➹ Capítulo Dos
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Hay sombras en mis sueños
Tormentas que me envían a alcanzar
Y sólo esperan mi derrota
Y ahora me tienen mientras duermo
Y este armazón desgastado me llevará
Sabes que aún no he terminado
Todavía queda una pelea en mí
Estoy acabada, pero no fuera
¿Soy más fuerte que antes?
Tal vez de rodillas, pero todavía creo
Estas alas rotas se elevarán
Birdy- silhouette
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Natasha mordía su dedo pulgar con nerviosismo, los resultados de la prueba de ADN estaban en el sobre. Una parte de ella gritaba que la abriera de una vez, pero otra parte de ella temía que el resultado fuera negativo y todo se cayera en pedazos. Sabía que la posibilidad de que fuera negativa era mínima pero no estaba segura de poder contra una decepción de esa magnitud. No cuando sentía que por fin una parte de ella volvía.
— ¿Y vas a seguir acabandote la cutícula o abrirás el sobre?— Fury la sacó de su pensamientos.
— Si lo abriré, solo… me estoy mentalizando— se excusó— No, creo que yo no puedo, ¿lo abrirías por mi?
Fury suspiró. Natasha se estaba comportando como una cría, pero la entendía, o eso trataba de hacer. Tomó el sobre con los resultados y leyó, un 'Positivo' relucía en todo su esplendor en la hoja.
— Felicidades, es una niña— dijo Fury y Natasha sintió que todas sus dudas se iban, pero ahora el temor volvía.
No podía decirle que era su madre, ya le había fallado lo suficiente, además Clint le había prometido que la acogería como suya. Justo ahora Natasha dudaba de todo, Thaily merecía una vida mejor a la que ella había tenido, mucho más sabiendo cómo había sido criada por la Habitación Roja. Ahora que por fin la tenía cerca debía mantenerla a salvo de todo lo que la pudiera lastimar, sería su guardiana desde la distancia.
»— ¿Y cuando piensas decirle que eres su madre? — interrogó Fury
— Nunca, ella no debe saberlo— negó con la mirada distante.
La imagen de Thaily con sus ojos dolidos se había tatuado con fuego en su mente, y esa imagen la perseguiría para siempre hasta el final de sus días.
— No me jodas, Romanoff
Natasha por fin vió a Fury a su único ojo cuando asimiló que le acababa de decir una grosería. Eso había sido muy inesperado.
»— Cuando te uniste a S.H.I.E.L.D. y Barton perdonó tu vida me pediste un único favor, que buscara a tu hija: la pequeña bebé que te arrebataron— comenzó a sermonear— y justo ahora que por fin después de más de once años la tienes frente a ti ¿No le dirás que eres su madre?
— Jefe… — Natasha suspiró con pesar y la culpa llenando su pecho— viste como se derrumbó, estaba tan frágil y lastimada… y el que éste así es culpa mía— los ojos verdes de Natasha brillaron ante las lágrimas que se esforzaba por retener— Yo no pude protegerla como debía… y-yo— inhaló con profundidad y su labio tembló— Y-yo le fallé como madre... Debe tener algo mejor
— No soy un padre, pero creo que lo que estás haciendo es una gran equivocación— mostró su inconformidad— pero es tu decisión y no debo intervenir en ella, pero déjame decirte algo— Natasha mordió su labio y escuchó con atención—: Los secretos pesan, Natasha, y entre más secretos guardas más difícil es seguir avanzando
— Pues… prefiero quedarme estancada y que mi hija logré continuar con su vida
— Esa es la cosa, Romanoff… aún cuando crees que le haces bien a una persona con ocultarle la verdad, solo terminan robándole la oportunidad de que ella tome sus decisiones… ¿Estás consciente de que ella tiene derecho a saberlo?
— Es un secreto que me llevaré a la tumba— declaró con decisión.
— Bien— aceptó Fury, él no podía intervenir— ¿Y el padre?
— No he sabido de él en años— murmuró— y no la recuerda, ni a mi
— A todo esto… ¿Quién es su padre? — cuestionó con interés.
— El soldado del invierno, su nombre era James… — susurro con melancolía— Debo ir a ver si Thaily ya despertó, tal vez se asuste cuando despierte sola
Se levantó de su asiento y caminó con prisa hacia la puerta. Pero Nick la frenó.
— Romanoff, en ocasiones nuestros miedos pueden hacernos cometer errores que son irreversibles, y más de uno termina pagando
— Solo si la verdad sale— contestó para cerrar la puerta detrás suyo.
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Thaily abrió los ojos con cansancio, los sentía pesados y le ardían, también su cabeza le dolía debido al llanto. Sus bonitos ojos verdes enfocaron su alrededor con lentitud. Estaba en una especie de celda, y estaba recostada en un colchón no muy cómodo. Los eventos que habían ocurrido hacía apenas unas horas golpearon su mente en segundos y el nudo en su garganta volvió.
Se sentó en la cama con lentitud y su mirada quedó puesta en el suelo. Todo era tan irreal, tan difícil de procesar. Llevó su mano a su cuello y sostuvo el pequeño dije de un pajarito. Siempre que se sentía triste o con la ansiedad a flor de piel buscaba refugio en ese dije.
— Bogdan… ¿Por que tu? — soltó con un hilo de voz y trató de respirar, ya no quería llorar. No podía ser débil ahora.
Metió una mano en el bolsillo de su Hoddie y encontró un pequeño corazón de tela color rosa. Ese pequeño pedazo de tela tenía muchos recuerdos, tanto buenos como amargos. Ese pequeño corazón era un pedazo que había quedado de un pequeño oso de peluche, un desgastado y flojo oso que ya tenía años. Había pertenecido a la hija de Bogdan antes de morir, pero cuando Thai comenzo a tener pesadillas había decidido dárselo.
Ese pequeño oso era su fiel acompañante a todos lados; si iba a bailar ballet él iba con ella; si sentía que fallaba, en él encontraba consuelo; si tenía una pesadilla solo tenía que aferrarse a él hasta quedarse dormida. Lo llevaba a todos lados hasta que se desgastó y solo quedó el pequeño corazón rosado que adornaba el pecho del oso. Según Bogdan partirían a Sokovia donde había voluntarios para experimentos, tenía miedo de lo que estaba por venir así que llevó el corazón en su bolsillo.
Ahora solo le quedaba ese pedazo de recuerdos y la cadena en su cuello, solo eso. No tenía idea de que le esperaba, no había nadie ahí afuera, estaba sola y vacía.
Una lágrima se deslizó por su mejilla y cayó justo sobre el pedazo de tela, y otras dos más. ¿Que sentido tenía la vida si no había nadie con ella? Si todo lo había perdido, solo tenía un montón de recuerdos y su corazón desecho.
Era como caer en agua fría. Un enorme mar oscuro de agua helada rodeada de soledad. No había nadie ahí, nadie podía escuchar su dolor. Lo había perdido todo y se sentía hecha pedazos, cansada y con ganas de sólo dejarse ahogar. Pero por alguna forma extraña que no sabía explicar, aún seguía luchando por respirar. ¿Debía continuar a rendirse? Ya no sabía…
Si hubiera sabido lo que Bogdan planeaba hacer… todo fue su culpa. La culpa estrujaba su corazón y le sacaba el aire.
Sabía que todo era causa suya, pero no entendía el por qué ¿Por qué no le dijo? ¿Por qué ahora?. No sabía, y la incertidumbre le desesperaba.
Clint entró a la celda y sacó de sus pensamientos a Thai. Llevaba una bandeja con comida y agua. Sonrió con calidez pero Thai solo bajo la mirada, su muro aún estaba desecho, no quería que vieran a través de su dolor y miseria.
— Hola… — saludó pero Thaily siguió con la mirada gacha— te traje un poco de comida, debes estar hambrienta
— No tengo hambre— murmuró con voz ronca— pero gracias
Clint presionó sus labios en una fina línea. Entendía la actitud esquiva de la menor, pero aunque tal vez ella quería estar sola, no podía dejarla así, era su instinto paternal gritando dentro suyo.
— ¿Necesitas algo? Puedo traerte lo que necesites— ofreció.
— Solo quiero estar sola, si no te importa
Clint dudó en hacerlo, camino hasta la puerta pero no salió, se volvió a Thaily y abrio la boca pero las palabras no salieron, se sentía incómodo pero no podía dejarla ahí.
— En realidad me importa— Admitió y se sentó en la orilla del colchón.
Thaily incómoda con su cercanía retrocedió y quedó con su espalda apoyada en la pared. Ahora mismo desconfiaba de todo y de todos.
— No debería
"Eres la hija de mi mejor amiga, vaya que debe" pensó con ironía.
— Solo queremos ayudarte, sabemos que no es tu culpa haber estado en la KGB
— Tampoco es su culpa, así que no me deben nada, solo quiero estar sola… por favor— volvió a pedir
Thai trató de alzar su muro, de encerrar todo su dolor, miseria y pánico. Quería encerrar su debilidad. Si ponía un muro podría recibir golpes y no parecería afectarle en absoluto, su muro la protegía de todo dolor y la mantenía indiferente, pero justo ahora estaba hecho pedazos, pues la pérdida de Bogdan; el único que podía derrumbarlo, la había hecho añicos. Solo queda un simple armazón desgastado y tendría que empezar a alzarlo de nuevo desde las ruinas de su corazón desdichado y solo.
— No tienes por que lidiar con esto sola
— No tengo a nadie, y no confío en nadie… lo perdí todo en un chasquido— Thaily mordió su labio y su ceño se frunció.
En ese gesto pudo ver a Natasha, ella ponía la misma expresión cuando contenía el llanto, los labios fruncidos y lo mordisqueaba para no perder el temple, esa arruga que aparecía en su entre ceja y sus ojos turbios. Era increíble lo mucho que ese pequeño gesto era el mismo en ambas.
— No entiendo por lo que has pasado… perder a la única persona que amabas, pero te aseguró que él no querría que te rindieras
Thaily respiro y tragó su doloroso nudo, odiaba la sensación.
— Él no está aquí por mi culpa, y según entiendo él planeó el escape… si tan solo me lo hubiera dicho— gruñó con frustración e impotencia— ¿Y por qué lo hizo? ¿Por qué ahora? Ni siquiera me lo dijo y-y… Дерьмо! контролировать себя ...«¡Mierda! Controlate»— se regañó a sí misma
Clint entendió que la llamada había sido hecha por el tal Bogdan, él había planeado que S.H.I.E.L.D. interviniera, ahora tenía sentido.
— ¿Eras feliz? — Thaily lo miró con confusión— ¿En la Habitación Roja eras feliz?
— Dudo que alguien sea feliz en la Habitación Roja— respondió con sequedad.
— Creo que ahí está la respuesta— señaló Barton— él quería verte libre, a salvo.. Ese fue su móvil para sacarte de ese lugar
Thaily meditó sus palabras, tenían sentido. La Habitación Roja los vigilaba a ambos todo el tiempo, y cuando estaban por partir a Sokovia era prácticamente una oportunidad única para escapar y Bogdan no la desaprovechó. Sin embargo, lamentaba que él no lo hubiera logrado.
— ¿Y de qué sirve que me hubiera sacado… si estoy sola? No se que hacer conmigo misma y-y… ¡Y ni siquiera sé por qué te lo estoy diciendo! — gruño
— ¿Entonces te vas a rendir? — cuestionó Clint y Thaily lo vió sin entender— ¿después de que él dio todo por verte bien vas a quedarte tirada con el corazón roto?
Clint pensó que tal vez el orgullo y terquedad de Natasha también estaban ahí, solo hacía falta darle un empujoncito y ella reaccionaría. Si algo sabía de Natasha es que sabía levantarse de cada golpe, tal vez Thaily también tenía eso.
— Yo no dije que me rendiría
— pero parece que estás por hacerlo— se encogió de hombros Clint— Piensa en el sacrificio de ese hombre: él dio su vida por verte a salvo y libre… y ahora que lo eres, puedes empezar de nuevo
— No puedo hacerlo sola… — susurró.
¿Qué sentido tenía vivir si él no estaba con ella? Se sentía tan vacía y perdida, solo siendo arrastrada sin rumbo.
— No estas sola, Thaily— ella lo vio con escepticismo, podía llegar a ser muy fría y distante si se lo proponía— Eres muy pequeña… pero has vivido más de lo que muchas personas han pasado en su vida
— Ni siquiera he vivido— balbuceó con voz queda— y no creo poder hacerlo
— Escucha, Thaily— Clint buscó su mirada pero ella la esquivó— Cuando perdemos a alguien, cuando esa persona no está y no hay nada que se puede hacer para traerla de vuelta, solo queda honrar su memoria y demostrar de lo que estamos hechos cuando esa persona no está
— Es que no sé cómo— apretó los párpados y una lágrima escurridiza bajo por su mejilla
— Déjanos ayudarte— pidió
— No quiero encariñarme con nadie, ya no quiero a nadie en mi vida, por que si lo pierdo no seré capaz de levantarme y-y yo… ya no soy tan fuerte, creí que podía pero no— balbuceó con rapidez y debido a su acento Clint tardó en entender sus palabras
— El amor es así, Thaily. Todos hemos perdido personas y hemos llorado su pérdida.. Pero así es la vida y se tiene que seguir
— ¿Y por qué seguir?
— Porque a pesar de que la vida sea trágica, también puede ser hermosa y extraordinaria— sonrió Clint— la pregunta es: ¿Te quedarás en el suelo o te vas a levantar?
Thaily suspiro de forma entrecortada, tenía que admitir que ese hombre tenía razón, no podía rendirse después de que Bogdan había muerto por ella. Tenía que intentarlo al menos, tenía que alzar su muro de a poco y continuar, pero aún así no podía evitar sentir miedo de la esperanza.
— La esperanza es peligrosa— susurró con desconfianza.
Clint negó con una sonrisa pequeña.
— La esperanza es la luz que nos saca de la oscuridad, Thaily
Thaily se quedó en silencio, meditando sus palabras, tenía que levantarse y recoger los pedazos rotos de su corazón. A pesar de todo notó que tenía fuerzas para continuar.
Bogdan y ella siempre admiraron las aves, uno de sus motes era pajarito. Pero también le tenía otro, le decía Fénix en ocasiones, pues decía que cada vez que parecía no poder más y tropezar siempre se levantaba y seguía con más fuerza, inclusive Madame B. le felicitaba por ello.
Ahora debía hacer lo mismo, y aunque sus alas estuvieran rotas y desgastadas podía volver a alzarse. Su muro lentamente se alzó, estaba algo desgastado y con grietas pero serviría para mantenerla a salvo en lo profundo de su mente intentando ahuyentar su culpa y ansiedad.
De las ruinas tenía que encontrar esperanza para luchar y levantarse de a poco. Todo era por Bogdan. Tal vez estaba naufraga en un mar de soledad y desesperación pero tal vez en el camino alguien podría ayudarla a salir.
— ¿Y como se que puedo confiar en ti?— Thaily aún era muy desconfiada
— Se que lo sabrás— sonrió Clint.
Desde las cámaras de seguridad que vigilaban la celda Natasha apretaba en su mano el pequeño dije. Deseaba estar en esa celda y ser ella quien le diera palabras de ánimo, quería ser de quien se sostuviera y recurriera cuando todo la abrumara. Pero se lo había pedido a Clint, eso era lo mejor, ya le había fallado como madre, solo podría ver desde la distancia.
Natasha arrancó de un tirón la cadena de su cuello y la apretó en su mano, debía ser fuerte y no dejar que su dolor se notará. Era un secreto con el que estaba dispuesta a morir, Thaily jamás debía saber que era su madre… por mucho que le doliera así debía ser.
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— Mira las estrellas, siempre brillantes… — sonrió Bogdan a Thaily mientras veían las estrellas tirados en el césped
Thaily tenía solo siete años.
— Son demasiadas, no la puedo contar— murmuró Thai
Bogdan río
— ¿Sabías que muchas de esas estrellas murieron hace millones de años?
Thaily lo vio con curiosidad mientras aferraba su oso a su pecho.
— ¿Pero si están muertas como es que están brillando?
— Su luz es tan poderosa y brillante que sigue viajando por el universo, es por eso que son tan especiales, aún cuando ya no están— respondió el mayor
Thaily volvió sus ojos al cielo, y admiró los puntos brillantes. El universo era tan grande y ella muy pequeña, se sentía curiosa por todo lo de afuera.
— ¿Y como saber cuales ya no están?
Bogdan suspiro con comodidad.
— Es imposible saberlo… pero es hermoso pensar que aunque ya no hay personas con nosotros, una pequeña parte de su luz se queda presente… y aún cuando no podamos verlas, sabemos que están ahí
Thaily vió al hombre tumbado a su lado.
— pero tú estarás conmigo siempre… ¿Verdad?
Bogdan sintió que su corazón se encogió, y movido por sus sentimientos mintió, una mentirita piadosa como muchos dirían.
— Siempre pajarito— respondió.
— Me cantas la canción de nuevo… por favor— pidió la menor.
— Okay, pero luego irás a la cama
Thaily asintió volviendo sus ojos a las estrellas.
— Cuando más temas, yo siempre estaré… — cantó la nana— cuando el miedo llegue a ti, cuando todo parezca oscuro, mira hacia el cielo… siente como el aire golpea tu rostro, ahí estoy yo— cantó Bogdan— si te vez sola, solo cierra los ojos, siente tus latidos. Ahí también estoy…
— Si sientes tus fuerzas fallar— se le unió Thaily— solo tienes que sentir el sol sobre tu piel, el arrullo del mar y mirar al cielo azul… ahí también estoy… Ves las aves volar, su dulce trino cantar, nunca lo olvides. Ahí también estoy… ahí siempre estaré…
Unos golpecitos en la puerta la sacaron de sus recuerdos. La metálica puerta se abrió y dejó ver a la mujer pelirroja con la que había llorado. Se sintió patética y avergonzada de su debilidad, había dejado que esa mujer viera a través de ella y ni siquiera la conocía, pero en el fondo había sentido algo familiar en los ojos de la agente, no sabía cómo explicarlo, pero sus ojos le transmitían cierta seguridad.
— Hola Thaily— saludo Natasha— Soy la agente Romanoff, pero me puedes llamar Natasha… necesitamos que vengas con nosotros
— ¿Para qué?— cuestionó con desconfianza.
— Te quieren hacer unas preguntas y pruebas
Thaily sin muchas ganas se levantó de la cama y caminó hasta Natasha. Su muro estaba alzado por lo que sus ojos no transmitían nada. Eran como un vidrio a prueba de balas; inexpresivos y vacíos, cubiertos por una capa de indiferencia.
Natasha la guió en silencio por los pasillos hasta una sala de entrenamiento, no sabía qué hacía ahí. Fury y María estaban ahí, querían saber más acerca de las habilidades de la menor y su fuerza.
Le hicieron pruebas de fuerza y resistencia, cada una era superada con rapidez, pues Thaily solo quería terminar y salir de ahí.
Ahora sólo golpeaba con dureza un saco de boxeo, se sentía bien descargar su enojo y frustración, toda la energía que tenía guardada la transmitían en cada golpe, uno tras otro cada vez más fuerte que el anterior. Todo su dolor, impotencia, ansiedad y su ira, al final mandó a volar el saco y su respiración era errática. Respiró hondo y trató de hacer que sus latidos se regularán, pero se sentía un poco mejor.
— Sin duda es demasiado fuerte… no puede simplemente irse y ya— murmuró Fury.
— ¿Entonces qué planeas que haga? Solo tiene doce— cuestionó Natasha sin gustarle del todo el rumbo de los pensamientos de Fury.
— Se que es solo una niña pero es letal, y muy hábil en combate, no es una niña normal, Natasha
— Jefe, usted vió su ataque de pánico, ella necesita ayuda profesional— apoyó Clint a Natasha— y un ambiente relajado y que la apoyé
— ¿No me estas pidiendo llevarla con los niños o si? — alzó una ceja con escepticismo el moreno
— Es solo una niña— señaló Clint
— Una cuya fuerza supera a un humano normal— espetó
— ¡Ella no pidió eso, solo heredó las habilidades de su padre! — gritó en un susurro Natasha— es mi hija, no quiero que se vincule con nada de S.H.I.E.L.D.
— ¿Ahora si es tu hija? — inquirió Fury
Una vena punzante apareció en la frente de la pelirroja, se tragó una maldición y le lanzó una mirada llena de enojo a su jefe.
— Creo que debe haber una forma de que ella pueda estar tranquila y vigilada— trató de calmar las cosas Barton
— Bueno, ya que insisten— habló Fury ignorando la mirada de Natasha— creó que un ambiente alejado y nuevo podría ayudarla a abrirse y superar sus episodios— meditó.
— ¿Qué propones? — Natasha alzó una ceja mientras se cruzaba de brazos.
— Debido a la insistencia de Barton, dejaré que la lleve con los niños, pero irá con un psicólogo y Natasha tu también estarás ahí, sin protestas— advirtió, tal vez si convivían Natasha decidiría decirle la verdad.
— Estoy de acuerdo— aceptó Clint y Natasha asintió. Solo quería ver a su hija bien.
Thaily veía a los mayores discutir entre ellos, se sentó en una de las bancas y suspiro. Era abrumador el cambio drástico y no sabía que le esperaba, y a pesar de lo rota que se sentía debía luchar, no se rendiría y trataría de dejar su pasado atrás.
La mirada de Natasha chocó con la suya, Thaily se la sostuvo. Era tan extraño como algo en la mirada de la mayor se le hacía tan conocido. Pero además podía ver también dolor a través de la mirada de Natasha, y soledad. Tal vez por eso había encontrado calidez en sus brazos, porque sabía lo que era sentirse solo y perdido.
— Когда ты боишься больше всего, я всегда буду ... когда страх приходит к тебе, когда все кажется темным, взгляни на небо ... почувствуй, как воздух ударяет тебе в лицо, вот и я. Если вы видите себя одиноким, просто закройте глаза, почувствуйте сердцебиение. Вот и я ... Если ты чувствуешь, что твои силы падают, тебе просто нужно почувствовать солнце на своей коже, морское затишье и посмотреть на голубое небо ... вот и я ... Ты видишь, как птицы летают, их сладкая трель поет , Никогда это не забывай. Я тоже там ... Я всегда буду там
«Cuando más temas, yo siempre estaré… cuando el miedo llegue a ti, cuando todo parezca oscuro, mira hacia el cielo… siente como el aire golpea tu rostro, ahí estoy yo. Si te ves sola, solo cierra los ojos, siente tus latidos. Ahí también estoy… Si sientes tus fuerzas fallar, solo tienes que sentir el sol sobre tu piel, el arrullo del mar y mirar al cielo azul… ahí también estoy… Ves las aves volar, su dulce trino cantar, nunca lo olvides. Ahí también estoy… ahí siempre estaré»
Cantó con un hilo de voz solo para ella, solo ella podía escucharlo. Su mano se aferró a su pequeña cadena y su mirada se perdió en algún punto de la habitación.
Se estaba despidiendo de su tío
— Bye, bye, pajarito..
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“La depresión es como nadar en medio de un océano y ahogarse sin que nadie acuda a tu ayuda”
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