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➹ Capítulo Tres

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Tenía un billete de ida a un lugar
Donde todos los demonios van
Donde el viento no cambia
Y nada en el suelo puede crecer
No hay esperanza, sólo mentiras
Y te enseñan a llorar en tu almohada
Pero sobreviví

Encontré consuelo en el lugar más extraño
En el fondo de mi mente
Vi mi vida en la cara de un extraño
Y era mía

Lo tomaste todo, pero sigo respirando

He cometido todos los errores
Que alguna vez podrías hacer
Tomé y tomé y tomé lo que me diste
Pero nunca te diste cuenta de que estaba sufriendo
Sabía lo que quería; entré y lo conseguí
Hice todas las cosas que dijiste que no lo haría
Te dije que nunca me olvidaría
Y todo a pesar de ti
Y todavía estoy respirando

Estoy viva

Alive- Sia

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Los pies le dolían, ya no podía estar más tiempo de puntillas, era agotador y sus pies pedían clemencia. Su 'Releve' ya no soportaba mucho y terminaba cayendo dolorosamente. 

El piano dejó de tocar la melodía, y Thai cerró los ojos a la espera de su centésima reprimenda. 

— Otra vez caíste, Thaily— no regaño, pero si estaba su voz cargada de reproche. 

No entendía por qué siempre esa mujer exigía más, siempre más. Tenían que ser la mejor en todo, en combate, en ballet y cualquier cosa que le pusiera enfrente. 

— Lo siento Madame B. 

— No basta que solo lo sientas— espetó con sequedad— arriba, de nuevo

Thaily con los pies adoloridos y el coraje creciendo, se levantó. La pieza comenzó de nuevo y sus pies se movieron con la música. Ya se sabía la pieza de memoria y los pasos que tenía que hacer en cada cambio y en cada nota. Pero lo que siempre fallaba era en el Giro, pues las puntas de sus pies ardían dolorosamente. 

»— Una dama siempre debe ser disciplinada— enumeró Madame B— elegante, con gracia… y letal

Llegó el momento del giro, tomó aire y bloqueó el dolor. Tenía que lograrlo y solo así conseguiría descansar. Al final pasó el giro con éxito, lo había hecho bien por fin, siguió lo que faltaba de la pieza y término. Una sonrisa quiso aparecer en su rostro pero la contuvo, jamás bajaba su muro frente a la mujer. 

»— Bien— sonrió con complacencia la mayor — puedes descansar

Thaily suspiro cuando esa mujer se fue y se dejó caer en el suelo del vacío salón. Se quitó los zapatos de bailarina y notó que su dedo pulgar estaba hinchado y tenía algo de sangre. Ambos pies la estaban matando. 

Tanto dolor y disciplina, tantas cosas que no podía hacer ni ver, tenía que ser fría y perfecta. Siempre cumpliendo expectativas y tomando todo lo que esa mujer quería que hiciera. Pero lo peor era tirar de gatillo y no mostrar remordimiento alguno. Sentía que algo dentro de ella se agrietaba cada vez que quitaba una vida, pero no entendía por qué las demás niñas de su edad no lo hacían, según le habían dicho que estaba demasiado adelantada a las lecciones a diferencia de sus compañeras. Ya no lo soportaba, pero no había modo de escapar de su destino, eso era todo lo que sería. 

Justo ahora sólo quería ver a Bogdan y refugiarse en su calidez. 







Thaily despertó con la respiración agitada, sentía que su corazón se saldría de su pecho y la sensación de ahogo era desesperante. Sus pulmones pedían aire con desespero, más sin embargo, no lograba hacer que la sensación se fuera. Se hizo bolita en la cama y cerró los ojos. Esta vez Bogdan no estaba y se sentía sola, muy sola. 

Jadeando por aire cerró los ojos y trató de enfocarse en su alrededor, sólo era un ataque de pánico más, también pasaría. Sólo tenía que respirar y hacer que su corazón se calmase. 

La puerta de la celda se abrió y Natasha entró y la vió temblorosa y derrumbada… de nuevo. Thaily escondió su rostro entre la almohada, no quería que la viera llorar ni débil. 

— ¿Thaily? ¿Te sientes bien? — preguntó preocupada la pelirroja. 

— N-no— admitió— so-solo debo… de-debo r-res-pirar— tartamudeo con dificultad

Los ataques de pánico no eran tan seguidos, pero el tener dos en menos de dos días ya la estaba preocupando. 

— ¿Necesitas… ? ¿Cómo puedo ayudarte? — dudó en preguntar. Temía presionar o invadir su espacio, pues para ella era una desconocida. 

— Sólo di que pasará… ¿puedes… ? — Natasha sintió su corazón cálido al ver que ella había aceptado que se acercará. 

Se sentó en la cama y puso una mano en la espalda de Thaily dando masajes y palmaditas con inseguridad

— Todo esto pasará, sólo respira— susurró despacio Natasha. 

Thaily cerró los ojos con fuerza y su mano apretó la almohada, sólo tenía que calmarse, respirar y enfocarse. Alejar cualquier pensamiento de dolor y tratar de visualizar los buenos.

»— todo lo malo pasa… tarde o temprano pasa y sentirás que puedes respirar— ánimo 

Thaily trató de enfocarse en sus palabras, y si tenía razón, el dolor pasaba, siempre pasaba. Al cabo de unos minutos su corazón comenzó a latir de forma normal y su respiración se volvió más tranquila. Natasha no la había abandonado ni había dejado de susurrarle. 

Se sentía extraño como había encontrado una especie de consuelo en una desconocida, pero algo en sus ojos le mostraba que tal vez había pasado algo igual, pero tal vez podía ser sólo su imaginación haciéndole una mala jugada. 

— Gracias— susurró cuando pudo hablar. 

Natasha sonrió pero la preocupación era visible en su rostro. 

— ¿Te pasan seguido estos ataques? 

— No eran tan seguidos… — murmuró con duda Thai mientras se sentaba en la cama— al menos no antes de la muerte de mi tio

— Debió ser muy duro haberlo perdido…  

— Era todo lo que tenía— la voz de Thaily salió ahogada. Tomó aire por la nariz y lo soltó despacio para serenarse y sus ojos mostraron debilidad.

¿Qué más podía pasar? Esa mujer ya la había visto en su peor forma, ya no importaba y estaba cansada de mostrarse distante. Ella le había cobijado aún cuando no la conocía. Eso ya había sido suficiente como para saber que podía bajar la guardia, sólo un poco

Natasha vió a su hija frente a ella. Una parte de sí quería gritarle y decirle que ella era su madre, que no estaba sola y cuánto tiempo la había estado buscando. Pero no lo merecía, no merecía ser llamada mamá ni perdón por haberla dejado a merced de la Habitación Roja

— El debió… debió haberte amado tanto para dar su vida por ti

Thaily no supo qué responder. Era cierto, sin embargo, Bogdan había roto su promesa: le había dicho que siempre estaría con ella y ahora él no estaba. 

— Si, pero ahora me quedé sin nadie

— Pero estas viva, eres libre y la Habitación Roja ya no te controla

Thaily asintió no muy convencida, era cierto que estaba viva y de cierta forma libre. Había soñado por años tener libertad de vivir su vida a su ritmo, sin llenar las expectativas de los demás, tomar sus decisiones, sin cuidar su vocabulario, vestimenta, alimentación… deseaba vivir. Pero no sabía que su libertad tenía un precio tan alto. 

El tren de sus pensamiento se vio frenado al entrar en cuenta que Natasha la había llamado 'Red Room' en vez de 'KGB', y que ella supiera, la mayoría se referían a ese lugar como la KGB. 

— ¿Cómo le dijiste? — no pudo evitar preguntar

Natasha se dió cuenta de su desliz y maldijo mentalmente, pero le diría la verdad a medias. 

— Yo también fuí parte de la KGB… hace muchos años escape— mordió su labio con nerviosismo— por eso se perfectamente lo que se siente ser controlada, todo el tiempo

Thaily sintió que era como si algún ser divino le hubiera mandado a esa mujer, pues si sabía lo que había vivido, podía bajar su muro y ser débil ante ella. Porque de vez en cuando debía dejar salir el dolor y podría hacerlo con alguien que había pasado por lo que ella. 

— ¿Y cómo hiciste para no caerte? ¿Para luchar contra todo y no flaquear? 

Natasha vio cómo los ojos de Thaily mostraban cierta esperanza y curiosidad, sin duda eran los ojos expresivos de su niña. 

"Por que te busque por años" Pensó 

— Por qué debía saldar mi deuda, cometí muchos errores y… y no podía vivir o morir con ello

— ¿Tampoco conociste a tus padres?— preguntó Thaily. 

Natasha negó en respuesta

»— ¿Y ahora qué harán conmigo? — preguntó con cierto temor, no quería estar encerrada. Odiaba los espacios cerrados. 

— Serás acogida por un agente, él estará al pendiente de ti y recibirás ayuda profesional

Thaily mordió su labio ante la respuesta de Natasha, sinceramente esperaba que ella estuviera cerca, no estaba segura de querer estar con un desconocido y que la viera vulnerable. 

— ¿Y… y tú no estarás cerca? — se atrevió a preguntar Thai jugando con sus dedos. 

Una sonrisa apareció en el rostro de Natasha y se contuvo de abrazar a la menor. 

— también estaré ahí

Una diminuta sonrisa, casi imperceptible apareció en el rostro de Thai. Natasha le agradaba y le daba mucha confianza, pero temía por lo que le esperaba. 


















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Le habían dado un cambio de ropa, se había duchado y se sentía limpia. Había estado pensando en todo lo que podría pasar. 

Natasha tenía razón, estaba viva, había estado atrapada por años en la Habitación Roja y había anhelado tanto poder tener una vida normal. Sólo se había enfocado en el dolor de haber perdido a Bogdan y no se había puesto a pensar en que era libre. 

Madame B. siempre le había dicho que jamás sería normal, que ella ya estaba destinada a ser una asesina y no tenía opción. Con los años se había estado resignado a esa vida, poco a poco iban apagando su espíritu. Pero Bogdan siempre estaba ahí para darle esperanza. 

Ahora le daban ganas de echarle en cara a la maldita bruja que era libre, ya no más presión ni muerte, ya no más. Ahora haría todo lo que ella le había dicho que nunca haría, solo lo haría para desafiar todas sus tontas reglas. El pajarito había volado de la jaula hacia su libertad. Esa mujer la había separado de su madre, la había alejado y dado a Bogdan como si de un cachorro se tratara, solo porque su madre había cometido un error al embarazarse de ella. 

Tenía tantas preguntas acerca de su madre y casi ninguna respuesta. Lo único que tenía era su collar y una nada explícita historia que Bogdan le había dicho. Se preguntaba si seguía viva, si la seguía buscando o si al menos la extrañaba, quería encontrarla, pero no sabía ni su nombre o apellido, no sabía nada. 

Ahora sólo le quedaba seguir a donde sea que la fueran a llevar, estaba a la deriva de la corriente, sólo alcanzando a mantenerse a flote un poco. Pero se levantaría, iba a salir de todo eso que la estaba atormentando y a superar su ansiedad, sólo tenía que luchar. 

Tal vez sería difícil y tendría que pelear contra sus propias inseguridades, que era mucho más difícil que una pelea física, pero lo haría por Bogdan, haría que su vida valiera su sacrificio. 

Clint entró a su celda y le sonrió, sonrisa que Thai correspondió de forma forzada. Clint la guió por los pasillos hasta un hangar donde había un quinjet y ahí estaba Natasha junto con Fury. 

— ¿A dónde me van a llevar? — preguntó Thaily nerviosa. 

— Tranquila, cariño, vivirás conmigo y con Natasha un tiempo— respondió Clint dándole una sonrisa paternal

— Será sólo por un pequeño periodo de tiempo, se evaluará tu estado mental y luego vendrás a S.H.I.E.L.D.— aclaró Fury

— No estoy loca— Thaily se puso a la defensiva

— No dije que lo estuvieras— se encogió de hombros Fury— pero tus ataques de pánico son cosa seria y te ayudaremos a superarlos

Thaily torció el gesto, no sabía qué pensar sobre ser evaluada psicológicamente. Desde su primer ataque de pánico nunca había logrado frenarlos, ya había intentado muchos años. 

Abordaron el Quinjet y Thaily se sentó en silencio esperando ver a dónde la llevarían. 

Clint y Natasha le daban miradas silenciosas de vez en cuando, pero se sentían algo asfixiados por el ambiente silencioso. 

— ¿Hay aves a donde me llevan?— cortó el silencio Thai mientras jugaba con el corazón de tela. 

— ¿Qué dijiste, Cariño? — preguntó confundido Clint. 

— Aves — repitió— pájaros

— Eh si… es una pequeña granja, así que hay pájaros— contestó dudoso— ¿Por qué? 

— Me gusta ver pájaros, es todo— contestó sin despegar la vista de su pequeño pedazo de tela. 

— ¿Por qué te gustan los pájaros? — preguntó con curiosidad Natasha. 

Quería saber más sobre su hija, y el que se abriera de a poco era alentador. 

— Son bonitos, cantan por las mañanas y vuelan a donde quieren— murmuró con la mirada clavada en sus manos— pero creo que siempre les tuve envidia… — una sonrisa triste se mostró en su rostro— las aves pueden ir a donde quieren, sin que las aten y las obliguen a ser perfectas. Viven de sus propias alas y van contra el viento… parece que nadie las puede alcanzar— suspiro— de pequeña creía que se burlaban de mí porque yo tenía que estar encerrada en un lugar en el que no quería estar… un lugar en donde te enseñan a mentir, a ser sólo un rostro bonito pero un cascarón vacío, a no mostrar debilidad y a dejar salir tus lágrimas en silencio en una almohada— cerró los ojos con dolor— así que envidie a los pájaros por ser libres y yo no… supongo que es patético pero ahora ya ni siquiera se que pensar— se encogió de hombros. 

El silencio se volvió más pesado, ninguno de los mayores sabía que decir, eso había sido muy profundo y triste. 

Hubo una que otra palabra que cruzaron Natasha y Clint, pero Thaily no había dicho nada, sólo se había limitado a estar callada. 

Cuando llegaron a la casa de los Barton, Thaily veía su alrededor con alivio, estaba apartado y despejado, apenas vio la pequeña granja sintió que el nerviosismo desaparecía de a poco. 

Entraron a la pequeña casa y una mujer castaña salió de la cocina, cuando vio a Thaily sonrió con calidez y Thai correspondió algo incómoda, no era muy buena con los extraños. 

— Así que tú eres Thaily, un gusto conocerte, cariño. Me llamó Laura— se presentó. 

— Le diría mi nombre pero ya lo sabe— contestó Thai con una pequeña sonrisa— lamento no hablar mucho pero estoy incómoda y no soy buena con los extraños, y ya que viviré con ustedes un tiempo no me gusta el silencio, así que pueden sólo ignorarme o trataré de ser abierta, sólo pido que no me presionen mi me miren con lastima, por favor

Laura parpadeo asimilando sus palabras y sonrió de forma maternal.

— Si te sientes incómoda o presionada sólo dilo, también si necesitas cualquier cosa, ahora te guiaré a tu habitación, ¿de acuerdo?

Thai asintió 

— Laura, antes de que la lleves quiero que conozca a los niños, ¿los puedes llamar?— pidió Clint y Laura desapareció por la puerta. 

Regresó con la pequeña Lila de tres años en sus brazos y Cooper la seguía. 

— Campeón, ella es Thaily, se quedará con nosotros, así que quiero que te portes bien con ella

Cooper asintió a las palabras de su padre. 

— Hola, soy Cooper— saludó el niño algo tímido. 

— Thai, un gusto— sonrió sin presión, era un alivio ver a más niños en la casa. 

— ¿No saludaras a la tía Nat?— llamó la atención del niño Natasha. 

Cooper sonrió y fue a darle un abrazo a Natasha

»— Has crecido, y Lila también, ¿Has cuidado bien a tu madre? —

Thaily veía a la familia de Barton con una sonrisa, debía ser lindo formar parte de una. Su mano sostuvo el pequeño dije de plata y pensó en su madre. Ahora que era libre tal vez podía buscarla, si bien, no sabía nada de ella, pero podía intentar. 

La mano de Laura la sobresaltó al sentirla sobre su hombro, pero se relajó de inmediato. 

— Te llevare a tu cuarto para que te instales

Subieron las escaleras, Lila veía a Thai con curiosidad, pues era un nuevo rostro. Laura abrió una de las puertas y le dejó ver una habitación algo amplía a su parecer, pero se veía acogedora. Tenía una linda vista de la granja y el cielo, así que ya le encantaba. 

»— Si necesitas algo me dices

Thai se sentó en el colchón y suspiró viendo su alrededor, era abrumador el cambio drástico. Hace sólo unos días tenía a Bogdan junto a ella y ahora estaba viviendo con una familia y fuera de Rusia. 

Unas horas después le avisaron que la cena estaba lista. Al principio todo transcurrió en silencio, hasta que Cooper comenzó a hablar con Thai. 

— ¿De dónde vienes? ¿No eres americana verdad? 

Thaily alzó la mirada de su plato y vió a Cooper con una ligera mueca. 

— Nop, soy rusa, vivía en Moscú— contestó

— por eso hablas raro, verdad— declaró el castaño. 

— ¡Cooper! — regaño Laura y Thai río por primera vez, soltó una leve risa y asintió. 

— Lo sé, mi acento no es muy bueno, pero trataré de mejorarlo— prometió con una sonrisa 

Natasha y Clint se vieron entre sí al escuchar la reírse, era la primera vez que la escucharon hacerlo. Clint supo que llevarla a conocer a su familia había sido una buena decisión, así ella no se encerraría y entraría en confianza. 

— ¿Y tus padres saben que estás aquí? ¿Fuera de Rusia? — preguntó de nuevo recibiendo una mirada acusatoria de parte de Laura

— No conocí a mis padres— declaró Thaily sin inmutarse— me separaron de ellos al nacer— explicó mientras jugaba con la comida en su plato. 

— ¿Por qué?

— Cooper, basta— regaño Clint. 

— Dejalo, no hay problema— defendió Thai— yo también me hago las mismas preguntas, todo el tiempo— admitió con pesar— y supongo que es por que hay malas personas que solo ven por ellos mismos… sin importarle lo que les cueste a los demás— susurro viendo a Cooper con una sonrisa triste— pero algo que me decía mi tío es que a pesar de todo el dolor y lo mucho que la personas te lastimen, puedes levantarte… porque siempre va a haber algo o alguien que te haga levantarte, solo que más fuerte. Y déjame decirte que tienes una hermosa familia, cuídala bien, no todos pueden disfrutar de ello— le aconsejo a el castaño. 

Cooper asintió con una sonrisa. 

— fueron unas bonitas palabras— murmuró Laura. 

— a mi tío le encantaba leer, y a mi también así que supongo que con ello trae ser algo profundo— confesó algo divertida

— ¿Hay otra cosa que te guste a parte de leer? — preguntó Clint ahora, aprovechando que estaban sacando de a poco una charla. 

— Uhm… supongo que escuchar música, también me gusta mucho bailar y salir a ver las estrellas— sonrió, pues eso siempre lo hacía con Bogdan, pero ahora lo haría ella sola sumergiéndose en los recuerdos de él. Era lo único que le quedaba. 

El ambiente se volvió más ameno y la tensión se redujo. Thaily era un poco, solo un poco, más expresiva, pero Natasha notaba como sus ojos estaban apagados de una forma extraña, como si algo los cubriera. 

Terminaron de cenar y Thaily ayudó a lavar los platos a Laura. No se sentía cómoda abusando de su hospitalidad. Cuando terminó subió a su cuarto y se cambió a una pijama. 

Camino hasta la ventana y suspiro, últimamente suspiraba demasiado. Vió las estrellas en el cielo, brillantes y tan pequeñas a la distancia, pero de cerca su luz era imponente y majestuosa seguramente. 

Sintió la presencia de alguien tras ella y volteó encontrándose con los ojos de Natasha. La mayor le sonrió y Thai le correspondió la sonrisa apenas

— ¿Te gusta la vista? 

— Es linda, no es tan diferente a Moscú, salvo que haya hace un crudo invierno

— Ni que lo digas, es el lugar más frío en el que he estado

— Bueno, eso yo no lo sé. Es el único lugar en el que he estado en mi corta vida— río Thai 

— ¿Cómo te sientes?— se atrevió a preguntar, pues notó que Thaily ya no estaba a la defensiva— el cambio drástico debió ser difícil de manejar. 

— Eh, si… Aún no estoy del todo segura de cómo pasó todo esto. Digo, hace no más de una semana estaba practicando mi ballet y ahora estoy prácticamente al otro lado del planeta— hizo una ligera mueca— pero dentro de todo… el cambio es bueno— murmuró. 

— Estás viendo las cosas de una forma muy madura y tratando de mantenerte positiva… Eso es admirable— felicitó Natasha. 

— Yo no soy muy positiva, en realidad— caminó hasta su cama y se sentó en la orilla mientras jugaba con sus cabellos castaños rojizos— solo trato de aferrarme a algo que pueda mantenerme a flote… Bogdan me decía: "El pesimismo no es más listo que el optimismo, en esta vida lo más valiente que se puede ser, es ser optimista" Y bueno, estoy respirando, estoy bien, soy libre y… y estoy viva— exclamó con una pequeña sonrisa mezclada con una mueca— y lo único que debo aprender a hacer es avanzar

— Eres muy valiente, Thaily… el estará muy orgulloso de ti

— Él dió la vida por mí, es lo menos que puedo hacer… y es lo que me queda. Debo alzarme y a pesar de todos los golpes que me dieron, quiero levantarme— murmuró con decisión— pero no creo poder hacerlo sola— admitió

— Como te lo dije— Natasha sonrió con calidez y se sentó a un lado de Thaily colocando una mano en su hombro— No estas sola en esta lucha… y puedes contar conmigo para ayudarte, Thaily

— Eso es de mucha ayuda— Thaily sonrió con esperanza, era la primera vez que la veía sonreír así— Y gracias… por todo

— No hay de que agradecer, Thaily

— Thai— corrigió la ojiverde— las personas que tienen mi confianza me llaman Thai, antes solo era uno pero creo que el número ahora aumentó— bromeó. 

Natasha sintió que algo dentro suyo se hinchaba de orgullo al saber que su niña confiaba en ella. No sabía cómo contener la emoción que se arremolinaba en su interior, pero se obligó a contenerlo.

— Okay, Thai— hizo énfasis en su nombre— te dejaré descansar, debes estar exhausta. Buenas noches

Natasha salió de la habitación después de recibir un 'buenas noches' de Thaily. Se recargo en la puerta apenas la cerró y una sonrisa llena de emoción apareció en su rostro. 

— Es una niña preciosa, Nat— habló Laura en voz baja— tiene tus ojos

— ¿Sabes que ella es… ? 

— Clint me contó— asintió Laura— y no te voy a cuestionar el por qué no se lo dices, es tu decisión… pero piénsalo con detenimiento, ¿Si? — pidió

Natasha asintió y se metió a su cuarto. Necesitaba pensar. 

Las horas pasaron y Thaily no conseguía dormir, solo daba vueltas en la cama. Al final se levantó y caminó hasta el pequeño escritorio de su habitación. Había varios cuadernos, post-it, colores, plumas y varios marcadores. Para matar el tiempo decidió escribir una pequeña despedida para Bogdan, sería cómo una carta para despedirse aunque él jamás la fuera a leer. 

En ella agradecía todo lo que había hecho por ella, los buenos momentos y haber estado cuando más lo necesitaba, pero los agradecimientos cambiaron a hojas con borrones y gotas saladas de sus lágrimas. Ahora se estaba despidiendo y con ello venían los sentimientos de dolor y los dulces recuerdos se estaban volviendo amargos y lejanos. Pero también prometió que no se rendiría, que lucharía por vivir y no dejarse vencer por el pasado, la ansiedad y todo lo que la abrumaba. Era una promesa que no estaba dispuesta a romper, viviría y lucharía hasta salir de ese mar que la ahogaba. 

Se iba a levantar… 

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Rise- Katy Perry

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