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ii. the brightest cup in the world

ᴳᴬᵁᴺᵀ ᴴᴼᵁˢᴱ
ii. la copa más brillante del mundo.
( HARRY POTTER GOBLET OF FIRE. )


"Genesis 3:19: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás."


𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐄𝐍 𝐃𝐄 𝐇𝐎𝐆𝐖𝐀𝐑𝐓𝐒 𝐋𝐋𝐄𝐆Ó 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐀 𝐋𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄 𝐇𝐎𝐆𝐒𝐌𝐀𝐃𝐄, y los estudiantes de primer año se apresuraron a desembarcar y subirse a las barcas que los llevarían al castillo. Entre la multitud, Harry y sus amigos se encontraron con Lexie y Ominis Gaunt, quienes esperaban fuera del gran comedor junto a otros estudiantes de distintas casas. Mientras se dirigían hacia la entrada del gran comedor, Theodore, Blaise y Sebastian se acercaron para despedirse de Lexie y Ominis.

Sebastian con su típico tono sarcástico habló:—No sigan causando mucho alboroto, nos veremos después.—Ambos gemelos asintieron, acomodando su uniforme de forma que quedara impecable. Mientras a la vez se despedían de sus amigos.

—Non causare nemmeno altri problemi, Principessa di Serpeverde.—Theodore se aproximó a Lexie susurrándole al oído en italiano, encontrando cierta diversión en la situación.

Ella, por su parte, frunció el ceño ante el comentario de Theo.—Eh bien Théodore, arrête de flirter sans vergogne avec moi.—Habló con detenimiento y elegancia, con una sonrisa burlesca en su cara, sabiendo perfectamente que Theodore no entendía francés.

—Lo mio es el italiano no el francés, principessa.—Aclaró.—aunque por ti sería capaz de aprenderlo.

—Joder, Theo, ¿puedes dejar de coquetear con mi hermana en mi cara? Soy ciego, no sordo.—Irrumpió Ominis, con cierta incomodad en su voz.

—¡Vale, lo siento!—Levanto ambas manos en forma de rendimiento mientras con una sonrisa de oreja a oreja entraba al gran comedor.

—¿Vas a decirme que fue eso?—Consultó el con el ceño fruncido.

—Theo es un idiota, déjalo ya, Ominis.—Le restó importancia Lexie, aguardando impaciente por las instrucciones de la profesora McGonagall.

Lexie y Ominis permanecieron junto a otros estudiantes de primer año, quienes conversaban animadamente mientras aguardaban a ser llamados por la profesora McGonagall para ingresar al festín de bienvenida. El ambiente estaba lleno de emoción y expectativa, con el bullicio de la llegada de los nuevos alumnos y el inicio del nuevo año escolar en Hogwarts. la profesora McGonagall apareció por la gran puerta del comedor, marcando el momento esperado para que los estudiantes ingresaran. Su figura imponente y su mirada seria indicaban que era hora de comenzar con la ceremonia de bienvenida y el festín.

El festín de bienvenida estaba en pleno apogeo dentro del comedor, con las mesas adornadas con deliciosos manjares y una atmósfera festiva llena de emoción y expectativas para el año que comenzaba. Lexie tomó la mano de Ominis con ansiedad palpable, y juntos comenzaron a avanzar hacia el comedor con paso calmado pero firme. A medida que se adentraban en el gran salón, sus ojos recorrían maravillados la decoración festiva y la atmósfera mágica que inundaba el lugar.

—Este año le damos nuevamente la bienvenida a los gemelos Gaunt, ¡bienvenidos!—Espetó Dumbledore. Una corriente de murmullos y susurros se extendió entre los estudiantes. Todos los ojos se volvieron hacia ellos.

Todos los estudiantes presentes en el gran comedor se voltearon para mirar a Lexie y Ominis mientras avanzaban, y el murmullo de conversaciones y risas se detuvo abruptamente, dejando un silencio casi palpable que llenó el ambiente. La presencia de los hermanos Gaunt no pasó desapercibida, y su paso seguro y decidido mientras la castaña sostenía la mano de Ominis capturó la atención de todos los presentes.

Ambos continuaron su camino hacia la mesa de Slytherin, donde se sentarían junto a sus compañeros de casa y darían inicio al festín de bienvenida.

El agarre en la mano de Lexie se hizo más fuerte.—Me estoy comenzando a sentir bastante mal, necesito ir a la sala común.

—¿Por que lo dices, Ominis? ¿Que sucede?—Consultó la gemela mientras los dos tomaban asiento junto a Pansy Párkinson, su compañera de casa y una amiga cercana de Lexie.

—¿Recuerdas segundo año? ¿Con el basilisco?—Ella asintió.—me siento igual que el día que logré hablar parsel, algo va mal. No se que me sucede.

Ambos hermanos intercambiaron miradas cargadas de preocupación y confusión, conscientes de que algo inusual estaba sucediendo en el banquete de bienvenida. Mientras el banquete continuaba y las conversaciones animadas llenaban el aire, Atenea luchaba por mantener la compostura y decidir cómo enfrentar la situación que se les presentaba.

—¿Por que tan tensó, Ominis?—Habló con burla Malfoy, quien esbozaba una gran sonrisa mientras comía del gran banquete, que Dumbledore les había dejado disfrutar después de un viaje bastante largo.

—Ahórrate tus palabras.—Contraatacó el rubio.

—No seas maleducado, un curso entero sin vernos ¿porque actúas tan hostil?—Repitió con un tono de desdén.

—Ya es suficiente, ¿acaso no lo logras comprender, Malfoy? Deberías tener más respeto a aquellos que compartimos el legado de Salazar Slytherin, nuestra sangre pura nos hacen dignos de reconocimiento y respeto, algo que aparentemente tú no lo entiendes.—Irrumpió Lexie, sosteniendo la mano de Ominis aún más fuerte.—créeme que estaría mas que contenta de darte una clase de modales. El bastardo de tu papi, ¿sigue trabajando para el mío?

—Lexie, Draco. Guarden silencio, Dumbledore anunciará algo.—El prefecto de Slytherin les mando a callar, recibiendo una mala mirada por parte de la rubia.

—¿Cómo osa hacerme callar?—Susurró Lexie Ominis bufó mientras trataba de mantener la compostura, aunque su cabeza diera vueltas sin parar.

—Ahora que ya están sentados quisiera informarles algo.—La puerta del comedor fue abierta lentamente mientras Filch entraba por esta—Este castillo no solo será su hogar este año... sino también el de varios invitados especiales, ya que Hogwarts ha sido escogido...—Dumbledore no pudo continuar su frase cuando Filch se acercó a comunicarle al parecer la llegada de algunos anfitriones.—Decía, Hogwarts ha sido elegido como la sede de un legendario evento. El torneo de los tres magos.

—No pondría mi nombre aunque me pagarán un millón de galeones.—Negó Parkinson mientras se servía una rebanada de tarta de chocolate.

—¡Yo menos! ¡Mi cabello se arruinaría!—Chilló Daphne haciendo reír a los presentes, calmando un poco la ansiedad de los gemelos Gaunt.

—Yo soy ciego.

La mesa estalló en burlas y risas amistosas, Lexie con una sonrisa reconfortante apoyó su cabeza en el hombro de su hermano, quien soltó su mano y comenzó a acariciar cada hebra del cabello castaño de su gemela, quien se dejaba mimar con tranquilidad.

—Yo me lo tendría que pensar muy bien...—sugirió la castaña.—quizás si estuviera lo suficiente loca como Granger por los libros lo haría.

—¿Por que nombras a Granger de repente?—Cuestiono Blaise.

—Quería ver la reacción de Sebastián, ¿acaso no lo ven? Parece que se enamoró... la sangre sucia le debió lavar el cerebro con sus tutorías gratis.—Carcajeo la castaña.

—¿¡Espera qué?!—Habló con sorpresa Lorenzo.—¿Granger es tu tutora? Deja que Lisbon se entere y le sacara cada mechón de cabello a la pobre de Granger.

—¿Estáis de novios?

—Sebastián no le diría novios, sino que solo se besuquean en cada rincón, se toquetean y follan pero nada más que eso.—Se entrometió en la conversación Theodore.

—Vaya que nos perdimos de bastante.—Murmuró desconcertado Ominis.—¿En eso has estado ocupado todo el verano? ¿Por eso no nos mandaste ninguna jodida carta?

El gran comedor, que minutos antes estaba lleno de conversaciones animadas, quedó envuelto en un silencio tenso y pesado. Todos eran conscientes de la situación, y la atmósfera incómoda se hizo evidente.

Nadie dijo nada más, hasta que Dumbledore por fin se aventuró a hablar:—El torneo de los tres magos junta a tres escuelas para una serie de pruebas mágicas y de cada escuela se selecciona un estudiante para competir—explicó—Que quede claro, si sois elegidos estarais solos y creedme cuando les digo que este torneo no es para los asustadizos.

—Lexie.—La recién nombrada levantó la cabeza.—si te inscribes en el Torneo te hago todos los deberes, por el resto del año.

—Tentador...—Dijo ella riendo.—trató hecho, más te vale cumplir Greengras. Y si lo gano me haces los deberes hasta que termine quinto año.—Daphne acepto gustosa, por su parte Ominis decidió no intervenir porque tenía la certeza de que ese trato solo quedaría ahí y que ninguna de las dos lo cumpliría, o al menos eso creía.

Durmstrang y Beauxbatons entraron al comedor con una presentación elegante y grácil, captando la atención de todos los presentes. La música resonaba en el ambiente mientras los estudiantes de ambas escuelas mostraban sus habilidades y talentos de manera impresionante. Lexie observaba con interés la presentación, especialmente cuando vio a los estudiantes de Beauxbatons hablar en francés. Pensó para sí misma que finalmente tendría la oportunidad de practicar su francés con compañeros que compartían su idioma, lo cual le emocionó y animó aún más a prestar atención a la presentación.

—Son guapísimas.—Opinó Daphne junto con Parkinson.—creo que ya me deprimí.

—No sean cabezotas, ustedes son mucho más guapas.—Regañó Lexie.—aunque los chicos de Durmstrang no están nada mal.

—Heriste mi ego principessa.—Bufó Theodore, llevándose una mano al pecho, siendo más específicos al lado derecho.—rompiste mi corazón.

—El corazón está en el otro lado, Theodore.

—¡Su atención por favor!—Nuevamente todos se voltearon a ver a Dumbledore—Quisiera decir unas palabras. ¡La Gloria eterna! Es lo que le espera al que gane el torneo de los tres magos. Pero para lograrlo deberá sobrevivir tres pruebas. Tres pruebas sumamente peligrosas, por esa razón el ministerio decidido aplicar una nueva regla, para explicar todo esto tenemos al director de Cooperación Mágica internacional el señor Bartemius Crouch.

El Ministro de Magia se preparaba para explicar las reglas del torneo cuando un rayo repentino impactó en el techo del gran comedor, provocando que todos los presentes soltaran un grito de sorpresa y susto. La electricidad en el aire era palpable, y la tensión se hizo evidente en el ambiente.

Sin embargo, antes de que el pánico se apoderara por completo del lugar, un hechizo poderoso y preciso impactó en el rayo, desviándolo y restaurando la calma en el comedor. Todos los presentes dirigieron sus miradas hacia el origen del hechizo salvador y vieron a un hombre de baja estatura, con un bastón y un ojo de vidrio, quien había intervenido para neutralizar la situación. Los presentes quedaron impresionados por la habilidad y el control del misterioso mago, y susurros de admiración y gratitud se extendieron entre los alumnos y profesores.

—¿Y ese quien es...?

—Alastor Moody, ex-auror.—Informó Blaise Zabini.—se supone que por él es que todas las celdas de Azkaban están repletas.

—Lexie, necesito salir de aquí. Ahora.—Ordenó él, con las manos sudorosas.—te veo después, dile a Ernid que tuve una emergencia con mi ojo, no te dirá nada.

Lexie solo acató órdenes, las miradas de todos se dirigieron hacia su gemelo quien abandonaba el Gran Comedor, incluida la mirada de Dumbledore que estaba repleta de curiosidad y a la vez de reproche hacia la chica rubia por haber causado tanto revuelo sin siquiera haber comenzado las clases.


Era de noche y el ambiente en Hogwarts se tornaba más tranquilo. Los prefectos habían llevado a todos los alumnos a sus respectivas salas comunes, asegurándose de que estuvieran a salvo y resguardados. Sin embargo, Lexie, preocupada por su gemelo Ominis, decidió escabullirse en busca de él.

Se deslizó por los pasillos, evitando ser detectada por los profesores y otros estudiantes. Su mente estaba llena de preguntas y temores, ya que no había tenido señales de Ominis desde que este había abandonado el banquete. Los pasillos oscuros y silenciosos de Hogwarts ofrecían un ambiente sombrío pero también lleno de misterio, aumentando la sensación de urgencia de Lexie por encontrar a Ominis.

—Me parece una idiotez que los menores de diecisiete no puedan participar.—Reclamaba en susurros Lexie, aprovechando la situación para soltar todas sus molestias al aire.

Lexie se detuvo en seco al sentir un agarre leve en su muñeca, y al girarse, se encontró con Harry. Un gesto de sorpresa y alivio cruzó su rostro cuando él la atrajo hacia atrás, evitando que se cruzara con el prefecto de Ravenclaw que pasaba por el pasillo en ese momento. Se dio vuelta quedando a espaldas de Harry, tratando de ocultar la leve sonrisa que acababa de escaparse de sus labios.

—No necesito que me cuides, Harry. Soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma.—Habló con pesadez mientras con brusquedad se soltaba del agarre del mestizo.

Harry frunció el ceño ligeramente.—Lo siento, no quería ofenderte. Solo estaba tratando de ayudar.

—Ya he perdido demasiado tiempo. Si no tienes nada útil que decirme, déjame seguir con mi búsqueda.—El azabache no le quedó otra que asentir mientras se retiraba cabizbajo. Cuando Lexie tuvo la certeza de que se había retirado por fin se dio la vuelta.

"Por Salazar Slytherin, debo estar ardiendo en fiebre mi cara está completamente caliente. Merlin."

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