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Capítulo 27. El desierto de Crono.

"Los vampiros llegaron a la media noche para alimentarse de mi quebrantamiento."

7 Meses después...

Pasaron largos meses de soledad y semanas de calvarios desde que llegué a Pléyades en octubre del año 1513, cuando menos lo creí ya era mayo del año 1514 en el desierto de Crono. Me instalé en una cueva bajo las arenas del desierto y lo habité desde que lo encontré en abril del mismo año, en algunas noches sufrí atentados de alacranes y escorpiones que se acompañan con tarántulas y serpientes para atacarme.

Los cambios físicos eran constantes, mi cabello cambió de color cuando retornó al mismo de antes junto a la piel blanca y bronceada que siempre tuve, a diferencia que en ese entonces las ampollas generadas por el calor se marcaron en mi piel, probablemente, fueron desapareciendo cuando me adapté al clima árido e infernal. Ya no lucía como el vampiro de octubre, todo en mí regresó a la normalidad como un nuevo nacer que pude aprovechar, me convertí en el hombre rudo y fornido que nunca antes fui.

Sin importar el tiempo que pasó desde que estuve en Memphis, no hubo un segundo en el que dejé de pensar en el regreso triunfal a Memphis y Núremberg, no había nadie que pudiera salvarse del tsunami de sangre que hundiría a Pléyades, el gran final de los tiempos estaba por llegar. Todo ese tiempo me hizo un sobreviviente, aprendí a quererme con todos mis defectos y a valorar todo el tiempo que vivía del presente.

En una borrascosa madrugada de mayo me encontraba cazando animales para la comida del día siguiente, el frío estaba más fuerte que en todas las noches anteriores por lo que impedía el sueño nocturno, las dunas se movían con la fuerza del aire generando una fuerte tormenta de arena en Crono. Los remolinos surgían con enormes ventarrones de arena que me desequilibraban, la fuerte tormenta me empujaba a todos lados, incrementándose la velocidad del tornado en expansión.

Un gigantesco vendaval de arena me arrojó a lo largo empujándome demasiado lejos, la presión de la tormenta me hizo rodar por las dunas y los ligeros arenales que me sostuvieron. Me impulsé hacia adelante y me arrastré mientras la tormenta me sacudía, de repente, algo se apresó en mi pierna derecha y comenzó a enrollarse hasta apretarla, la opacidad de la tormenta arenosa me impidió observar lo que se estaba subiendo en mi cuerpo, ¿Qué es esto? ×PenséØ.

El ventarrón me empujaba y yo continuaba sosteniéndome de las piernas en posición fetal, prontamente, debajo de la túnica sentía una piel áspera con escamas que rozaba mi pierna. ¡Maldición! ¿Qué mierda es esto? ×VociferéØ, metí mis manos debajo de la túnica y halé lo que se estaba subiendo en mi pierna, ¡Era una serpiente cornuda! La sujeté con una mano y el animal estaba meneándose con mucha agitación, rápidamente, la serpiente se impulsó hacia delante y me atacó en el rostro con mucha celeridad.

¡Aaaaaaaahh! ×Berreé adoloridoØ, solté la serpiente de mi mano y el animal fue arrasado por la fuerza del viento. ¡Ohhhh, dueleee! ¡Mi caraa! ×Rugí desfallecidoØ. El dolor era indefinido y clemente, de inmediato, las toxinas entraron en mi sistema nervioso y mi rostro comenzó a paralizarse paulatinamente.

Mi rostro estaba deformándose por la sustancia neurotóxica del veneno, me puse de pie con todo el furor del viento y comencé a dar espaciosos pasos en dirección contraria. ¡No podía seguir caminando! Estaba debilitándome cada vez que hacía un mínimo movimiento en bruto. Mis músculos se estremecieron por dolorosos espasmos, sentía que algo caliente corría rápidamente por mi torrente sanguíneo; ¡Camina! ¡Tú puedes! ¡No te detengas! ×Pensé mientras luchaba por mi vidaØ, pero, caí de rodillas y la tormenta me arrastró nuevamente al lóbrego vacío del desierto.

La tormenta de arena estaba más furiosa e irascible, estaba aturdido y acelerado por la agitación del viento. La arena se introdujo a través de los oídos y de mi boca, con los ojos irritados y la cara sangrante sentía que ya no podía hacer nada más para salvarme, ¡Los colmillos de la serpiente atravesaron mi ojo derecho! La picazón se incrementó sometiendo la epidermis con una terrible hinchazón que me impedía parpadear.

Mi cuerpo se serpenteaba cuando la tormenta ocasionaba estragos en el desierto, me dejé vencer por la catástrofe y no quise luchar más por nada. Estaba siendo transportado a otro lugar que estaba lejos del desierto, permanecí inválido mientras le permitía al viento huracanado que hiciera de las suyas.

Repentinamente, me adormecí y entré en un sueño pesado en el que parecía ser difícil despertar. Estaba atrapado en mi propio sueño por la alucinación que generó el veneno, soñé con el último día de vida en el planeta Tierra cuando Stephenberg me aprisionó en la Zona 13, mi antiguo jefe me inyectaba narcóticos mientras yo estaba drogado y debilitado en la camilla, pero, me veía a mí mismo en el momento que Stephenberg me introdujo sedado en un ataúd de madera purpura, escuchaba el sonido de las alarmas en mi mente cuando el sueño iba cambiando rápidamente hasta que desperté asustado.

¡Las piezas del rompecabezas iban encajando! Cuando supe que no había muerto por cuestiones naturales sino por razones paradójicas integrada por la negligencia, sentí una gran impotencia. Después morir no estaba seguro de lo que había sucedido, confiaba en mis sueños porque era lo único que quedaba de mi recuerdo.

¡No podía abrir los ojos! Mis ojos estaban constreñidos y la mitad de mi cara retorcida. Escuchaba el oleaje del mar golpear la costa, ¿En dónde estoy? ×Musité turbadoØ ¿Una playa? Los pelicanos se oían cerca, pero, no sabía con exactitud en donde estaba yaciendo.

Me levanté con el dolor impregnado en el rostro y forcé mis parpados para abrir los ojos, había algo dentro de la vista que palpitaba como un pequeño corazón que latía bajo mis parpados. Finalmente pude abrir los ojos con mucho ardor y dolor, sin embargo, era difícil mantener los ojos abiertos con el veneno brotando en mis vasos sanguíneos oculares.

¡Estaba en la playa! ¿Cómo llegué hasta aquí? ×Vacilé, ambiguoØ. ¡Fue el poder de la tormenta! Era el famoso mar cristalino de Pólux. Una belleza natural de aguas brillantes y profundas, me lancé al suelo y comencé a caminar de rodillas hasta el agua mientras sonreía por las olas que bañaban mi cuerpo.

¡Valió la pena! La fuerza de la naturaleza me llevó a Pólux por alguna razón. Las palmeras se movían con tanta serenidad que calmaba mis impulsos de gritar por ayuda; el mar se veía pacifico e impasible por lo que al observar los oscuros hoyos azules en el agua no me atemorizaba, siempre padecí talasofobia cuando estaba cerca de los abismos oceánicos, era mi mayor fobia a las profundidades acuáticas.

Sumergí mi rostro en el agua y limpié la herida para desinfectarla, froté mis ojos con la abundante agua salada y pareció que el ardor alivió un poco. Mi reflejo en el agua me ayudaba a ver la mordida de la serpiente, ¡Mi rostro estaba deformándose! La nariz estaba torcida, ojos entrecerrados, labios partidos e inflamados, la mejilla derecha recrecida y agrietada.

Al mismo tiempo arranqué la carne podrida de mis pies para permitir que la piel sanase, sólo había algo que hubiese remediado la herida en mi rostro y las devastaciones del veneno en mi cuerpo... ¡La piedra prodigiosa! Pero, la perdí en el momento que la tormenta de arena me arrastró por el desierto, lo más curioso era que ya no tenía que darle tanta importancia como realmente la merecía.

Me puse de pie me adentré quejumbrosamente en el agua para nadar en el gran arrecife de coral, para mal, la intoxicación inició los efectos secundarios después de la mordida. Los vértigos me descomponían totalmente con la sensación de que todo giraba, tarde o temprano me desmayaría nuevamente si no era medicado urgentemente, la pregunta era, ¿Dónde encontraría revulsivos o antídotos? No existía alguna probabilidad que me hiciera escapar de la muerte.

Sin darle más importancia al asunto, me lancé al agua para limpiarme de toda la impureza que por largos meses se mantuvieron, me sumergí en la gran majestuosidad del mar y cautelosamente comencé a nadar. Adentrándome en el mar abierto pude relajar el cuerpo, el arrecife de coral presentaba una gran diversidad de especies de animales y vegetaciones acuáticas, ¿Cómo no llegué antes a esa playa? Hubiese servido para una gran fortaleza el hecho de haberme instalados en las orillas.

El volumen del agua nivelaba mis condiciones mentales, el estrés, la depresión y el gran vacío de la soledad. Nadaba como un delfín en las bajas profundidades para después perderme en el abismo, el tiempo seguía transcurriendo desmesuradamente mientras me alejaba de la costa.

Pléyades parecía ser una hermosa diosa iracunda con muchos secretos guardados, el magnífico oleaje sonaba con estruendos sobre la arena al caer con fuerza. Fue un buen momento para alejarme de todos los martirios y peligros, aunque el dolor era más poderoso que mi fe nadaba libremente como un pez. El mar Pólux se caracterizaba por ser el mayor temor para los marineros, desde tiempos pasados ha sido un cementerio marítimo de piratas que morían en tripulaciones nocturnas.

Cuando me sumergía observaba los barcos hundidos y desolados en las fosas marinas donde vivían tiburones y peces, dolorosamente, los parpados se inflamaron más como si fuesen bolsas de aire impuro. Me detuve a flote y giré cuando sentía que tenía que regresar a la costa, pero, ya era muy tarde para pensar en regresar después de haberme alejado.

Nadé en dirección a la isla sintiéndome mareado y pesado, alcé la vista al cielo y me apesadumbré cuando miré que las nubes negras se evaporaban con el mar en el horizonte, una fuerte tormenta estaba en camino. El agua se estaba tiñendo de la sangre de mi rostro, iba de mal en peor y, en cualquier momento podía atraer la atención de los tiburones hambrientos.

¡Sigue nadando! ¡Nada más rápido! ×VociferéØ, el malestar físico impedía que pudiese nadar con normalidad. Me miré en el agua y mi cara estaba palidezca y morada, las ampollas estaban brotándose con erupciones verduzcas de secreción y sangre infectada, me desconocía al mirarme en el reflejo del mar.

Perdí la cordura y caí en la desesperación de un ataque de pánico, mis mandíbulas estaban retorciéndose dolorosamente mientras la boca se expandía con un desgarre lingual. Mi lengua estaba doblándose hacia atrás, la garganta se inflamaba excesivamente impidiéndome la respiración.

¡Estaba hundiéndome! Comencé a agitarme y a sacudir mis brazos con el sentimiento de ahogo, el movimiento del agua me empujaba fuertemente al centro del mar hasta alejarme de la costa. Mi estómago se revolvió con los vértigos y las náuseas constriñeron mi estómago, no resistí la fatiga y vomité descontroladamente el agua.

El agua cubrió mi vista cuando descendí a la profundidad de la alta marea, contenía mi respiración para sumergirme por minutos y volver a nadar como antes, pero, al poner la vista bajo el agua me estremecía más de lo normal. Mis suspiros de ahogos sonaban estridentemente, estaba ahogándome en la tempestad, la inquietud me presionaba a la desnivelación de mis pocas emociones.

Golpeaba el agua con pesados manotazos que hacían sonar mi piel con ardor, las burbujas detonaban mis gritos bajos el agua cuando pateaba y revoleteaba para intentar respirar. Frenéticamente empecé a nadar ignorando la agonía de calvario para no hundirme en las profundidades del mar, los rayos de luz difuminaron la dirección correcta a la que tenía que bracear, ¿A dónde me dirijo? El iracundo oleaje marino me revolvía hacia todos lados como si fuese una pequeña tortuga.

¡Tierra a la vista!

El furioso mar me estaba llevando a la Isla del Fuego, una pequeña isla volcánica que estaba lejos de Crono. Pude ver con los ojos constreñidos una extensa isla poblada de árboles y de enormes rocas, había un viejo barco varado en la playa que fue abandonado ante desconocidas circunstancias de sus marineros, un enorme volcán en erupción sobresalía entre los árboles más altos de la playa con lava ardiente y humo negro.

El mar continuó empujándome y acercándome hacia las orillas de la isla volcánica, improvisadamente, algo inesperado e inaudito capturó mi atención cuando vi a un grupo de seres en la playa, ¿Será mi imaginación? ¡No sabía lo que eran! Extremidades largas y dobladas con cuellos encorvados de cráneos ovalados. ¿Eran indios o mutantes? Parecía casi imposible determinar el sexo de aquellos seres aciagos, ¡Se comportaban como un animal salvaje! De inmediato que los vi comencé a nadar en sentido inverso para no llegar a la isla.

Me aterroricé al ver que el mar estaba empujándome mucho más rápido a la isla y aquellos seres estaban en la playa, esos seres producían una espeluznante sensación de pavura y sobresalto. ¡Caminaban al igual que un cuadrúpedo! Se comunicaban con sonidos bestiales que parecían ser la lengua nativa de la isla, era imposible nadar en sentido contrario por la presión del agua que seguía arrastrándome más.

Los extraños humanoides corrían por la playa de esquina a esquina, tenían lanzas, arcos y palos con los que usaban para agredirse entre ellos mismos. Los diez individuos se gritaban con su dialecto mientras se enterraban sus lanzas, el más alto de todos cogió una pesada roca y la aplastó en la cabeza de otro; los demás se tumbaron en la arena de la playa y comenzaron a despedazar al herido, los sujetos arrancaban las extremidades del humanoide con facilidad, ¡Canibalismo! ¡Eran bestias sanguinarias! El grupo de humanoides estaba comiéndose a uno de ellos con bestialidad.

Aún con vida le trituraban el cuerpo con sus afilados dientes, la victima luchaba por su vida mientras intentaba levantarse de la arena. El ser sentía completamente como lo devoraban a sangre viva, después que le arrancaron las extremidades la victima brincaba con el desangre como un pez en las afueras del agua, finalmente, le despedazaron la cabeza y fue cuando dejó de moverse.

Rápidamente, los humanoides se marcharon de la playa y se adentraron en la selva tropical. Braceé lo más veloz que pude antes de que los humanoides regresaran a la playa, por suerte llegué a la costa cuando los seres habían abandonado el lugar.

Al llegar a tierra firme mi cuerpo se desvaneció sobre la arena, después de todo el tiempo en el mar no sentía mis extremidades. Comencé a toser después que el agua salada inundó mis pulmones, los fluidos nasales se disolvieron cuando una congestionada alergia me constipó.

Después de llegar a la playa comenzó a llover fuertemente, los soles se escondieron y un borroso celaje se apoderó de la selva, la devastadora precipitación generó un poderoso oleaje que sometió a la costa. Los oleajes incrementaban su fuerza y caían sobre mi espalda, el agua se levantaba con tanta altura que podía tocar las ramas de los árboles.

La marea se remontaba ferozmente sobre la entrada de la selva, mientras tanto me desplazaba hacia delante intentando levantarme con el temblor de mi debilitado cuerpo. Las palmeras sonaban con los vientos tempestuosos soltando sus cocos, me sujeté de las rocas y rápidamente me levanté hasta que recuperé el equilibrio.

Ya una vez en el archipiélago me adentré al bosque para refugiarme, eran las 4:00pm cuando todavía sentía las ondas marinas revolverse en mi estómago. Después del naufragio tenía imparables nauseas que me provocaron frecuentemente el vómito, sentía que mi rostro estaba atado a una enorme roca que me impedía levantar la cabeza, ¡Pues mi cara estaba más hinchada! Tenía fiebre, vértigos, malestar por el efecto del veneno, mi piel estaba cambiando de pigmentación constantemente, el hormigueo facial estaba intensificándose con una dolorosa hemorragia, mi visión estaba nublada y la sudoración en mi cuerpo era excesiva, me sentía sediento y el pulso estaba rápidamente acelerado. Los parpados caídos y el entumecimiento de mi fisionomía, la necrosis empezaba a recorrer la otra mitad de mi rostro.

¿Qué demonios? ×GraznéØ, ¡La selva estaba cubierta de cráneos y huesos! Era una hilera de esqueletos humanos que rodeaba el camino de la selva. Cuando me topé con el cadáver que los humanoides destrozaron quedé boquiabierto, ¡Los pedazos de su cuerpo estaban esparcidos en el camino! La cabeza de aquel extraño ser no era más que un balón cubierto de espinas ¿Qué se supone que eran esos seres? La fisionomía era similar a la de un cerdo y a su vez a la de un humano.

Era propicio mantener la atención en todas partes que pisaba, pues, ¡La isla presentaba una gran exuberancia de serpientes por cada metro cubico! Podría decirse que había alrededor de setecientas especies diferentes en la isla. Las serpientes poblaban la selva en los arbustos, en los altos o pequeños árboles, bajo la tierra, en los charcos de agua, entre los troncos.

Una amenaza intrigó mi viaje en la isla, observé y escudriñé los árboles que me ceñían y todos estaban rasgados ilustrando un símbolo inca, ¿Quién podría haberlo hecho? Era probable que la isla fuera gobernada por una tribu de indígenas ermitaños. Cada árbol poseía una muestra de cabello humano para alertar a los forasteros, levanté la mirada a las ramas más altas de los mismos y mi atención se convirtió en una mirada de terror, ¡De los árboles colgaban enormes muñecos tétricos! Podría ser realmente incoherente la fobia a los muñecos que tuve al observarlos con pánico. Brazos, piernas, cabezas y muñecas deformadas que les faltaba ojos o extremidades estaban yaciendo sobre el suelo, algunas maltratadas y otras en buen estado que me generaban la sensación de ser observado.

Continuando la vía entre los árboles me introducía con la neblina que arropaba la maleza del suelo, mientras alzaba la mirada a los muñecos tuve la percepción de que uno estaba moviéndose. Atraído por aquel extraño muñeco con cuerpo destruido quise acercarme al árbol y mirarlo de cerca, muchos muñecos eran de payasos y duendecillos que emitían escalofriantes sonidos de cuerda.

¡Joder! ×BraméØ, de inesperado cayeron algunos muñecos de los árboles sobre un cumulo de hojas secas, me eché hacia atrás sobresaltado y lancé una lóbrega mirada a los muñecos. Me sentí interesado en aquellos juguetes y me acerqué hacia ellos, al escuchar que uno de ellos estaba haciendo un sonido de llanto me apresuré y bajé la mirada al suelo, las hojas se movían como si alguno de los muñecos lo ocasionase.

¿Qué es lo que habrá debajo de esas hojas?×VaciléØ, estiré los brazos y revolví las hojas secas hasta que observé los muñecos bañados de lodo, uno de ellos prorrumpió un ahogado quejido de dolor en el montón y sentí un escalofrío en la espalda. Me incliné sobre las hojas secas y cogí el muñeco del suelo, la textura de su cuerpo era inaudita para ser la de un juguete... El pequeño payaso soltó una risita aterradora mientras giraba la cabeza y cruzaba sus brazos, su boca pintada de negro se abrió y de ella sacó una lengua verdosa que se movía como un gusano, arqueó las cejas negras y frunció el blanquecino ceño mientras abría aquellos dilatados ojos rojos saltones; con la vista nublada y el pulso acelerado lo dejé caer sobre las hojas, el muñeco cayó sentado y volvió a girar su cabeza mientras me levantaba rápidamente, los demás muñecos se levantaron con lentitud e hicieron crujir las hojas resecas cuando empezaron a caminar por sí solos.

Desde lo más alto de los árboles escuché el llanto de muchos recién nacidos mientras huía turbio con la pavura, no sabía si lo que estaba sucediendo era real o parte de la alucinación, los síntomas en mi cuerpo estaban más severos que antes. Cuando me alejé de los otros muñecos disminuí la velocidad de la caminata, jadeé cansinamente y miré atrás para estar seguro de que no había algo que me hiciera sentir perturbado, misteriosamente, apareció una pequeña muñeca de bebé que parecía ser muy diferente a las otras; despavorido y angustiado esquivé el camino para no toparme de cerca con ella, pero, la muñeca tenía algo que me hizo acercarme hasta su sitio.

Tuve la curiosidad y la seguridad de cargarla así que caminé lánguidamente a ella, tenía un vestido blanco y curtido manchado de negro. La muñeca tenía el cabello amarillo platinado y los ojos negros, ésta también tenía una extraña cualidad en su tez que la hacía diferente a cualquier otro juguete, ¡Diablos! ×Rugí alterado examinándolaØ, al acariciar su rostro supe qué era lo que la diferenciaba, ¡Era carne humana! La muñeca estaba recubierta de piel que fue tejida en su cuerpo, ¡Su cabello también era humano! Al igual que en su cavidad ocular pusieron los ojos de algún animal que desmembraron, de su pequeña boca rosada salieron gusanos blancos y negros que venían acompañado de una terrible pudrición.

Lancé la muñeca al suelo y me alejé de ella mientras me limpiaba las manos, 10 minutos después me volví a topar con otros muñecos extraños que también eran de carne y hueso. ¡Pero esa vez eran niños reales! ¿Quién haber hecho eso? Alcé la mirada apresuradamente y me sobrecogí, había niños albinos recién nacidos colgados de los árboles, enganchados de la espalda con un garfio que traspasaba la piel entre la madera de cada árbol.

Sobrecogido y agitado caminé en frente para apartarme de los árboles, caminé rápido en medio de la selva mientras la lluvia iba pasando con el tiempo. Eran cerca de las 6:00pm y rebuscaba entre las plantas para hallar a alguna que sirviera de ayuda para la mordida, sin encontrar algo benefactor para el veneno ingresé a un manglar de agua sucia que producía un fétido olor, era propicio cruzarlo para llegar al otro lado de la selva que era un lugar despejado de árboles y matorrales.

El manglar era hogar de reptiles y anfibios, en él flotaban cabezas humanas que cubrían la superficie con algas, hongos y algunas plantas acuáticas. Cuando me adentré en el agua tibia y viscosa me estremecí con un intenso dolor de cabeza, observé mi reflejo en el manglar y noté la gangrena que estaba desintegrándose en la totalidad de mi rostro, ¡Era como tener una espantosa máscara negra adherida a la piel! El momento era doloroso e iracundo para mi malísimo estado de salud.

Los pequeños peces del manglar se comían la piel muerta de la mitad de mi cuerpo, reposaba mi cuerpo dentro del agua mientras la fatiga y el entumecimiento se aligeraba con las circulares hojas del loto amazónico. La selva húmeda favorecía la vida de serpientes y tortugas que poblaban su naturaleza, el canto de las aves hacía bailar el ecosistema con la sinfonía que avivaba la biosfera.

Retomé mi camino cuando todo oscureciendo, la sangre que derramaba estaba tiñendo el agua del manglar hasta despertar el apetito de una bestia, de pronto, algo dentro del agua comenzó a moverse mientras el manglar se revolvía avivadamente. Al sentir el peligro avancé con prisas antes de que se hiciera tarde, todavía estaba a la mitad del camino y faltaba mucho para llegar al otro estrato selvático que continuaba.

Cuando el agua dejó de moverse me detuve y me moví a todos lados inseguramente, con el corazón palpitando de taquicardias la presión sanguínea se incrementaba con agitación. De repente, ¡Una enorme anaconda se alzó en el agua! El sanguinario reptil estaba siguiéndome desde el momento que llegué al manglar, al oler la sangre que derramé bajo el agua la serpiente enloqueció y su instinto fue de apresarme; con más de seis metros de longitud el animal estaba hambriento y colérico, la anaconda sumergió la cabeza y serpenteó el manglar mientras revolvía el agua negra.

Miré al otro lado de la selva donde quería llegar y me apresuré en caminar, estaba riñendo contra una vigorosa serpiente que podía devorarme en cuestiones de minutos así que no podía descuidarme. El animal comenzó a ceñirme con su cuerpo y volvió a sacar la cabeza del agua, era más fuerte y astuta que cualquier otro hombre en Pléyades.

¡AAAAAHHHHH! ×Clamé medrosamenteØ, la anaconda me apresó de las piernas bajo el agua, ¡No podía hacer nada por mí! El animal me atacó de improviso y haló mis piernas en el fondo del manglar. La anaconda me arrastró bajo el agua y comenzó a constreñirme con su cuerpo, la respiración se volvió lenta y quedé sin oxígeno cuando el animal envolvió mi cuerpo; mis huesos estaban quebrándose con un crujido punzante, comprimiendo mi estómago denegaba el paso del aire a mis pulmones.

No podía realizar ningún movimiento que pudiese salvarme de la asfixia, por cada movimiento que pretendía hacer la serpiente me apretaba tres veces más. La cola de la anaconda estaba enrollándose en mis piernas, la serpiente me sumergía y me levantaba a flote entre las plantas del manglar; caí en un estado agónico que inició con el desmayo, estaba muriéndome estrangulado por la sofocante presión que me coloreaba de morado con una hemorragia nasal y oral.

¿Milagro o coincidencia? ¡Una tribu de indígenas apareció al otro lado del manglar! Los indígenas prepararon sus arcos y lanzas para disparar contra la anaconda. Dispararon flechas en el cuerpo de la serpiente sin herirme por un intento fallido, la tribu despedazó la cabeza de la serpiente con las flechas y el animal se desvaneció, fue un proceso lento para asesinar a ese monstruo de gran tamaño y anchura.

Fui perdiendo la vista hasta que todo quedó en negro, mi salud estaba crítica por los daños severos que sucedieron. Cuando la anaconda soltó mi cuerpo me deslicé de ella y caí lentamente bajo el agua, al liberarme quedé inconsciente y me perdí en un profundo sueño que se hizo tan eterno como la muerte; al cerrar los ojos escuché mi propia voz en ecos, ¿He muerto? ×OíØ, estaba cayendo desde una altura tenebrosa y brumosa, una caída infinita dentro de un abismo colosal en donde no existía la luz y el oxígeno. 

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