❝RJ-PiuPiu22❞
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❀ՏͲϴᎡᎽ ᏔᎡᏆͲͲᎬΝ ᏴᎽ: RJ-PiuPiu22
❥ᏟᎪͲᎬᏀϴᎡᏆ́Ꭺ: 𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑
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BOYS SEX SHOP
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Casado y divorciado, con un hijo adolescente, horarios y papeleos todos los días, estresado, cansado y agobiado de su vida rutinaria; Min Yoongi después del trabajo decide una noche salir a disfrutar con sus compañeros y actual jefe.
Lo que empieza como una salida entre amigos, ¿Terminará convirtiéndose en la noche más alocada para este empresario?
(...)
Después de un día atareado en la oficina y de infinitas llamadas de su ex esposa, Min Yoongi necesitaba relajarse y descansar de aquellos agobiantes diez años de divorcio que había tenido, siempre lo mismo sin poder tomarse un segundo para él. Pendiente de su trabajo, pendiente de su amado hijo y pendiente de una mujer que llegaba a irritarlo con sólo oír el timbre de su voz.
Años haciendo cosas para los demás y ahora que lo pensaba con claridad quería hacer algo por él, por la influencia de sus colegas y amigos que le repetían que debía divertirse un poco.
Por suerte aquella noche su jefe, quién también era su mejor amigo desde la universidad lo había invitado a un club en el que no se imaginaba lo que realmente iba a ver una vez que se adentrara.
Las luces de neón eran violetas y rojas generando un ambiente oscuro pero de fiesta que incluía una variedad infinita de empleados hombres que se exponían su desnudez, bailando y satisfaciendo a los clientes con bebidas o caricias solicitadas, lo que fue un primer impacto para Yoongi, ya que jamás había visitado un club nocturno de esa clase, lo que lo llevó también a sacar una conclusión demasiado obvia de su mejor amigo.
—No puedo creerlo... —susurró el azabache.
—¿No estás enojado conmigo? —preguntó NamJoon mirando con miedo a su pálido amigo.
—¿Cómo puedo enojarme? —interrogó bebiendo su trago de una sola vez —Que te gusten los hombres no me da derecho a mí de juzgarte o dejar de ser tu amigo idiota —comentó al ver la sonrisa brillante que emanaba el moreno.
—¡Por eso eres mi mejor amigo Yoongi! —exclamó en un abrazo espontaneo y lleno de felicidad.
—Sí, si... —habló intentado quitarlo de encima —Pero... ¿No podías haberme dicho sobre tu sexualidad en un lugar más...
Antes de que pudiera continuar hablando, sus ojos oscuros se enfocaron en la caminata de un joven esbelto que llevaba una bandeja de tragos e inmediatamente se sintió cohibido por lo hermoso que era sin poder evitar sacarle la mirada de encima.
Con disimulo observó mientras tomaba su bebida; cabello rosado el cual se acentuaba en perfecta sintonía con su color de piel, labios abultados que brillaban gracias algún labial, vestía un body negro transparente que dejaba ver en detalle su desnudo cuerpo, combinado con un pantalón negro que marcaba perfectamente sus líneas traseras provocando de manera inconsciente al azabache. Usaba guantes negros altos acentuando sus marcados hombros, pero no de manera exagerada y sus ojos fueron obligados a bajar hasta su calzado para detallar los zapatos con taco alto y anchos, demasiado sutil y perfectamente disimulado en comparación con los demás empleados del club.
Interiormente se había sentido extraño, era la primera vez que veía a un joven con tanto detalle y así mismo la incomodidad y ansiedad en cada parte de su cuerpo le había generado un placer completamente nuevo.
—¿Qué tiene de malo este lugar? —preguntó NamJoon viendo lo distraído que se había puesto su amigo.
—N-nada... bueno... yo nunca he venido... —susurró casi escondiendo sus palabras al taparse con la boca.
—¿Te avergüenzas? —preguntó.
—¡N-no!... olvídalo...
El moreno se había dado cuenta de su actitud y de la razón sobre ello, estaba claro que él siempre tuvo razón cuando las relaciones que Yoongi tenía nunca funcionaban. Después de verlo diez años divorciado y sin ninguna cita con otras mujeres supo que tal vez su amigo estaba interesado en algo que ni él mismo reconocía.
—Yoongi, eres mi mejor amigo y te he visto pasar muchas relaciones con mujeres y lo peor fue ese matrimonio —habló al ver que el azabache fruncía el seño —Pero no lo digo mal... digo tienes un hijo al que adoras, pero...
—Ya sé a donde quieres llegar, no hace falta que me des lujos de detalle —suspiró cansado.
—Disfruta amigo, no es necesario que hagas nada...
Al escuchar sus últimas palabras una ansiedad repentina invadieron por completo su cuerpo y sus pensamientos giraron entorno a ese joven de cabello rosado que había llamado su atención de una manera casi irreal.
—Nam... —llamó al ver que este estaba con su celular —¿Cómo haces para estar con alguien de aquí? —preguntó sin mirar al mayor.
De pronto el moreno se quedó con la boca abierta y antes de poder responder se decidió a sentarse a su lado. —No es difícil si le muestras tus intereses primero, además... —pausó mirando hacia el segundo piso —allá hay espacios privados para que puedas tener una charla hasta...
—Entiendo —añadió levantándose de su asiento.
—No cometas un error sólo porque yo te traje a este club —pidió el moreno con un poco de miedo sobre las acciones del azabache.
—Descuida, ahora tengo muy en claro lo que quiero...
Sin mirar hacia la mesa donde estaba su amigo, caminó a paso firme pasando por otras personas que se encontraban bailando apenas o conversando, dirigiéndose hacia una de las mesas en donde hombres más grandes que él estaban gozando de caricias por parte de los empleados jóvenes, notando la incomodidad absoluta del pelirosa al ser manoseado por esos viejos.
—Disculpen —llamando su atención todos lo observaron —Necesito llevarme a ese chico —señaló al pelirosa.
—¿¡Quién mierda eres tú!? —preguntó molesto uno de los viejos.
—El dueño —respondió con una mirada seria.
Todos los presentes se quedaron viendo el buen vestir del azabache, reloj caro y un buen porte que hacía pensar que no deberían meterse con ese sujeto, a pesar de que los otros jóvenes empleados sabían que mentía, no quisieron meterse en ese asunto.
—No tiene que preocuparse por el servicio, tengo muchos jóvenes que podrán complacer sus necesidades —aseguró manteniendo la mirada en el mayor.
—Sí... está bien...como diga señor...
Sin saber porque, el pelirosa se levantó de las piernas del mayor y caminó en dirección del azabache, quién estiró su mano para alejarlo de la mesa.
La música estaba lo bastante fuerte como para hablar entre medio del gentío, el pelirosa no tenía idea de quién era él y viceversa, pero por alguna razón que no comprendía sentía que era mejor que tener que lidiar con clientes como los de antes.
Pronto subieron por las escaleras y antes de que Yoongi decidiera tomar un lugar para tener privacidad, el más joven jaló su mano y lo guio a otra habitación.
Yoongi nunca se imaginó que iba a estar en un club de hombres, para hombres y que terminaría con un joven en esa habitación, pero se sentía extrañamente decidido por hacer algo con ese chico.
—¿Cómo te llamas? —preguntó el azabache mirando la extraña habitación.
—Jimin —habló casi con miedo.
—¿Por qué decidiste entrar a esta habitación?
—Nunca me había hecho tantas preguntas un cliente —aseguró al ver que se acomodaba en el amplio sofá y abría las botellas de alcohol —¿Es nuevo en esto? —interrogó.
—Me llamas la atención, eres lindo y para ser sincero nunca había venido a un Boys sex shop —aseguró bebiendo de su trago.
—¿Cómo puedo agradecerte? Me sacaste de la posible peor noche de mi vida —continuó sentándose a su lado.
—Esta habitación es algo peculiar... ¿Te gustan estas cosas? —preguntó señalando las cadenas que colgaban desde arriba.
—S-soy... muy selectivo para venir aquí...
Antes de que pudieran seguir con su plática, el celular de Yoongi sonó y de inmediato contesto al ver que era NamJoon.
—¿Qué pasa? —preguntó.
—No es buena idea que te metas con ese chico... él es hijo del dueño y... sólo hace trabajos orales... quiero decir... es completamente virgen...
Las palabras de su amigo fueron escuchadas con claridad y en ello una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro manteniendo la mirada en sus mejillas rosadas, parecía que el pelirosa tenía la madurez suficiente para acercarse y complacer a sus clientes, pero no era de la clase que complacía por completo hasta el punto de tener sexo.
—Eso lo hace mucho más interesante —añadió colgando la llamada.
—N-no se su nombre...
Para el azabache estaba claro que Jimin era alguien a quién cuidaban por ser el hijo del dueño del club y de seguro ya estaba cansado de sentirse fuera de lugar sin poder concretar con un cliente.
—Soy tu amo y harás todo lo que pida —susurró en su oído con su voz ronca mientras tomaba con su pulgar el mentón del pelirosa.
La voz de Yoongi hizo que el menor se estremeciera de inmediato sin poder retroceder al pedido de beso que le proponía el azabache, definitivamente quería probar esos finos labios y en ello no tuvo mejor idea que levantarse y sentarse en su regazo.
—Amo... quiero complacerlo~
Las manos del pelirosa acunaron el rostro del mayor y sin esperar una respuesta abrió su boca tomando sus labios con agilidad, sintiendo como la lengua del contrario se introducía en su cavidad y jugaba en una batalla exagerada donde sus fluidos se desbordaban por las comisuras de sus labios haciendo que sus respiraciones chocaran y sintieran el fuerte calor que empezaba a invadir sus cuerpos desde el interior.
La música aún podía oírse, pero no parecía ser un impedimento para los besos que ambos estaban disfrutando, nada de lo que estaba de la puerta para afuera los haría interrumpir en sus actos acalorados que llenaban de ansiedad sus cuerpos.
Tan pronto como los besos subieron de tono, las manos del azabache bajaron contorneando su delgado y curvado cuerpo hasta encontrarse con su redondo culo, apretando de manera que todo su cuerpo se balanceaba hacia él sin dejar ningún espacio entre ellos.
Jimin comenzó a menear sus caderas encima de las piernas del azabache, quién cada vez que apretaba y manoseaba su trasero podía sentir como su propio miembro se movía por debajo de su pantalón sintiéndose excitado y ansioso.
En medio del juego caliente, la mano del pelirosa tomó su cabello oscuro y lo tironeó apenas hacia atrás para que mirara hacia arriba, mientras su lengua se deslizaba por su cuello dejando chupones que calentaban de manera inmediata al mayor, pero más allá de eso supo porque la habitación estaba decorada con tantos espejos y no pudo evitar pensar en lo excitante que se veía Jimin desde la perspectiva del techo.
Lentamente el joven abrió su camisa dejando salir su lengua para mojarse los labios en una clara insinuación de que le gustaba lo que veía y es que su cliente tenía una hermosa piel pálida que lo estremecían de mil maneras, tanto que sus ganas de seguir bajando no podía controlarlas.
Fue entonces que Yoongi llevó sus manos hasta su pantalón y lo desabrochó mientras su mirada se clavaba en los orbes de Jimin, quién le regaló una sonrisa de picardía y bajó hasta que sus rodillas tocaron el frío suelo.
—Jimin eres un buen chico —aseguró acariciando su cabello.
En ese momento las manos del pelirosa envolvieron su miembro erecto comenzando a masturbar con lentitud escuchando los suspiros que exhalaba de su boca y relajaban su cuerpo, sabiendo que su mirada se mantenía en él decidió levantar la cabeza para encontrarse con sus oscuros orbes.
—Mi amo tienes ojos sexys~ —elogió con una agradable sonrisa poniendo en evidencia las mejillas del azabache que se encendieron apenas liberó aquellas palabras.
—No hables... —inquirió bajando la cabeza del pelirosa con fuerza y sentir de una estocada el calor de su cavidad bucal.
Los abultados labios del menor envolvían con agilidad el miembro de Yoongi humedeciendo con su saliva a lo largo, mientras su lengua jugaba de vez en cuando desde el interior con la punta de su cabeza provocando los amados "choques eléctricos" que llenaban de placer al azabache, dejando escapar uno que otro gruñido ante las exquisitas estocadas de su boca.
—Jimin~ —jadeó siguiendo con sus manos la inercia que generaba su cabeza, pero fue un momento de placer absoluto cuando decidió tomar el control de la situación y dejarlo quieto para provocar él mismo las estocadas profundizando en su caliente garganta —¡Oh Jimin!~ —gimió con la voz gruesa al penetrar varias veces sintiendo el calor que se mezclaba con la imprudencia de sus movimientos.
Fue entonces que sin aviso alguno terminó eyaculando en su boca, para después poner su mano cerca de su boca y hacer que lo escupiera. Ante esa situación observó con detenimiento el rostro del pelirosa, quién se encontraba son los ojos llorosos, sus labios húmedos e hinchados y por supuesto sus mejillas completamente rosadas. Todo eso hacían al chico más hermoso que podía haber visto y sus impulsos incrementaron sin saber porque estaba tan desesperado por seguir probando y tocando cada parte del joven.
—Jimin... voy a hacerte mío~ —habló teniendo al joven en frente suyo mientras quitaba su pantalón y observaba la vergüenza que este tenía.
—Por favor no te detengas... amo~ —suplicó quitándose los guantes.
El body negro con transparencia que aún mantenía puesto el pelirosa fue quitado en cuanto el azabache abrió su cierre de la espalda y se deleitó mirando su desnudo cuerpo, notando con claridad su tatuaje por debajo de la costilla y en su pezón el aro de metal que lo hacían ver más sensual, a lo que no pudo resistirse a besar con sus labios su pezón, para luego tomar con sus dientes y tirar del aro sin provocar dolor.
—¡Mmmgh!~... —se quejó al no haber podido prevenir su acción.
Lentamente las manos del más pálido se deslizaron por su cuerpo llevándose la completa atención del pelirosa, quién respiraba con fuerza acelerando su pulso a medida que se dejaba tocar, hasta que por fin las manos del mayor llegaban a su culo y masajeaba con fuerza al momento de tomar iniciativa y meter el miembro erecto del joven a su boca.
—A-a...amo~ n-no haga eso~... —suplicó con la voz entrecortada al sentir el calor y la sutileza con la que envolvía su piel.
Sin retroceder en su acto continuó moviendo su cabeza para generar la excitación que buscaba, mientras sus dedos empezaban a jugar cerca del recto que se llenaba de fluidos a medida que su boca dejaba meter y sacar su masculinidad.
—¡Aahhh!~ ah~ mmgh~ —gemía sacando su aguda voz intentando tapar su boca.
—No contengas tu dulce voz Jimin... entrégate a mi... —habló levantando la mirada hacia el pelirosa, quién no dejaba de jadear en consecuencia del placer exquisito que el azabache le ofrecía.
Antes de siquiera poder contestar, las manos de Jimin se apoyaron en los hombros del mayor, quién sonrió al ver que el joven ya no estaba pudiendo mantenerse de pie sólo debido al juego que hacía con sus dedos en el interior de su recto.
—Jimin~ —susurró teniendo su oído cerca de su boca —eres tan sensible y fácil de complacer...~
Definitivamente la voz ronca y gruesa del mayor le generaban ser más sensible al tacto y es que sentir como su interior se llenaba por sus dedos no lo hacían completamente feliz, quería algo que lo hiciera explotar de tanto placer y sabía que su amo tenía lo que quería, pero que de alguna manera le gustaba verlo desesperado por él.
—N-necesito m-más~ —suplicó dejando caer saliva de su boca mientras sus piernas temblaban en un vago intento por no caer al suelo.
Para ser honestos Yoongi también quería más y necesitaba sentir su interior lo antes posible, pero ver las cadenas que colgaban del techo y la decoración de la habitación habían despertado un lado de él que no conocía.
—Te lo daré todo...~
El mayor se levantó del sofá y bajó las cadenas, para después dar vuelta al menor y poner los brazaletes de las cadenas alrededor de sus muñecas manteniendo los brazos alzados, deleitándose así con el desnudo cuerpo de su chico.
—¿Cómo es que nadie se atrevió a tomar tu cuerpo Jimin? —preguntó posicionándose a sus espaldas observando el tatuaje de lunas que se dibujaba por toda su piel —Debió ser difícil decirles que no a tus clientes cuando querían mas...
La respiración de Yoongi chocaba en su cuello cada vez que hablaba porque el joven sabía que lo hacía a propósito y debía admitir que eso le funcionaba para mantenerlo excitado y fuera de control ante la necesidad de place que desbordaba.
—Amo...
—Shhh~ —silenció levantando la corbata del suelo mientras la colocaba en sus ojos y besaba de manera superficial sus labios —No te olvidarás de tu amo Jimin~ —susurró.
—¡Ah! —gritó apretando las cadenas que lo mantenían atado al sentir la palma de la mano del mayor que azotaba su muslo.
El dolor era placentero y se sentía caliente, para después recibir otro más fuerte en su nalga y así continuaba azotando hasta dejar su piel colorada.
—Me tomó unos minutos saber porque te habías decidido por entrar en esta habitación... pero veo que lo disfrutas...
—S-sí... me gusta amo~ —jadeó esbozando una sonrisa.
El cuerpo de Jimin temblaba apenas por los golpes que le había generado el azabache, pero aún así la necesidad de ser penetrado lo estaban enloqueciendo. Impaciente por las acciones de su cliente y sin poder ver, Jimin comenzó a sentir la humedad de su lengua en su cuello, bajando por su pecho y deteniéndose en sus pezones al tiempo que jadeaba ante el jugueteo en su recto provocado por lo dedos del mayor.
Los sonidos de chapoteo generados por sus fluidos inundaban la habitación haciendo que el calor de sus cuerpos se prendiera de manera espontanea y le ofreciera al azabache la mejor vista de sensualidad que podía tener.
—A-amo... Por favor~ —suplicó agudizando su voz.
Al escuchar su voz el mayor se sentó en el sofá y lo atrajo con sus manos puestas en las caderas del joven provocando entonces que se sentara sobre él de manera lenta viendo como su miembro iba entrando de a poco en su recto.
—¡Ah!~ s-sí... ¡Ahh!~ —gemía sin poder contener su voz.
De una sola estocada el pelirosa se terminó de sentar apretando las cadenas con sus manos, sintiendo el calor que le recorría su interior intentando regular su agitada respiración.
—Hasta por dentro eres delicioso...~ —gruñó apretando sus caderas con fuerza.
El azabache tenía la mejor vista del chico, quién se encontraba con sus brazos alzados mientras su torso miraba hacia él, admirando con detalle su mojada piel y los pequeños movimientos que comenzaba a producir debido al placer que necesitaba, sus labios entreabiertos dejaban expectante al mayor en un enloquecido intento por morderlos y saborearlos.
Sin esperar mucho tiempo, el pelirosa comenzó a menear sus caderas y gemir con fuerza sintiendo como el miembro de Yoongi entraba y salía de su interior haciendo que su cuerpo se estremeciera incontables veces cada vez que la punta tocaba el lugar deseado en su interior.
—¡Ahh!~ ¡Ohh!~ ¡Sí!~ A-amo... quiero m-más~ —pidió entre gemidos agudos.
Maldición para los oídos del azabache que dejaban entrar la voz del menor provocando que se calentara por las infinitas descargas de placer que el joven le otorgaba, mientras controlaba sus impulsos para seguir jugando y satisfaciendo al pelirosa.
—Amo... Quiero besarlo~ —pidió mojando sus labios con su lengua.
En ese momento la cordura que había estado manteniendo se fueron a la basura junto con el pensamiento de aguante que quería tener, porque estaba seguro que podría estar con el pelirosa toda la noche, se lo llevaría a su departamento y seguiría dándole todo el placer que se merecía, porque para su sinceridad Jimin era el único que podía excitarlo de la manera más caliente que se imaginaba.
Sus manos tomaron con violencia el pequeño rostro del pelirosa y abriendo su boca devoró sus belfos generando chasquidos tras chasquidos que provocaban el juego de sus lenguas por fuera de sus bocas separándose de vez en cuando para tomar oxígeno.
—Di mi nombre —pidió al ver que la corbata del menor se había caído hasta su cuello debido al abrazador beso que habían tenido —Yoongi —pronunció observando los orbes del menor.
Fue entonces que antes de poder pronunciar su nombre, el mayor salió de su interior y colocó al pelirosa frente al sofá dejando que sus codos se apoyaran en el respaldo y así posicionarse a sus espaldas, tomando con rudeza su cuello y la otra mano en su cadera.
—Di mi nombre... —susurró asomando la cabeza del pene en su entrada.
—Y-Yoongi... ¡Agh! —se quejó al sentir por completo su miembro en su interior.
Después de pronunciar su nombre, las embestidas comenzaron a aumentar haciendo que el pelirosa gimiera a gritos desesperados de placer que inundaban cada célula de su cuerpo generando escalofríos embriagadores que mojaban su piel, al tiempo que los gruñidos y gemidos del mayor se colaban por sus oídos en armonía con el vaivén y su voz.
—¡Yoongi!... ahhh~ ahhh~...
Escuchar su nombres ser pronunciado por la exquisita voz del menor era lo único que le daba sentido a todo el tiempo que había perdido, durante los últimos diez años nada como el sonido de su voz habían logrado que se sintiera tan vivo como lo hacía Jimin, definitivamente sentía que había perdido contra cualquier juicio que se hubiera mantenido hasta esa noche.
Pronto la mano del azabache se situó en su miembro y lo masturbó al compás de sus estocadas que penetraban en profundidad generando los agudos en la voz del pelirosa.
—¡Jimin!~ —gimió al sentir su mano mojada por la eyaculación del joven, al tiempo que su cuerpo se contraía por haber cometido el mismo acto en su interior.
Tan pronto como terminó, le quitó las cadenas notando lo cansado que estaba sentándolo a un lado de él en el sofá.
—¿Estás bien? —preguntó mirando los ojos cansados del menor.
—¿Porque... sigues aquí? —preguntó en un susurro.
El azabache no contestó a su pregunta tan fuera de lugar, porque era extraño que un chico joven como él preguntara eso, ¿Quería decir que los clientes simplemente lo dejaban tirado y ya? Era algo que no podía tolerar, pero quizás tendría la oportunidad de hablarlo más adelante.
—Jimin, vamos —pidió habiendo tomado su ropa para vestirlo.
Las manos del pelirosa abrazaron con fuerza el cuerpo del mayor, para luego respirar el olor suave de su cabello.
—Quiero más~ —susurró en su oído.
La idea de llevarlo a su departamento no se había retirado de su cabeza y tenía más motivos para hacerlo sin que el chico le suplicara.
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