Veintinueve
La sonrisa de Sana no desaparecía de su rostro, aunque estuviera caminando hacia la placa de su hijo en aquel cementerio. Tenía claro que no lo recuperaría, pero al menos descansaría en paz de ahora en adelante.
—Vamos, Tzuyu —le decía Sana caminando más rápido mientras que la jalaba de la mano.
—Ya voy, Sanake —decía en una risa viendo cómo faltaban pocos pasos para por fin llegar.
—¡Hola, Taehyung! —saludó Sana emocionada —adivina —pidió como si fuera a responderle —¡Resolvimos tu caso, hijo! —en realidad se sentía feliz, mucho.
—Hola, Taehyung —saludó tímidamente Tzuyu.
—¡Con ayuda de Tzuyu! —la miró enamorada antes de volver su vista a la placa —por cierto, Tzuyu es mi novia. Estoy segura de que la habrías amado —rió.
—¿Te sientes feliz, mi amor? —le preguntó Tzuyu sin poderlo evitar. Sana la miró sin dejar de sonreír.
—¿Es así cómo se siente la paz? —preguntó de vuelta —además de feliz, Tzuyu, me siento en paz.
—Y eso me hace sentir feliz a mí —respondió con una sonrisa. Sana asintió mientras que soltaba lentamente la mano de Tzuyu para arrodillarse sobre el césped.
—Hijito —susurró sintiendo las lágrimas en sus ojos formarse de nuevo —el malo está en la cárcel, papá y mamá lo metieron en prisión —decía acariciando la placa —y mamá Tzuyu —rió. La risueña Tzuyu tenía sus mejillas rojas de nuevo —ya mamá puede volver a sonreír, Taehyung, porque ahora tengo de nuevo razones para hacerlo. No creas que me olvidaré de ti —volvió a reír —es imposible, sin embargo, quería que supieras que tengo nuevos planes y espero que de algún modo estés conmigo en ellos o que los aceptes. No sé, no sé si estoy hablando así porque estoy muy feliz o porque me estoy volviendo loca—rió –lo único que sé es que te amo, Taehyung —miró a su novia quien la veía con una sonrisa vacía en prejuicios —y te amo a ti, Tzuyu.
—Y yo a ti, Sanake —le respondió en un susurro.
—Y ahora —dijo mientras que se levantaba —voy a ir a casa —miró a Tzuyu mientras que volvía a tomar su mano —vamos a ir a casa —Tzuyu asintió —adiós, hijo —se despidió con su mano libre.
—Adiós, Taehyung —le dijo Tzuyu tiernamente.
—Vamos, Tzuyu —le sonrió Sana comenzando a caminar de vuelta al auto. Tzuyu veía a Sana comportarse de esa manera y verlo era bonito, pero vivirlo con ella, era simplemente maravilloso.
Sana condujo directo a casa, tenían asuntos que arreglar allí. No dejó de sonreír en todo el camino, sin saber que cuándo llegara dejaría de hacerlo un poco.
—Llegamos a casa, Tzuyu —dijo Sana apagando el auto para de inmediato salir de el. Tzuyu salió del auto de la misma manera, siguiéndola —¿Cocinarás hoy? —Tzuyu asintió —¡Genial! Porque he pensado en...—decía mientras que abría la puerta —las palabras de Sana fueron interrumpidas por los labios de su novia sobre los suyos mientras que con sus manos acariciaba sus mejillas. Cuando Tzuyu se separó, se vieron a los ojos y con el mismo brillo se sonrieron la una a la otra.
—Tenemos algo que hacer antes —susurró tomando su mano para adentrarla a la casa. Sana solo asintió cerrando la puerta tras ella.
—Yo nunca he hecho esto, Tzuyu —comenzó Sana nerviosa, sintiendo cómo sus manos comenzaban a sudar. Tzuyu dio la vuelta para verla —no es que no quiera, ya sabes, estar, ya sabes, de esa manera contigo —sus mejillas ardían demasiado en ese momento —en realidad lo he pensado y me encantaría —Tzuyu ladeó su cabeza sin dejar de verla sonrojada —no quiero que pienses que soy una pervertida —dijo rápidamente —pero eres mi novia y también somos adultas, y sabemos que en algún momento sucedería...
—¿Sana, de qué... —intentó preguntar Tzuyu.
—No, no tienes que decir nada —interrumpió ansiosa —¿Qué, qué se supone que debo hacer primero? —preguntó sin realmente saberlo —¡Ya sé! ¡Mi blusa! —dijo tomando los bordes de ésta para comenzar a sacarla de su cuerpo —¡Ya está! —sonrió sobre sus nervios dejando caer la prenda al suelo. Tzuyu simplemente intentaba no reír —ahora yo te quito la blusa a ti —dijo acercándose —a menos que quieras quitártela sola, entonces no hay problema —se detuvo en seco mientras negaba con su cabeza. Tzuyu dejó escapar una pequeña risa —oh, es porque estamos en la entrada ¿Cierto? ¿Debí esperar a llegar a la habitación?
—Te amo —le dijo Tzuyu dulcemente. Sana ladeó su cabeza —estás nerviosa —dijo tomándola de sus muñecas —sin embargo no me refería a eso —negó con su cabeza.
—Oh, no puede ser —suspiró Sana avergonzada —quedé como estúpida —Tzuyu volvió a reír.
—Fue tierno —asintió —mucho, mi amor —Sana solo quería pasar a otro momento.
—¿A qué te referías entonces? —preguntó interesada —si no quieres, ya sabes, estar de esa manera conmigo entonces no sé qué más querrías hacer en este momento —dijo sinceramente.
—Ven —dijo tomando su mano de nuevo para comenzar a caminar hacia las escaleras, sin embargo se detuvo al subir el primer escalón —¿No vas a tomar tu blusa de vuelta? —preguntó en una inevitable risa.
—Recoger mi blusa significaría recoger mi dignidad con ella —respondió simplemente —así que no.
—Está bien —volvió a reír subiendo las escaleras —te ves sexy así.
—Lo sé —respondió modestamente —¿Podríamos hablar de otra cosa? —rió —me siento expuesta.
—Claro que sí —le dijo caminando hacia cierta habitación y detenerse en la puerta de ésta. Sana lo supo en ese instante —hay otra cosa de la que tenemos que hablar.
—Podría ser en nuestra habitación —dijo intentando escapar de la situación, sin embargo, Tzuyu no lo permitiría.
—Hoy comienza una nueva etapa en tu vida, en nuestras vidas, Sana —le dijo suavemente notando cómo su novia evitaba mirarla a los ojos —y debe comenzar del todo bien ¿No crees?
—Sí, pero... —fue interrumpida.
—Si no estás lista ahora no te voy a presionar —dijo llevando su mano a su mejilla —te voy a apoyar, si decides hacerlo hoy, en un mes, o incluso en un año —rió un poco —te esperaría toda la eternidad —Sana la miró, lo sabía.
—Me has hecho más fuerte de lo que alguna vez creí posible —susurró sinceramente —quiero hacer esto con la persona que me ayudó a vencer mis miedos, quiero hacer esto contigo —asintió sintiéndose valiente —vamos a hacer esto, Tzuyu —dijo tomando la manija de la puerta para seguido a eso girarla y dar paso a la habitación de su hijo —aquí vamos —susurró dándose ánimo.
—Aquí vamos —sonrió Tzuyu tomando su mano, entonces Sana no sintió más temor y, sin soltar su mano, se adentró a la habitación.
Cada recuerdo pasaba por su mente cada vez que entraba, cada risa que compartió con su hijo, cada lágrima que alguno de los dos derramó, cada cuento que le leyó, cada regaño, cada juguete, cada día especial. Absolutamente todo regresaba como un momento irrecuperable, y allí nos preguntamos sí los recuerdos en realidad son un recompensa o un castigo.
—Muy bien —dijo Sana pasando su vista por la habitación —¿Qué se supone que haga ahora?
—¿Qué quieres hacer? —le preguntó suavemente.
—No lo sé en realidad —respondió en un suspiro —aquí dormía Taehyung, aquí pasaba la mayoría del tiempo —llevó su mano a su rostro —no quiero destruir los recuerdos materiales de mi hijo, Tzuyu —entonces la mayor llevó su índice a su mentón.
—Podemos... podemos trasladarlos —sonrió ante su idea. Sana ladeó su cabeza —ya sabes, limpiarlos primero y luego separarlos por cajas y guardarlos. Si los dejamos aquí más tiempo probablemente se dañen mucho más y se llenen aún más de polvo.
—En eso tienes razón... —susurró —¿Es lo correcto?
—Solo si tú lo crees así —respondió de igual manera. Sana suspiró antes de caminar hacia la cama y acostarse en ella.
—Este era el lugar al que venía a llorar —susurró tomando el cuadro de la foto de su hijo para detallarlo —no sé cómo he podido vivir sin él, y te aseguro que si tú no estuvieras conmigo ahora estaría totalmente perdida —Sana le extendió su mano y cuando Tzuyu la tomó, suavemente la invitó a acostarse a su lado, y así lo hizo —mi vida consistía en trabajar, escribir y dormir. Trabajar para encontrar al culpable, escribir para olvidar y dormir para no sentir —suspiró.
—Escribir —repitió Tzuyu con una sonrisa —¿Por qué no envías tus libros a una editorial? Eres muy buena —Sana se encogió de hombros sin dejar de mirar el cuadro.
—Quizá lo haga, ahora que estás conmigo... ¿Qué me detiene de ser feliz de nuevo? —la miró volviendo a sonreír —te agradezco por ser tan insoportable y meterte en mi vida —rió —si no lo hubieras hecho ahora probablemente no tuviera una.
—Y yo te agradezco a ti por permitir que lo hiciera —rió —eres... es que ni siquiera puedo describirte —Sana rió —eres indescriptible —volvió a reír —quizá, debería intentar escribirte —su novia la miró con una sonrisa —¿Te gustaría eso? —Sana asintió.
—Cuando escribes sobre el papel, de algún modo lo que escribas siempre estará allí —comenzó suavemente —puedes intentar borrarlo o escribir sobre lo ya escrito, incluso puedes romper el papel, hazlo cenizas si quieres, pero la marca de lo que escribiste siempre estará allí —repitió —lo que escribiste con amor, con tristeza, con enojo o cualquier emoción, siempre estará allí... lo que escribes se vuelve imborrable —la miró —del mismo modo pasa con el amor, simbólicamente con los corazones, cualquier cosa que digas o que hagas siempre dejará una marca en el corazón, pasará el tiempo y sanará pero la marca seguirá allí —suspiró —por más que traté, nunca pude sanar la herida que me dejó la muerte de Taehyung, y del mismo modo nunca pude borrarlo de mi corazón y a pesar de que taché cada recuerdo y cada palabra, seguía allí.
—Puedo comprenderlo —susurró sin dejar de sonreír —corazones de papel —Sana asintió.
—De la misma manera, cuando dos papeles escritos se unen, forman una sola historia —sonrió tiernamente —lo mismo pasó con nuestros corazones, al unirlos se volvieron uno solo. Todo lo que somos, consumido en cuanto nos amamos —sus ojos se cristalizaron —todo lo que soy, consumido en cuanto te amo —susurró.
—Yo también te amo muchísimo —le susurró Tzuyu tiernamente —lo sabes ¿Cierto? —Sana asintió sintiendo las caricias de su novia sobre sus mejillas —te lo recordaré cada día y cada noche.
—Y yo a ti —respondió de igual manera –... Tzuyu.
—Dime —dijo dulcemente.
—¿Podemos comenzar mañana? —preguntó tímidamente —ya es tarde.
—Está bien —susurró dulcemente, entonces Sana dejó cuidadosamente el cuadro sobre la cama antes de levantarse de ella —¿A dónde vas? —preguntó levantándose.
—A nuestra habitación —respondió caminando fuera de la de su hijo. Tzuyu confundida la siguió —pues... —comenzó cuando vio a Tzuyu entrar y que ella la viera sentada sobre la cama —ya que no tengo blusa... podrías quitarme el resto —parecía broma, pero lo decía muy en serio. Tzuyu sonrió mientras que sus mejillas se enrojecían —antes que nada, debes saber que decir eso me dio mucha vergüenza —decía viendo cómo su novia se acercaba a ella —y también que nunca antes había... —fue interrumpida, de nuevo, por los labios de su novia sobre los suyos. Ambas sonrieron mientras que se dejaban llevar por el momento.
Entonces esa noche, Sana y Tzuyu hicieron el amor.
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