𝟐𝟏: 𝐬𝐚𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬
MADRID, ESPAÑA
Lunes 2 de Noviembre 2020.
Mi vuelo finalmente pisa suelo español, bajé del avión y voy directo por mi equipaje.
Decidí dejar Londres, estar ahí no le haría ningún bien y lo que necesito ahora es estar bien conmigo misma, volver a ser la misma chica de antes.
Mis amigos no lo saben, me fui sin decirles, pero era necesario.
Lo que ha pasado en los últimos días, ha sido complicado, demasiado, diría yo.
Salgo del aeropuerto con mi equipaje y voy a la zona de taxis, me subo a uno y le pido al señor que me lleve hasta mi casa.
En lo que llegó a casa enciendo mi teléfono, desde que partí al aeropuerto de Londres lo apagué, sobre todo para evitar las llamadas de mis amigos.
- Gracias - Sacó de mi cartera el dinero y se lo doy al chófer, él muy amable me ayuda con mi equipaje.
Me doy la vuelta y caminé hasta la entrada de mi casa, introduzco la llave a la chapa y esta se abre segundos después.
Hogar dulce hogar.
Subí directo a mi habitación y me dejé caer sobre mi cómoda cama que tanto eché de menos. Tomó mi teléfono y veo las más de 50 llamadas perdidas y mensajes de mis amigos, la mayoría de ellos decían:
¡Chlóe, dónde te metiste!
¿Dónde estás? Estamos preocupados por ti.
Buscó el contacto de la persona que en estos momentos podría ayudarme, Rebeca. Desde que me fui a Londres he mantenido muy poca comunicación con ella. Lo más probable es que Danny ya la llamó y le dijo que no sabe nada de mí.
- ¡Chlóe! ¿Dónde estás? - Noté su tono de preocupación, les dije, Danny le debió de decir ya.
- Reb...
- ¿Dónde estás? Danny me dijo que no sabe nada de ti hace horas, han intentado llamarte y mandado mensajes y no respondes.
- Rebe, amiga relájate, estoy bien.
- Dios mío, Chlóe, como desapareces así de la nada. Estábamos realmente preocupados.
- Amiga, sucedieron cosas en Londres, cosas que... - Un sollozó se me escapa, terminó llorando otra vez cuando se trata del tema de Sergio Reguilón.
- Chlóe, ¿Qué sucede?
- Nunca debía haber ido a Londres, debí quedarme aquí en España.
- Amiga, me estás preocupando, ¿Estás en casa?
- Sí.
- Bien, ahora mismo iré, aprovecharé que Yannick llevó a Laia a sus clases de ballet.
- De verdad Reb, te necesito.
- Llegó en veinte minutos, amiga. - Colgué y aventé mi teléfono a un lado.
Me acosté y di permiso a mis lágrimas, en minutos estás inundaron mis mejillas.
¿Por qué Sergio Reguilón? ¿Por qué me haces esto a mí?
Si prometiste que jamás me harías daño, me prometiste estar conmigo siempre.
Me prometiste una vida juntos...
•••
Más tarde llegó Rebeca, la dejé pasar y al ver mi estado corrió a abrazarme.
Le conté absolutamente todo, desde la primera vez que conocí a Sergio hasta lo sucedido hace unos días en Londres.
-... Has pasado por mucho, Chlóe, es normal que estés así y déjame decirte que tú no tienes la culpa de nada.
- No debía enamorarme de él, Rebe.
- En el corazón no se manda.
Sonreí levemente - Puede que él no haya querido lastimarme, pero me mintió en reiteradas ocasiones. Hubiera preferido que me dijera la verdad desde un principio. Pero a pesar de eso, lo quiero, Rebe, Sergio tiene un espació en mi corazón.
- Lo que ahora necesitas es sanar las heridas Chlóe, eso tomará tiempo.
- Por eso estoy aquí, no podía estar en la misma ciudad sabiendo que él está cerca.
- ¿Por qué no te tomas unas vacaciones? Tus papás estuvieron aquí cuando recién te fuiste a Londres, hace tiempo no los ves. Ir con ellos, es una buena idea.
- Puede que tengas razón, hace demasiado tiempo que no visito México. - Rebeca asintió sonriendo.
-Ir a México puede ayudar.
- Sí, si lo pensaré.
- Ven aquí amiga, no estás sola en esto, me tienes a mí, a Laia y a Yannick, te queremos mucho - Abracé a mi mejor amiga.
- Yo los quiero mucho más - Respondí.
Primero tengo que sanar las heridas, y eso haré.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro