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❝Liveforjk❞

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❀ՏͲϴᎡᎽ ᏔᎡᏆͲͲᎬΝ ᏴᎽ: liveforjk
❥ᏟᎪͲᎬᏀϴᎡᏆ́Ꭺ: 𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑

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TEMPTATION
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—¿Se puede saber por qué quieres estudiar tan lejos?

La voz demandante de su madre hizo que la irritación comenzara a presentarse en su cuerpo. Ya no le agradaba su voz, no le agradaba que quisiera meterse en todos los asuntos que él quisiera hacer con su vida.

—Porque estoy harto de las discusiones, mamá.— trató de explicar de la manera mas calmada posible. Lo último que quería era otra discusión — me criaste bajo una burbuja, igual que papá. No puedes hacer esto, no puedes hacer aquello, esto te puede provocar desastres en tu vida, piénsalo bien, ¿o quieres fracasar? — comenzó a imitar cada frase que le decían desde que era pequeño — ¿Cuándo podría hacer lo que yo realmente quisiera?

—¡Quieres ser músico! ¿Esas son tus aspiraciones? — frunció el ceño, acto que él detestaba con su vida — ¿quieres ser un bueno para nada? Sabes que tienes un futuro en la iglesia junto a tu padre, siguiendo las órdenes que el de arriba ha impuesto, porque supongo que sigues casto, ¿verdad? Lo prometiste en la misma iglesia, Jungkook.

Sus mejillas no tardaron en ruborizarse por completo. Fue algo que había prometido cuando tenía doce años y aunque frente a otros le avergüence admitirlo, sí, lo había cumplido.
A sus veinte años seguía siendo el virgen de su grupo de amistades.

—Si, ¿por qué siempre que tienes la oportunidad me cuestionas? ¿Te he dado algún motivo para que desconfíes de mí? Solo he hecho lo que ustedes han querido y aún así me reprochan hasta la más mínima cosa — pasó sus manos por su rostro con obvia frustración — quiero ser músico, pero quiero estudiar lejos de todo este ambiente que solo me ha provocado estrés.

—Ah, ¿tú propia familia te estresa?

—No dije eso… — arrugó su frente al  percatarse que definitivamente su madre quería discutir — me iré un tiempo a Estados Unidos, soy mayor de edad, estudié muy duro para ganarme esa beca y lo hice, lo logré, ¿no puedes demostrar aunque sea un poco de felicidad por mí?

Lo que siempre ha querido es hacer sentir a sus padres orgullosos de él, fracasando en el intento. Nunca han sido muy afectivos, siempre viviendo de manera tan recta y meticulosa, demostrando a la demás gente que éramos una familia feliz y que se amaban, cuando él nunca recibió ese tipo de demostraciones.

Desde muy pequeño se esforzó en la escuela, queriendo siempre sobresalir, queriendo que sus papás estuvieran feliz del hijo que tenían.
Iba a la iglesia, era sobresaliente, siempre fue bueno en los deportes, realmente no había una cosa en lo que no fuera bueno, la gente externa siempre hacia comentarios como; “que gran hijo que tienen, deben estar orgullosos” y ellos solo sonreían, nunca daban una afirmación y quedaba con esa espina, esa maldita espina incrustada en el pecho diciéndome que quizás algo más debía hacer para ser notado por ellos.

Me implantaron una inseguridad tremenda, que hasta el día de hoy me hace pensar idioteces.
No haré eso, porque fracasaré.

Fracaso, fracaso, fracaso.

Mi mente era un revoltijo de ideas erróneas respecto a mí persona. ¿Pero que podía hacer cuando tus propios padres fueron los causantes de dicha inseguridad?

—Piénsalo dos veces antes de decidir salir de esta casa, Jeon Jungkook — se cruzó de brazos, dándome una mirada desafiante.

—¿Me estás amenazando?

—Solo te advierto. Salir de la zona de confort muchas veces es terrible, ¿en serio crees que podrás lograrlo? ¿Podrás estar en un país lejano totalmente solo?

Se levantó de su cómoda silla de escritorio y se acercó lentamente hasta donde estaba su madre, de manera cautelosa, sin quitar la vista bajo ninguna circunstancia. Ella tampoco se inmutó, nunca lo hacía con nada.

—Lo lograré, ya verás.

Y así los meses fueron transcurriendo de manera normal con alguna que otra discusión con papá. Me enfoqué en estudiar inglés para llegar con una base y poder comunicarme de una manera mas óptima. Y mientras hacía eso, quería evitar cualquier problema hasta que fuera el momento de mi viaje al extranjero, pero no me lo hacían muy fácil si en cada oportunidad me lanzaban comentarios completamente innecesarios con el afán de buscar alguna reacción en mí, pero me dije que no caería en sus provocaciones. Algún día tendrían que aceptar que esa fue la decisión que había optado y a mí parecer, fue la correcta.

—¿De verdad piensas que estás haciendo las cosas bien?

Suspiré con fastidio dejando en lápiz en mi escritorio. Giré mi cabeza encontrándome a papá con una sonrisa divertida en sus labios.

—No lo sé, pero para eso son las experiencias, ¿no?

—Por favor, Jungkook, ¿por qué no te dejas de estupideces y cumples con el propósito que te fue dado?

Mi cara se desfiguró por completo al escuchar tales palabras.

—¿Propósito? ¿Cuál es mi propósito?

—Servir a Dios, a la iglesia.

Me contuve de soltar una risa incrédula.

—Creo en Dios. En un momento pensé en servirle, dedicarme netamente a eso, sin embargo, descubrí que hay mas cosas fuera y cosas que me gustan bastante. La primera vez que toqué un instrumento fue en la iglesia — sonreí de manera genuina. Es un buen recuerdo — y no tiene nada de malo tener otras aspiraciones.

—¿Definitivamente te irás?

He escuchado tantas veces esa pregunta que me dan ganas de enterrarme en un hoyo.

—Si, definitivamente me iré.

Su padre enarcó una ceja casi de forma burlona y sonrió de manera sarcástica.

—Veamos cuanto duras.

Y eso lo tomé como un reto.

Como algo personal.

Demostraría que podría lograr grandes cosas sin ellos. Creía fielmente en la frase quien no suma, que no reste, así que solo me enfocaría en mí de ahora en adelante, dejaría de hacer cosas pensando en los demás y mi foco sería netamente mi bienestar.
El día de viajar por fin había llegado.

Tenía nervios. Sería un total mentiroso si dijera que no lo estaba. Mis manos sudaban y mi corazón palpitaba de manera acelerada. Y aquí, sentado en el avión es que mi mente comienza a maquinar y me hace sobrepensar si es que realmente estoy haciendo lo correcto. Quizás mi padre tenía razón, quizás me estaba apresurando en la toma de decisiones.

Cerré mis ojos fuertemente.

Basta.

Todo esto es por mí. Para demostrarme a mi mismo de lo que soy capaz.

No fue fácil ingresar a Juilliard, una de los conservatorios de música mas prestigiosos del país. No echaría por la borda todo mi esfuerzo por culpa de mis inseguridades.

Estando aquí, es que siento que hice lo correcto para mí.

Ahorré como un demente porque sé que ser foráneo no es fácil. Busqué una aplicación en donde personas de la misma escuela publican en donde se alojarán y plantean ser roomies para abaratar costos, lo cual es muy inteligente. Así es como di con Taehyung, un chico coreano que así como yo, ganó la beca para estudiar lo que le apasionaba.

Llegué a la dirección que él me mandó, que agradecí que estuviera lo bastante cerca de la escuela. Manhattan podía intimidar bastante si lo piensas bien.

—Wow, tu debes ser Jungkook. — fue lo primero que escuché cuando un tipo alto pelinegro me abrió la puerta. Lo miré directo a los ojos y asentí de manera tímida.

—Hola. — saludé en coreano, acto que lo hizo sonreír abiertamente.

—Hola. — movió su mano de manera animada y se hizo a un lado invitándome a pasar. En un acto inconsciente me quité los zapatos a la entrada — hermano yo hice lo mismo, es la costumbre.
Medio sonreí al escuchar eso.

—Se ve un lugar bastante cómodo la verdad — admiré todo. Desde los ventanales que daba una vista majestuosa, hasta la cocina que se veía bastante moderna. El departamento en sí tenía un estilo minimalista, relajado y acogedor.

—Pero es caro — acotó rascando su nuca — conseguí dos roomies más, así los gastos serán menos. — Además, no te voy a mentir, están muy guapas que te caerás de culo.

Lo miré extrañado y luego caí en cuenta a lo que salió de sus labios.

—¿Son chicas? — pregunté un poco exaltado — ¿mujeres?

—Bueno, sí, mujeres, aparato reproductor femenino, senos, cabello largo o corto… féminas — concluyó dándome una mirada curiosa — ¿hay algo malo en ello?

—B-bueno… creí que solo habrían chicos. Yo la verdad… — no sabia como demonios explicar que costaba muchísimo relacionarme con mujeres sin que pensaran que era gay.

—¿Te incomoda? Si es así, puedo decirles que busquen otro lugar, la verdad voy a preferir un compatriota con el cual pueda expresarme bien hablando en mi idioma natal y…

—¡No! — lo corté de inmediato. Respiré profundamente y sonreí — tranquilo, no pasa nada. ¿Ellas están acá?

—Si. Hay dos habitaciones, en una se quedarán ellas y en la otra nosotros. Lo que sí solo hay una cama de dos plazas, ¿te molesta que durmamos juntos?

Taehyung me caía bien. Era un chico bastante transparente y siempre soltaba las cosas como quería decirlas realmente, sin filtro alguno y sin un toque de malicia en sus palabras.

—Con que no sienta cosas extrañas durante la noche, todo bien. — solté para relajar el ambiente y calmarme un poco. El pelinegro soltó una carcajada y palmeó mi hombro.

—No te prometo nada. — jugó él esta vez.
Nos quedamos ambos en silencio cuando escuchamos la manija de la habitación contigua. Vi como dos rostros se asomaban levemente y dos cuerpos salían de aquella puerta de manera tímida.
Aquí Taehyung tenía un gran punto.

Las dos son realmente bellas. Pero entre las dos, una resaltaba más ante mis ojos.

La castaña  parecía que los mismos ángeles tallaron su rostro siendo totalmente cuidadosos en lograr tal cometido, siendo un total éxito. Sus labios prominentes le hacían resaltar aún mas su belleza extraordinaria. Carraspeé levemente sintiéndome ligeramente avergonzado por quedar mirándola como un maldito acosador.

—Hola, mucho gusto, soy Susan Grielf y ella es Alina Miller — la chica pelirroja se presentó y apuntó a su amiga, quien de manera tímida me tendió la mano.

Miré su mano que parecía delicada, sus uñas largas pintadas de negro de la manera más pulcra posible y anillos adornaban sus finos dedos. Tragué saliva y la tomé, dándole un pequeño apretón, muy sutil.
—Mucho gusto, mi nombre es Jeon Jungkook. Soy de Corea del sur — traté de explicar en mi inglés que no estaba perfeccionado, pero podría desenvolverme de buena manera para entablar una conversación.

—Lo sabía. Taehyung estaba emocionado, decía que por fin podría maldecir en otro idioma y alguien mas entendería.

Sonreí. Susan se podía notar que era mas extrovertida y le gustaba hablar sin pena alguna. En cambio, la persona que tenía completamente mi atención, estaba casi escondida detrás del cuerpo de su amiga.

—Bueno, sí, mucho gusto, ¿comemos?
Miré a Taehyung quien al parecer se estaba aguantando el hambre y asentí. La verdad también tenía mucha hambre. De soslayo mi vista volvió hacia la castaña y pude notar como me estaba observando fijamente.

¿Por qué siento que esto será difícil?

°°°

Las semanas pasaban en total tranquilidad — dentro de lo que se podía — en la escuela. Las personas extranjeras tuvimos un increíble recibimiento y ha sido genial poder vivir tales experiencias sin que alguien esté constantemente reprochando tus decisiones.

La convivencia está siendo un poco caótica para mí.
Y el caos tenía nombre y apellido: Alina Miller.
Luego de la presentación comimos todos juntos en un ambiente muy cómodo. Taehyung se fue a la habitación y Susan a la suya, dejándonos solos, instancia que aproveché para dejar los nervios de lado y conocerla un poco más.

La sorpresa fue grata cuando descubrí lo agradable que podía ser… pero también coqueta. La timidez había abandonado su cuerpo dejando al descubierto una persona totalmente diferente. Y mierda… yo me colocaba muy nervioso.

La tensión que hay entre los dos es demasiado evidente para los demás. Yo solo venía a cumplir una de mis metas lejos de mis padres y llegaba para que una mujer tan majestuosa desordenara todo en mi interior.

El día de hoy había sido demasiado agotador y mucha información que retener logrando que mi cabeza doliera un poco. Solo quería darme una ducha y dormir profundamente.

Me quité los zapatos al ingresar y ante el silencio atribuí que me encontraba solo. Fui a buscar un vaso para servirme agua, vaciando el contenido de manera rápida. Miré a mis alrededores y desordené mis cabellos, tomé mi toalla de baño y la dejé sobre mi hombro para encaminarme hacia el baño. Giré el pomo y deseé no haberlo hecho.

Alina estaba completamente desnuda bañándose como si fuera partícipe de una película. Quería voltear y salir de aquí, pero me sentía hechizado ante la vista.

Su cabello mojado, sus senos que se veían muy bien desde aquí, su pequeña cintura, su ombligo tenía una perforación que le sentaba de maravilla y su… su intimidad estaba a la vista mía.

Un calor de invadió y comencé a sentir como mi entrepierna comenzaba a endurecerse. Y esa fue la señal para voltear y cerrar la puerta de manera cuidadosa, mientras sentía que mi corazón latía desbocado. Mis manos se fueron de manera inmediata hacia mi bulto, que estaba tan duro como una piedra.

Mierda. Nunca me había pasado esto.
Aunque nuestra anatomía reaccionara de manera involuntaria ante ciertas cosas, ya sean roces o algo que hayamos visto, siempre lo sabía controlar muy bien. Y ahora, dando vueltas por la habitación, aunque pensara en otra cosa, mi bulto no quería bajar.

Quizás debería…

No.

No. No. No.

Nunca lo había hecho. Por la misma razón que prometí la castidad y la masturbación son pecados gravemente contrarios a la castidad.
¿Qué mierda me sucedía? ¿Por qué no salí de allí antes?

Verla de aquella manera solo hizo que mi cuerpo se encendiera por completo. Nunca había visto una chica desnuda y ver a alguien como Alina solo provocaba estragos en mi interior.

Cerré la puerta con seguro y me tiré sobre la cama.
Es como si mi mente me estuviera jugando en contra y rebobinaba todo en cámara lenta. Tapé mis ojos con mi antebrazo y la otra fue bajando para tocar mi entrepierna, que aún seguía dura. Suspiré bajo al desabrochar y bajar un poco mis pantalones junto a mi bóxer, sintiendo como mi pene hizo un ruido al chocar con mi estómago.

¿Qué estaba haciendo?

Seguía con mis ojos tapados. Con mi mano libre tomé mi erección y comencé a masajearlo levemente. Nunca había visto pornografía, pero tuve compañeros muy explícitos en secundaria y preparatoria, donde lo único que hacían era masturbarse y siempre contaban lo satisfactorio que era. Y poniéndolo en práctica, podía decir que sí lo era. Mi mente tenía a Alina enjabonando su cuerpo mientras el agua caía por su cabeza, con los ojos cerrados, disfrutando. Su cuerpo espectacular despertaba todos mis sentidos, mi mano comenzó a moverse mas rápido al pensar como sería estar alguna vez con ella, tocar esos pechos… ¡Dios! Un calor comenzó a invadir mi cuerpo por completo y mi vientre bajo se apretó, mi mano no dejaba de moverse, arriba hacia abajo, mordí mi labio mientras gruñía al sentir una liberación completamente satisfactoria. Mi respiración era agitada y quité mi brazo de mis ojos, mirando el techo mientras parpadeaba repetidas veces. Mi vista bajó encontrándome con mi semen escurrido por todo mi abdomen y mi mano.

Por primera vez me había dado placer.

Y aunque me sentía un poco culpable por esto, no podía negar que fue algo espectacular. Tener el cúmulo de sensaciones en tu interior y liberar todo eso fue… placentero.

Ahora si o sí debía ducharme.

°°°
—¿Qué opinan de ir a jugar bolos?

Susan habló mientras comía una rebanada de pizza. Le di una mirada a Taehyung, quien se encogió de hombros. Lo notaba algo extraño, estaba como ido y andaba algo irritable. Llevaba varios días así.

—No lo creo. Invita a Chris, él quizás quiera ir.
Me quedé en silencio absoluto y pude notar como Alina quería reír, pero se contuvo.

Creo que entendí que sucede.

—No quiere ir, ya lo invité — respondió la pelirroja con un tono molesto y cruzó sus brazos.

Llevábamos ya casi tres meses viviendo juntos y no podía creer como es que nunca me percaté de lo que sucedía con estos dos tórtolos. Alina me dedicó una mirada divertida y se echó un trozo de pizza a la boca. Le pregunté moviendo mis labios si ella sabía de esto y asintió.

Vaya, creo que soy el único que vive en un mundo paralelo.

—Bueno, quizás podamos ir a otro lado — intervine con la esperanza de que la tensión que se había formado, se esfumara.

—Pues llámalo e invítalo a otro lado, Susan. Chris se ve el buen chico que tanto dices que es.

—¿Cuál es tu maldito problema, Taehyung? Tú me rechazaste y ahora te haces el celoso, ¿quién mierda te entiende? — la exasperación era palpable en el tono de voz de la pelirroja.

Al parecer era el día de las revelaciones. Alina se estaba divirtiendo con la situación, se le podía notar.

Era una espectadora viendo su programa favorito.

—Será mejor que me vaya a dar una vuelta por ahí antes de caer en la demencia — mi amigo jaló sus cabellos y se puso de pie, para caminar hasta la puerta principal.

—No irás solo. Nos debemos una conversación, quizás ahí seas sincero alguna vez… — Susan lo imitó y se puso una gran chaqueta para capear un poco el frío que comenzaba a hacer ya por estas fechas.

Vaya, que sorpresivo enterarme de algo así tan repentinamente.

—¿Desde cuando sabías eso? — cuestioné a Alina, quien seguía comiendo sin que nada ni nadie perturbara su tranquilidad.

—Desde que comenzó el juego entre ellos. — respondió con simpleza — primero solo eran coqueteos, que tanto como tú y yo nunca lo tomamos como una señal y la verdad yo siempre lo adjudiqué a que Taehyung era alguien muy, muy, muy coqueto. — medio sonrió — pero Susan me comenzó a decir que le gustaba Tae, que era alguien mucho mas interesante, que era mas que su físico… entonces mi querida amiga tuvo la genial idea de declarar sus sentimientos — el sarcasmo era muy palpable — Tae la rechazó, diciendo que a él le gustaba disfrutar de su soltería y aunque a Susan le dolió, no le dio mas vueltas al asunto. Tiene un compañero muy amable y guapo llamado Chris, creo que ya escuchaste mucho su nombre por parte de Taehyung…

Reí divertido y asentí.

—Chris al parecer es el bueno.

—Oh, lo es. Le gusta Susan, se le nota, pero ella nunca le ha dado esperanzas porque sería injusto para él tener a alguien que aún piensa en otro.
—Vaya, me llené con este chisme — bromeé. Ambos nos quedamos en un silencio cómodo.
Luego de lo del baño, no ha vuelto a pasar algo que me haya dejado en aprietos. La convivencia era sana, sin embargo, aun percibía algo de tensión entre nosotros. Ella siempre estaba mirándome y lo tenia claro porque yo hacía lo mismo con ella.
Miradas cómplices que llevaban a un juego muy provocador.

Alina aclaró su garganta y se puso de pie, para sentarse justo a mi lado. Mi nerviosismo comenzó a perjudicarme, mi respiración se volvió irregular y mis manos comenzaron a sudar.

—¿Tendrás algo especial que no puedo quitarte de mi mente, Jungkook?

Apreté mis manos y la miré de reojo. Ella tenía su brazo en el respaldo del sillón y con su mano afirmaba su cabeza.

—Mmh, ¿de qué hablas? — claramente esto me salía a la perfección, hacerme el idiota.

—Mis ojos siempre están en ti — se encogió de hombros — desde la primera vez que te vi, mis ojos siempre han estado en ti.

Su rostro se acercó a mi cuello, provocando ligeras cosquillas en mi interior. Inhaló de manera suave y su mano bajó hasta mi estómago, en donde comenzó a trazar líneas imaginarias con su dedo índice.

—Alina… yo…

—Eres tan guapo, tan varonil, inteligente… — me dio un pequeño beso en la mandíbula, logrando que de un pequeño respingo. — sueño contigo, invades mis sueños, mis pensamientos y me pregunto, ¿cómo será probarte?

Sus palabras causaban estragos en mí. Era muy débil con ella, demasiado a mi parecer. Mi respiración seguía agitada y cerré mis ojos con fuerza al sentir como mi pene comenzó a endurecerse. Gruñí bajo.

—Alina…

—No digas nada, solo disfruta.

No comprendí sus palabras en un comienzo. Pero cuando vi que se arrodilló justo delante de mí y comenzó a jugar con el botón de mi pantalón es que caí en cuenta.

Me escandalicé un poco y tomé sus manos para apartarlas.

—¿Qué haces?

Ella me ignoró por completo. Con su mano derecha me lanzó hacia atrás, chocando con el respaldo del sofá y sin pensarlo más me desabrochó el pantalón. Pasó su lengua por el labio superior y me miró divertida al notar lo duro que me encontraba. Jugó con el elástico de mi bóxer antes de bajarlo lentamente dejando al descubierto mi miembro y la vergüenza me invadió.

Tapé mi rostro, tal cual lo hice la primera vez que me masturbé, pero Alina quitó mi brazo de mi cara.

—Quiero ver tu bonito rostro cuando haga esto.

—Alina, no me hagas esto… yo…

No me dejó terminar la frase. Le dio una lamida rápida para echarlo a su boca sin pudor alguno y sin dejar de mirarme en ningún momento. Su mirada había cambiado a una completamente diferente, el placer sucumbía en ella, se podía notar con claridad. Sentí como mi respiración se cortó por un momento y tiré mi cabeza hacia atrás. Succionaba leve y luego con fuerza logrando que mordiera mi labio inferior para ahogar un gemido. La observé, ella tenía la mirada puesta en mí mientras lo chupaba, de arriba hacia abajo, sin detenerse. La humedad propia de la saliva abrillantaba mi miembro. Mis manos estaban quietas a mis costados, por lo cual Alina tomó mi mano izquierda y la dejó en su coleta.

—Tíralo — con la punta de su lengua comenzó a jugar con mi glande y yo me sentía desfallecer.

—No… ¿Por qué te tiraría el cabello?

—Porque es placentero, hazlo…

Le hice caso, lo hice suavemente, ella sonrió ladinamente disfrutando de todo, mi mano subía al compás de su cabeza y eso incendió algo en mi interior. Mis dedos agarraron con un poco mas de fuerza sus cabellos al darme cuenta que efectivamente era muy placentero y comencé a guiarla, ella dejándose llevar por mis movimientos. Sonidos salían de su garganta cuando tocaba fondo, pero no dejaba de succionar.

Mi respiración volvió a ser irregular y nuevamente mi vientre bajo se contrajo, tal cual la primera vez, pero en esta ocasión siendo más intenso, tanto que estuve a punto de soltar una que otra grosería. Miré nuevamente el techo sintiendo que mi saliva pasaba lentamente por mi garganta.

Era un maldito inexperto en esto, pero si tuviera que sacar nota, Alina ya tendría un sobresaliente.

—Y-yo… Alina, yo…

—Córrete, hazlo — su mano acariciaba mi pene, de arriba hacia abajo, al ritmo de su boca.

—No, no, no, Alina…

La intenté quitar, pero ella no me dejó. Su boca cubrió por completo mi pene hasta el fondo dejándome sin aliento, succionó unas tres veces más y perdí… perdí contra ella. Con una suave expulsión solté dos chorros que fueron a parar en su mejilla derecha, luego otro que cayó en su frente y su ojo. Y finalmente el último chorro de semen fue gracias a mi mano cayendo en su boca. Me avergoncé un poco, levemente, pero ella sonrió con suficiencia para lamer sus labios para no dejar rastros, casi con hambre.

No podía avergonzarme a estas alturas.

¿Qué otra cosa pude hacer si lo hizo como toda una profesional? Su sorprendente maestría me dejó boquiabierto, con el corazón a mil y liberado de una manera abismal.

Solo con su boca logró darme un orgasmo glorioso.
Y la vista que tenía desde aquí era exquisita.

—Veo que si te gustó. — soltó una risa que fue casi música para sus oídos. Frunció el ceño y cayó en la realidad de lo que había experimentado.

Subió rápidamente sus pantalones sin importar ensuciar nada y se levantó casi de un salto, evitando el contacto con Alina, quien lo miraba confundida.

—E-esto… esto no tuvo que suceder — se tomó sus cabellos, sintiéndose levemente sucio. Desde que llegó aquí había pecado. Alina era el pecado vivo.
Y él no pudo negarse a ella.

—¿De que hablas? Me gustó, te gustó. Somos personas adultas disfrutando de lo magnífico que es el sexo, ¿no te parece bien eso? — ella también se levantó, tomando una servilleta para comenzar a limpiarse mis fluidos que habían parado por casi toda su cara.

—Olvida todo esto, por favor. No quiero que las cosas se vuelvan incómodas entre nosotros. — pidió tratando de calmarse.

Ni él comprendía muy bien el porque estaba tan alterado de pronto.

—Te preocupas por nimiedades, Jungkook. — su mirada había cambiado a una seria, las arrugas en su frente la delataban — soy mayor, sé que lo que está bien y lo que está mal…

—No me gustas, Alina. — soltó de sopetón, sin poder frenar absolutamente nada. Se arrepintió de decir aquellas palabras cuando vio el rostro de confusión de la castaña y aunque lo lograra disimular muy bien, el dolor también se hizo presente.

—Dilo mirándome a los ojos. — decretó con voz trémula. — mírame, Jungkook. Mírame y dime lo que acaba de salir de tus labios.

Si su corazón estaba eufórico luego del tremendo orgasmo, ahora lo estaba el triple. Quería retractarse de cada palabra, un poder sobrehumano lo envolvió. Quería lanzarse a sus labios y besarla hasta quedarse sin respiración.

—No me gustas. — no hizo ningún acto que su mente quería poner en marcha y volvió a hablar antes de que se arrepintiera aún más. — discúlpame, pero vine aquí a estudiar. Te ruego que no me molestes más.

Estás haciendo lo correcto. Estás haciendo lo correcto.

Aunque sentía un pinchazo en su corazón lo ignoró, más cuando un sentimiento de preocupación lo inundó al ver que ella asintió y se fue directamente a su habitación sin decir palabra alguna.

Y es que no merecía palabras.

Me acaba de dar el primer y mejor orgasmo de la vida. Y yo preso al miedo no encontré nada mejor que cortar de raíz todo el rollo en el que pudimos envolvernos.

Sería lo suficientemente maduro para poder tener una relación sana y nada afecte la convivencia.
Solo esperaba que Alina también pudiera hacerlo.

°°°

—Estoy muerto. No doy más. Mi cerebro no retendrá mas información sobre ninguna otra cosa — la voz extenuante de su amigo se escuchaba por toda la sala.

Sonreí por lo exagerado que estaba siendo.

—Debemos pasar estos exámenes, vamos, lee eso otra vez. — pedí ojeando el libro de notas. Es increíble como casi todo el semestre ya he aprendido a tocar cuatro instrumentos y el canto lo he ido perfeccionando acorde van transcurriendo los días.

Con Taehyung somos como la sensación de ese lugar. Los foráneos guapos, los buena gente, los coreanos, teníamos un sinfín de apodos y también chicas que estaban interesadas en ligar.

Pero la verdad yo no estaba enfocado en eso. Y tampoco quería.

—Que guapa te ves, Alina. ¿Has quedado con alguien?

Mi vista de manera instantánea subió al escuchar su nombre. Una despampanante castaña con un diminuto vestido negro estaba en mi campo de visión. Taehyung me miraba de reojo y sonreía.

—Si. Evan me pidió una cita, ¿Cómo me veo?
Me tensé en mi lugar y apreté mi mandíbula sin querer. Bajé la vista nuevamente al libro, como si fuera la cosa mas emocionante aquí y ahora.
—Luces fenomenal, ¿no es así, Jungkook?

Carraspeé levemente y nuestros ojos conectaron para terminar asintiendo de manera tímida.

—Te ves muy hermosa. — rasqué mi oreja y mordí mi labio con nerviosismo. — de seguro él quedará fascinado.

Alina me escudriñó con la mirada y asintió de manera leve, sin decirme palabra alguna, tampoco es que la mereciera.

Un mes había pasado desde esa vez en donde Alina me dejó en mal estado gracias a su preciosa boca, un mes en donde le dije que fue un error, un mes en donde yo la evitaba como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.

Ella se me acercó varias veces para conversar, pero yo no podía decir ningún monosílabo sin recordar aquella escena como si fuera alguna película erótica que mi cerebro no podía eliminar.

Sentía que era lo mejor.

Alina es un alma libre y un alma libre no puede estar atada a caprichos y temores de un alma insegura. A pesar de que le dolió mi indiferencia, seguía siendo aquella persona risueña, tan inteligente como despistada.

Ella tiene un alma que atrapa y el corazón mas enorme que haya conocido.

El timbre me sacó de mi ensoñación, pegándome en la realidad de que ella tendría una cita con un tipo que según los rumores está locamente enamorado de ella y no es un cobarde, le demuestra su sentir.

—Que te vaya muy bien, Alina. Disfruta tu cita. — mi amigo se despidió. Ella comenzó a caminar hasta la puerta y mis ojos se posaron automáticamente en su trasero que se veía tremendamente llamativo en aquel vestido. — wow, estaba muy, muy guapa, ¿no? — comenzó a hablar una vez ella salió. Yo solté todo el aire retenido en mis pulmones y le di una mala mirada.

—Siento una molestia en mi estómago. — farfullé cruzando mis brazos. De pronto hasta las ganas de estudiar se habían evaporado por arte de magia.
—Lamento informar que estás celoso.

—¿Tú crees? — rasqué mi frente mirando a un punto fijo en la pared.

—Vaya, creí que lo negarías, no pensé que lo aceptarías tan rápido. — soltó una pequeña risa — vale, sí, lo creo, lo afirmo y lo confirmo. Susan se ha dado cuenta del rollo que tienen ustedes, yo me he dado cuenta. ¿Por qué demonios dejaron de hablar? Antes hablaban de cualquier estupidez.

El recuerdo de aquel día volvió a invadir mi mente como si le hubiera dado aquel permiso.

—Pasaron cosas y puede qué… bueno, puede que le haya dicho algunas palabras que la podían herir. — con mi dedo índice comencé a jugar con mi labio mientras le explicaba la situación a Taehyung.

Omitiendo ciertas cosas, claro está.

—Vaya, eres un tremendo idiota. — concluyó haciendo un mohín con sus labios.

—Gracias por tu apoyo. — expresé con un retintín en mi voz.

—Pero que va, veo que eres de lo mas lento. — negó con su cabeza — se nota a leguas que a Alina ni le interesa Evan Cavill y solo ha quedado con él para ver algún tipo de reacción en ti. A ella definitivamente le gustas, Jungkook.

Mi estómago se apretó al oír algo como aquello, sintiendo un leve cosquilleo que me llevó directo al pasado, cuando comencé a sentir cosas por una niña en la iglesia.

A la edad que tenía ahora se me hacía hasta inaudito que tuviera tales reacciones.

—No digas estupideces. — dije tan nervioso como la primera vez que llegué a este lugar. Podría decir que mucho más.

—Ay, Jungkook. Te va a doler la decisión que has tomado.

Y no comprendí sus palabras hasta que un día la vi en su habitación arreglándose nuevamente para Evan.

Evan es muy atento.

Evan es todo un caballero.

A Evan no le da pena demostrar sus sentimientos.
Evan es alguien de los tiempos antiguos.
Evan. Evan. Evan.

Me tenía podrido escucharlo siempre. En la escuela no era la excepción. Alina y ese tipo eran la sensación del momento. Sus nombres no paraban de salir de los labios de gente desconocida y eso me generaba violencia.

Taehyung había salido junto a Susan a comer hamburguesas y al cine. Yo preferí quedarme para estudiar, pero ver como la castaña se ponía aún más linda de lo que ya era, no pude retener el vomito verbal que salió antes de que pudiera frenar cualquier acción.

—¿Nuevamente saldrás?

Alina volteó juntando sus labios para esparcir su brillo labial, logrando que se viera totalmente apetecible.

¿Qué sabor tendrá?

Negué rápidamente mi cabeza cuando comencé a pensar sandeces.

—Sí, ¿hay algún problema?

Apreté mi mandíbula al no saber que decir con exactitud.

—No, solo preguntaba.

—¿Me hablas luego de casi un mes, solo para preguntarme si voy a salir nuevamente? — enarcó una ceja y lucía algo molesta —, no entiendo, Jungkook. No te entiendo en absoluto.

Cerré mis ojos con fuerza y decidí ir hasta el salón. Pondría música y me pondría a estudiar, tendría la mente ocupada, no pensaría tonterías, mi sangre no va a hervir al cavilar sobre lo que estarían o no haciendo.

—¿Y ahora me dejarás hablando sola?

—Olvídalo, Alina. — fue lo que salió de mi boca al abrir la página número cincuenta, solo para evitar su mirada. Ni siquiera era la página que debía ver.

Murmuró alguna maldición que no pude descifrar y quizás iba dirigido hacia mi persona. El timbre sonó indicando que el príncipe azul, el chico perfecto, el tipo ideal había llegado, provocando que apretara el lápiz con algo de fuerza.

Aún cuando el timbre estaba sonando, Alina no me quitaba la mirada de encima, la podía sentir.
Mi corazón comenzó a bombear de manera mas constante y mi pie de manera intuitiva comenzó a moverse de manera rápida.

¿Por qué seguía privándome de sentir?

Papá ya no estaba aquí, no podía escuchar sus regaños, el odio en sus palabras. Mamá ya no podía decirme lo decepcionada que estaba de mí… ¿por qué seguía haciendo cosas para demostrar algo? Tenía esa creciente necesidad de hacer sentir orgulloso a las personas que eran importantes para mí, aunque nunca recibiría ningún comentario positivo.

No quería cometer un error de lo que sin duda me arrepentiría por siempre.

Si Alina salía de aquí, justo ahora, la perdería. Evan estaba haciendo todo para ganarse su corazón y yo había sido un total Idiota por el miedo que me invadió.

—No vayas… — fue lo que salió de mis labios, tan fino que no estaba seguro si había escuchado mis palabras. Ella se quedó estática en el lugar, de espaldas. — yo… sé que he sido un tonto y quizás estoy siendo un capullo egoísta, pero no quiero que vayas con él…

—Jungkook…

—No quiero que te enamores de él.
No había vuelta atrás.

Me levanté aún evitando su mirada y froté mi rostro.
—¿Te estás dando cuenta de lo que estás diciendo?
Mi mirada denotó confusión. Mierda, claro que me daba cuenta de las palabras que salieron de mi boca y no me arrepentía de nada.

—Sí, por eso lo digo. — asentí, jugando con mi labio — me enoja, me enfurece, me enerva la sangre pensar en lo que el tal Evan pueda hacerte y sé que no tengo derecho alguno en tener este tipo de sentimiento en mi interior, pero los tengo. — me acerqué lentamente hasta donde se encontraba, aún escuchando el timbre de una manera más intensa — he sido un estúpido, un idiota, por privarme a sentir, por tener en mente las palabras de mis padres y un juramento que hice cuando apenas tenía doce años…

—¿Juramento? — me interrumpió casi en un murmuro. Sus bellos ojos mieles brillaban con la intensidad de mil estrellas.

—Ser casto y puro hasta el matrimonio. — me encogí de hombros, agachando la mirada. — me sentí muy mal conmigo mismo cuando… bueno, cuando ocurrió aquello… — arrugué mi nariz al no poder decirlo en voz alta. — sentí que le fallé a mis padres, a la iglesia y a Dios.

—Jungkook, ¿por qué no me dijiste eso? Yo… yo te llevé a esa situación. — tapó su boca y su rostro reflejaba angustia. — yo no tuve que haber hecho eso… no tuve que dejarme llevar por mis impulsos…

—Pero ya está hecho y no te martirices. — tuve la atribución de tomar su rostro entre mis manos y la miré directamente a los ojos. — no lo hagas porque fue genial… yo me sentí muy bien. Comencé a explorar mi cuerpo, comencé a sentir cosas que había evitado a toda costa… me sentí libre, Alina. — confesé, rozando sus labios con los míos. Una llama se encendió en mi interior y tuve el deseo de besarla, besarla hasta cansarme. — erróneamente creí que le estaba fallando a todo el mundo, que me fallé a mi mismo… y no. Todo cambió dentro de mí y fue gracias a ti.

Solo aquello bastó para que la castaña se lanzara a besarme como si su vida dependiera de ello. Y yo… le devolví el beso casi de forma inmediata, la besé y así comenzó mi vicio. Nuestros labios encajaban perfectamente, con una parsimonia y sincronía casi exquisita. No era el experto besando — había besado a otras chicas en el pasado — pero ninguna se sentía así. Casi seis meses de deseo se habían hecho realidad.

Estaba besando a Alina por fin.

Mis manos fueron hasta su espalda, creando un recorrido con el fin de tenerla aun más cerca. Ella alzó los brazos hasta rodear mi cuello, siendo todo mas profundo, mas ameno, mas exquisito.

Acuné su rostro y ladeé la cabeza para que el beso fuera mas cálido, profundo, saciando hasta el final las ganas que siempre tuve de besarla, de preguntarme que sentiría besar a Alina Miller y se sentía la gloria.

El timbre dejó de sonar por fin y ahora la melosa voz de Taylor Swift resonaba en una melodía, la melodía de su celular. Ella tanteó su bolso y lo sacó, para separarse levemente de mí.

—Lo siento Evan. No podré salir, estoy arreglando unos asuntos muy importantes.

Una alegría inundó mi interior y sonreí, aun cerca de su rostro. Ella colgó luego de decir aquello y me dedicó una mirada divertida.

—¿Asuntos muy importantes?

—Ajá. El chico que me gusta me está besando por primera vez, son asuntos muy importantes.

Mi sonrisa se fue borrando lentamente y aunque mi rostro demostrara lo contrario, me sentí jodidamente feliz al escuchar tal confesión. Y ahora fui yo quien atacó esos apetitosos labios, como todo un animal que ha estado a la deriva por meses y necesita alimento. Mi cerebro se apagó por un momento y preso a la irracionalidad, introduje mi lengua y apreté el trasero de Alina con mis grandes manos. Soltó un gemido casi inaudible, pero lo suficiente para oírlo y perder la cordura.

A pasos ciegos avanzamos a cualquiera de las dos habitaciones. Al llegar, me empujó fuertemente a la cama y me dedicó una coqueta sonrisa.

—¿Quieres seguir?

Y como si estuviera en una clase de hechizo asentí tan rápido que casi resultó un ruego. Una creciente necesidad. Necesitaba de ella, necesitaba a Alina. Me incorporé netamente para volver a unir nuestros labios. Me sentía embriagado, ella tenía el mismo efecto que el alcohol y yo me sentía feliz, contento por sus caricias, por sus toques.

La atraje mas hasta mí — como si aquello fuera posible — y caí con ella encima. Ella comenzó a moverse hacia atrás y adelante, avivando aun mas la llama en mi interior. Aquel jugueteo proporcionó calor y roce en una zona que no tardó un segundo más en activarse.

—Me encantas, desde la primera vez que te vi — hablaba mientras besaba mi cuello. Gruñí su nombre entre ruegos y cerré mis ojos ante lo placentero que se sentía.

—Tú a mi también. — me digné a hablar por fin —. Eres tan hermosa, tan llena de cualidades positivas que me sentí atraído por ti de manera natural, automática…

Alina mordió su labio y se quitó ella misma el vestido, de la manera mas sensual y tortuosa para mí, dejando a la vista su lencería de color negro. Admiró todo su cuerpo, su hermoso cuerpo.

—Sé que me observaste esa vez en el baño.

—¿Eh?

—Cuando me estaba bañando. — explicó, juguetona —. Supe de inmediato que eras tú…
Mi rostro se calentó levemente y me avergoncé al haber sido atrapado como un maldito acosador.

—Lo siento mucho… yo no quise incomodarte…

—No sabes lo caliente que me puse. — confesó jugando con los tirantes de su sujetador —. Y no tienes idea de como estoy a ahora.

Dejó a la vista sus pechos que ya habían sido observados, pero tuvo el mismo sentimiento.
Eran perfectos. Ni muy grandes, ni muy pequeños.

Gateó hasta estar nuevamente cerca de mí. Irguió su espalda, dejando sus pechos expuestos muy cerca de mi rostro. Besé su cuello, su clavícula y finalmente deposité un beso en su erecto pezón, ganándome un gemido ahora mas fuerte. Y al notar como le gustó, comencé a juguetear con ambos pechos. Lamía, mordisqueaba y succionaba y Alina no dejaba de decir groserías mientras se frotaba mas fuerte sobre mí provocando que mi miembro doliera ante lo duro que lo tenía. Muy duro.

—¿Estás completamente seguro de esto, Jungkook? Si tú dices que quieres detenerte, lo haremos. No quiero presionarte. No te mentiré, me siento tan extasiada, estoy totalmente húmeda gracias a ti, pero me detendré si me lo pides.

Me separé un poco y le di una sonrisa cálida. Me quité los pantalones y mi bóxer, dejando al descubierto mi pene quien por fin estaba en total libertad.

—Nunca he estado tan seguro de algo.

Agradecía que estuviéramos en la habitación mía y de Taehyung, ya que en su buró de seguro habrían condones. Con mis dedos tanteé hasta abrir el pequeño cajón y di con las envolturas plateadas. Alina me lo quitó para abrirlo y ella misma ponerlo en lo largo de mi falo.

Besó mis labios, mi cuello y mi abdomen, para tumbarse boca arriba. Giré y quedé arriba, para por fin adentrarme en ella. Ella suspiró con musicalidad, la primera vez que estaba dentro.

Comencé a moverme acostumbrándome a la nueva sensación y amoldando al espacio de Alina. Inicié un vaivén lento, pero fuerte. Los gemidos que se escapaban de sus labios eran música para sus oídos y aquello lo hizo poner el triple de empeño. Las embestidas comenzaron a ser diferentes. Más rápido, sin vaciles, nuestros cuerpos chocando provocando un ruido placentero por la habitación. Escondí mi rostro en la curvatura de su cuello ante la oleada de placer. Estar dentro de Alina era lo mejor del mundo.

Tener sexo con ella es la mejor experiencia de mi aburrida vida.

Levantó la pierna de ella con el fin de entrar de manera mas profunda. El colchón hundiéndose ante los movimientos, el somier rechinando, entrando y saliendo en ella de manera feroz, se sentía en el límite.

—Oh, si, Jungkook, sí.

Arqueó su espalda, cerrando los ojos. Su cabello se adhería a su rostro, que estaba levemente sudado. Sus mejillas sonrojadas, sus labios siendo apretados… era totalmente bellísima. ¿Cómo es que fui tan estúpido de haberla hecho a un lado?

—Alina… — murmuró, sin detenerse, buscando su liberación, pero no lo haría hasta que ella lo hiciera primero.

—Jungkook… Oh, Jungkook… — gruñó pasando sus manos por mi espalda. Siseé al sentir como sus uñas pasaban por mi espalda —. Me voy a correr, lo voy a hacer.

La penetré de manera incesante, mis movimientos siendo algo torpes al sentir la electricidad sucumbiendo mi cuerpo, mi espalda sintiendo unas cosquillas tan exquisitas que tuve que cerrar mis ojos ante la oleada de placer. Posé mis manos en su cabeza, moviéndome de manera fuerte, escuchó un gemido tan fuerte que terminé por liberar lo que estaba aguantando, no pude más, descargué todo en el condón, sintiéndome liberado, extasiado. Mi respiración era irregular, agitado. Ella me abrazó fuertemente y me dio un beso en la comisura de mis labios.

—Me gustas mucho, Jungkook.

Y este era un momento que no iba a olvidar jamás.

—Me gustas mucho más, Alina.

Esto superaba mis expectativas en todo sentido. Y no me arrepentía de absolutamente nada.

°°°

Me sentía jodidamente nervioso.

Podía sentir como las miradas estaban posadas en mí, aunque eso no fuera cierto. Nos estaban mirando a todos. El día de mi graduación había llegado y aunque estuviera muy feliz, no podía evitar sentir nervios.

Por fin, luego de tanto sacrificio, estrés, había podido llegar al final de una de las metas que me planteé a mi mismo.

Mis ojos conectaron con los de mis padres. Aún no estaban cien por ciento felices por mí, pero por lo menos quisieron venir a este momento que sin duda era el segundo mejor día de mi vida.

Podría ser el gran compositor, el productor, el cantante… todas las herramientas que había aprendido aquí, las aprovecharía al máximo, aunque ya tuviera un empleo en una empresa de entretenimiento. Esto podría extender mi currículo.

—… felicitaciones a los licenciados y espero que logren cada meta propuesta.

Fueron las últimas palabras del director, para que todos comenzarán a aplaudir. Miré a mi lado, a quien se había convertido en mi mejor amigo, Taehyung tenía una sonrisa de oreja a oreja. Me dio un gran abrazo.

—Lo logramos, kook.

Asentí, sintiendo un nudo en mi garganta.

—Lo logramos, Tae.

Al separarme mis ojos dieron con la persona que ilumina mis días. Alina llevaba un vestido que le sentaba de maravilla y lo único que ansiaba era llegar a casa y quitárselo.

A casa. Nuestra casa.

El primer mejor día de su vida fue cuando Alina aceptó ser su novia y con ello, el plan de vivir juntos.
Su compañía ha sido luz en la oscuridad. Ella lo es todo y no me detendría jamás de admirarla y cada día, amarla un poco más.

Aplaudía con total ímpetu, orgullosa por mí, así como lo estuve yo en su graduación. Mi licenciada en Artes Musicales y Sonoras.

Con ella todo es diferente.

Me había enseñado un sinfín de cosas, en todo ámbito y las noches de sexo cada vez eran mejores. Ahora era todo un maestro gracias a ella.

Puede que mamá por la misma razón me mire con algo de recelo, al fin y al cabo rompí definitivamente la promesa, pero no me arrepentía en absoluto.
Porque si Alina estaba conmigo, no hacía falta nada más, ni necesitaba nada más. Estoy con quien quiero, con quien amo y con quien sueño estar.

Salir de mi zona de confort si fue difícil, mi madre tuvo razón. Pero gracias a ello he vivido las mejores experiencias de mi vida y lo volvería a hacer.
Si el destino me concebía volver a encontrarme a mi castaña, lo haría una y mil veces más.

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