz se ha enmudecido por haber gritado tanto día y noche, sus lágrimas hasta parecen haberse agotado, apenas y dormía haciendo que tenga unas hundiduras bajo sus ojos que la delatan. Cierra los ojos apartando su cabeza, nisiquiera le gusta ver a Megamo por el asco que le causa.

- Tomare eso como un sí-. Entonces se acerca a ella y le rocea el spray de siempre que la desmaya.

Esa ha sido su estrategia para poder bañarla y vestirla cada día desde que llego. Dandole 2 baños, uno en la tarde y otro en la noche. A pesar de ser un mounstruo, se ha preocupado por su higiene.

Megamo la desvistió con cuidado y delicadeza, sabiendo cuánto ella se rehusaba a ser tocada. Se detuvo por un momento, contemplando su delgado y esbelto cuerpo. Su belleza y gracia eran increíbles incluso en un estado tan lamentable como este.

Él la llevó hasta la bañera y la metió en el agua, sosteniendo sus caderas con ternura y firmeza. En silencio empezaba a acariciar su espalda con una esponja.

El de pelo color lavanda continuaba lavando cada centímetro de su cuerpo, con mucha atención y cuidado. Sus manos se movían suavemente, frotando y limpiando cada parte de ella. Él la lavaba como si fuera su tesoro más preciado, asegurándose de que estuviera completamente limpia y sin nada de suciedad.

Mientras la bañaba, él notó lo delgada que se había puesto. Sus costillas estaban empezando a notarse y sus mejillas se hundían aún más.

Siguió limpiándola en silencio, observando su delgadez con creciente preocupación. Él sabía que su falta de apetito era un problema serio y que necesitaba comer para recuperar su salud. Mientras la lavaba, su mente no dejaba de pensar en el resultado del doctor y en cómo hacer que comiera sin que ella se resistiera.

Entonces la toma al terminar de bañarla y la envuelve en una toalla, ella aun seguia inconsciente. La carga hasta la cama y la viste a su gusto para luego esposarla denuevo.

Luego, bajo al primer piso. La casa era una gran mansión que compro antes de secuestrar a Ayano, esta ubicada entre unas montañas muy lejos de cualquier ciudad para que los gritos de la mujer no sean escuchados.

Bajo a la oficina improvisada que tenia en la casa y estaba usando la computadora tranquilamente para hacer un informe para la compañía cuando recibe una llamada del doctor de Ayano. Megamo dejó la computadora a un lado y respondió al teléfono. Su preocupación se acrecentaba mientras esperaba escuchar lo que el médico tenía que decirle sobre el estado de Ayano.

-Bueno? ¿Cómo está ella? ¿Qué es lo que tiene? -.

El tono de su voz denotaba desesperación. Necesitaba saber que Ayano estaba bien, que no la había arruinado por secuestrarla.

- Al principio pensé que se trataba de un parásito o algún virus pero... Bueno, sin rodeos. Ella esta embarazada- dice el doctor en la otra línea.

Megamo esta confundido al principio, pero recuerda que él se acostó con Ayano días antes de secuestrarla, cuando ella estaba en uso de sus sentidos y preferia voluntariamente estar con el. Él sabe perfectamente que solo se ha acostado con él.

Megamo se queda atónito al escuchar la noticia. Su mente da vueltas y no puede creer lo que acaba de oír. Él se pasa una mano por su cabello, desesperado.

-Eso no es posible, es decir... ella apenas está comiendo. ¿Cómo es posible que esté embarazada?-. Se queda en silencio por un momento, procesando la información. Finalmente, se lleva una mano a la frente y suspira-¿Es saludable? ¿Ella está bien? ¿Y el bebé?-.

Se pasa una mano por la cara, nervioso y preocupado. No esperaba esto en absoluto. Se siente atrapado, atrapado en un lío del que él mismo era el responsable.

- El bebé está sano, pero ella esta sometida ante mucho estrés que peligran la vida del bebé y su propia vida. Señor Saiko, sé que no es de mi incumbencia lo que hace con ella pero le recomiendo mejorar su calidad de vida para que no termine enterrando dos cuerpos- Dice el doctor.

Escucha en silencio las palabras del doctor, sus cejas fruncidas. Odia admitir que el doctor tiene razón, pero es cierto que si continúa con la situación actual puede terminar perdiendo a Ayano y al bebé. No puede permitirlo.

-Lo sé. Lo sé. Tienes razón-.
Megamo respira hondo, tratando de calmarse-Haré lo que sea necesario para que ella y el bebé estén bien. Gracias por tu ayuda-. Luego, cuelga la llamada. El de ojos claros esta enojado y suelta una maldición, esto complicaria más las cosas y no tenia idea de como convencerla para que se alimente.

Pero por otro lado, él se siente orgulloso de que se embarazo... Solo de él, no de Budo Masuta ni de nadie más. Ella tendría la familia que él siempre soño solo con él.

Se pasa las manos por el cabello, aún tratando de procesar lo que acaba de oír. La idea de ser padre le resulta emocionante pero a la vez aterradora. Saber que el bebé era suyo y solo suyo aumentó esa emoción aún más.

Él respira hondo, preparando su mente para el reto que tenía por delante. Tenía que convencer a Ayano de que se alimentara no solo por su bien, sino también por el del bebé. No había marcha atrás, tenía que hacer esto funcionar.

(...)

Pasan varios meses, unos tres meses teniendo a Ayano cautiva. Ahora ha cambiado el hecho de que ella ya no esta esposada y puede andar por la casa con libertad, aunque todas las puertas y ventanas estan cerradas con fuerte seguro.

Ella nisiquiera quiere mirar a su secuestrador, desde que Megamo le contó sobre su embarazo y la convenció de comer y dejarse cuidar ella solo ha sido como un fantasma por la casa. Muchas areas de la casa estan protegidas por sirvientes fuertes que Megamo contrato para evitar su acceso como: la cocina y el garage.

Ahora, él hombre se encontraba llegando de una reunión de trabajo y ya habia dejado su auto en el garage cuando entra a la casa, sube las escaleras y entra al cuarto de Ayano viendola recostada en la cama con su vientre ya notandose su forma de embarazada mientras ella lo acariciaba.

Megamo se acerca a ella en silencio, observando cómo su mano se mueve suavemente por su vientre. Él no puede evitar sentir una mezcla de orgullo y ternura al verla así.

Se sienta en el borde de la cama y le pregunta en un tono suave y preocupado.

-¿Cómo te sientes hoy? ¿Has comido?-.

Ella no respondió. No le miro nisiquiera y apretó sus labios. Desde que la secuestro ha sentido su mundo derrumbarse ante ella. Alejada de sus padres, de sus amigos, de Budo... Se sentía sola. Nisiquiera los sirvientes hablaban con ella en esta enorme casa. Su único consuelo era su bebé, realmente era lo unico que la traía un poco cuerda.

Megamo la mira algo enojado, le frustra que ella no quiere hablarle y la ha respetado solo por su embarazo pero se siente humillado. La agarra firmemente de la mandibulacon más fuerza de lo que pretendía, pero a él le irritaba que ella constantemente le hiciera la vista gorda. Necesita una respuesta de ella, necesita saber cómo está y cómo está su bebé.

-Te he hecho una pregunta. Quiero respuestas. ¿Cómo te sientes? ¿Has comido?-. El tono de su voz es serio y demandante, sus ojos fijos en ella, buscando alguna señal o respuesta.

Ella traga en seco mirandolo con sus ojos vacios.

- Si comí, debe estar bien-. Responde simplemente manteniendo su semblante tranquilo a pesar de que él apretaba su mandíbula.

Megamo nota su semblante tranquilo y esto le molesta aún más. Le irrita que ella lo vea con esos ojos vacíos y sin expresión, sin mostrar ningún tipo de emoción o sentimiento por su situación.

-Por supuesto que el bebé debe estar bien. Me refiero a ti. ¿Cómo te sientes tú? ¿Te sientes bien?-.

La agarro con más fuerza y la atrajo más hacia él, manteniendo su mirada intensa en ella.

- Pues estoy secuestrada ¿Cómo quieres que me sienta? - suelta ella.

Megamo se queda sorprendido por su respuesta, las palabras le chocan como una bofetada en la cara. Sí, ella estaba secuestrada, pero él estaba haciendo lo posible para cuidar de ella y del bebé. ¿Así era como lo veía ella?

-¡Estoy haciendo lo mejor para ti y para el bebé! ¡Estoy ocupándome de ti y de tu salud! ¿Por qué respondes de esa manera?-. El tono de su voz se eleva, su frustración finalmente sale a la luz.

- ¡Me alejaste de mi familia, de mis amigos y de... ¡Me alejaste del hombre que amaba! - dice ella con enojo refiriendose a Budo- Nisiquiera me quieres decir que hiciste con él, eres... Un monstruo Megamo- suelta ella con odio en sus ojos.

Las palabras de Ayano le llegan al corazón como un latigazo. Él sabía que ella había estado enamorada de Budo, pero le dolía oírla decirlo tan abiertamente.

-¡Estoy haciendo lo mejor para nosotros! Budo no era bueno para ti, solo te hacía daño. Yo puedo darte un buen hogar, puedo cuidar de ti y del bebé. Puedes tener una vida perfecta conmigo, pero tú no puedes verlo-.

El tono de su voz se vuelve suplicante ahora, tratando de hacerla entender su punto de vista.

- ¿Una vida perfecta contigo? ¡Lo último que recuerdo antes de dormir es como le disparaste a Budo frente a mi antes de llevarme contigo! Y como... Mataste a ese chico inocente- ella grita alterandose -Nunca te voy a amar por esto-.

Las palabras de Ayano le retumban en la cabeza como una campana, golpeando su alma. Él sabe que lo que hizo no fue correcto, pero tenía sus razones para hacerlo.

-Eso... fue necesario. Budo te estaba dañando, te estaba manipulando. Y ese muchacho... bueno, no estaba haciendo lo que debía. Él necesitaba ser eliminada por la seguridad de todos- dice refiriendose con eso último a Gary (Info-kun).

El tono de su voz se vuelve más defensivo, tratando de justificar sus acciones.

Megamo respira hondo, recordando el incidente con Taro Yamada. Aún siente un odio ardiente hacia él por haber intentado aprovecharse de su amada.

-¡Y por supuesto que tuve que encargarme de el otro! Intentó hacerte daño, intentó forzarse en ti. No podía simplemente dejar que se saliera con la suya-.

Megamo se acerca más a ella, y la agarra por los hombros, mirándola con desesperación.

-Tú eres mía, Ayano. Mi amada, mi futura esposa. Nadie te puede lastimar ni hacerte daño. Necesitaba protegerte, necesito hacer lo que sea necesario para mantenerte a salvo y protegida-.

Megamo acaricia su mejilla con ternura, con tristeza en sus ojos. Él sabe que ella nunca podrá perdonarlo, no después de todo lo que ha hecho. -Te amo, Ayano. Te amo más que a nada en este mundo. Te necesito a mi lado-.

-Pero tu me haces daño, Megamo- dice ella con una expresión de lamento y ojos llorosos - Me estas haciendo daño, y le harás daño a mi bebé-.

Las palabras de Ayano le atraviesan el corazón como un cuchillo. La culpa y el remordimiento lo inundan. Él sabe que ella tiene razón, que le está haciendo daño a ella y al bebé.

-No... No era mi intención. Solo quiero lo mejor para nosotros. Todo esto, todo lo que he hecho ha sido por nuestro futuro juntos...-.

Megamo la suelta y se aleja unos pasos, apartando la mirada mientras trata de controlar sus emociones. Luego,él respira profundo y recupera la compostura. Su mirada se vuelve firme sin rastro de arrepentimiento por lo que le dijo e hizo a Ayano. Sale de la habitación y la cierra de un portazo.

Ayano se queda sola en la habitación, temblando ligeramente tras la salida repentina de Megamo. Los portazos retumban en su cabeza como un eco de su desesperación y frustración.

Ella permanece en silencio durante unos minutos, con los ojos ligeramente llorosos. El bebé se mueve en su vientre y coloca una mano suavemente sobre él, sintiéndose sola, asustada y desamparada.

Extrañaba a su padre, a su madre incluso. Cuanto atesoraria que su madre la rescate... Pero sabe que no es posible y que Megamo es demasiado meticuloso. Definitivamente él es un monstruo.

(...).

Pasan unos meses más. El doctor se ha encargado de atender a Ayano cada mes. Le ha llevado medicamentos para cuidar su embarazo siempre bajo supervision de Megamo.

Ella ha estado comiendo más y ha tenido antojos extraños de mariscos que Megamo no tuvo problema en complacer. A pesar de que fue difícil que le sacara información a la mujer sobre sus antojos.

La ha cuidado de maravilla.

Le pago a unos diseñadores de interiores cantidades absurdas de dinero para que decoren la habitación del bebé y guarden silencio sobre la cautividad de Ayano. Sabia que el bebé iba a ser niño y almenos le dio la libertad a la mujer de participar en la decoración del cuarto del bebé.

Megamo observaba a Ayano con orgullo y alegría mientras ella participaba en la decoración del cuarto del bebé. Él se sentía muy complacido de que estuviera tan involucrada y entusiasta con el proceso. Sabía lo importante que era para ella, a pesar de la situación en la que se encontraba.

Los meses pasaban y el embarazo de Ayano progresaba bien, cada vez más cerca de la fecha de nacimiento del bebé. Él había hecho todo lo que estaba en su poder para garantizar un embarazo sano y seguro para ella como para el bebé.

Ahora Ayano se veia con su abultado vientre de 9 meses. Ella aun seguia teniendo interacciones cortas con Megamo, que casi siempre son discusiones que terminan en ella preguntando por Budo y él solo respondiendo que no le dira nada. Aunque, aveces discuten por la extraña manía de que el la amarra de pies a cabeza antes de dormir.

Pues, Megamo prefirio trasladar a Ayano a su habitación y dormir con ella. Aunque claro, con sus precauciones y por eso le esposaba manos y pies y amarraba su cuerpo en una posición que no pudiera moverse hacia él mientras duerme.

El Saiko se acostumbra a la nueva disposición de compartir habitación con Ayano, pero aún no se siente seguro suficiente como para confiar en ella por completo. Él siempre tiene presente las medidas de seguridad, asegurándose de que ella no pueda hacerle daño.

Él disfruta de tenerla cerca mientras duerme; es su momento de verla vulnerable y sin defensas, aunque se siente un poco mal al verla atada como si fuera un prisionero. Estaba obsesionado con la seguridad de Ayano y del bebé. Aunque sabía que estaba completamente cautiva y bajo su control, él no quería arriesgarse a que ella intentara escapar o intentar algo.

Él la vigilaba cuidadosamente mientras dormía, a veces despertándose en medio de la noche para asegurarse de que estuviera a salvo. Él sabía que ella lo odiaba y que nunca lo amaría, pero eso no le importaba. Él no la necesitaba para que lo amara, solo necesitaba que estuviera ahí, a salvo y a su lado.

(...)

Todo es un caos en la casa. Llego el día esperado. La casa estaba llena de los ecos ocasionados por los gritos de Ayano que estaba siendo asistida por el doctor y unos enfermeros mientras daba a luz.

Megamo veia toda la escena de primera mano mientras la agarraba de un brazo y le gritaba que puje. Ella lloraba del dolor pero hacia un gran esfuerzo por hacer las indicaciones. Él podía ver la sangre, los fluidos y todo lo que venía con un nacimiento y aún así no se apartó ni un solo segundo.

Él sintió una mezcla de emociones al ver a Ayano sufrir así, pero también sentía una intensa emoción porque finalmente estaba pasando. El bebé estaba a punto de nacer, su bebé.

Él ve como finalmente el bebé sale y el doctor lo agarra con cuidado mientras las enfermeras cortan su ombligo umbilical. Después de unos segundos se escucho un llanto y él se acerco, Megamo fue el primero en cargar al bebé.

Él era pequeño pero fuerte y tenia los ojos grises de su madre pero el cabello claro de su padre. Tenia unos cachetes rosados y aun seguía con restos de sangre en su cuerpo.

Una sonrisa llena de orgullo y felicidad se formó en el rostro de Megamo mientras tomaba al bebé en sus brazos. Él miró al niño con asombro y amor, sintiéndose abrumado por la emoción de ser padre. Por fin había llegado su bebé, fruto de su amor por Ayano.

Él llevó al bebé hacia Ayano, sosteniéndolo con cuidado para que ella lo viera por primera vez.

-Es precioso...-.

Dijo Megamo, su voz apenas un susurro, mientras le ofrecía al bebé a su madre.

Ella esboza una sonrisa tomandolo entre sus brazos. Estaba deacuerdo contigo. Era hermoso. Paso una mano por u cabellito y otra por su suave cara y mesio al bebé para calmar su llanto.

Por otro lado, los doctores le indicaron darte el bebé denuevo y se dispusieron a coserla. Ella se veia exhausta aunque la atención del Saiko estaba completamente en el bebé en sus brazos.

Él tomó nuevamente al bebé en sus brazos, sosteniéndolo con cuidado mientras los doctores terminaban de coser la herida de Ayano. Él se mantenía a su lado, observándola con ternura y alivio, sabiendo que finalmente había terminado.

Él acarició la cabeza del bebé con ternura, trazando círculos suaves con el pulgar sobre su pequeña mejilla. Él estaba totalmente fascinado con su hijo, sintiéndose abrumado por una mezcla de admiración y protección hacia él.

Megamo pensaba que el nombre de Megumi era perfecto para su hijo. Era un nombre fuerte y masculino que también significaba 'bendición' en japonés, el cual pensaba que describía perfectamente lo que el bebé representaba para él.

Él sonrió mientras acariciaba la cabecita de su hijo.

-Megumi... Mi hijo-.

Él se acercó a Ayano nuevamente, todavía sosteniendo cuidadosamente al bebé en sus brazos.

Ella miro al Saiko con molestia al escuchar el nombre que le puso al bebé, un recordatorio para ella de que era hijo de su secuestrador. Aunque el Saiko nisiquiera se dio cuenta de la mirada de ella. Estaba tan centrado en el bebé que nada más importaba

Megamo estaba demasiado ocupado enfocándose en su nuevo hijo como para notar la mirada de molestia de Ayano. Él estaba completamente absorbido por el bebé en sus brazos, admirando cada pequeño detalle de su rostro y de su pequeño cuerpo.

-Es perfecto. Simplemente... perfecto. Él es hermoso...-. Él murmuró, acariciando suavemente la mejilla de Megumi con su pulgar, dejando escapar un suspiro tranquilo mientras miraba al bebé con amor.

Para él este hijo era la prueba de su perseverancia con Ayano, su amor irrompible y la prueba de que él cambiara el apellido Aishi para siempre.

Megamo miró al bebé con orgullo y determinación. Él estaba decidido a criar a Megumi como su heredero, enseñándole todo lo que sabía y preparándolo para asumir el liderazgo de Saikou Corp en el futuro. Él creía que este bebé representaba su victoria: había logrado mantener a Ayano bajo su control, y ahora era padre.

Él acarició la mejilla del bebé nuevamente y luego miró a Ayano con una sonrisa llena de satisfacción.

Ella apretaba los labios mientras le daban los ultimos puntos de sutura a su vientre. Aun seguia molesta por el nombre que el Saiko le puso a su hijo.

Megamo notó la expresión de Ayano y supo que estaba molesta por el nombre del bebé. Pero a él no le importaba. Él había decidido que su hijo se llamaría Megumi, y así sería.

Él se acercó más a ella, todavía sosteniendo al bebé en sus brazos.

-Vamos, no estes tan enojada. Él es mi hijo también después de todo-.

Ella nisiquiera puso objeción ante lo que él le dijo. Solo respiraba entrecortadamente tratando de disminuir su dolor y cerrando los ojos con fuerza agotada después de traer su hijo al mundo.

Megamo vio que Ayano estaba agotada y le dolía, y aunque no tenía intenciones de mostrar demasiada compasión o preocupación hacia ella, no quería que se desmayase y se lastimase aún más. Él sabía que necesitaba tiempo para recuperarse.

Él se volvió hacia los doctores que estaban en la habitación y les ordenó:

-Ella necesitará cuidado especial. Asegúrense de que se sienta cómoda y que esté bien atendida-.

(...)

Ha pasado un mes. El bebé ha sido atendido tanto por su madre, una enfermera pediatrica que contrato Megamo y aveces él mismo lo cuidaba.

Megamo entró en la habitación y vio a Ayano meciendo al bebé en la mecedora, el cual emitía pequeños gorjeos y balbuceos mientras se acurrucaba en sus brazos.

Él dejó las bolsas que tenía en las manos en un mueble cercano y se acercó a ella con una sonrisa en el rostro.

-¿Cómo está hoy el pequeño Megumi?-.

Ella puso los ojos en blanco. Si bien desde que nació el niño ha dejado que se acerque mas a ella eso no fue suficiente para arreglar su relación. Aún lo detestaba, aunque no lo dejaba saber siempre que queria pues el Saiko es muy explosivo cuando se trata de rechazarlo.

- Bien- responde ella

Pudo percibir la frialdad y el desdén en la voz de Ayano, pero no se iba a amedentrar. Él sabía que ella aún tenía resentimiento hacia él, pero no le importaba. Él había logrado lo que se proponía: la tenía bajo su dominio, y ahora también había creado un heredero.

Él se sentó en un sillón frente a la mecedora, manteniendo su distancia mientras la observaba a ella y al bebé.

-Te traje algunas cosas...-.

Megamo señaló a las bolsas que había dejado en el mueble, llenas de cosas que había comprado para el bebé y para Ayano. Él estaba decidido a cuidar bien de ambos, a su manera.

-Hay algunos biberones, pañales, toallitas, y algunas cosas más que podría necesitar. Además, conseguí algunas cosas para ti también...-.

Él saco de su bolsillo una cajita, sostenía la pequeña caja en la palma de su mano, ofreciéndosela a Ayano con calma. Él la miraba expectante, esperando su reacción a su propuesta de matrimonio.

-Te casarás conmigo, ¿sí?-.

Él lo dijo con tono firme, no como una pregunta, sino como si fuera algo que ya fuera a suceder inevitablemente.

Megamo vio la reacción horrorizada de Ayano ante el anillo que había sacado de su bolsillo, pero lo ignoró por completo. Él sabía que ella no querría casarse con él, pero eso no lo iba a detener.

-Lo harás, Ayano. Necesito que te cases conmigo, por el bien de Megumi y por el mío-. Dijo él en un tono firme, sosteniendo suavemente la mano izquierda de ella y colocando el anillo en su dedo.

-Megamo, esto es ridículo... No, no me quiero casar contigo-. Dice ella mirandolo con sus cejas fruncidas.

Apretó los dientes ante la negativa de Ayano, su expresión se volvió más seria y su mirada se ensombreció.

-No es ridículo. Es algo necesario. Me perteneces, Ayano, y a ese bebé también. Necesito asegurarme de que estén a mi cuidado y protección legalmente-.

Él siguió apretando su mano con más fuerza, sin permitirla separar el anillo de su dedo.

-Te casarás conmigo, de una forma o de otra. No me importa lo que digas, lo harás- dice con firmeza -Además, he comprado un vestido de novia para ti. Vendrá una estilista a maquillarte y arreglar tu cabello. Y si te niegas o te resistes, te lo pondré por la fuerza si es necesario. Además, te prohíbo que toques a Megumi por años si no cooperas. Es mi hijo, y puedo mantenerlo alejado de ti si eres desobediente-.

Megamo dijo con firmeza y autoridad, sin dejar margen a discusión o negación.

-Eres... Eres un maldito Megamo, cuando mueras te quemaras en el infierno-. Dice ella con odio mientras seguia mesiendo al bebé.

Megamo no se inmutó ante la furia y el odio en las palabras de Ayano. Él simplemente se encogió de hombros y se rio con frialdad.

-Probablemente, pero no antes de casarme y asegurar mi legítimo lugar como padre del heredero de la Corporación Saikou. Puedes amenazarme y maldecirme todo lo que quieras, pero eso no cambiará nada-.

Él se inclinó sobre la mecedora, mirándola con una sonrisa torcida.

(...)

Ayano estaba arreglada. Tenia un hermoso vestido blanco puesto junto a su velo y un maquillaje que resaltaba sus ojos y labios. Ya el abogado de Megamo estaba presente junto a personal del registro civil al cual soborno con mucho dinero a cambio de su silencio y servicios.

El Saiko estaba con un traje formal negro al lado de Ayano. Ella tenia una de sus manos esposadas a la de Megamo y uno de sus pies estaba amarrado con una soga a una de las mesas frente a ustedes. Ella no se veia nada feliz, en vez de su boda parecia un funeral. Nunca se imagino que en el dia que debería ser el mas feliz estaria tan triste y sientiendo tan miserable.

Megamo observó a Ayano con un aire de satisfacción. Se veía hermosa en su vestido de novia, pero él sabía que ella preferiría arrojarse al ojo de un huracán antes que casarse con él. No le importó.

Él mantuvo su brazo enganchado en el de ella, asegurándose de que no intentara escapar o hacer algo estúpido. Sabía que ella estaba completamente a su disposición, y él iba a aprovecharse de eso al máximo.

-Estamos listos para comenzar-.

La boda transcurrio en silencio. Una boda civil "normal". Obligaron a Ayano a firmar y ella lo hizo, el Saiko también firmo. También, aprovecho para registrar a su hijo legalmente.

- Puede besar... a la novia- dijo el hombre después de tener sus firmas.

Cuando el oficial le dijo que podía besar a la novia, Megamo no perdió el tiempo. Se giró hacia Ayano con una sonrisa maliciosa, mirándola con un gesto de superioridad.

Él deslizó su brazo alrededor de su cintura y la atrajo más cerca de él. Su mano libre se deslizó a través de su barbilla para obligarla a mirarlo a los ojos.

-Ahora eres mi esposa-.

Dijo él, y luego la beso con dureza y sin delicadeza para demostrar su dominio sobre ella.

Ella se dejo besar ¿Por qué no? Si solo le quedaba su pequeño hijo y temia perderlo. Odiaba a Megamo con toda su alma por esto, nunca lo perdonaria.

Se escuchan los aplausos de los pocos presentes que habia. Cuando Megamo la deja de besar ella solo puede mirar a su pequeño niño que era cargado por su niñera.

Megamo notó el odio y la frustración en la mirada de su nueva esposa cuando apartó su rostro del beso. Él no le importó, aunque una pequeña parte de él anhelaba ganar su afecto de verdad.

Él siguió mirándola, sosteniendo aún su cintura con su brazo aún alrededor de ella. Él siguió observando cómo ella se mantenía enfocada en su pequeño bebé, que era sostenido por su niñera.

-Es hora de celebrar esta unión, ¿no crees?-.

(...)

Ya en la noche, la habitación estaba decorada con pétalos de rosas en la cama aue Megamo mando a poner, ambientación perfecta para una luna de miel. Él habia ordenado a Megamo ponerse una pequeña y ajustada bata a lo que ella obedeció.

Ahora estaban ambos dentro de la habitación con la puerta cerrada. Ella se notaba incomoda, no se habia quitado el maquillaje y ahora llevaba el pelo suelto. Estaba de pie al lado de él. Megamo observaba a Ayano mientras estaban en la habitación, notando su incomodidad y tensión creciente.

Él la miró de arriba abajo con admiración, sabiendo que ella lucía hermosa con el maquillaje aún puesto y el pelo suelto.

-Estás hermosa... Acércate-.

Él le dijo con un tono enigmático y ligeramente autoritario, señalando a la cama.

- Megamo, no me he acostado contigo desde... Desde la primera vez que lo hicimos antes de que me secuestres- dice ella incómoda-No creo poder hacerlo, puedo hacer todo lo que me pidas menos esto-.

Megamo la miró con un toque de frustración ante su negativa. Él no estaba acostumbrado a que le dieran órdenes, especialmente en el dormitorio.

-No me importa cuánto tiempo haya pasado desde la última vez. Eres mi esposa ahora, y eso significa que tendré acceso a tu cuerpo y a tu disposición cuando y como yo quiera-.

Él se acercó un paso para mantenerse frente a ella, dominándola con su estatura y presencia.

-Te guste o no-.

La miró con expresión seria y ligeramente irritada, su paciencia se estaba agotando. Él se acerco a ella y la tomó por los hombros, apretándolos con fuerza

-Y no. No es una petición, es una orden. Quiero consumar el matrimonio esta noche-.

Su tono era autoritario y sin lugar a discusión, y sus ojos estaban llenos de determinación y lujuria.

Megamo escuchó sus palabras, las súplicas y el intento de razonamiento de ella. Pero él no tenía ninguna intención de retroceder o mostrar clemencia.

Él la tomó por la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos, con un gesto duro y determinado en su rostro.

-No me importa si me amas o no. No va a cambiar nada. Ahora tú solo me perteneces, y voy a hacerte mía de una forma u otra-. Dijo con determinación, el deseo y la lujuria en su mirada.

-Por favor... Megamo, aun sigue cicatrizando mis puntos. Tuve un bebé hace apenas un mes- rogó denuevo.

Megamo la tomó en sus brazos y la lanzó a la cama sin delicadeza alguna, ignorando sus palabras y súplicas. Él quería reclamarla y consumar el matrimonio sin importar nada más.

Él se subió a la cama a su lado, posándose encima de ella con un gesto posesivo. Su cuerpo presionado contra el de ella sin dejarle ningún espacio para moverse.

- ¡Por favor, Megamo! ¡No hagas esto! - grito ella con desesperación al verlo aprisionarla - Dios mio, Megamo. Reacciona- pidió mientras comenzaba a llorar.

Él vio sus lágrimas y escuchó su desesperación, pero estaba decidido a consumar el matrimonio y reclamar a Ayano como suya por completo, sin importar los medios.

Lq mantuvo presionada contra la cama con su cuerpo, colocando una de sus rodillas entre sus muslos para mantenerla aún más a su disposición, sin darle posibilidad de escapar o moverse.

-No llores. Esto es inevitable desde el día en que te secuestré. Me perteneces y esto es lo que los esposos hacen en la noche de bodas-.

-No quiero escuchar tus excusas e intentos de persuadirme. Quiero hacer esto. Ahora-.

-Por favor... Megamo- dice ella entrecortadamente llorando con fuerza. Intento poner sus manos con fuerza en el pecho del hombre para alejarlo pero no parecia hacerle ni cosquillas.

Megamo sintió sus empujes contra su pecho, pero ella no era más fuerte que él, y sus intentos de alejarlo eran en vano.

Él tomó sus manos y las colocó arriba de su cabeza, sosteniendo sus muñecas con su mano izquierda para mantenerla inmovilizada debajo de él.

-No intentes resistirte. Solo va a hacer esto más difícil para ti. Sólo relájate y déjame hacer lo que tengo que hacer-.

Él se inclinó más cerca de ella, presionándola contra la beda con su cuerpo. Deslizó su mano libre debajo de la pequeña bata que ella tenía puesta, tocando su piel desnuda.

-Shh. Sólo necesitas relajarte y dejarte llevar. Esto no te dolerá tanto si te relajas-.

La besó de manera dominadora, acallando sus gritos y protestas. Él mantuvo sus labios presionados contra los de ella, su lengua empujando dentro de su boca para reclamarla completamente.

Él siguió sosteniendo sus manos por encima de su cabeza con una mano, y su otra mano siguió explorando su cuerpo desnudo debajo de la bata. Siguió besando y tocando cada centímetro de su cuerpo, con urgencia y desesperación. Él no se detuvo ni por un segundo, su deseo era tan fuerte que no podía controlar su propio impulso.

-Eres mía, Ayano. Y esta noche voy a reclamarte por completo-. Dijo él en un susurro contra su cuello, mordisquelando y besando su piel con urgencia.

Notó sus intentos de escapar y las lágrimas en sus ojos, pero no le importó. Él la presionó con más fuerza y aumentó su dominio sobre ella, su deseo y determinación lo impulsaban aún más.

-No te resistas. Solo vas a hacer esto más difícil para los dos si lo haces-.

Se inclinó y le besó el cuello y los hombros, lamiendo y mordiendo su piel mientras seguía sujetando sus manos por encima de su cabeza.

(...)

Ya era de madrugada. Él habia hecho todo lo que quiso con Ayano, nisiquiera le habían importado sus súplicas y lloros.

Ahora ella se encontraba completamente desnuda apenas cubierta con una sabana blanca mientras estaba acostada de lado cerca de la orilla de la cama, su vista perdida aparentemente mirando las paredes. Megamo estaba desnudo también acostado detras de ella cubierto por la misma sabana blanca, su cuerpo presionado contra su espalda, sintiendo el calor de su piel.

Él pasó uno de sus brazos alrededor de su cintura, atrayéndola más cerca de él. Su otro brazo se deslizó bajo la almohada y pasó una de sus manos suavemente por su cabello, con un gesto casi cariñoso. Él se quedó en silencio por un momento, observando su expresión vacía y la tensión en su cuerpo.

-E-esto que me hiciste, n-nunca lo voy a olvidar. A mi no me gusta que obliguen a hacer nada- dice ella aún de espaldas a él.

El de pelo lavanda la escuchó y notó la tensión en su voz y su cuerpo. Él siguió acariciándole suavemente el cabello y su mano en su cintura se apretó ligeramente, manteniéndola cerca de él.

-No es mi problema si no te gustó. Ya eres mi esposa, y ya me perteneces. Puedo hacer contigo lo que quiera-. Dijo él con un tono frío y sin remordimientos, aún acariciándole suavemente el cabello.

Ella solo cierra sus ojos resignada. Siente asco por lo que le hizo. Nisiquiera quiere seguir hablando solo para no volver a escucharlo.

Todavía la mantiene cerca de él, con su brazo alrededor de su cintura y la otra mano acariciando su cabello ligeramente.

Él se queda en silencio por un momento, observando su cuerpo cubierto por la sabana blanca. Él no puede evitar sentir lujuria y deseo por ella otra vez, pero contiene sus impulsos por ahora.

-Todavía no he terminado contigo esta noche-.

Se mueve detrás de ella, su cuerpo aún presionado contra el de ella.

-Voy a reclamarte otra vez-.

Susurra él contra su cuello, mordisquea y besa su piel con urgencia.

-Vas a ser mía otra vez, y otra vez. Todo la noche-.

(...)

Los familiares de Ayano, su padre y madre estaban desesperados buscando a su hija. Siguiendo cada pista hasta quedarse sin nada. Fue como si se la trago la tierra...

Ayato no ha dormido ni un poco, Ryoba sigue preocupada por la salud de su esposo y ha movido toda clase de informantes para averiguar sobre su hija. El último que pareció haberla visto es Megamo Saiko pero ese hombre es difícil de contactar.

Ryoba estaba ahora fuera de la mansión Saiko, la que conocía y sabe que vive el padre de Megamo. Negan Saiko.

Ella estaba afuera esperando sentada en la calle cuando ve el lujoso auto moderno del jefe Saiko llegar a su casa. Sin pensarlo mucho se tira casi encima del auto haciendo que frene inmediatamente.

Negan la mira, no esta al volante porque tiene un conductor personal pero va en el asiento delantero de pasajero, consternado ve a la mujer que le robo su corazón hace años. Tiene ganas de chocarla, claro, pero también siente curiosidad del porque de su visita. Toma un pequeño micrófono y habla atraves para que ella lo escuche afuera:

- ¡Tú!? ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?! -grita él y el conductor baja un vidrio oara escuchar su respuesta.

- Mi hija lleva 10 meses desaparecida, Saiko. ¿No haz leido mis emails? Él ultimo en verla fue tu hijo- dice ella cerca de la ventana.

Posteriormente. Negan se salió del auto casi rojo de la rabia.

- Eres una... ¿Cómo puedes pensar algo asi de mi hijo? -. Dice acercandose a paso firme a ella, quien solo lo ve enojado.

- No miento, he estado desesperada buscando a mi hija. Tu maldito hijo tiene algo que ver. Ayer me llego un informe- dice ella y le tira los papeles en la cara a Negan -Si quieres leelos, nisiquiera yo lo podía creer-.

Él iba a gritarle algo devuelta cuando tomo los papeles entre sus manos y se dio cuenta de que... Son unos documentos de matrimonio.

"Megamo Saiko y Ayano Saiko... " se podía leer.

Negan casi se desmaya. No podía creer que su hijo hizo eso, se casó a escondidas de él con la Aishi... Nisiquiera sabe nada de su hijo, apenas lo llama para cosas que tienen que ver con la Corporación.

- No me jodas... ¿De donde sacaste esto? -.

- Estoy igual de sorprendida que tú ¡Sigue leyendo! -.

"Megumi Saiko acta de nacimiento...
Nació el 13 de abril del año...".

El corazón de Negan se detuvo por un momento y todo lo que vio antes de caer fue la cara horrorizada de Ryoba.

Se despertó en la cama de un hospital, le informaron que tuvo un pre-infarto. Apenas podia sacarse de la cabeza el hecho de que finalmente su familia y la Aishi estaban ligados al parecer para siempre...

Unos detectives fueron a hacerle preguntas, cuando mejoró, sobre los paraderos de Megamo pero él apenas sabia sobre él y no tuvo mucho que contestas.

Ryoba ha estado, junto a los amigos y compañeros de Ayano, buscandola incansablemente. A pesar de que lo unico que sabes es que se casó y tiene un hijo.

(...)

Y asi es el resto de los años. Han pasado aproximadamente 7 años desde entonces. Megamo en su rutina de irse trabajar de lunes a viernes hasta la tarde aunque aveces se queda en la casa y trabaja desde su oficina.

El pequeño Megumi tenia 7 años. Su padre se habia encargado de adiestrarlo pero su madre se encargo de darle mucho amor. Era la luz de sus ojos y la unica razón por la que ella se mantenia obedeciendo a su esposo.

Aunque él no ha cambiado con ella. La ha mantenido igual de cautiva, solo suya. La toma cuando quiere y aveces no, aveces habla con ella de su día aunque a ella nisiquiera le interesa escucharlo.

Como ahora, Ayano veia a su hijo armar una torre de legos mientras su esposo le hablaba de su reunión reciente. Megamo estaba sentado en el sofá cerca de su pequeño, observando cómo él armaba su torre de Lego con concentración y habilidades impresionantes para una persona de su edad. Él estaba visiblemente orgulloso de su hijo y lo miraba con afecto.

-Hoy tuvimos una reunión con nuestros principales inversores en la Corporación. Ellos estaban muy impresionados con mis nuevos planes y propuestas para expandir la Corporación Saikou-. Dijo él con confianza y arrogancia.

- Ah, que bien Megamo- dice con desinterés apoyando su cabeza de su mano. Estaba sentada en la mesa en una silla al lado de él.

Notó su falta de entusiasmo y desinterés en sus palabras. Él la miró con frustración y molestia evidentes, pero hizo todo lo posible para mantener su calma.

-Podrías intentar mostrar un poco más de interés, ya sabes. Sé que este tipo de discusiones pueden parecerte aburridas, pero son importantes para el futuro de nuestra familia y la Corporación-.

- Perdona, pero miralo- dice mirando a su hijo - Es inteligente y muy obediente. Es un ángel. Su profesor dice que es un chico muy responsable pero... Que necesita tener contacto con otros niños-.

Desde que el niño cumplio 3 años Megamo ha estado pagandole a un profesor su enseñanza en casa.

Megamo escuchó sus palabras y observó a su hijo jugando con sus Legos, un sentimiento de orgullo inundando su pecho.

-Sí, lo es. Se ha convertido en un niño muy inteligente y obediente. Y estoy totalmente de acuerdo con su maestro en que necesita socializar con otros niños-. Dijo él con un gesto serio, pensando en una posible solución para ese problema.

- ¿Enserio? Entonces, ¿vas a permitir que lo apuntemos en un colegio? - dice ella sorprendida ante su respuesta.

Megamo la escuchó y la miró con una sonrisa irónica.

-Sí, estoy de acuerdo en apuntarlo en un colegio. No veo ninguna razón para negarse-. Se inclinó hacia ella, con un gesto más serio-Pero, también he estado pensando... Tal vez sea hora de considerar darle un hermanito o hermanita-.

Ella sudo frío al escucharlo ¿Otro hijo con el?

- Jaja... Creo que es mejor que vaya a un colegio-.

Megamo notó su reacción ante sus palabras y la forma en que se ponía tensa. Él se inclinó más cerca hacia ella, manteniendo su mirada firme y determinada.

-Creo que es hora de expandir nuestra familia-. Dijo él con un tono serio y decidido, sin dejar lugar a discreción-Tu cuerpo sigue en buena condición y eres perfectamente capaz de tener más hijos. No voy a aceptar un no como respuesta-.

-Pero Megamo... - Ella voltea a mirar a Megumi que los estaba mirando, ella siempre cuidaba que él no los viera discutir- Porque no mejor hablamos de esto mas tarde?- dice mirando a su esposo denuevo.

Siguió la mirada de ella para ver a su hijo, quien los estaba observando con interés. Su rostro se volvió serio y mantuvo su voz baja para no ser escuchado por él.

-Supongo que no podemos discutir esto con él a nuestro alrededor-.

Él se reclinó y le dio un pequeño suspiro, aparentando calma aunque estaba claramente frustrado

-Vamos a discutir esto más tarde, en nuestra habitación. No vas a evadir esta discusión por mucho tiempo-.

- Bien- ella entonces extiende la mano y acaricia la mejilla de su esposo para aparentar delante el niño.

- Los amo mucho- dijo el niño yendo a darle un abrazo a ambos padres y luego volvió a jugar. Era muy cariñoso y lindo.

Sintió la caricia de su esposa en sua mejilla y esbozó una sonrisa en respuesta, incluso cuando no estaba de humor. Él colocó una mano sobre la cabeza de su hijo, acariciando suavemente su cabello.

-Y nosotros también te amamos, Megumi-.

Él mantuvo su gesto serio por un momento antes de mirar a su esposa y asentir ligeramente, indicando que deberían retirarse para discutir ese tema más tarde en privado

Mas tarde, ya estaban en la habitación a solas. Ayano ya habia acostado al niño en su propia habitación hace unos minutos. Ella tenia una bata de las que su esposo le comprada de color negro, ajustada y escotada.

Se sentó a la orilla de la cama esperando que su esposo le hable.

Megamo entró en la habitación detrás de ella y cerró la puerta con un suave clic. Su mirada recorrió su cuerpo con satisfacción, observando la forma en que la bata ajustada y escotada acentuaba sus curvas. Se acerco a ella y se sentó a su lado en la cama, con un gesto serio y decidido.

-Ahora podemos hablar de lo que discutimos antes...-Él dijo, manteniendo su tono serio y firme mientras la miraba directamente a los ojos.

- Si, sobre eso... No se si pueda darte otro hijo-.

Megamo la miró con una expresión ligeramente sorprendida y confundida ante su declaración. Su ceño se frunció ligeramente y su mandíbula se apretó mientras buscaba una respuesta.

-Y eso por qué? Llevas siete años bajo mi cuidado. Tu cuerpo todavía esta en perfectas condiciones. No se a que te refieres con que no puedes darme otro hijo-.

- Megamo, no se. Amo a Megumi, es lindo y es un angel para mi pero, ¿no tendria muchos años de diferencia con su hermano o hermana? - dice ella tratando de convencerlo.

Escuchó sus palabras y analizó lo que ella estaba diciendo. Aunque su expresión era seria, estaba pensando en sus palabras.

-Sí, puede que haya una diferencia de edades considerable entre nuestros hijos, pero no veo ninguna razón real para evitar tener otro bebé-.

Él se acerco un poco más hacia ella y tomó su barbilla, levantando su rostro para que lo mirara a los ojos.

-Además, no necesito ningún otro motivo para querer tener otro hijo tuyo. Te quiero solo para mí, y eso incluye tu capacidad de llevar a mis hijos-.

- Aveces me pregunto si realmente me consideras una persona - dice sorprendentemente relajada.

Megamo se detuvo un momento ante sus palabras inesperadamente relajadas, todavía sosteniendole la barbilla. Él la miró con calma pero con una mirada seria.

-Por supuesto que te considero y reconozco como persona. Te considero mi esposa, así como también reconozco tu papel como madre de mi hijo y futura madre de mi otro hijo-.

Él soltó su barbilla y colocó su mano sobre su cintura, atrayendola más cerca de él.

-Pero tambien te considero como a mi propiedad. Mi esposa, mi mujer-.

- ¿Porqué eres asi Megamo? ¿Porque eres... tan malo? Sé que tus padres se separaron cuando eras pequeño pero... ¿Qué fue lo que hicieron tan malo que te hizo ser asi? - dice ella mirandote con algo de pena.

La repentina pregunta tomó un poco por sorpresa a Megamo, aunque mantuvo su rostro serio y sin emoción evidente. Su mandíbula se apretó ligeramente y desvío la mirada un momento antes de volver a mirarla a los ojos.

-¿Qué es lo que quieres oír? ¿Que mi infancia fue una mierda? ¿Que mis padres nunca me quisieron y que me trataron como una simple cosa a cuidar? ¿Que fui criado de manera fría y autoritaria?-.

Él soltó un leve suspiro, manteniendo su mano puesta firmemente en su cintura.

-Mis padres nunca fueron una buena pareja. Su matrimonio siempre fue una farsa, lleno de mentiras y engaños. Su separación fue inevitable-.

- ¿No haz pensado en tomar terapia? -dice ella mirandolo. Él solo se estaba alterando al profundizar en su vida.

Megamo soltó una risa corta y sarcástica ante su sugerencia.
-¿Tratamiento? ¿Quieres que vaya a terapia para solucionar mis supuestos problemas o traumas?-Dijo él, con una sonrisa irónica y con un gesto ligeramente frustrado-No necesito terapia. Soy completamente funcional y capaz de llevar una vida normal. Y te tengo a ti-. Él se inclinó más cerca de ella, apretando ligeramente su cintura.

- Megamo... Tenemos 7 años juntos. Quizá es verdad, no me caes bien pero tenemos un hijo. ¿No quieres intentar mejorar? Quizás hasta nos llevemos mejor y quien sabe que mas... - dice ella acariciando su mejilla.

Se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras y sus caricias en su mejilla. Su expresión se suavizó un poco, aunque aún se mantenía seria.

-No necesito mejorar. Estoy bien tal y como soy. Y en cuanto a que nos llevemos mejor, no es prioridad para mí-.Dijo él, aunque no apartó su mano de su mejilla ni hizo nada para detenerla.

-Por favor, cariño. Piensalo- dice ella llamandolo por ese apodo por primera vez. No aparto su mano de mejilla y lo miraba insistente.

Megamo se sorprendió un poco con el apodo que ella le dio, no estaba acostumbrado a ese tipo de palabras de afecto de ella. Su expresión se mantuvo seria pero había un brillo de vulnerabilidad en sus ojos mientras la miraba a los suyos.

-No necesito pensarlo. No es necesario que yo cambie ni mejoré-. Dijo él con un tono ligeramente más suave, aunque todavía se mantenía firme y determinado.

- Bien- dice rendida y aparta su mano de él -Entonces definitivamente no quiero otro hijo contigo-.

La miró con sorpresa y frustración ante su declaración. Su mandíbula se volvió a apretar nuevamente y sus ojos se endurecieron.

-No te estoy dando esa opción. Vas a tener más hijos conmigo. No acepto un 'no' como respuesta-. Dijo él con un tono autoritario y serio, acercandose un poco más hacia ella en la cama.

- Pues entonces llamemos un psicólogo y toma terapia -.

Megamo la miró con frustración y un gesto ligeramente irritado ante su insistencia en la terapia.

-No necesito terapia ni un estúpido psicólogo. Estoy bien como estoy-. Dijo él con un gesto decidido, todavía manteniendo su acercamiento hacia ella en la cama.

Ella lo empuja a la cama y se incorpora para sentarse encima de él llevando su manipulación a otro nivel. Se reclina hacia adelante quedando cerca de su rostro y ella pasa una mano por el pecho de él con suavidad.

- ¿No lo harías por mi? - dice casi sensualmente.

Ella no suele hacer estas cosas nunca, siempre es un problema llegar a la intimidad con ella y por eso él se sorprende.

La sensación de su mano suave en su pecho lo deja aún más sorprendido, y su expresión se suaviza ligeramente ante el inesperado acercamiento íntimo.Él la mira con un gesto todavía serio aunque ligeramente desarmado por su comportamiento, y coloca suavemente sus manos en sus caderas mientras está encima de él.

-Lo dices como si esto no fuera para tu beneficio también-.

- También lo seria para Megumi. No tendriamos que fingir delante de él si aprendes a comportarte como una persona normal-.

Megamo la mira con un gesto ligeramente pensativo, manteniendo sus manos en sus caderas mientras la tiene encima de él en la cama.

-Supongo que tienes un punto-Dijo él, con un suspiro de resignación. Aún no estaba muy convencido, pero empezaba a ver la razón en sus palabras-¿Así que esto es un trato? Yo voy a terapia si tú me das otro hijo-.

- Me parece bien- dice ella sonriendo inesperadamente.

A Megamo le sorprendió un poco verla sonriendo, ya que no es una expresión que ella muestre muy seguido. Él también esbozó una sonrisa un poco más relajada, sin quitar sus manos de sus caderas mientras ella estaba encima de él en la cama.

-Trato hecho entonces-. Dicho esto, él tomó ligeramente las caderas de ella y la hizo girar, intercambiando sus posiciones con un rápido movimiento.

Ahora él estaba encima de ella, aún con una sonrisa en el rostro y sus manos aún colocadas en sus caderas.

-Ahora, creo que tengo un asunto pendiente contigo-.

- Ah, jaja... Si- dice con una sonrisa nerviosa. Se da cuenta de su error al provocarte tan directamente. Pero, al estar acostumbrada no pone resistencia.

Megamo la mira con una sonrisa predatoria y una mirada llena de deseo mientras está encima de ella en la cama. Su sonrisa se amplia un poco mientras suelta una leve risa complacido.

-Intentando manipularme eh? Eso no es muy típico de ti...-.

Él suelta sus caderas y coloca sus manos a los lados de su cabeza, sosteniendose encima de ella y dejándole muy clara su posición dominante.

- Tu siempre lo haces conmigo ¿Por qué yo no puedo? - dice.

Sonríe un poco más al escuchar su declaración, con un gesto un poco burlón.

-Simple. Porque yo soy el que tiene el control aquí, no tú-.

Él se agacha un poco más, acercando su rostro al de ella y quedando a pocos centímetros-Además, sabes que me gusta más cuando vas sumisa y complaciente-.

- Aja, claro- dice con ironía poniendo sus ojos en blanco.

El pequeño gesto de ella lo irrita un poco, pero también añade un toque de excitación al momento.

-Eso es lo que me molesta de ti, sabes? Ese toque de rebeldía que tienes en tu actitud. Siempre te crees que me puedes llevar la contraria-.

Él aprieta un poco su agarre a los lados de su cabeza, presionándola ligeramente contra el colchón mientras se acerca aún más a su rostro, quedando prácticamente nariz con nariz con ella. Él mantiene su intensa mirada a pocos centímetros de ella, aún con un gesto algo irritado pero su expresión denota una mezcla de excitación y deseo.

-Quiero cambiar eso. Quiero que siempre seas sumisa y complaciente conmigo, sin importar la situación-.

Él suelta una suave risa, acercando aún más su rostro al de ella, hasta que prácticamente sus labios están rozándose.

-Quiero que seas completamente mía y solo mía-.

Con el beso apasionado, Megamo responde con igual ímpetu y urgencia. Sus manos bajan a los bordes de la bata de la mujer, empujándolas ligeramente y desprendiendolas mientras sigue besándola. Sus ropas van cayendo a los pies de la cama a medida que continúa desvistiendo a su pareja.

Una vez ella está completamente desvestida, él se incorpora un poco para quitarse su propia camisa, revelando su torso tonificado y definido. Vuelve a inclinase sobre ella, colocando sus manos a los lados de su cabeza y sosteniéndose encima de ella mientras presiona sus cuerpos desnudos juntos.

Se sumen en una noche de pasión solo de ellos dos.

¿Y Budo? ¿Y Taro?
Muertos.
Cuando Ayano cayo inconsciente se encargo de ellos y de mandar a pulverizar sus cuerpos.

Pero no se arrepentía, para Megamo valía la pena matar a quien sea solo por estar con Ayano.

(...)


10,000+ palabras ¡Wow! Todo hecho con amor para ustedes mis lectores amados. Sé que tarde pero habia que ponerle corazón a esto.

Ese es el final alternativo que les prometí

✨ ¿Cuál es su opinión sobre este final?

✨ Si se pusieran en el lugar de Ayano ¿Creen realmente que seria un final justo para ella?

Honestamente para mi Megamo es un desgraciado JAJAJA. Pero es interesante. Amo más a Budo.

Próximo capítulo es el epilogo pero ya de la historia normal.

:) Gracias por acompañarme en esta aventura al escribir este libro. Leo cada uno de sus comentarios y me encantan.

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