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𝐏𝐔𝐍𝐈𝐒𝐇𝐄𝐑 OO2

"Más cerca de mi que yo de ti. ¿No eso primer paso?"

Excelentes tecnologías. Excelentes científicos. Excelentes cazadores. Excelentes programadores de tecnologías.

Todo era perfecto en el gran laboratorio donde todos ellos se encontraban.

Así es. El laboratorio S.D.C era su nombre. Era un sitio donde la mayoría de las cosas eran creaciones por los mismos científicos. Ellos solían experimentar diariamente con esas creaciones. Era sorprendente decir que estás creaciones era poderosas. Contenían material genético de animales al azar. Eran algo parecido a mutaciones peor también con poderes.

Podían tener desde control mental hasta poder incendiar un lugar completo. Todas estas creaciones tenían habitaciones especialmente modificadas y creadas solo para cada tipo de ellas con cuyo poder tenga. Si eran poderosas con el fuego, mantendrían en un lugar donde el fuego no pudiera hacer efecto.

Los cazadores del lugar solían vigilar estás creaciones. Veían su estado a toda hora. Debían cuidar que no escaparan o generen heridas en humanos. Mantenían las creaciones bajo seguridad. Estaban preparados específicamente para luchar con creaciones denominadas DSC. Creaciones peligrosas y especiales.

Ahora lo importante del tema. El laboratorio era totalmente secreto. La cuidad nunca supo de su creación. El presidente del país y todos los que habitaban el laboratorio sabían de la existencia de este lugar.

La razón por la que era secreto era por sus creaciones y experimentos. Nadie debía saber que estaban creando seres totalmente diferentes a la raza humana. No solo los creaban para ver las Miles de mutación que podían hacer. Sino el poder que obtenían con tiempo y también la excelente salud que contenían.

Las enfermedades terminales estaban atacando a los humanos en el último siglo y lo único que podían hacer era investigar curas con las creaciones. Experimentaban curas que posiblemente podían ser o no la cura definitiva para enfermedades.

Era cruel pensar que la mente humana hiciera eso. Sobre todo para salvar a los de su misma especie.

El secreto debía ser guardado en el laboratorio. Nadie de los miembros que trabajaban ahí podían salir del lugar. Nunca saldrían por el resto de su vida. Esto era por seguridad para guardar el secreto de lo que era el lugar. Un laboratorio con creaciones solo para investigar, crear y examinar.

Estás creaciones jamás debían ser vistas por las personas del mundo. Debían siempre mantenerse en secreto. ¿Por qué? Porque podían crear problemas siendo mal vistas y también rápidamente no sabían si podían herir a los humanos.

Solo el laboratorio estaba muy lejos de la cuidad, imposible de encontrar gracias a un gigante bosque peligroso que rodeaba al laboratorio junto con sus murallas protectoras y altas.

Quien entraba al laboratorio, debía quedarse de por vida allí hasta morir. Si el secreto de lo que ocurría dentro salía, la sociedad se vería afectada y lo que menos desean es alterar a la humanidad.

Jimin caminó por el largo pasillo de las habitaciones de las creaciones. Buscando alguna extraña situacion o algo que hiciera alertarse. Su trabajo era algo cansado. Debía todos los días vigilar durante cinco horas cada habitación de creación para detectar que estaba bien y sin problemas.

Camino de un lado a otro. De una puerta a otra hasta que llegó a la del joven de ayer.

Solo podía ver qué Seokjin no había parado de interactuar con el. Le llevaba comida, luego juguetes como si fuera un niño y libros para leer.

Negó con la cabeza y luego vio como el joven podía verlo a través de la puerta.

Claro que podía verlo, las puertas tenían pequeñas ventanas que dejaban ver el interior de un habitación.

Solo no quiso seguir viendo y se marchó a su apartamento.

No diría nada más que su apartamento se encontraba en el mismo lugar que el laboratorio. Salía de el y caminaba unos metros diariamente hasta el edificio de cazadores, dónde habían habitaciones para dormir, comer y ducharse. Tenían mucho lujo adentro. Eran cómodas. Los pasillos eran como los de un hotel. Y las habitaciones se ubicaban exactamente al un hotel, solo que decidieron llámalo apartamento.

Cerro la puerta detrás de el. Se quitó su traje especial y botas largas. Arrojó todo a un lado y caminó hasta el baño. Dónde se daría un relajante baño de burbujas.

Lleno la bañadera de agua caliente y luego fría para equilibrar el calor. Metió un pie y luego el otro hasta sumergirse completamente.

Entre sus manos tomó un poco de agua, remojó su rostro y luego peinó su cabello húmedo hacia atrás. Se tomó unos minutos para cerrar sus ojos y dejar caer su cabeza hacia atrás mientras soltaba un gran suspiró.

Realmente se sentía bien. Solo espero no quedarse dormido ahí mismo.

𝐏𝐔𝐍𝐈𝐒𝐇𝐄𝐑★

—¿Cómo te llamas? ¿Tienes nombre? ¿Sabes lo que es un nombre?

Okey. Regresemos unos minutos atrás. Seokjin parecía estar totalmente emocionado con aquel joven. Solo se dedicaba a experimentar y luego cuando tenía tiempo libre, visitaba al joven. Todos los días era la misma rutina. Se despertaba, se alistaba, trabajaba y en sus tiempos libres, lo visitaba.

—Jun..Jung.. Jungkook.

Jungkook. Un buen nombre para un lindo hombre. Pero, no solo era una cara bonita. Su hermosa voz era una melodía de ángeles. Parece una ironía porque el no era un ángel. Era un infernal caído. El talento que poseía era excelente. Cantar, pintar, leer, escribir poemas, bailar elegantemente, cocinar, coser elegantes trajes y luego conducir. Era aquel hombre perfecto y admirable.

El científico lo había escuchado cantar por las noches. Solía hacerlo cuando el estaba solo. Parecía mover su cuerpo de un lado a otro mientras imitaba el vals de medianoche. Cómo si un príncipe estuviera con su princesa o incluso a su príncipe, si el lo deseaba.

El solo se imaginaba algo tan cursi como para denominar al joven un príncipe.

—¿Entiendes mi lenguaje? ¿Sabes a lo que hablo cuando te pregunto de dónde vienes?

El científico lo miró a través del vidrio y Jungkook asintió.

—¿Puedes decirme de donde vienes?

Jungkook asintió.

—Bueno. Estoy preparado.

Seokjin sonrío amable y Jungkook asintió.

¿Solo sabía asentir? ¿Qué sucedía?

—Esta bien. ¿Puedes decirme ahora de que lugar vienes? Te encontramos en el bosque y creíamos que fuiste abandonado por otro laboratorio pero no tenías identificación.

Jungkook asintió.

El científico bufó algo estresado. No estaba resultado. Tampoco sabía lenguaje de señas. Solo se volteo cansado listo para dejar la sesión por hoy pero se detuvo.

—Adivina. Si te gustan los pecados, es un buen lugar.

Jin pensó y luego volteo a mirarlo.

—No es tan difícil. ¿Hablas del infierno?

—Si. Kim Seokjin. Soy un infernal como escuchas. No merezco estar aquí. Quiero volver a casa. -Su triste expresión apareció en todo su rostro. -Por favor. Puedo demostrarte que lo soy y no un experimento.

—Eres muy peligroso. No sé sé si deba dejarte ir. No puede ser lo que escucho... Es imposible.

—Todo es posible incluso de lo que crees que no. Solo... déjame ir. No voy a dañar a nadie.

El solo negó. No quería crear problemas. No dejaría que una creación como creará control mental en el.

—Por favor, déjame ir. —Sus súplicas no era para nada de un infernal.

Quizás no le creerían pero la verdad es que con el paso de los días. Había reflexionado que no solo había sido salvado de la muerte pero también tenía un lugar pero no el tipo de lugar que debía estar.

No podía no resistirse a no hacerle caso. Solo se disculpó y salió por la puerta. Dejando nuevamente al infernal solo. Sorprendido de que no lo había dejado ir, solo lo había dejado otro día más encerrado en un lugar que creía que merecía por intentar fallarle a su padre.

Fue así. Los días restantes pasaban y Seokjin no visitaba a Jungkook. La comida nunca era traída a su habitación. Pero estaba bien. Ya que el no podía consumirla, le daba asco. El solo comía carne cruda. Pero eso no quiere decir que pasaría hambre solo porque consumía algo diferente. Debía hacer el esfuerzo y acabarse la comida.

Miró en todo su entorno. Lo único que veía era una cama, baño y nada más. Solía dañar las almohadas y colchón con sus garras cuando estaba estresado. Tenía que ocurrirle algún plan para escapar.

Pero nada se le ocurrió. Solo mordió la almohada con sus colmillos y la rasgó toda dejándola en pedazos. Estaba hambriento.

Sus ojos comenzaban a cambiar de color a rojo. Necesitaba comer. Era su desesperación y enojo por el humano que lo había dejado.

Arrojó la almohada rota hacia el vidrio. Luego pateó el colchón mientras enterraba sus uñas puntiagudas en el como si fuera un enemigo.

Las cámaras de seguridad en la habitación detectaban las imágenes de Jungkook furioso golpeando el vidrio con todas su fuerzas pero nunca se destrozaba como el quería. Gritaba enfurecido mientras más empeoraba su estado de ánimo.

Solo se volteo a mirar directamente a la cámara y su ojo izquierdo dejó ver un pequeño pentagrama invertido rojo en este. Estaba observando más allá de la cámara pero nada sucedía. Eso lo enfureció porque no había nadie viendo su cámara. Corrió hasta ella y arrancó de un saltó. Estaba harto de seguir ahí. Ya habían pasado muchos días y no sabía nada de su mascota o el mundo afuera.

Soltó un suspiro y trato de tranquilizarse.

Estaba harto.

Su mente estaba comenzando a imaginar escenario no muy agradables con el laboratorio. Solo pensaba destruirlos a todos.

Sin sus poderes suficientes. No podía escapar tan fácilmente.

Estaba tan sumergido en su mente que nunca se percató de que había alguien detrás de el. Tan solo separados por el vidrio. Traía una bandeja metálica de comida de cafetería.

El toque del vidrio hizo que se girará rápidamente y miró desafiante a la persona que se encontraba con el. No era Seokjin.

—Destruyendo la habitación no irás a ningún lado. Escuché como intentabas manipular al señor Seokjin por tu libertad pero déjame decirte algo. Si eres un infernal como escuché, déjame decirte que mereces pudrirte en este lugar. Por el bien de todos.

Jungkook borró su expresión fría y luego soltó una carcajada falsa.

—Déjame adivinar, eres el típico niño que se mete en conversaciones privadas.

Jimin caminó un poco más sin quitar su mirada de Jungkook. Lo único que sentía en ellos era la tensión de quién diría algo mejor que el que otro.

—Si escuchar conversaciones privadas te refieras a las de tu y Seokjin. Déjame decirte que las cámaras hacen increíbles trabajos.

Jungkook soltó un gruñido. Luego lo miró de arriba a abajo y sonrió ladino.

—Oh, señor Park la cámara se daño. Podrías entrar aquí y solucionarla. Si es que no tienes miedo.

—No gracias, yo solo protejo. No soy amante de las tecnologías. Dejaré tu comida y luego me iré. Verte la cara me dan ganas de ser yo quien te de la libertad pero con la muerte.

—No sabía que los angelitos mataban infernales.

—¡No te confundas conmigo! -Vocifero el rubio.

—Solo bromeo. Cómo si morir me hiciera sentir algo.

Es verdad. Lo único que sentía era hambre, frío y un poco de desesperación o enojo. Estaba en la sangre sentir enojo pero tampoco lo sentía como normalmente tenía que ser. A veces cuando se enojaba, sentía un vacío en su interior.

—Solo quiero comer.

Esa fue la primera vez que Jimin se sentía tan poderoso. Tenía comiendo de su mano a un infernal hambriento. Con superioridad camino y luego pensó como es que Seokjin le daba su comida sin entrar dentro de su jaula.

—¿Como es que Seokjin te alimenta?

—El entraba a mi jaula todos los días. —Jungkook sonrío ladino una vez más.-Pero tu no creo que puedas entrar sin salir ileso. La confianza es algo que se gana y eso es lo que tiene Seokjin en mi.

—Si seguro. Tiene tanta confianza en ti que decidió no alimentarte por días y olvidarse de ti.

Nada parecía gracioso para Jungkook cuando Jimin se burló de él. No paraba de reír cuando veía la cara de Jungkook tan serio por sus bromas.

—Estoy hambriento y no tengo ganas de reír.

El rubio asíntio sin dejar de soltar pequeñas risitas. Saco su llave de la jaula de su bolsillo, listo para abrirla. Colocó antes la bandeja de comida en el suelo, frente a la puerta. Abrió la puerta rápidamente y pateó la bandeja de comida antes de que Jungkook se moviera. Rápidamente la cerró con seguro.

—Come bien. Cómo estoy a cargo de ti ahora por hoy. Te daré de comer una vez. Quizás mañana tienes suerte y vuelves a ver a tu noviecito de Seokjin para seguir con su confianza. —Jimin río y luego peinó su cabello hacia atrás mientras soltaba un suspiro.

Los ojos de Jungkook observaron su bandeja de comida totalmente rota y la comida solo estaba esparcida sobre el suelo de su jaula por producto de la fuerta patada a esta. Volteo a ver a Jimin y sus ojos se volvieron negros.

—Estas en mi lista.

—¿Cual? Ni siquiera puedes escribir aquí. Seguro tu lista será dibujada con esas garras que tienes en alguna parte de tu jaula. ¿Sabes qué? Buena suerte.

Solo lo siguió con su mirada hasta que desaparecía fuera de la habitación.

Luego miro su comida. Se arrodilló frente a su bandeja y la golpeó. No le importaba pasar otro día más sin comer.

Se recostó en el colchón roto y cerro sus ojos. Estaba siendo tan dócil y considerado con los humanos sin sus emociones y sentimientos. No podía sentir nada pero aún así. El remordimiento corría por sus venas.

†𝐏𝐔𝐍𝐈𝐒𝐇𝐄𝐑†

—Discúlpame por déjate solo. Espero que me perdones.

—No me molestó, creo que está bien que te tomes algunos días para pensar.

Seokjin sonrío contento. Jungkook lo estaba comprendiendo. Estaba siendo bueno con el. Luego de disculpase por muchos minutos más. Ambos hablaron más cómodos.

La confianza entre el humano y el infernal comenzó a crecer. Jungkook conoció lo que era la confianza gracias a Seokjin. También le había enseñado muchas cosas que podía hacer siendo un infernal. Le explicó de dónde venía. Sobre todo, quien era su padre y su madre, la manera en la que había nacido desde una rosa en el bosque.

—Entonces. ¿Eres un Punisher? ¿Qué exactamente es un Punisher en tu mundo?

—Es una raza infernal. Mi madre es una de ellos. Son razas de cazadores pero de monstruos infernales. Enserio ellos son realmente despiadados y muy crueles con los demás infernales. Solo quieren el mundo para ellos. Siempre suceden las guerras entre infernales monstruos y reyes.

—Oh. Ya veo. Entonces tienes poderes de tu padre, Asmodeo y de tu madre.

—No aún. No sé quién soy realmente. Solo fui expulsado del mundo, sin emociones y sentimientos. Hasta que no descubra quién soy realmente, temo que no pueda volver. —Jungkook realmente estaba tan vacío pero por otro lado sentía algo extraño en el.

—Bueno. Creo que ya es hora de que me marche. Siento decir esto pero mañana podemos continuar. —Seokjin sonrío y luego se volteo pero Jungkook lo llamo.

Lo único que quiera era que juntos se dieran un gran abrazo. Solo como unos buenos amigos. Seokjin realmente lo pensó demasiado pero como la confianza que tenían entre ellos era tanto que estaba seguro que Jungkook jamás le haría daño.

Abrió la puerta. Dio un paso dentro de la jaula y Jungkook sonrió como un niño pequeño, encantado de verlo en el mismo lugar que el. El científico quizás estaba cegado por la confianza que sentía pero realmente ahora que lo pensaba mejor, su mente pensaba en múltiples abrazos. Solo quería.. abrazarlo.

Sus brazos lo rodearon con tanta seguridad y cariño. Se sorprendió cuando el gesto fue devuelto. Jungkook sonreía mientras llevaba su mano derecha hasta arriba. La posesionó a la altura de su corazón mientras no dejaba de abrazarlo. Suspiró una vez. Le arrancaría el corazón o le provocaría un ataque en su corazón. Respiró hondo pero pensó que sería mejor no hacerle daño.

Lo empujó lejos y luego le enseñó los colmillos. Seokjin se sorprendió y supo lo que había hecho.

Pero no supo nada más luego. Su mente se volvió en blanco y sus oídos no podían escuchar nada a su alrededor. No recordaba que había pasado después. Solo vio por última vez como Jungkook se abalanzaba sobre el y colocaba su pulgar en su frente mientras de su boca salían miles de palabras en lo que parecía algo de latín pero no era del todo, ya que también le provocaba que el infernal pusiera su ojos en blanco.

Sin dudas. Le había robado su mente. La había limpiado de sus recuerdos dónde aparecía el y luego lo dejo ir.

Solo había borrado todos los recuerdos dónde Jungkook aparecía y con eso lograría que lo olvidará sin tener que matarlo.

El cuerpo de Seokjin cayó al suelo con su mente inconsciente. Lo miró por última vez y tomó sus ropas.

Cambio su vestuario por el del científico, viéndose como uno y rápidamente corrió para salir de la habitación.

Retomó su camino en los largos pasillos mientras cubría su rostro de los demás humanos y su mano tocaba las paredes del lugar mientras repetía todo tipo de frases en latín para eliminar los recuerdos de todos por si Seokjin había hablado sobre el. Nadie lo recordaría mañana y lo siguiente que debía hacer, era ser un cazador como Jimin o incluso podía ser un científico. No se iría del lugar aún sin antes jugar con Jimin.

Lo que estaba en la lista de un infernal, debía acabar y luego borrarse. Siempre se cumplía sus listas.

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