𝟖. 𝐓𝐫𝐮𝐭𝐡❁
"La verdad no mancha los labios de quien la dice"
Después de esa conversación, Sunghoon y Jaeyun permanecen en la cueva, el eco de sus últimas palabras aún suspendido en el aire.
El ladrón sigue atrapado en la complejidad de sus sentimientos, pero algo se ha afianzado: Jaeyun no es solo un objetivo, sino alguien que despierta en él una necesidad desconocida y profunda.
El día avanza hasta que el crepúsculo tiñe el cielo exterior de tonos rojizos y anaranjados. Jaeyun, relajado, se apoya en una pared de la cueva, observando cómo la luz del atardecer se filtra a través de las grietas en la piedra. Sunghoon, sentado a su lado, sigue sintiendo un extraño nudo en el pecho, una mezcla de celos y deseo.
—¿Cómo es la vida en el castillo de los ogros? —Pregunta Sunghoon finalmente, rompiendo el silencio que, esta vez, no se siente incómodo, sino denso de expectativas.
Jaeyun sonríe, pero no hay burla en sus labios.
—Es diferente a lo que esperaba. Pensé que me tratarían como a un prisionero, pero no ha sido así. Heeseung me protege... y a cambio espera que lo prepare para ser alguien respetado.
Sunghoon aprieta los puños, aún incómodo con la forma en que Jaeyun habla de Heeseung. Aunque no lo admite, cada mención del híbrido despierta en él una rabia silenciosa e irracional.
—¿Y eso no te molesta? —Murmura Sunghoon, inclinándose hacia adelante—. Tener que moldearlo como si fuera tu responsabilidad.
Jaeyun lo mira de reojo, divertido por la intensidad que detecta en el tono del ladrón.
—No es tan diferente de lo que tú intentas hacer conmigo —Replica Jaeyun suavemente.
Sunghoon frunce el ceño, pero no responde de inmediato. Las palabras de Jaeyun son precisas, como siempre, tocando verdades incómodas que él no está listo para enfrentar.
—La diferencia es que yo no quiero controlarte —Susurra Sunghoon al cabo de unos segundos—. Solo quiero que estés a salvo... supongo.
El silencio que sigue es diferente. Esta vez no hay tensión, solo una conexión silenciosa, como si las palabras no fueran necesarias para entenderse.
Sunghoon siente que el aire entre ellos cambia, volviéndose más denso, más íntimo.
Jaeyun se inclina ligeramente hacia él, sus ojos oscuros reflejando la luz del atardecer.
—¿Por qué me buscas, Sunghoon? —Pregunta en un murmullo—. Dime la verdad, la recompensa que te ofrecieron no debe ser tan grande como tu libertad, tienes la opción de marcharte y dejarme aquí.
Sunghoon traga saliva. Hay tantas razones que ni él mismo puede desenmarañar, pero todas convergen en un mismo punto: Jaeyun.
—Porque desde que inicie tu búsqueda, no puedo dejar de pensar en ti —Admite finalmente, su voz baja, casi como si temiera pronunciarlo en voz alta.
Jaeyun lo mira en silencio, evaluando la sinceridad de sus palabras. Entonces, suavemente, posa una mano sobre la de Sunghoon, sus dedos rozando los del ladrón con una delicadeza que lo deja sin aliento.
—Lo sé —Dice Jaeyun con una pequeña sonrisa—. Y aunque no lo digas todo, puedo sentirlo.
Sunghoon está a punto de responder cuando un ruido lejano interrumpe el momento. Ambos se tensan, y Sunghoon se levanta rápidamente, su instinto protector despertando al instante.
—Es mejor que no nos encuentren aquí —Susurra Sunghoon, extendiéndole una mano a Jaeyun— .El hechizo que pronuncié es poderoso, pero no eterno.
El príncipe toma la mano del ladrón sin dudarlo, y juntos se adentran en los túneles oscuros de la cueva.
La adrenalina late en las venas de Sunghoon, pero también hay una extraña sensación de alivio: no importa lo que suceda después, él y Jaeyun están juntos en esto.
Mientras corren por los pasillos subterráneos, Sunghoon se promete a sí mismo que protegerá a Jaeyun, sin importar el costo.
Porque, aunque al principio su misión había sido llevarlo de regreso, ahora su único objetivo es mantenerse a su lado.
El eco de sus pasos resuena contra las paredes irregulares de la cueva, pero ninguno suelta la mano del otro. El túnel se estrecha y el aire se vuelve más denso, como si el entorno mismo intentara retenerlos.
Sunghoon aprieta los dedos de Jaeyun, asegurándose de que siguiera a su lado.
—¿Por qué confías en mí, Jaeyun? —Pregunta Sunghoon en voz baja mientras avanzan.
Jaeyun lo mira de reojo, la oscuridad no es suficiente para ocultar la suavidad en su expresión.
—Tal vez porque veo algo en ti que aún no reconoces en ti mismo.
La respuesta de Jaeyun deja a Sunghoon sin palabras por un momento. ¿Qué era lo que el príncipe veía en él? Sunghoon siempre había pensado en sí mismo como un ladrón, un mestizo atrapado entre dos mundos.
Sin embargo, la mirada tranquila de Jaeyun hace que se sienta más... más de lo que él mismo creía ser.
Finalmente llegan a una pequeña cámara dentro de la cueva, un espacio lo suficientemente amplio para descansar unos minutos. Sunghoon revisa los alrededores con la mirada aguda de alguien que lleva años huyendo, pero allí no hay un peligro inmediato.
Se deja caer sobre una roca plana, y Jaeyun se acomoda a su lado, aún sosteniendo su mano.
—¿Siempre vas a huir de los que te persiguen? —Pregunta Jaeyun con un deje de curiosidad.
Sunghoon suelta una risa baja, casi amarga.
—Siempre ha sido así. Es más fácil desaparecer que pertenecer a algo.
Jaeyun niega suavemente con la cabeza, y esa pequeña acción despierta un calor inesperado en el pecho de Sunghoon.
—No tienes que desaparecer conmigo —Dice Jaeyun en un tono que mezcla sinceridad y una promesa implícita—. Aquí puedes quedarte, Sunghoon.
El ladrón lo mira desconcertado. Jaeyun es libre de volver al castillo de los ogros, tiene la protección de Heeseung y un refugio seguro. ¿Por qué le ofrece un lugar a su lado?
—¿Y Heeseung? —Pregunta Sunghoon, la sombra de los celos asomando de nuevo en su voz—. ¿No se interpondrá entre nosotros?
Jaeyun suelta una risa suave, pero esta vez no hay burla, sino comprensión.
—Heeseung cree que sabe lo que quiere, pero lo que busca no soy yo. Y aunque así fuera... —Hace una pausa, acercándose un poco más—. Tú eres el que está aquí ahora.
El corazón de Sunghoon late con fuerza, como si esas simples palabras hubieran derribado las últimas barreras que quedaban entre ellos.
Sin pensarlo demasiado, se inclina hacia Jaeyun, sus rostros tan cerca que puede sentir el calor de su respiración.
—No sé cómo protegerte de todo, pero lo intentaré —Murmura Sunghoon, su voz temblando con emoción contenida.
—No necesito que lo hagas todo por mí —Responde Jaeyun en un susurro, y en ese momento su nariz rozó la de Sunghoon—. Solo quédate.
La tensión entre ambos se disuelve cuando Sunghoon cierra los ojos, permitiéndose por fin hacer lo que había anhelado desde que lo encontró: rozó los labios de Jaeyun con los suyos en un beso lento, cargado de todas las emociones que no sabía cómo expresar con palabras.
Jaeyun responde con la misma suavidad, como si ambos entendieran que este momento es una promesa silenciosa, más poderosa que cualquier pacto o juramento.
No hay necesidad de palabras, porque en ese instante entienden que, pase lo que pase, han encontrado en el otro lo que no sabían que buscaban.
Cuando el beso termina, Jaeyun se queda con la frente apoyada en la de Sunghoon, ambos respirando al mismo ritmo, como si el mundo exterior no existiera más allá de esa pequeña cueva.
—Quiero que esto funcione, Sunghoon —Murmura Jaeyun, su voz apenas un suspiro—. Sin secretos, sin mentiras... solo la verdad.
Sunghoon asiente, su mano aún entrelazada con la de Jaeyun.
—Yo también.
Y por primera vez en mucho tiempo, Sunghoon siente que finalmente pertenece a algún lugar: al lado de Jaeyun.
𝐏𝐔𝐑𝐏𝐎𝐒𝐄
𝐓𝐫𝐮𝐭𝐡
𝟏𝟕/𝟏𝟎/𝟐𝟎𝟐𝟒
Gracias por leer la historia ❤️
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