𝟒. 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜❁
"La Magia eres tú"
El viento frío del norte acaricia el rostro de Sunghoon mientras se adentra en las tierras de los ogros, donde la vegetación se retuerce en formas grotescas y el aire es pesado, casi opresivo.
Las historias de viajeros no logran captar del todo la atmósfera que ahora lo rodea; una tierra que respira amenaza en cada sombra y que parece haberse congelado en el tiempo, lejos del bullicio del reino de Dreamland.
"Esto no será fácil"
Piensa, mientras ajusta el cinturón que sostiene su daga. Sunghoon está acostumbrado a los trabajos difíciles, pero este se siente diferente. No es solo la misión ni la promesa de riquezas lo que lo mantiene alerta; es la incertidumbre que rodea a Sim Jaeyun. Las palabras de la anciana, los susurros en las tabernas, todos pintaban al príncipe como una criatura de ensueño, pero Sunghoon sabe mejor que nadie que las apariencias pueden engañar.
Casi al caer la noche, llega a un pequeño campamento oculto entre las rocas. Un grupo de viajeros, mercaderes y exploradores lo reciben con recelo, pero no tardan en invitarlo a compartir el fuego. Allí, mientras las llamas crepitan, otro rumor llega a sus oídos.
—Heeseung, el príncipe ogro, lo cuida como a un tesoro —Dice un hombre corpulento mientras gira un trozo de carne sobre el fuego—.No deja que nadie se acerque demasiado a Jaeyun. A veces pienso que no es protección lo que le ofrece, sino algo más.
Sunghoon no interrumpe, pero la curiosidad lo pica.
Heeseung, el hijo del rey ogro, parece una figura aún más compleja que el propio Jaeyun. Un híbrido, al igual que Sim Jaeyun, nacido entre dos mundos.
¿Cómo habrá sido crecer en un lugar como ese, lejos de cualquier humanidad? Sunghoon se pregunta si Jaeyun y Heeseung comparten más que el simple hecho de ser príncipes atrapados en un reino ajeno.
El hombre continúa hablando, pero las palabras comienzan a desvanecerse mientras los pensamientos de Sunghoon giran en torno a lo que está por venir.
Sabe que no puede confiar en nadie, ni siquiera en aquellos que parecen ofrecerle información útil. Sin embargo, algo le dice que Sim Jaeyun no es una simple pieza en el tablero de ajedrez del rey. Puede que sea el centro de todo.
—¿Y cómo piensas sacarlo de allí? —Pregunta una mujer sentada cerca del fuego, su mirada inquisitiva clavada en él.
Sunghoon la mira por un momento, midiendo sus palabras. No puede mostrar debilidad ni dudar de su plan, aunque la verdad es que no tiene más que una vaga idea de cómo hacerlo.
—Eso dependerá de lo que encuentre cuando llegue —Responde con una sonrisa astuta, evitando entrar en detalles.
La mujer asiente, aparentemente satisfecha con su respuesta, pero Sunghoon sabe que el tiempo se agota. Pronto, deberá enfrentarse a la corte de los ogros, a Heeseung, y al propio Jaeyun. Y mientras el fuego sigue ardiendo, una sensación incómoda se arraiga en su pecho.
¿Qué encontrará realmente al otro lado de esa fortaleza? ¿Y cómo logrará mantener su corazón y su mente enfocados en la misión cuando todo parece estar preparado para poner a prueba algo más profundo en él?
A medida que Sunghoon se adentra más en las tierras sombrías de los ogros, siente cómo la energía a su alrededor cambia. Su conexión con la magia, ese lado oscuro y misterioso que proviene de su linaje wiccan, comienza a reaccionar ante la naturaleza inquietante del lugar.
La magia aquí es densa, palpable. Sunghoon no ha usado sus habilidades desde que dejó Dreamland, no por falta de poder, sino porque su magia, aunque útil, siempre ha traído consecuencias inesperadas. Y en un reino tan inestable, incluso el más leve uso de la magia puede atraer la atención equivocada.
Aún así, mientras sus botas pisan el suelo fangoso y la fortaleza de los ogros se alza más cerca en el horizonte, sabe que pronto no tendrá más opción que recurrir a sus habilidades. Para llegar hasta Jaeyun, necesitará algo más que astucia y velocidad. La magia será su arma secreta, pero también un riesgo que deberá calcular con precisión.
Sunghoon detiene su caballo junto a un pequeño arroyo que serpentea hacia el sur de la fortaleza. El aire se siente más frío, y los árboles retorcidos y cubiertos de musgo parecen susurrar antiguas advertencias. Se agacha junto al agua y, con un gesto fluido, hunde las manos en el arroyo helado. Cierra los ojos, invocando las palabras arcanas que su madre bruja le enseñó hace años, cuando aún era un niño sin control sobre su poder.
El agua vibra bajo sus dedos, la corriente se ralentiza como si el tiempo mismo obedeciera su llamado. Una vez que siente la magia fluir de nuevo en sus venas, susurra un hechizo de localización.
Las palabras se arremolinan en el aire como una suave brisa, invisibles para cualquiera que no esté familiarizado con el arte de los wiccanos. El arroyo responde, cambiando de dirección, señalando hacia el norte, hacia la fortaleza, pero no hacia su centro. El hechizo indica un camino oculto, un sendero que no está en los mapas ni es conocido por los viajeros.
—Así que aquí es donde estás —Murmura Sunghoon mientras se pone de pie.
Este atajo lo llevará directamente a Sim Jaeyun, esquivando las patrullas de ogros y, con suerte, la mirada de Heeseung.
El sol comienza a ponerse cuando Sunghoon sigue el rastro que el arroyo le ha marcado. Las sombras del bosque se alargan, y el ambiente parece cargado de una tensión eléctrica. A medida que avanza, su magia sigue palpando el entorno, buscando cualquier señal de peligro. Los ogros no son seres estúpidos; son cazadores astutos y despiadados, especialmente cuando protegen algo o a alguien valioso.
Finalmente, después de horas caminando, el sendero lo lleva a una cueva oculta en la base de una montaña.
Desde afuera, parece abandonada, pero Sunghoon sabe que las apariencias engañan. Se agacha, tocando el suelo con las palmas de las manos. Cierra los ojos y deja que su energía fluya hacia la tierra, buscando cualquier rastro de vida o movimiento dentro de la cueva.
—Sim Jaeyun está aquí —Susurra, sintiendo su presencia.
Su magia vibra con la fuerza de una energía desconocida, suave pero poderosa, diferente a cualquier otra que haya sentido antes.
Jaeyun es diferente, y eso solo intensifica la curiosidad de Sunghoon. ¿Qué tipo de príncipe podría mantener una energía tan pura y al mismo tiempo sobrevivir en un lugar como este?
Se adentra en la cueva, invocando un hechizo de invisibilidad para evitar ser detectado por cualquier guardia o trampa mágica. Sus pasos son ligeros, silenciosos como el susurro del viento, mientras el eco de su respiración apenas se escucha en la oscuridad.
La cueva pronto se abre en una cámara más grande, iluminada por antorchas, y al fondo, protegido por un campo de energía mágica que solo alguien con habilidades podría detectar, está Sim Jaeyun.
Sunghoon se detiene al ver al príncipe por primera vez.
Todas las historias que ha escuchado no le han hecho justicia.
Jaeyun está sentado junto a una pequeña mesa, con un libro abierto frente a él, su mirada tranquila pero absorta en la lectura. La luz de las antorchas resalta su piel pálida y perfecta, y sus ojos, como dos estrellas capturadas en la oscuridad, brillan con una intensidad que hace que Sunghoon contenga el aliento.
Pero no es solo la belleza física lo que lo deja perplejo; es la energía que emana de él. Una magia sutil y envolvente, una combinación de algo antiguo y delicado.
Jaeyun parece más un elfo que un príncipe de sangre humana. Sunghoon nunca había sentido algo así antes.
El príncipe no es solo hermoso; su esencia misma está imbuida de magia, una magia que no debería pertenecer a este mundo ni a los ogros que lo rodean.
Antes de que pueda avanzar, Jaeyun levanta la mirada y sus ojos se encuentran. No hay sorpresa en su rostro, solo una suave curiosidad.
—¿Quién eres tú? —Pregunta Jaeyun con una voz suave, pero su mirada es aguda, como si pudiera ver a través del hechizo de invisibilidad de Sunghoon.
Sunghoon se relaja, soltando el hechizo y revelándose ante el príncipe. Su magia no funcionaría aquí, no con alguien como Jaeyun tan consciente de su entorno.
—Mi nombre es Sunghoon —Responde con calma—. Estoy aquí para llevarte de vuelta a Dreamland.
Jaeyun lo observa en silencio durante unos momentos, y aunque su expresión no cambia, Sunghoon siente una tensión en el aire, como si una decisión importante estuviera a punto de tomarse.
—¿Y por qué crees que quiero regresar? —Jaeyun finalmente habla, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Sunghoon siente un escalofrío recorrer su espalda.
Esta misión no será tan simple como pensaba...
𝐏𝐔𝐑𝐏𝐎𝐒𝐄
𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜
𝟏𝟗/𝟎𝟗/𝟐𝟎𝟐𝟒
Prometo no descuidar esta historia 🥰
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