𝟎𝟏
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ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Al otro lado.❜
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Omnisciente.
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El viaje había sido más que largo para aquella joven adolescente de cabello oscuro con rubio degradado—, Ava había abordado un avión privado durante varias horas en su travesía de Francia a Japón—. En aquella limosina iba soñolienta, sin siquiera observar la estructura de lo que sería su nuevo hogar. Jamás le había tocado mudarse, mucho menos de estado y tener que ser una alumna nueva en pleno semestre era algo que la inquietaba. Ava había nacido en Francia y permanecido en una guardería hasta que una dichosa familia la acogió, la misma con nacionalidad Japonesa que iba con ella en la limosina. Con su suéter que la abrigaba y su cabello amarrado en una coleta que iba acompañado de un lazo, Ava iba abriendo sus ojos de a poco y dejando que las música de sus auriculares le transmitiera un sentimiento extraño cuando decidió mirar fuera de la ventana los edificios de Japón y a la gente caminar por las aceras en donde se detenían para esperar el semáforo verde.
El ochenta por ciento de la humanidad había presentado en el pasado a personas con particularidades que titularon como dones. El origen se había producido en China, cuando un bebé nació con un destello que alumbró al mundo entero con la noticia. Seguido de eso, generación por generación compartió el regalo de tener un don que se sustituyó para hacer el bien en una profesión de héroe. Por ende, Ava se sentía más que dichosa por ser parte de la sociedad en la que le educaría para ser un héroe. Ante eso, sus pensamientos se reflejaron cuando pasó por varias academias nombradas en los titulares de intercambio en su anterior academia cuando notificó que se mudaría de estado. Aunque dejó muchas cosas atrás, estaba decidida en avanzar con su familia adoptiva y ver que nueva aventura le traía Japón para ella. Con un diccionario en la mano y un traductor en el celular, Ava intentaba de traducirse a sí misma algunos carteles que veía.
—Son muchos símbolos... —expresó, debatiendo con lo que veía, más lo que intentaba de traducir para entender; aunque podía hablarlo y entenderlo, quería reforzarlo más.
—Lo haces bien, deja de exigirte.—indicó la joven chica de su lado; con una tez pálida y cabello oscuro, su hermana adoptiva que era dos años mayor que ella, Kyomi le hablaba a Ava mientras miraba con desinterés un libro.
—Pretendo hacerlo, sí puedo facilitar mi aprendizaje, lo haré.—respondió Ava con neutralidad, mirando a Kyomi bufar y cerrar el libro.
—No puedo creer que hayamos vuelto a Japón.—comentó algo descontenta, reflejando su desilusión de estar en su país natal.—Es diferente a como lo recuerdo.—añadió, afligida.
—Créelo, porque estamos aquí y no habrá forma de volver a Francia.—la vanidosa mujer que se presentó enfrente, con joyas y una vestimenta sutil, se dirigió hasta Kyomi.
—¿Qué otra forma habrá si nos dejaste sin opciones, abuela?—le respondió Kyomi, mirando detenidamente a la adulta de edad mayor que bebía un vino suave en la limosina.
—Es lo que debemos hacer, lo que más nos conviene, ¿qué no te he enseñado eso?—le preguntó la señora Sakurai a su nieta.—A ambas.—arregló, dirigiendo su mirada a Ava fríamente.
Ava se quedó en silencio, mostrando respeto a la matriarca de su familia adoptiva—, la señora Sakurai desde que Ava recuerda siempre fue una mujer de actitud fuerte y fiel a sus convicciones tradicionales—. Pese a su edad, era una mujer que representaba unas facciones joven y se conservaba bastante bien. Su don en particular era muy diferente al de Ava, la señora Sakurai representaba el poder de manipular la tierra e inclusive las plantas; un don que había heredado su única nieta, Kyomi, con otro tipo de destreza y habilidades que pronto empezaría a desarrollar. El trío de féminas decidió quedarse en silencio, mirando entre las calles los carteles de algunos héroes profesionales que representaban a Japón y que eran mencionados en algunas convenciones de Francia donde se presentaron muchos héroes internacionales. Era algo que emocionaba a la joven, a diferencia de su hermana quien lucía reacia de estar ahí, ella estaba dispuesta a aventurar toda la ciudad.
—Hemos llegado a su destino, señora Sakurai, su esposo está en los terrenos con algunos arquitectos para detallar algunas cosas.—comentó el chofer, quien se bajaba para abrir las puertas.
—Bienvenida a tu nuevo hogar, mi dulce Ava Kanbara.—exclamó en un tono de alegría la señora Sakurai, mostrándole a la joven la gran casa que tenía adelante.
—Es hermosa, idéntica a los retratos que me enseñaste.—comentó Ava, algo asombrada y emocionada.—Kyomi, ¿es así como la recuerdas?—le preguntó.
—No lo creo, Kyomi cuando descubrió su don hizo algunas averías, pero estoy segura que ya no será así.—indicó la abuela, sonriéndole a Ava para alentarla al interior.
—Cúlpenme por traerme a un mundo en el que no pedí nacer.—esbozó Kyomi, aún con desinterés mientras se adentraba a su antigua casa.
—Yo misma escogí tu propia habitación y la decoré a tu gusto como la que tenías, puedes cambiarlo si deseas, es muy amplia y tendrás mucho tiempo para estudiar o practicar el idioma.—decía la señora Sakurai, hablándole en la lengua natal de Ava y no en Japonés.
—¡Ahí están mis pequeñas torbellinos! ¿Cómo les fue en el aterrizaje?—un señor, que tampoco lucía tan mayor se avecinó desde el exterior de un gigante patio para recibir a su familia.
—Como debería ser en tierra firme.—respondió Kyomi, acercándose a su abuelo mientras que veía la casa más moderna, Ava se acercó para saludar a su abuelo con respeto.
—Esta niña, siempre tan carismática.—comentó la señora Sakurai, terminando de beberse su copa de vino para así mantener una sonrisa.
Su nombre era Kaede y el del abuelo, Lee. Ambos se habían casado muy jóvenes, por lo que provenían de una familia adinerada en Japón que era conocida. Kyomi tenía facciones muy similares a las de su abuela, aunque su carácter y temperamento provenía de un lugar desconocido—, pues los fenecidos padres de Kyomi fueron unas personas carismáticos y amorosos—. Kaede suponía que una parte de su nieta se había enfriado con la partida de sus padres del plano terrenal, sin embargo, también creía que Lee la había malcriado y encaprichado demasiado, por lo que ahora la crianza de ella se les había salido de control. Kyomi veía la casa con melancolía y mucha nostalgia, más el cuadre pintado que había en la pared de su familia donde ella se presentaba como una bebé en los brazos de su hermosa madre. Ava miró el retrato con algo de tristeza y amargura, porque recordaba a sus padres, suponía el sentirse igual de vacía en algún lado de su alma como Kyomi, quien rodeó los ojos y continuó caminando.
—Es un hermoso retrato, ¿verdad Ava?—le preguntó Lee, mirando como Ava asentía, mientras no despegaba la mirada.
—Señora Sakurai, la comida tardará unos minutos.—presentó una mujer que Ava no conocía, esta se escabulló por la cocina y se fue.
—¿Y bien abuela? ¿Cuál academia escogiste para mí y Ava?—se preguntó Kyomi, la joven de ojos verdosos se giró para ver a su abuela.
—Lee y yo tenemos dos opciones, las academias más prestigiosas de Japón ahora mismo son la academia UA y la academia Shiketsu. Desafortunadamente la más cerca que queda es la menos que me convencía, la academia UA.—admitió Kaede.
—Tu madre estudió ahí, Kyomi.—afirmó Lee con un orgullo lleno de nostalgia.—¡Fue donde conoció a tu padre! Incluso curso con uno de los héroes más feroces de Japón, el actual héroe número dos, Endeavor.—confirmaba.
—Es increíble, Endeavor emerge una gran potencia de fuego por todo su cuerpo, incluso tiene su propia agencia.—distinguía Ava de forma neutral, notando como Kyomi solo se mantenía cruzada de brazos.
—Mañana iremos de paseo por la academia UA, he programado una cita con el director ya que es un viejo colega. Él ha aceptado el intercambio, no sin antes conocerlas y ver su potencial.—comentó Kaede, mirando a ambas chicas.
—¿Tan pronto?—se preguntó Kyomi.—¡Digo! Acabamos de llegar, Ava no conoce la ciudad.—indicó Kyomi, mirando a Ava sentirse algo emocionada por eso.
—Primero jovencita, no porque se hayan mudado significa que estarán de vacaciones, deben seguir cursando y segundo, tú te encargarás de eso mi linda plantita.—expresó Kaede.
—No me llames así, no soy una bebé.—infirió algo reacia, rodeando sus ojos y mirando a Ava tener sus manos cruzadas.
—Kyomi, ¿me enseñarás la ciudad?—se cuestionó Ava con algo de ilusión sarcástica por lo que Kyomi bufo exhausta.
Para Kyomi, el cambio era igual. Claramente no recordaba los rincones en donde estaba, solo la vuelta de la manzana y las calles traseras donde solía pasear en su bicicleta. Ahora necesitaba un GPS para poder moverse de forma segura y no perderse—, quería mostrarle a Ava lo que recordaba de su infancia, pero a la vez sentía tristeza por tener que revivir esos recuerdos que no volverían—. Desde que Ava llegó a su vida, Kyomi dejó de sentirse menos sola y se apasionó en ser una hermosa mayor de la que Ava pudiera sentirse más que orgullosa. Aunque no compartían un don igual, se sintonizaban para que ambos fueran en juego cuando quisiera usarlos. Y es que de por sí ambas eran diferentes, no solo por el vínculo inexistente, si no en sus personalidades. Pues Ava era una persona optimista con características maduras y frías, pero pasable, Kyomi era de colores oscuros y una personalidad distante, muy intolerable a las personas o situaciones.
—Mis padres y la abuela me traían mucho a este parque.—comentó Kyomi, mientras miraba los columpios.—Los niños de este vecindario les gustaba jugar conmigo porque creían que tenía cosas cool.—añadió, desinteresada.
—Así que tenías amigos.—afirmó Ava algo desconcertada, mirando como Kyomi denegó y se vio pensativa ante su comentario.
—Solo se acercaban a mi porque mis padres compraban helados para todos, o sabían que tenía cosas algo lujosas.—explicó.
—No creo que los niños en ese entonces se fijaran en esas cosas, Kyomi.—opinó Ava con su voz ronca y fría, sentándose en un banco para mirar las demás casas.
—A nadie le gustaba mi don porque lo creían peligroso, así que no se acercaban a mí a menos que mis padres estuvieran ahí. Por eso lo veo de esa forma.—esclareció Kyomi, haciendo a Ava pensar en eso de forma repetitiva.
—Creo que ya puedes probar lo contrario.—indicó Ava, mirando como Kyomi parecía mostrar desinterés ante eso.
—¿Cómo puedes estar tranquila? Nos acabamos de mudar, tenía pocos amigos allá... pero tú tenías muchos amigos.—comentaba Kyomi, buscando respuesta de Ava.
—Si los profesores cuentan como amigos para ti, estoy bien con eso.—esbozó Ava con voz sarcástica.—No hay mucho que extrañe de mi clase, solo algunas cosas.—admitió con desinterés.—Entraremos a una academia prestigiosa. De la UA ha salido All Might, el número uno en Japón y también Endeavor, el segundo magnífico héroe de este lugar.—añadió sin emoción en su voz, solo serenidad.
—Y es profesor actualmente, así que la taza de estudiantes en esa academia debió elevarse aún más, pero no todos logran entrar.—indicó Kyomi.—Algunos por recomendaciones, así como nosotras, otros si pasan su examen de admisión.—detalló, mirando a la nada.
—Igual pienso que es un privilegio.—respondió VA, mirando algunos niños de su edad paseando por las aceras del parque con mochilas y uniformes; habían salido de estudiar.
—¿Un privilegio?—se preguntó Kyomi a su lado.—¿Por qué crees que es un privilegio?—le cuestionó, buscando una pronta respuesta.
—Es un héroe. Todos lo admiran, se motivarán más.—respondió Ava, mirando como su hermana no tardó en denegar con una risa.
—¿Lo admiran por salvar a todos con una sonrisa? Pero dime Ava, ¿cuántas veces crees que All Might falló? Eso no se los enseñarán a los estudiantes y les harán ver una vida fácil en la profesión de héroe.—justificaba Kyomi.
—No puedo entender tu resentimiento hacia los héroes, queriendo convertirte en uno.—mencionó la menor, mirando a Kyomi suspirar.
—Porque quiero enseñarle al mundo que los héroes no son perfectos, deseo romper ese molde que tienen de imperfección hacia ellos.—detalló con convicción y seguridad.—Es lo justo para aquellos a quienes señalan por sus defectos.—añadió, con ilusión en sus ojos, una muy grande.
—Puedes mostrárselo al mundo sin juzgar a otros, si no, eso te convierte...
—No soy como él.—irrumpió Kyomi, dejando en misterio la mención de un nombre desconocido.—No lo soy, tampoco lo seré.—añadió.
—Lo siento.—se disculpó Ava, mirando adelante como paseaban niños.—¿Crees que logremos superar esto?—pregunto, curiosa.
—Podremos superar muchas cosas y conocer nuevas.—se giró, mirando a su abuelo asomarse hacia ellas.—Incluso amor, digo, ya están en esa etapa.—explicó con asco.—Pero, no me interesa.—desistió Kyomi.—Lo único importante para mí es poder terminar mis estudios y seguir mi camino.—comentó.
—Que eso no te cierre nunca a la oportunidad de ver más allá.—la voz del abuelo Lee las desubicó cuando él se acercó mirándolas.—El amor puede manifestarse de muchas maneras, con quienes menos imaginarían.—musitó, acariciando el cabello de ambas.
—Abuelo, no lo recuerdo. ¿Cómo conociste a la abuela y como has podido soportarla tantos años?—bromeó Kyomi, sonriendo y riéndose con su abuelo cuando lo vio bufar.
Claramente el cambio de horario era más drástico—, y la puesta del sol más reluciente como diferente—. Ava desempacaba sus cosas y veía con ilusión su nueva habitación la cual estaba decorada con cosas que la representaban. Era amplio y muy acogedor, en un segundo piso. La ventana estaba abierta y veía sus cortinas levantarse por la brisa fresca que entraba del exterior. Tenía un patio hermoso y acogedor que se extendía en el lado derecho, el cual tendría mejor visualización desde la habitación de Kyomi. Sin embargo, Ava tenía dos ventanas donde podía disfrutar la vista y también el de la casa de al lado que estaba dividida como otra urbanización, por lo cual no compartían la misma calle. Ella continuó sacando cada una de sus cosas y terminando de organizarlas a su gusto. Habían muchas cosas con tonalidades oscuras, pero no era exagerado, hacían ver la habitación sencilla y muy acogedora.
En la primera planta se oía a su abuela reír, por lo cual Ava curiosa se asomó para ver cómo Kaede y Lee bailaban al son de la música lenta. Eran una pareja genuina que se miraban con el mismo amor que conocieron cuando jóvenes, alimentaba esa la ilusión de Ava de poder ver a alguien de la misma forma. Se adentró a su habitación para continuar desempacando, hasta que oyó otra música diferente adentrarse por su ventana. Era un poco intensa y brusca, así que decidió mirar como la ventana de la otra habitación estaba abierta, de ahí pasó un joven de cabello rubio y puntiagudo con una camiseta negra. Ava miró curiosa su habitación y también a él. Sería pesado tener que compartir ventana con un chico ruidoso, pues la música se ponía cada vez más alta, por lo que ella optó por cerrar la ventana e intentar de quedarse en su zona de paz, pero jamás imaginaría el escándalo que ese chico le haría vivir, de aquí a unos meses e incluso años; su único y verdadero amor.
❏80 votos y 50 comentarios para el próximo capítulo.
❏Próximo capítulo: Está es la academia UA, Ava.
BIENVENIDOS AL COMIENZO DE ESTA HISTORIA.
Muchos la conocen por una vieja versión que decidí eliminar, pues no me gustaba para nada el curso que estaba tomando y aunque estábamos súper adelantados, creo que esta NUEVA VERSIÓN será la definitiva y la obsesión de muchos.
Recuerden que esta historia tendrá metas para poder desbloquear el próximo capítulo, quizás encuentran que la meta de votos está muy ALTA, pero de aquí dependerá si la historia toma prioridad para continuar o cancelarla.
Posiblemente pase la meta de votos y no logre actualizar. Les cuento que TRABAJO COMO TAMBIÉN ESTUDIO EN LA UNIVERSIDAD. Intentaré siempre tener capítulos adelantados para que cuando las metas se cumplan actualizar. ¡Gracias por estar aquí!
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