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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞

El proceso para calmar a Jimin había sido para Yoongi, la parte más difícil, a pesar de la terquedad de éste diciendo que todo estaba bien si los tenía a su lado, tomando en cuenta el temblor en sus manos aquello no le terminó de convencer. No hasta que gracias a un té logró calmar sus nervios por completo.

Yoongi luego de confirmar que su preocupación había bajado y que ya sonreía y platicaba con Yeonjun entre sus brazos, se dirigió a una de las habitaciones y optó por asearse, quitando el sudor de los enfrentamientos que había tenido y de la larga caminata.

Solo entonces, en medio de la ducha y con los brazos recargados en el azulejo dejó que el miedo saliera. Porque lo tenía, no sabía que hubiera hecho si no hubiera podido proteger a Yeonjun, o con qué cara aparecer frente a Jimin si algo le pasaba al menor. Estaba consciente que Jimin podría superar si acaso él no regresaba, pero Yeonjun… eso lo debastaria hasta a él. 

Estaba tan sumergido en sus propios pensamientos que el tiempo pasó demasiado rápido logrando sacarlo de su realidad. No escuchó ni tampoco sintió cuando la puerta del baño fue abierta, y la puerta corrediza de la regadera de igual manera. 

Fue hasta que sintió unos pequeños brazos a su alrededor que reaccionó asustándose al principio.

Yoongi consciente de su presencia y su necesidad por tenerlo cerca, sentirlo y besarlo, volteó e hizo que la espalda ajena se pegara a la pared, unió su cuerpo al suyo, escondiendo su rostro entre el cuello del rubio. Empezó a besar su cuello, arrastrando sus manos por su espalda hasta descender y pasarlas en su trasero. Apretó y acarició la zona con suavidad, arrancando suspiros de él, sus labios recorrieron pacientemente llegando a sus labios y sin mucha espera recorrió con su lengua cada rincón de su boca. 

Los jadeos no faltaron, Jimin había entrado al lugar arriesgándose a ser rechazado por Yoongi. Porque cualquiera en su sano juicio lo haría, suponía que al mayor no le agradaría mucho que le hubiera ocultado algo tan importante como que tenían un hijo. Al parecer no lo estaba, no podría cuando estaba sintiendo claramente como estaban a punto de tener sexo en la regadera. 

—¿Dónde está Yeonjun? —preguntó Yoongi. 

—Está con Jungkook… —respondió con la respiración agitada. 

Sin previo aviso Yoongi alzó el cuerpo del menor, obligándolo a enredar sus piernas en su cintura, en medio del beso caminó hacia la habitación con desesperación desbordándose en el beso, casi llegando a la cama Yoongi chocó con un mueble haciendo que ambos terminaran cayendo en la cama entre risas. 

Jimin tomó el control subiéndose encima del pelinegro, movía sus caderas, rozando sus miembros entre sí creando una fricción que ambos disfrutaban. 

Jimin levantó un poco sus caderas y alineó el miembro del mayor en su húmeda cavidad que deseaba tenerlo en su interior. Yoongi apretó las piernas del menor cuando éste fue descendiendo con lentitud, sintiendo como cada centímetro suyo era envuelto con la estrechez de Jimin. 

Empezó a hacer círculos con sus movimientos siendo ayudado por Yoongi, cuando estuvo acostumbrado se atrevió a empezar un lento sube y baja. Renuente a quedarse quieto, Yoongi alzó su torso quedando sentado en medio del colchón para poder alcanzar sus labios. Los brazos de Jimin rodeaban sus hombros, los suyos, la estrecha cintura de él, ayudando con los movimientos que ahora se acoplaban a la pasión con la que se besaban, buscando alargar el encuentro. 

Ni toda la noche bastaría para satisfacerse o cansarse de los gemidos bajitos y a veces agudos que soltaba el menor, su rostro, su cuerpo, todo de él seguía volviéndolo un loco como la primera vez. Se sentía un maldito adolescente hormonal, queriendo terminar con solo esos pocos diez minutos que habían pasado. 

Tomó entre sus labios uno de los pezones de Jimin, mientras con un brazo alrededor de su espalda baja le ayudaba a subir y bajar con más fuerza y rapidez. 

—Yoon…

Al menor le dolían las piernas, pero quería seguir, quería que ese momento no acabara aún.

Yoongi invirtió las posiciones abriendo sus piernas con sus manos, las embestidas empezaron suaves y lentas, subiendo de intensidad con cada segundo que pasaba. Los gemidos del rubio lo tentaban, enviaba un estímulo a su cuerpo que le hacía acelerar. Con cada embestida entre ellos se sentía más húmedo, el colchón empezaba a llenarse de sus fluidos y ya ser silenciosos no era una opción. 

El choque de la pelvis de Yoongi hacía que el miembro de Jimin rebotara en su propio vientre. Una de sus manos se encargó de estimular esa zona, con parte de los fluidos entre ellos y su mano húmeda empezó a masturbar al rubio mientras su otra mano se quedaba a un lado de su cabeza, sosteniendo su peso y en la posición perfecta para ver los gestos de excitación que el rubio trataba de ocultar.

—No, no te cubras… eres hermoso. 

El cuerpo debajo suyo empezó a temblar y sus piernas se ciñeron a su cintura, la cavidad de Jimin se apretó haciéndolo jadear, siendo motivo suficiente para dar embestidas rudas y pausadas que tocaban justo en su ya estimulado punto.  

Yoongi apreció el momento exacto que tiras de líquido blanco salían del pene del menor, sus gemidos se volvieron más escandalosos por el reciente orgasmo y por sentir como Yoongi aún no se detenía. 

La sobreestimulación hizo que arqueara su espalda y curvó los dedos de sus pies sobre el colchón. Jimin se agarró de ambos brazos a sus costados, llegando a clavar sus uñas en sus antebrazos, la sensación era extremadamente fuerte, no sabía si por el embarazo o porque lo deseaba mucho. El pelinegro se acercó a sus labios, atrapando sus lindos gemidos y quejidos en su boca. 

La falta de aire los hizo separarse, pero Yoongi no se apartó mucho de su cuerpo, escondiendo su rostro en el cuello del rubio para tener su orgasmo sintiendo su aroma. Min gruñó y gimió maldiciendo que el rubio supiera perfectamente como volverlo loco, apretó la almohada corriéndose en su interior, sin dejar los movimientos leves hasta que Jimin con un chasquido de saliva apartó su boca del hombro de Yoongi.   

Yoongi descendió sólo un poco, apoyando su cabeza en el pecho del menor, y éste enredó sus dedos en la suave cabellera azabache que aún seguía húmeda. Jimin pudo escuchar y sentir un ronroneo de su parte que lo hizo sonreír. 

—Extrañaba mucho eso. —Jimin trató de apartar sus manos pero Yoongi se lo impidió guiando su cabeza hacia los dedos del menor. Después de unos minutos Yoongi empezó un recorrido de besos desde su pecho hasta su boca, sin afán de despertar la lujuria, solo apreciando su cuerpo. 

—Minnie. 

—¿Mmm? 

—Te amo —dijo sin arrepentimiento, recibiendo como respuesta la mirada llorosa del menor y luego una risa nerviosa que se borró gradualmente tras el recuerdo de ciertos detalles. 

—Yoongi. Por favor perdóname, yo no quería hacerte…

—Ya. Ya —interrumpió Yoongi—. Todo eso ya no existe, el pasado ya no existe, solo existirémos nosotros y nuestra familia ¿Si?, iniciemos de cero. 

—Me encanta la idea —sonrió, provocando que sus ojos quedarán en una fina línea. 

—Eres hermoso —dijo Yoongi suspirando. 

—Ya —alargó el menor avergonzado. 

—¡Papá! —La voz de Yeonjun se escuchó en el pasillo, Jimin se quedó tranquilo sabiendo que había echado llave a la puerta, pero Yoongi no lo sabía y tan pronto como escuchó al menor rodó por la cama cayendo por uno de los costados de ella para cubrirse.

Jimin reía contra la almohada para que su pequeño hijo no lo escuchara. El niño intentó girar el pomo de la puerta, creando un sonido sordo que no le permitió el acto.

—¡YeonJun, ven aquí! Tus padres están ocupados —se escuchó la voz apurada de Jungkook al lado del pequeño. 

—¿Con qué? 

—Ellos… están platicando, si, eso. Están platicando y cuando terminen vendrán a cenar. 

—Pero…

—Vamos, tengo una Play en mi cuarto. 

—Okey. 

Luego de escuchar pasos alejarse de la puerta Yoongi se levantó molesto, tirándose encima de Jimin. 

—¿Por qué no me dijiste que la puerta tenía seguro?

—No pensé que fueras a tirarte al piso.

—Es obvio que iba a hacerlo, no quiero que la primera impresión de nuestro hijo sea ver a sus padres desnudos. 

Jimin cambió su semblante a uno perturbado, por un momento la cosa iba extremadamente buena y casi irreal para ser cierto. Yoongi lo notó, por lo que en medio de un suspiro se apartó para vestirse y pasarle a Jimin una bata. Mientras tanto observó hacia un lado, en uno de los sillones de la habitación estaba la ropa de Jimin, Yoongi no pudo evitar sonreír imaginando al pequeño rubio desvistiendose para entrar desnudo a la ducha con él. 

—¿Quieres hablar de ello, cierto? —Jimin se mantuvo cabizbajo, pensando qué debería decir—. Yo puedo hacer como que nada pasó, pero para tí es importante hablar de ello y lo entiendo. Así que dime. 

—No sé por dónde empezar… —fue sincero. 

—iniciemos por el juzgado, ¿Por qué mentiste? Ya tengo una idea del porqué, pero quiero escucharte. 

Yoongi se sentó a su lado, poniendo una mano encima de la suya para demostrarle que sea lo que sea, no se molestaría. No con él. 

—Mi padre me obligó… 

No hubo detalle que omitiera en la historia, entre más hablaba, Jimin sentía que un peso menos lo hundía en la miseria de su apesadumbrada conciencia. Esa que le recordaba cuán tonto había sido siempre. 

Conforme iba dando su versión de todo lo que había pasado, Yoongi no dijo nada, solamente lo escuchaba asintiendo, pero pudo notar cómo sus facciones se iban endureciendo. Estaba molesto, y claro que lo entendía perfectamente si daba el caso de que no quisiera volver a verlo de la misma forma. Sin embargo, al liberarse de su consciencia se sentía bien, aunque no podía decir lo mismo de sus lágrimas corriendo sin poder evitarlo. Él no había llorado y por primera vez lo estaba haciendo, no exagerado, no dramáticamente, pero las pequeñas gotas corrían de vez en cuando gracias al dolor que sentía en su pecho por tanta culpa. 

Incluso le comentó del pequeño grupo que tenía de su lado, con pequeño no se refería a que necesariamente eran pocos, si no que a comparación con los de su padre, sí lo eran.

Al decirle eso, observó en los ojos de Yoongi un poco de diversión, se sintió tonto, pero era lo único que había atinado a hacer para poder, por una parte, mantener a su hijo a salvo y saber de él, ya que gracias a esos hombres  podía darse cuenta de cómo estaba Yeonjun cuando el no podía estar a su lado, que era el noventa por ciento del tiempo. Al decirle a Yoongi eso, todo rastro de diversión se fué, y en lugar de eso apareció otra emoción en su rostro que no pudo leer. 

Eso era la culpa, a Yoongi le carcomía el hecho de no haber sabido nada, de no investigar, de dejarse llevar por su rencor. Tal vez si al salir de la cárcel hubiera investigado un poco, las cosas serían diferente. 

Estaba consciente que no era culpable de muchas cosas, por ejemplo de las acciones de Hanshick, pero si era culpable por no indagar en los motivos, porque sean buenos o malos, Jimin había tenido motivos para mentir. 

Después de decir todo, pasaron unos cinco minutos en silencio, Yoongi tenía la mirada perdida en un punto fijo de la habitación, y Jimin mordía su labio esperando alguna reacción de su parte. Hasta que suspiró y volteó hacia él. 

—Quiero los nombres y descripciones con los que estuviste obligado a tener sexo. 

Jimin se quedó perplejo, no pensó que lo primero que diría fuera algo relacionado con su vida en el club. El rubio sonrió negando. 

—No puedo creerlo —murmuró

—¿Qué es lo gracioso? —Yoongi entrecerró los ojos molesto. 

—¿De todo lo que te he dicho, eso es lo único que captaste? 

—Yeonjun siempre estuvo bien ¿No es así? 

—Si. 

—¿Entonces hay algo más importante que tú y mi hijo? 

—No, bueno, eso supongo. 

—Entonces no pidas que yo no quiera matar a los que te hicieron daño, cuando tú te sacrificaste por nosotros. 

—Pero nadie me hizo daño… 

Jimin sintió sus mejillas arder ante la confesión, poniéndose a pensar más en ese asunto, daba miedo el hecho de que Yoongi había sido con el único con el que había tenido intimidad, siempre fue el único. 

—¿De qué hablas?, no quieras protegerlos. 

—No lo hago, enserio. Jamás nadie me tocó. Taehyung nunca permitió que eso pasara. 

Yoongi se quedó callado, ahora sabiendo el trasfondo de las desapariciones de Kim Taehyung, ya no le desagrada tanto. 

—Ahora ya no me cae tan mal el niño ese. 

—Taehyung no es malo… 

—Ahora que lo pienso, puede que no. 

—Él siempre me protegió. Me ofreció irme con él y que su padre nos protegiera a mi y a Yeonjun, pero no quise…, no quería que te hicieran daño. 

—Me conociste muy bien, Jimin. Sabes que hubiera preferido su protección sobre la mía. 

—Lo mismo digo. 

Ambos se observaron a los ojos por unos largos segundos. Hasta que Yoongi deshizo todo espacio entre ellos, besando sus labios suavemente y acariciando su cintura sin ningún tipo de doble sentido, solo amando su cercanía. Al separarse, Yoongi tomó las manos del menor y besó cada una. 

—Lo siento, Minnie. 

—No tuviste la culpa, yo elegí todo esto. 

Lo acercó en un abrazo. Uno que ambos necesitaban fervientemente para curar todos los años que fueron obligados a estar separados. 

—Ya no te tienes que preocupar de nada. Prometo que desde ahora yo me encargaré de protegerlos. Si es posible quemar toda Corea lo haré por nosotros, y si tenemos que empezar desde abajo, lo haremos. 



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