Siete
Sana estaba con sus brazos apoyados en la mesa leyendo las noticias desde su celular ya que esa mañana no pudo leerlas, mientras que Tzuyu estaba cocinándole su cena.
—Mañana tenemos trabajo— dijo Tzuyu intentando comenzar una conversación.
—Sí, de hecho hay una noticia aquí muy interesante—respondió Sana sin quitar su vista de su celular —al parecer una pelea entre una pareja terminó mal pero no aseguran nada— suspiró —es cuestión de segundos para... —notó cómo le llegaba el mensaje que esperaba, el señor Chou —soy la encargada del caso—volvió a suspirar, con el pasar del tiempo simplemente perdió el derecho de opinar.
—Oh ¿Y qué piensas de eso?— preguntó dirigiendo su mirada a ella. Sana se encogió de hombros leyendo la nueva información que venía junto al mensaje del señor Chou.
—Pienso que fue el chico. Aquí dice que la chica fue asesinada por unos pocos cortes con un cuchillo, fue en una cocina— dijo intentando armar la escena en su cabeza— el chico dice que no fue él, no había nadie más y los tipos de sangre no coinciden. Listo— suspiró dejando su celular a un lado.
—¿Tan rápido?—preguntó Tzuyu sirviendo en una taza el preciado café de Sana.
—Ya envíe mi informe, ahora sólo tengo que esperar más información. Así trabajo— dijo viendo cómo Tzuyu ponía su café y un sándwich frente a ella— ¿Es para mí?— la miró sonrojada mientras que la chica asentía.
—Para ti— sonrió Tzuyu sentándose con una taza de café entre sus manos. Sana notó que Tzuyu no había preparado nada de comer para ella.
—Para nosotras— sonrió tomando la mitad del sándwich para entregárselo a Tzuyu quien la miraba un poco confundida, sin embargo lo recibió un poco sonrojada.
—Para nosotras— repitió Tzuyu con una inevitable sonrisa, no se esperaba ese gesto de parte de Sana.
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—Sí, ya envié el informe. Quizá el abogado del chico me contacte—respondió Sana por teléfono, mientras Tzuyu estaba sentada en su silla leyendo una copia del informe que había enviado Sana—muy bien. Adiós— dijo antes de colgar el teléfono y dirigir su mirada a Tzuyu— creo que debo conseguir otra silla—bromeó Sana.
—Oh, es que es muy cómoda— rió Tzuyu mirándola—pero no te preocupes, muy pronto me levantaré.
—No sé cuánto tiempo sea muy pronto para ti— rió un poco —pero esta abogada necesita sentarse —volvió a reír.
—¿Llegó el abogado del chico?— preguntó Tzuyu confundida viendo cómo Sana leía el mensaje que había recibido.
—Sí— respondió en un suspiro.
Todos notaron como un hombre de cabello castaño y aunque estuviera peinado no tan cuidadosamente hacia atrás algunos mechones sobresalían por su frente, ojos del mismo color y traje formal entraba con un hombre notoriamente menos formal que él. Caminaban rápido directo a la oficina de Minatozaki Sana, algunos lo lograron reconocer.
—¿Cómo te atreves a decir que mi cliente es el asesino?—preguntó directo intentando ocultar la sonrisa que le provocaba verla. Sana expuso una sonrisa irónica y dio media vuelta para encontrarse con aquellos ojos marrones profundos, que alguna vez brillaron por ella.
—¿Si no lo es entonces por qué necesita un abogado?— preguntó ladeando su cabeza.
—Por esa misma razón, cariño— respondió dejando ver su sonrisa la cual era acompañada por unos hoyuelos—porque lo estás inculpando de ser el asesino y no es cierto—Sana negó con su cabeza.
—La ley no se basa en lo que es cierto y lo que no, se basa en lo que se puede demostrar—sonrió con suficiencia cruzándose de brazos— y yo te lo puedo demostrar.
Todos los que presenciaban la escena la miraban expectantes, callados como Sana dejaba a cualquiera.
—Yo no lo hice, señorita—intervino el joven. Sana lo vio por primera vez y lo analizó de inmediato, muñeca derecha vendada.
—¿Qué te pasó en la muñeca, joven?— preguntó directamente.
—No tiene que responder nada ahora— respondió el abogado.
—Porque precisamente al apuñalar a la chica el cuchillo que usaba se le resbaló de su mano provocando un corte profundo, el cual se combinó con la sangre que había en la blusa de la víctima— sonrió— O negativo es un tipo de sangre poco común, afortunadamente el de la pobre chica era A positivo, lo que ayudó a diferenciarlos— suspiró al ver cómo los dos se quedaban sin palabras—la próxima vez procura defender a alguien menos tonto, Mark.
—¿Mark? —preguntó en un susurro Tzuyu, ese era el famoso ex esposo de Minatozaki Sana. Ex sólo de título ya que pudo notar que también llevaba puesto su anillo de casado.
—Oh cariño —rió el hombre— debes ser un poco menos rencorosa ¿Ves a este hombre?—colocó su brazo encima de su hombro —es un pobre chico que no tiene nada en la vida. Un asesino— habló fingiendo lastima—¿Quieres que pase el resto de su miserable vida en la cárcel?
—Los asesinos deben estar en la cárcel—le respondió entre dientes— todos y cada uno, tú lo sabes muy bien.
—Oh por favor, amor—dijo Mark sin quitar sus ojos de los de ella —¿Segundas oportunidades?
—No creo en ellas—suspiró pesadamente— la vida tampoco —el castaño asintió dándole la razón.
—Entiendo a lo que tu odio te lleva— respondió apretando inconscientemente el agarre del chico —pero también debes entender que nadie tuvo, tiene o tendrá la culpa de la causa de tu odio.
—Por favor —respondió Sana, no quería extender más la conversación—si ya no hay nada que decir, déjame sola.
—Muy bien—respondió soltándolo al fin— siempre preferiste huir de tus problemas que enfrentarlos —suspiró y la chica puso sus ojos en blanco —no quiero verte en otro juicio, no así— rió —así que... —miró al joven — ahora que sé que mi ex esposa es la encargada del caso, puedes conseguir otro abogado —dijo, ya no le interesaba nada más. El chico abrió sus ojos sin poder creerlo —sí, o mejor entrégate, hazte un favor— palmeó un par de veces su hombro antes de colocar sus manos en los bolsillos de su pantalón, comenzar a caminar y que el joven desesperado lo siguiera. Los reencuentros nunca son buenos, y menos para esta ex pareja. Todos los espectadores simplemente volvieron a sus cosas.
—¿Estás bien?— le preguntó Tzuyu preocupada. Sana sólo asintió sin verla— ¿Qué pasó?—Sana negó con su cabeza intentando volver a calmarse.
—Yo solo, solo necesito café— susurró un poco nerviosa.
—Creo que necesitas más que eso— respondió envolviéndola con sus brazos.
—Yo... —susurró sin saber qué responder o qué hacer. Un abrazo, una sensación que había dejado de sentir hace mucho necesitaba más que eso— volvió a susurrar cerrando sus ojos. Ver a Mark después de tanto tiempo, después de tantos sucesos, le recordaban cosas que la seguían cada día, cosas que quizá pudo haber evitado, cosas que simplemente no debieron suceder— un abrazo no es suficiente, Tzuyu—susurró casi inaudible. Tzuyu sonrió.
—Quizá uno que dure toda la vida— respondió en un susurro, sonriendo aunque Sana no lo supiera —¿Sería suficiente para ti? —sintió cómo Sana negó con su cabeza.
—Mi vida se acabó hace mucho —susurró sintiendo sus ojos cristalizarse inevitablemente. Tzuyu suspiró, tenía que hacer algo, tenía que mantenerla fuerte.
—Tengo suficiente vida para ambas— respondió suavemente— sí la tuya acaba, la nuestra comienza—Sana se separó un poco para verla a los ojos. Los ojos de Tzuyu, a diferencia de los suyos, expresaban mucho.
—¿A qué te refieres?—susurró detallando el color de sus ojos. Tzuyu se encogió de hombros.
—Nuestro amor hipotético— se le ocurrió decir, provocándole una pequeña risa a Sana—sé que los reencuentros no son buenos, pero por favor, si hay algo de lo que quieras hablar...
—Lo siento porque me hayas tenido que ver así— suspiró Sana separándose completamente—las cosas entre Mark y yo no terminaron bien—frotó sus ojos con sus manos.
—Pude notar algo de eso—respondió Tzuyu suavemente— ¿Él es el hombre del que escribes?—se atrevió a preguntar y Sana sintió su corazón detenerse.
—¿De, de qué hablas?— tartamudeó.
—Leí tu escrito el otro día... escribes tan hermoso—sonrió sinceramente —pero a la vez tan doloroso... ¿Ese maravilloso hombre del que tanto escribes... es tu ex esposo?— Sana negó efusivamente con su cabeza nerviosa.
—¿Por qué lo leíste? No podías hacer eso— logró formular.
—Lo siento—se encogió de hombros intentando acercarse a ella— ¿Es él?
—Tengo que... —dijo con la voz apagada antes de nerviosa salir de allí a dirigirse a alguna parte de la firma. Tzuyu iba a seguirla ya que se preocupó por ella, pero un hombre se cruzó en su camino, justo cuando iba a salir tras ella.
—No lo hagas —dijo BangChan de brazos cruzados —¿Por qué le preguntaste eso?
—No pensé que se pondría así por su ex esposo— respondió cruzando también sus brazos. BangChan suspiró.
—Ese es el problema— respondió un poco melancólico—ella no escribe sobre Mark—Tzuyu no entendía.
—¿Entonces de quién?— preguntó confundida—¿Hay otro hombre en su vida?
—Había —respondió suavemente—ese maravilloso hombre le arruinó la vida a Sana por accidente.
—¿Cómo pueden estar las palabras "maravilloso" y "arruinar" en la misma oración?— preguntó Tzuyu sin poder entender.
—Porque la llegada fue maravillosa— ladeó su cabeza—y la ida desastrosa— suspiró—Sana nunca volvió a ser la misma y te pido que respetes eso.
—Pero yo quiero ayudarla—respondió sinceramente.
—Todos queremos, y nadie puede. La única persona capaz de ayudarla es ella misma— dijo encogiéndose de hombros—por eso no la presiones, por favor— pidió antes de volver a su oficina.
—La única persona capaz de ayudarla es ella misma— susurró Tzuyu para sí misma cuando BangChan se fue—quizá no lo han intentado lo suficiente— sonrió completamente decidida a ayudar a Sana, su amor hipotético.
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