s e v e n
Había fin de semanas en los que su familia aprovechaba para salir y distraerse juntos. SooBin disfrutaba de esas salidas aunque su familia fuera más ruidosa de lo que deseaba, pero disfrutaba mucho visitar lugares verdes.
Se encontraban en un parque que tenía varios árboles que entregaban sombra donde podías sentarte para disfrutar del aire fresco de la tarde. Min se encontraba conversando junto a JeongIn y su madre, mientras él se encontraba acostado sobre el pasto viendo cómo sus hermanos mayores y su padre intentaban jugar fútbol.
Intentaban porque ninguno de los tres tenía muchas habilidades para el fútbol, la pelota se iba a cualquier lado del lugar apenas sus pies la tocaban. Solo se estaban humillando a ellos mismos.
— Me rindo —se quejó TaeHyun dejando abandonados a los demás. Caminó hacia SooBin lanzándose sobre él como un saco de papas.
— ¡TaeHyun! ¡Me aplastas! —se quejó intentando empujarlo pero no podía contra su fuerza.
— TaeHyun, levántate ahora mismo —lo regañó su madre, el adolescente se levantó quedando acostado a un lado de su hermano menor.
— Te odio —se quejó SooBin arrugando su nariz mientras su mirada se fijaba en el cielo.
— ¿Para qué te mientes a ti mismo? Sabes que me amas —le respondió.
No quiso seguir discutiendo así que solo se quedó callado mirando hacia el azulado cielo, discutir con TaeHyun era una pérdida de tiempo, de alguna manera siempre se las arreglaba para ganar aunque fuera haciendo trampa como cuando jugaban al uno, él siempre inventaba reglas reclamando que los demás no sabían jugar al uno. Pero la verdad era que siempre inventaba reglas para su conveniencia, JeongIn siempre le reclamaba por lo tramposo que era.
— Me gusta el color verde —comentó TaeHyun en su propio mundo.
— ¿Desde cuándo? —le preguntó sin comprender las espontáneas palabras del chico.
— Desde hace unos días —respondió. SooBin sabía que su hermano era raro y también estaba acostumbrado a que dijera muchas cosas sin sentido o en una conversación nada que ver, así era TaeHyun, no podían hacer nada para cambiarlo— ¿Cuál es tu color favorito? —preguntó.
— El celeste —respondió seguro.
— ¿Por qué? —preguntó.
— Simplemente porque me gusta —no tenía una razón de porqué le gustaba.
— Tiene que haber una razón, no puede gustarte porque sí —insistió haciendo que SooBin girara sus ojos por lo insoportable que era a veces.
— ¿Acaso tú tienes razones porque te gusta el color verde? —preguntó irritado.
— Por supuesto que sí —respondió seguro.
— Dilas.
— En primer lugar el verde es bonito, versátil, es el color de los árboles así que es como el color de la vida. La naturaleza está llena de color verde y los ojos más bonitos son de color verde —estaba totalmente de acuerdo con muchas de sus razones menos con la última.
— Los ojos marrones son más lindos —le dijo.
— Es porque no has visto los ojos verdes de BeomGyu.
Ambos se quedaron callados mientras procesaban lo que TaeHyun acababa de decir.
SooBin se sentó sobre el césped mientras una sonrisa burlona se formaba en su cara.
— Cállate, cállate, cállate, no quiero que digas nada —dijo TaeHyun mientras se ponía de pie para caminar hacia su madre.
— TaeHyun, no seas cobarde y dame respuestas —se puso de pie para seguirlo mientras el otro se escondía entre los brazos de Felix.
— Mamá, SooBin me está molestando —se quejó escondiendo su cara en el pecho de Feliz como si de un niño se tratase.
— Compórtate como un chico de tu edad —le dijo HyunJin sentándose detrás de su novio para abrazarlo. Se habían rendido y notado que el fútbol no era su fuerte.
— Nunca se es suficientemente viejo para querer mimos de mi esposo —le dijo BangChan sentándose a un lado de Felix para que lo abrazara.
— Se nota que es hijo tuyo —le dijo Min abriendo un paquete de galletas.
— Todos empezaron a comer mientras hablaban de cosas random aunque SooBin esperaba el momento para molestar a TaeHyun o preguntarle con seriedad que estaba pasando con BeomGyu.
— Es un día muy agradable —comentó HyunJin.
— Sí, muy agradable —apoyó BangChan.
— Como para ser abuelos —agregó dejándolos a todos en silencio mientras se miraban en busca de respuestas.
— ¿¡QUÉ!? —gritó Chan ignorando por completo que se encontraban en un lugar público.
— ¿No te gusta la idea? —murmuró HyunJin escondiéndose detrás del pelirrojo que parecía no tener palabras.
BangChan se dejó caer al piso como si se hubiera desmayado, a lo que Felix giró los ojos acostumbrado a su actitud. Así eran sus padres, uno exagerado hasta el punto de fingir desmayarse y el otro tan acostumbrado a sus niñerías.
— Tampoco exageres, ambos ya están grandes, tienen su propia casa, trabajos estables y lo más importante es que se aman —le dijo TaeHyun como si no estuviera sorprendido.
— ¿Por qué estás actuando como si ya sabías de esto? —preguntó SooBin seguro de que su hermano ya estaba enterado.
— Porque TaeHyun fue el primero en enterarse —respondió JeongIn sorprendiéndolos— Digo, HyunJin se enteró primero, pero Tae fue el que me acompañó cuando me enteré.
— ¡TaeHyun se enteró antes que yo! ¡Esta no se las voy a perdonar nunca! —se quejó BangChan desde el piso.
— Levántate, que tenemos que hablar seriamente de esto —le regañó Felix.
— ¡Voy a ser abuelo! ¡Y ni siquiera tengo canas! ¿Qué hago? ¿Me tengo que teñir el pelo de blanco? —cuando Chan quería exagerar una situación lo hacía a lo grande.
— BangChan, estoy hablando en serio —le dijo su esposo— Pero como dijo TaeHyun, ustedes son personas adultas, creo que ya están preparados para tener un bebé —les sonrió para darles seguridad.
— Yo también, ambos se aman y me hacen sentir orgulloso por las grandes personas que son —dijo Chan más calmado— ¡Pero nunca les voy a perdonar que TaeHyun se haya enterado antes que yo!
— Supongo que felicidades, no sé nada sobre ser tío, pero aprenderé —les dijo SooBin sonriendo.
— ¡Voy a ser tío! —gritó TaeHyun poniéndose de pie mientras corría a su alrededor— Y seré mejor que ustedes dos —refiriéndose a SooBin y a Min.
[ ... ]
Los días domingos para SooBin eran sus días de descanso, ordenaba un poco su cuarto, terminaba tareas pendientes y se dedicaba a ver series acostado.
— Te tengo una invitación —entró TaeHyun a su habitación como perro por su casa.
— No —respondió rápidamente centrando su vista en la pantalla de su notebook donde su serie era reproducida.
— Todavía ni siquiera sabes a lo que te voy a invitar —se quejó TaeHyun.
— No.
— Vamos, acompáñame, voy a jugar basquetbol —le insistió.
Salir significaba sol y personas, y él odiaba al sol y a las personas.
— No.
No entendía porqué TaeHyun lo estaba invitando a uno de sus partidos, nunca antes lo había hecho, incluso prefería que él no fuera el que no acompañara.
— ¿Por qué me estás invitando? A ti no te gusta que te acompañe a jugar —le dijo intentando hacer que se fuera.
— Soo, por favor, te lo estoy pidiendo como un favor de hermano —le pidió haciendo cara de cachorro.
— ¿Por qué? Dame una buena razón.
— Necesito que le hagas compañía a BeomGyu.
Esto si era interesante. Puso pausa a la serie para mirarlo mientras sonreía.
— ¿No es mejor que estén los dos solos? —preguntó burlón.
— No, porque... —TaeHyun desvió su mirada pensando en razones que no lo dejaran como un tonto— Porque mientras yo estoy jugando, BeomGyu se quedará solo, ahí tú puedes hacerle compañía.
Esa era una buena razón, pero no tan convincente.
— Casi, casi me convences —volvió a ponerle play a su serie ignorando por completo a su hermano, pensando que se había rendido y marchado.
Hasta que unos brazos lo tomaron de la cama, levantándolo, se dio cuenta de que no se había rendido.
— ¡TaeHyun! — gritó enojado.
Lo ignoró completamente cargándolo sobre su hombro mientras caminaba hacia la salida de la casa.
— Mamá, me voy y me llevo a SooBin conmigo —informó TaeHyun.
— ¡Mamá! —gritó SooBin en busca de ayuda, pero no la consiguió. Su hermano lo sacó de la casa mientras lo único que podía hacer era quejarse e intentar golpearlo, pero en realidad no lo hacía muy fuerte, porque no quería lastimarlo.
Su hermano era un psicópata que lo perseguía y ahora también lo secuestraba, todo el paquete.
— No me dejaste otra opción —le dijo cuando ya se cansó de hacer berrinche.
— Bájame —exigió.
— Prométeme que no saldrás corriendo de vuelta a la casa —le pidió.
— No, bájame para que me suba a tu espalda que no pienso caminar hacia la cancha con este maldito calor —le dijo algo irritado.
TaeHyun rió para luego hacer lo que su hermano le pedía.
Qué maldito hijo de su padre era Tae, si no lo amara tanto seguramente lo habría matado.
Caminaron así hasta que llegaron a dichosa cancha donde TaeHyun jugaría, seguramente él estaría más cansado, pero no le importaba, eso le pasaba por sacarlo a fuerza de su dulce hogar. Al menos pudo notar que había asientos donde llegaba sombra, cosa que agradeció muchísimo, las gradas tenían un techo que daba sombra perfecta.
Pudo ver a BeomGyu sentado en ellas, le saludó con su mano mientras él le respondía de igual manera.
— Allá está tu novio —le susurró indicándole dónde estaba el chico.
— ¡Cállate! —le regañó avergonzado.
Caminó hacia su dirección bajando a SooBin de su espalda.
— Hola —le saludó a BeomGyu, pareciendo nervioso. Ahora tenía más motivos para molestarlo, TaeHyun era la persona más descarada del mundo y que se pusiera nervioso con la presencia del chico podía significar muchas cosas.
— Hola —le respondió sonriendo levemente— Creo que deberías entrar a jugar, hace tiempo que te esperan —le informó.
— Veremos si puedo jugar bien, tuve que traerme una ballena en la espalda —se quejó comenzando a correr antes de que SooBin pudiera golpearlo.
— Lo detesto, en serio, ¿Cómo puedes ser su amigo? —le preguntó SooBin sentándose a un lado de BeomGyu que comenzó a reír por las palabras del menor.
— Porque es un buen amigo y también es un buen hermano mayor, aunque esté un poco loco —le dijo defendiéndolo.
— ¿Un poco loco? ¡Me trajo a la fuerza! Yo estaba tranquilo viendo...
— Mira, está YeonJun ahí —informó interrumpiéndolo. Su mirada se giró rápidamente hacia donde le indicaba.
Efectivamente ahí se encontraba. Vestía shorts y polera deportiva. YeonJun era alto, tanto que sobresalía entre los demás chicos que ahí se encontraban. Su cabello se encontraba pegado a su frente debido al sudor.
SooBin nunca se había puesto a pensar en si alguien era atractivo para él o no, las únicas personas que sentía cierta atracción eran personajes ficticios a los cuales también tenía cariño más que atracción. Pero al ver a YeonJun así, sintió que realmente estaba siendo llamativo para él, tanto que no podía despegar su vista.
— ¿Qué decías de tu hermano? —preguntó BeomGyu con un tono de burla.
SooBin desvió inmediatamente su vista para sonrojarse.
— Que es insoportable —susurró. BeomGyu comenzó a reírse por su timidez.
Aunque con los años tomara más confianza al hablar y expresarse, en el fondo seguía siendo el bebé que se ponía tímido con todo, que le gustaba abrazar a su mamá y a sus hermanos, que no se sentía cómodo con personas que no conocía y que sentía la necesidad de esconderse detrás de sus padres.
Su vista volvió a la cancha donde notó que TaeHyun y YeonJun se estaban dando la mano. Al parecer sí era cierto que evitarían las peleas entre ellos, aunque no se confiaba del todo. Para su tranquilidad ambos habían quedado en el mismo equipo, lo que les daba menos probabilidades de que se agarraran a golpes.
Como la primera vez que jugaron juntos, Tae y YeonJun eran la mejor dupla, su equipo tomaba la ventaja gracias a ellos. Lo que empezaba a molestar a sus contrincantes, los cuales habían empezado a empujarlos para provocarlos. Eso le podía los nervios de punta sabiendo que ambos tenían poca paciencia y en cualquier momento podrían iniciar una pelea.
En una jugada donde YeonJun llevaba la pelota con suficiente ventaja como para encestar, pero un jugador del equipo rival en un intento de frenarlo interpuso sus pies logrando que el chico cayera al piso fuertemente. BeomGyu y SooBin se pararon inmediatamente para correr hacia la cancha ya que además de que YeonJun parecía lastimado, TaeHyun estaba apunto de golpear al tipo que había provocado su caída.
SooBin corrió hacia YeonJun mientras que BeomGyu intentaba detener a TaeHyun.
— ¿Estás bien? —preguntó arrodillándose a su lado, el chico tenía los ojos cerrados por el dolor mientras su mano tocaba uno de sus tobillos. Abrió los ojos lentamente, sorprendiéndose al darse cuenta de que SooBin estaba ahí.
— Me duele —se quejó volviendo a cerrar los ojos.
— No seas exagerado, ni te toqué —le dijo el chico que había provocado la caída.
— ¡Casi lo quiebras! Ven que yo te rompo la nariz de una sola patada— le gruñó TaeHyun que aún era retenido por BeomGyu.
— Tú ni te metas —habló el chico.
— Sigue hablando porque voy a hacer que te comas ese puto balón —le gruñó SooBin, todos los presentes se quedaron callados— TaeHyun, debemos llevarlo a un hospital, ahora.
— Llamaré una ambulancia —informó BeomGyu tomando su celilar.
— Haber si así aprendes a jugar bien —el chico seguía insistiendo, al parecer quería provocar una pelea.
— Te dije que te callaras —le recordó SooBin apunto de cumplir su amenaza.
— ¿Y tú quién te crees? —le atacó. YeonJun abrió sus ojos con rabia mirándolo.
— Cuando me pueda levantar te voy a sacar todos los dientes, le hablas bien —le gruñó.
— Hay que pegarle, a ver si así se calla —dijo TaeHyun con enojo en su voz.
La ambulancia llegó antes evitando que una pelea se provocara. Si YeonJun y TaeHyun siendo enemigos se metían en peleas, al parecer siendo "amigos" se metían en el doble de peleas por defenderse mutuamente, no sabía cuál era peor.
Los paramédicos lo pusieron en una camilla, su tobillo se notaba hinchado y empezaba a tomar color, cosa que le preocupaba.
— Si no son familiares no puedo permitirles subir a la ambulancia —informó uno de los paramédicos.
— Está bien, nos iremos en taxi —les respondió BeomGyu.
Después de que la ambulancia se llevara a YeonJun, los tres chicos tomaron un taxi para que los llevara al hospital. BeomGyu había decidido llamar a sus padres para que les ayudaran, ya que BangChan y Felix saldrían donde sus abuelos esa tarde, así que suponían que no estaban en sus casas.
Al llegar al hospital preguntaron por YeonJun, pero no quisieron darles información ya que ninguno era familiar. Los tres se sentaron en la sala de espera nerviosos al no saber nada sobre el estado del chico.
— BeomGyu —levantaron la mirada hacia el llamado. Un hombre y una mujer caminaron hacia ellos. Los hermanos se dieron cuenta que BeomGyu era la mezcla perfecta de sus padres, y sus ojos eran idénticos a los de su madre.
— Vinieron —les sonrió el chico. Se pusieron de pie para recibirles.
— ¿Qué pasó? —preguntó el hombre.
— Estaba jugando, pero un chico lo hizo tropezar, creo que su tobillo se lastimó —les informó BeomGyu— Ellos son mis amigos, TaeHyun y SooBin.
— Hola, un gusto —saludó SooBin seguro de sí mismo. Si algo bueno tenía era que siempre lograba agradarle a los adultos, incluso les agradaba más a los adultos que a la gente de su edad.
— Hola... —saludó TaeHyun, pero no tan seguro como su hermano.
Los mayores hicieron una reverencia que ellos respondieron de igual manera.
— ¿Saben algo? —preguntó la mujer con la voz más dulce que alguien podría tener.
— No nos quisieron decir nada, ya que no somos su familia — les respondió su hijo haciendo un puchero recibiendo la total atención de su hermano. Dios, él le daba tantas razones para pensar sobre esa amistad.
— Veré qué puedo averiguar —les dijo el hombre caminando hacia la recepción.
Al igual que a ellos, les informaron que no podían decirles nada hasta que lo atendieran y el doctor de turno decidiera qué hacer. Gracias a la ficha del chico habían podido contactar a los padres así que al menos eso les calmaba un poco, pero no lo suficiente.
Esperaron mucho. Le preocupaba que nadie haya llegado a preguntar sobre YeonJun siendo que sus padres ya habían sido avisados, ya deberían estar ahí. No fue hasta que una doctora que se acercó a la recepción para entregar unos papeles cuando escuchó el nombre de YeonJun, lo que lo hizo ponerse de pie.
— Doctora SoYeon, esas personas que están ahí han estado preguntando por su hijo —le informó el chico que trabajaba en la recepción. ¿Su mamá era doctora?
La mujer se giró a mirarlos. Aunque no se pareciera físicamente en nada a YeonJun, sintió que la vida en sus ojos era exactamente igual. Tranquilidad y paz, eso eran los ojos de YeonJun, mientras no estuviera enojado.
— Disculpen, ¿de dónde conocen a mi hijo? —preguntó la mujer caminando hacia ellos, los demás se pusieron de pie.
— Ellos son sus amigos, estaban con ellos cuando su hijo se accidentó —le informó el padre de BeomGyu.
— Ya veo. Muchas gracias por llamar a la ambulancia, si ustedes no lo hubieran traído, el muy terco se habría aguantado el dolor —dijo la doctora sonriendo levemente.
— Hola, yo soy SooBin y soy su compañero de escuela —se presentó recibiendo una mirada de sorpresa de parte de la mujer, que parecía ya haber escuchado su nombre.
— SooBin... ¿Tú eres el que le ayuda con las tareas de biología? —preguntó y él asintió. La cara de la mujer cambió a una completa sonrisa— Un gusto conocerte. Gracias por ayudar a mi hijo, lo valoro mucho —le agradeció.
— No tiene por qué agradecerlo —le devolvió la sonrisa— ¿Cómo está él? —preguntó.
— Bueno, tiene un esguince el cual no le permitirá caminar con normalidad unas dos semanas —le informó.
No pudo evitar hacer un puchero queriendo que sus papás lo consolaran.
— ¿Puedo verlo? —preguntó.
— Sí, ven, te llevo —le dijo sonriendo.
— Te esperamos aquí —le dijo TaeHyun, asintió siguiéndola.
Caminaron por los pasillos donde varios funcionarios saludaban con respeto a la doctora. Al parecer todos en el lugar la conocían. Entraron a una habitación donde YeonJun se encontraba acostado con una venda alrededor de su tobillo lastimado con los ojos cerrados.
— Despierta, te traje un invitado —le informó su mamá, pero el chico ni siquiera le hizo caso.
— Si no son los vengadores que vienen a darme mi último abrazo de vida, no quiero nada —le respondió el chico haciendo reír a SooBin.
La risa, que al parecer podía reconocer, lo hizo abrir los ojos rápidamente para mirarlo.
— Bueno, si no lo quiere ver, me lo llevaré de vuelta —la mujer quiso tomarlo de la mano para salir de la habitación, pero YeonJun la interrumpió.
— ¡No! Era mentira —le dijo casi gritando.
— No se grita en un hospital, a menos que estés dando a luz —le regañó su madre haciendo que su cara se volviera roja por la vergüenza.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó SooBin caminando hacia donde se encontraba acostado.
— Estoy bien, casi ni siento dolor —le respondió intentando parecer inmortal.
— Eso no decías recién cuando llorabas de dolor —le recordó la mujer.
— ¿Lloraste de dolor? —le preguntó preocupado.
— Mi mamá es una exagerada —le dijo YeonJun.
— Tu mamá exagerada tiene que ver otro paciente, en un momento vuelvo —les informó saliendo de la habitación.
— Dime la verdad, ¿te duele mucho? —preguntó SooBin.
— Un poco —respondió sentándose en la camilla con mucho esfuerzo.
— Deja de moverte —le regañó.
Su pie se movió al intentar sentarse, haciendo que una mueca de dolor se reflejara en su cara.
— Me estás mintiendo, sí te duele mucho —se quejó SooBin con un puchero y sintiendo que sus ojos se cristalizaban. En ese momento era el bebé que toda su familia creía que era.
— He sentido dolores peores, no te preocupes —le dijo para calmarlo.
— ¡Eso no ayuda en nada!.
— Pero no te pongas así, me recuperaré rápido —le dijo con un poco de desesperación en su voz.
— Más te vale.
Sin pensarlo mucho se tiró a sus brazos para sentirse reconfortado aunque en ese momento el que necesitaba ese apoyo era YeonJun y no él. Se estaba comportando como un tonto, pero había estado tan preocupado por lo que su estómago estaba apretado y sus piernas dolían por lo nervioso que había estado.
— Estaré bien, no te preocupes —le susurró envolviéndolo entre sus brazos mientras su cabeza se apoyó contra su cabello.
— YeonJun, no dejes que nadie te lastime —le pidió sabiendo que lo que pedía era un poco imposible.
— No puedo prometerte eso, pero puedo prometer que nada te va a lastimas a ti —murmuró, su voz resonaba en su pecho lo que hizo que se sintiera aún más intensa.
Parecía como si sus palabras hubieran entrado por sus oídos y haber ido a parar a su estómago mientras correteaban por ahí, provocándole tantas sensaciones que nunca antes había sentido y que no podía manejar.
Estaba asustado, pero aún así no se alejó de esos brazos que le daban paz y seguridad.
[ ... ]
¡Me disculpo por desaparecer! Iré volviendo a subir capítulos poco a poco. Muchas gracias por su apoyo<3
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