Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

xix. No Time To Die

════ ⋆★⋆ ════

Estaba asustada.

Más que asustada, a penas me dijeron cuál era el plan, sabía que algo malo pasaría.

No quería que me inyectaran, no si sabía que era solo una teoría. Confiaba en Beetee, eso era seguro, pero no quería arriesgarme así.

Igualmente termine aceptando por una cosa u otra, pero sabía que no era la única a la que el pánico la consumía.

Habían llamado a Finnick, Katniss, Effie, todos ellos estaban ahí, pero del otro de un cristal para su protección, además para que no intervinieran, todos aquí sospechaban que moriría, no los culpaba.

Incluso la persona que se encargaría de inyectarme llevaba puesto un traje metálico para evitar terminar en llamas, esperaba que así fuera.

Ella había entrado a la habitación pocos minutos antes, sorprendiéndome ya que pensaba que Beetee sería el encargado de inyectarme para hacerme sentir segura. Supongo que no querían arriesgar a su mente maestra en algo como esto.

Introdujo el rojizo líquido dentro de la jeringa, alistando todo. Trague saliva nerviosa.

—¿Te dan miedo las jeringas?–Ella notó mi comportamiento.

—Las jeringas no, sino lo que hay dentro de ellas.

Vi por el cristal a mis amigos, y a mis no tan amigos. Mordí mi labio, tratando de parecer una persona fuerte, creía que lo era, pero en este momento parecía no querer aparecer.

Katniss parecía estarse peleando con alguien, al ver la cabellera rubia supe que era Haymitch, parecía que ella no estaba de acuerdo con este procedimiento, nadie de la sala de al lado lo estaba.

Cambie mi mirada y me encontré con los azules ojos de Finnick, quien me veía con los brazos cruzados. No sabía que significara ese gesto, solo esperaba que apoyara mi decisión final.

No quería que el estuviera enojado conmigo si llegaba a morir aquí.

No quería morir.

Mi hermano no estaba ahí, lo cual me hizo enarcar una ceja, mire a la mujer junto a mi, quien seguía preparando todo.

—¿Dónde está Jasper?

—¿Quien?–Preguntó sin mirarme, mientras se ocupaba dando unos golpecitos a la jeringa para que el líquido se extendiera.

—Mi hermano, el jefe.–Me miró aún sin comprender, aunque tal vez era así su cara–Jasper Feuer.

—Oh... lo tuvieron que sacar–Respondió como si no fuera nada y siguió con lo suyo. Bufé, empezando a frustrarme por la poca información que me daba esta mujer, se notaba que hablar no era lo suyo, pero no me importaba, necesitaba saber que estaba pasando afuera de estas paredes.

—¿Por qué?

—Escucha niña, no me hagas más preguntas o me encargaré que esto sea el doble de doloroso.–Intente moverme, pero estaba atada en la cama, precauciones por si llegaba a funcionar todo esto. Ella sonrió débilmente, parecía un personaje malvado. A eso sumándole sus ojos negros y su cabello castaño, hubiera sido la villana de cualquier historia para niños.

—No me importa, me han lastimado de formas peores. ¿Dónde está mi hermano?

—Te dije, lo sacaron porque estaba siendo problemático.

—¿A qué te refieres por "problemático"?–Mire por un microsegundo al vidrio, sabía lo que podría significar, y si era así, también sacarían a Katniss de la habitación pronto.

—Golpeó a algunos guardias, quería intervenir con el proceso, Coin no podía dejar que eso pasara–Apreté los dientes, cada que mencionaban a esa mujer, había algo horrible junto a su nombre.

—¿Pero el esta bien?

—Está recluido, y lo más probable es que lo castiguen después de esto.

—¿Por tratar de protegerme?

—No te lo tomes personal. El rompió un montón de reglas, y aún así no llegó a ti... un poco patético, si me preguntas.

—¿Tú si eres una doctora?–Cambie de tema antes de que mi enojo por sus palabras se hiciera más grande de lo que empezaba a ser.

—¿Qué te hace pensar que no lo soy?

—Por lo general los doctores quieren que sus pacientes vivan, pero tú pareces querer lo contrario.

Ella se acercó a mi, dejando lo que estaba haciendo, noté por el rabillo del ojo a Finnick acercándose más al cristal, como listo para intervenir si esta mujer me hacía algo malo.

—No me importas lo suficiente para matarte. Me importa mi trabajo, me importa cumplir con lo que me es pedido, cualquier otra cosa es un daño colateral. ¿Entendido?–No baje la mirada para demostrarle que ella no podía asustarme, solo asentí. Ella se devolvió a hacer su trabajo. Nunca creí que alguien de los distritos fuera como ella, solo había visto este comportamiento en los soldados del Capitolio; sin corazón, solo con una cosa en mente, solo querían cumplir sus razones, como si fueran máquinas programadas para hacerle caso a sus dueños y nada más.

Me pregunté si tendría familia, no parecía mucho mayor que yo, tal vez unos treinta años. Podría tener hijos, un padre, un hermano, una madre, podría tener muchas cosas, y aún así parecía amargada por la vida, sirviendo a una causa en la que ni siquiera creía

No había hablado mucho con las personas del trece, no sabía si ella era así porque así fuera su personalidad, o si era algo en común, como una predisposición genética de los habitantes de este distrito.

No creía en lo que decía que nacer en un lugar te daba una personalidad específica, creía en que todos podían ser como quisieran, sin importar factores externos, pero también habían detalles que me hacían dudar. Como con el distrito uno y dos, donde casi todos eran personas desagradables, narcisistas y con un ego enorme.

Pero mis creencias estaban sesgadas a un tipo de personas que yo había conocido en estos años.

—Aideen, ¿estás lista?–Se escuchó la voz de Plutarch por unos altavoces que no eran visibles en la habitación. Me desubique un momento por la repentina interacción del hombre.

—Prométeme que mi hermano estará bien–Fue lo único que logre decir. Noté como mi doctora rodaba los ojos, incluso cuando pensó que no podía verla.

Él cometió un delito–Se escuchó una segunda voz, una voz de mujer. Coin.

—No me interesa, él estará bien.

La habitación quedó en silencio, supuse que había mirado a Plutarch, quien le diría que hiciera caso a mi petición, estaban jugando con mi vida, lo menos que podían hacer era prometerme que mi hermano estaría bien sin importar que.

Se escuchó un pequeño ruido antes de escuchar de nuevo la voz de Plutarch.

Él estará bien Aideen, te lo prometo.

Bien.–Me moví un poco en la incómoda camilla. Sabía que ahora no había nada para detener todo este procedimiento, creo que una parte de mi quería que lo hicieran, que me inyectaran y que funcionara.

Por Dios, obviamente quería que funcionara.

Quería mis poderes de vuelta más que nada, quería volver a sentir ese calor, esa adrenalina, quería sentir la fuerza dentro de mi, aún y cuando había deseado desaparecerla por tanto tiempo, pensando que era una maldición.

Ni yo podía entenderme a mi misma.

La doctora se acercó a mi, lista para empezar. Pero apenas sentí la aguja, grite.

—¡Esperen!

Esto pareció sorprender a todos, hasta a la mujer frente a mi.

¿qué pasa?–Se escuchó a Plutarch.

—Quiero hablar con mi hermano, por favor.

Otro corto silencio, no sabía que estaban discutiendo ahora, esperaba una respuesta negativa hacia mis deseos, por lo que me sorprendí al escuchar a Jasper.

Aideen no hagas esto, por favor Aideen, eres lo único que me queda de familia, te necesito, por favor no hagas...–Se dejó de escuchar. Apreté mis puños, tratando de no derramar ninguna lágrima.

—Te amo hermano. Sin importar que.

Aideen...

Corten la comunicación.–Pedí y me hicieron caso. Cerré los ojos–Háganlo.

—Con gusto–Se acercó la doctora a mi. Empezó el proceso, limpiando primero, y después tanteando para encontrar la vena perfecta, después de su búsqueda, preparó la aguja en posición y me inyectó.

Vi todo rojo.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro