𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐜𝐞
—¡Yoongi!
Escuchó los llamados tanto de Jungkook como del doctor, pero no hizo el mínimo caso de regresar. Estaba fuera de sí. Sabía que no podía dejar mucho tiempo a Jimin sólo, sabía que en cualquier momento el menor se escaparía. Él tenía la culpa, jamás debió dejarlo salir de la habitación.
Condujo con rapidez hacia la casa, como si no fuera poca la masacre que acababa de presenciar horas antes en el cuartel, su casa estaba plagada de los cuerpos de sus guardias de seguridad, en las paredes la pintura estaba abollada por las balas estampadas en la pared o cientos de cartuchos caídos en el suelo, las ventanas estaban rotas, y el ambiente tétrico.
Las luces de otro auto aparecieron y al voltear hacia atrás pudo ver que Jungkook lo había seguido.
—De esta no se salva, créeme. —dijo Yoongi.
—No sabes si él lo hizo. Wow —se sorprendió el menor de la hermosa casa rústica.
—¿Quién más podría ser?
De la entrada salió corriendo Rosita, totalmente traumatizada.
—Rosita, ¿Qué pasó exactamente?
—El señorito Jimin trató de defendernos, pero no pudo, lo golpearon fuerte y se los llevaron a ambos.
El cuerpo de Yoongi se heló.
—¿Viste quienes eran?
Dentro de la casa empezó a sonar un teléfono, Yoongi corrió hacia el interior, tomando el celular que yacía en el piso. Descolgó la llamada y se quedó en silencio hasta que una voz del otro lado empezó a reír.
—Hola Min, ¿Te gustó la sorpresa?, no había tenido la oportunidad de preguntarte.
—Maldito, voy a matarte aunque yo muera en el intento.
—¿En serio? ¿Tú? No me hagas reír, niño —el hombre reía con fuerza—. Haberte metido en el negocio familiar te va a costar caro, Yoongi. Te mandé el mensaje, que no volvieras a atreverte a nombrar nuestro apellido. Ahora le lavaste el cerebro una vez más a mi hijo.
—Juro que si le haces algo a él y a mi hijo te vas a arrepentir de haber nacido.
—Shhhh. El que mucho habla, poco aprieta el gatillo ¿No has aprendido la lección?, tal vez debería deshacerme de mi propio hijo y luego ir por tí.
—¿Qué jodido quieres, Park?
—A tí. Quiero ver a Jung Jae arrastrarse y eso lo lograré contigo. Si no quieres ver a Jimin y a tu hijo muertos, entrégate. —Colgó la llamada, apretando el teléfono con furia y haciendo que este acabara en el suelo hecho trizas.
Yoongi y Jungkook, veinte minutos después estaban en su oficina. Con una mesa llena de partes de armas y pistolas desarmadas, buscando unir las partes de cada una.
—Estás demente.
—¿Crees que los voy a dejar morir?, ese psicópata es capaz de matarlo.
Park le había dado veinticuatro horas para ir a un lugar específico, unas bodegas abandonadas a las afueras de Daegu. El lugar perfecto para hacer un intercambio, Jimin y su hijo por él, no había dudado ni un segundo en aceptar. No dejaría que les pasara nada.
—Te recuerdo que tú querías hacerlo.
—Te recuerdo que lleva a mi hijo en su vientre. Él tampoco quería que esto sucediera, trató de defenderse.
—¿Estás abogando por él? —preguntó Jungkook con diversión—. Sabía que no te iba a durar mucho ese supuesto odio. ¿Acaso te monta bien? —movió las cejas de arriba a abajo con una sonrisa, recibiendo un empujón de parte del pálido.
—¿Taehyung te la chupa bien, no?
—Como un jodido profesional —suspiró recordando.
En casos como esos era mejor tratar de tomar las cosas por el lado bueno y no matarse pensando las cosas.
—¿Creen que harán esto solos? —la voz de alguien conocido hizo presencia detrás de ellos, extrañando a Yoongi y poniéndole los pelos de punta a Jungkook.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo conoces aquí?
—¿Crees que mi padre era tan estúpido para no saber de esta casa?, yo iré con ustedes para recuperar a Mimi.
Ambos mayores se quedaron estupefactos viendo al menor ayudar a armar desde cero las armas en el mesón, las cuales estaban preparando para el encuentro con el padre del rubio.
—Tú no irás a ninguna parte —bramó Jungkook hacia él pelirrojo.
—Jungkook, no te estoy pidiendo autorización. No tengo que recordarte quién quedará al mando de todo esto si acaso le pasa algo a mi padre. Debieron llamarme para decirme que estaba en la jodida clínica.
—¿De dónde carajos conoces a Jimin? —preguntó Yoongi desviando la guerra de miradas entre los menores.
—¿En serio, Yoongi? ¿Me hará esa pregunta tan obvia? —Taehyung rodó los ojos al verlo más confundido—. Pensé que lo sabían, pero al parecer sí tuvimos mucha precaución para que nadie se enterara —Yoongi estuvo a punto de hacer conclusiones para nada bonitas—. Somos mejores amigos, casi hermanos. Pensé que ibas a protegerlo, pero ya veo que no —dijo refiriéndose a Yoongi.
—¿Sabías que estaba aquí?
—Sé eso y muchísimas cosas más, que no haya querido interferir en los asuntos de Jimin es otra cosa —como si Taehyung conociera esa casa a la perfección, se encaminó a unas puertas dobles en dónde habían chalecos antibalas, agarrando uno para ponérselo—. Nada de veinticuatro horas, llama al imbécil de Park y adelanta la reunión. Cada minuto que pasa están en peligro.
El plan era algo arriesgado, al llamar al padre de Jimin habían quedado en que nada de acompañantes, solo él y la persona que se llevaría a Jimin del lugar, todo para evitar “accidentes” según él. Pero tendrían precauciones, el lugar era un predio baldío, y la construcción mas cercana estaba a ciento cincuenta metros del punto, así que habían llamado a los francotiradores del grupo para tener respaldo si algo salía mal.
La orden era no disparar, pero aún así iban cargados con municiones. Y unas cuantas cosas que Yoongi tenía preparadas por si acaso.
Jungkook y Yoongi iban en el mismo auto, Taehyung tomó rumbo diferente para despistar a la vigilancia de Park. Y all llegar, quedaron frente a frente ambos vehículos separados solo por unos escasos diez metros.
Yoongi y Jungkook bajaron, sosteniendo a sus espaldas las armas de cada uno. Dos hombres bajaron, con pistolas apuntando hacia ellos. Inmediatamente ambos correspondieron a las posiciones de ataque, ambos, Yoongi y Jungkook sostenían una AR-15 cada uno, apuntando hacia los hombres a cada costado del auto blindado. Hasta que de la puerta trasera bajó el hombre mayor, de barba blanca y traje, pero Yoongi apenas alzó la cabeza, quitando su ojo de la mira en el arma, totalmente confundido.
El hombre lo empujó, iba con la boca sellada por una cinta adhesiva, sus ojos eran tapados por una venda, sus oídos estaban cubiertos por unos audífonos que le impedía escuchar lo que pasaba a su alrededor y sus manos iban atadas por delante de él. Yoongi no podía saber lo que estaba pasando.
—Hola Min, tanto tiempo ¿No crees? —empujó un poco más al pequeño cuerpo, poniéndole una pistola en la cabeza, Yoongi no podía permitir eso.
—Park, deja a ese niño de lado ¿Qué tiene que ver en esto?
Podría ser de todo, menos un monstruo que metería en una situación como esa a un pequeño niño que a lo mucho llegaba a los ocho años.
El mayor lo observó incrédulo, hasta que una sonrisa cínica apareció en su rostro.
—Interesante. Bajenlo del auto —ordenó esto último a los hombres en el otro auto. Inmediatamente hicieron descender a Jimin, quien cayó de rodillas producto del empujón de uno de los hombres, Yoongi quiso ir y darles una paliza, pero sabía que no podía si quería que todo saliera bien— ¿A qué hijo te referías, Min? —inquirió burlesco viendo a Jimin—. Ustedes no perdieron tiempo.
La venda en los ojos de Jimin fue quitada, a diferencia de su hijo, él no llevaba audífonos que le impidiera escuchar que Yoongi se estaba dando cuenta de todo.
—¿De qué mierda estás hablando?
—¿En serio no le dijiste, Jimin?. Vaya, al menos cumpliste en eso. —le dijo al rubio que conectaba una mirada aterrada con el pelinegro, quería hablarle, pero la cinta en su boca se lo impedía—. Ya que tendrás otro heredero, me quedaré con este, así podrá seguir con el negocio familiar.
Yoongi sintió un balde de agua fría caer en todo su cuerpo, su respiración se agitó viendo hacia el Jimin con la mirada llena de duda. Jimin quiso levantarse y alcanzar a su hijo, pero fue detenido por los guardias de su padre.
—Un trato es un trato, tú, a cambio de tu hijo y Jimin. Entrégate.
—Espera, lo haré. Pero déjalo libre a él también y hago lo que tú quieras —dijo Yoongi mientras se agachaba a dejar el arma en el suelo, batallando con el sentimiento en su pecho, ansiedad, tristeza, y ganas de llorar incluso —. Baja el arma Kook —indicó a su amigo, quien estaba igual que él por la noticia.
—Dije hijo, no hijos. En vista de que no sabías nada y yo tampoco, las cosas han cambiado. Y es mejor que aceptes, a menos que quieras ver a todos muertos. —El hombre apretó el arma con más insistencia en la cabeza del pequeño.
—Está bien, al menos déjame verlo —pidió obteniendo una negativa—. Por favor —Park se alejó de su nieto sin dejar de apuntar a su cabeza. Con ese permiso silencioso, Yoongi se acercó, arrodillándose delante del niño con la respiración temblorosa.
Quitó la venda de los ojos del menor, al hacerlo sus ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas, tenía la misma forma de los ojos de Jimin, pero el color de los suyos. El menor lo veía confundido, y entonces Yoongi procedió a también quitar la cinta en su boca.
—¿Quién es usted? —la vocecita del menor lo hizo flaquear— ¿Dónde está mi papá? —Yoongi movió el audífono de uno de sus oídos para que pudiera escucharlo. Sin permitir que el niño volteara y viera el estado en el que estaba su padre.
—¿Cuál es tu nombre, pequeño?
—¿Mmh? YeonJun.
Yoongi observó rápidamente hacia Jimin, y seguidamente también su hijo, quien quiso correr hacia su padre atado pero, Park lo detuvo.
Lo siguiente pasó con demasiada rapidez. Jimin fue arrastrado por ambos hombres hasta que estuvo en las manos de Jungkook, sosteniéndolo con fuerza para que no estropeara nada. YeonJun, su hijo fue dirigido hacia otra camioneta junto con su abuelo forcejeando con él para poder ir donde su padre, gritando que lo soltara, y un Yoongi desesperado no sabía ni a quien salvar, pero forcejeó noqueando a uno de los hombres, hasta que la punta de la empuñadura de una pistola golpeó fuertemente su sien, y no pudo reaccionar, cayendo inconsciente.
Había sido un estúpido, el más grande de todos. En esos momentos que estaba esposado en una silla se sentía merecedor de las peores torturas que a Park se le ocurriera emplear en él.
No podía considerarse siquiera merecedor de lo que la vida le estaba ofreciendo, una familia al lado del chico que había amado con toda su alma en su adolescencia, y que a esas alturas dudaba que ese amor hubiera desaparecido. Se sentía un hipócrita por darse cuenta hasta ese momento en el que entendió su accionar. Y no quería seguir imaginándose lo que tuvo que pasar.
La puerta del cuarto se abrió, dejando ver a Park, seguido de tres hombres más.
—¿Dónde está mi hijo? —preguntó cansado por los golpes que había recibido con anterioridad.
—Vaya, lo acabas de conocer y ya le dices hijo. Que paternal de tu parte, Yoongi. —Se burló entre risas.
—No le hagas daño —pidió balanceando su cabeza.
—Eso no depende de lo que quieras tú, sino de lo que aportes para que yo consiga lo que quiero.
—Cuando termine de ayudarte, lo dejarás libre.
—Tampoco es tu decisión, ya dije que él será el próximo Park a cargo de este negocio. —Yoongi sintió asco, asco y una ira indescriptible.
—¡Él es un Min, es mi hijo! —gritó moviéndose en la silla.
—Biológicamente sí, pero legalmente no. Además ¿Qué le dirás? ¿Que es producto de una violación? ¿Que fuiste encerrado por diez años y que ignoraste su existencia?
—Eso es culpa tuya. No fue violación, y eso tú lo sabes, maldito. —Park chasqueó su lengua.
Yoongi con las manos atadas en la espada, tomó una decisión, tenia que salir de ahí a como diera lugar. En los entrenamientos había aprendido de alguien, a quebrar o dislocar sus huesos para zafarse de aprietos y luego volverlos a acomodar. Así que recordando eso, tomó su dedo pulgar con su otra mano e hizo que este se dislocara, solo para poder sacar su mano de las esposas. Jadeó levemente por el dolor pero de inmediato se recompuso, ya liberada su mano volvió a mover su pulgar, haciendo tronar su hueso cuando éste volvió a su lugar. Y Park fue ignorante de ello.
—Te metiste con un niño de catorce años, lo embarazaste y el pobre iluso aceptó hacer de todo para que no te matara a tí y permitir que tuviera a un bastardo —Yoongi se quedó en silencio, no podía creer el veneno que soltaba ese hombre hacia su propia sangre.
—¿Cómo puedes hablar así de tu propio hijo?
—Ah, eso es porque aquí entre nos, él no es mi hijo —Park caminó de nuevo hacia la puerta—. Vendré mañana para que iniciemos el plan, veré si resulta contratar a alguien para matar a tu —Park se volteó apenas hacia el pelinegro—..., ¿No sabes quién es realmente Kim JungJae, verdad? —al recibir una mirada sin expresión del menor solo sonrió—. Por supuesto que no, quédate con la duda.
Park salió del lugar, dejando sólo a Yoongi con los tres hombres que se iban a divertir golpeándolo, o al menos eso creían.
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