
v. Interview
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Estaba encerrada en mi habitación.
Después de todo lo que había hecho, no me sorprendia.
Vi por la ventana, se supone que hoy serian las entrevistas, abracé mis piernas a mi pecho mientras observaba a la gente pasando.
Veía las grandes cabelleras, todos de colores extravagantes, vestidos y trajes importantes que costaban demasiado, zapatos horribles que seguían siendo caros.
Todos ellos vivían la vida como si no supieran todo lo que sufrían en los distritos, o tal vez no les importaba y preferían la vida como lo es ahora: simple.
Uno de los avox entró a mi habitación, no lo voltee a ver de inmediato, pero después sentí como me levantaba del suelo, colocando sus manos alrededor de mis brazos, me guió al baño.
Ahí me desvesti, él bajo la cabeza y yo entré para bañarme, lo más seguro es que Snow lo hubiera enviado para que me alistara para las entrevistas, seria la primera en pasar, y me habían dejado muy en claro que no podía pasar lo de la otra vez, no podía quemar el escenario.
Deje el agua caer por mi cuerpo, lave mi cabello rápidamente, sin realmente importarme y después salí, el avox enredó una toalla al rededor de mi cuerpo, salimos.
El que me esperaba ahí no era Snow.
Eran Plutarch y Cinna, los miré con sorpresa, eran de las personas que menos esperaría en mi habitación en ese momento.
—Señores, ¿a qué debo su presencia?
Ninguno de ellos habló, pero ambos me veian con una pequeña sonrisa, Cinna le hizo una seña a la avox pelirroja y esta me entregó una carpeta.
—¿Para qué es esto?
—Quieres derrotar a Snow, debes saber su historia primero–Dijo Plutarch.
—¿Esto es...?
—Todo su expediente, desde que nació, hasta el día de hoy.–Respondió Cinna.
—Gracias–Abracé la carpeta contra mi pecho, era mi posesión más importante ahora.
—De nada Aideen, úsalo con cuidado, tienes dos horas antes de que tenga que venir a prepararte para la entrevista, podrás leer todo lo que quieras, ¿okay?
Asentí, ellos salieron junto a los avox, no perdí el tiempo y me tiré en la cama para empezar a leer.
"Coriolanus Snow"
No sabía que ese era su nombre real, ni siquiera sabía como se pronunciaba, y después leí como le decía su prima Tigris.
—Coryo–Leí en voz alta, intentando no reír. Era un mal nombre, pero al mismo tiempo sonaba como un nombre que cualquier padre del capitolio le pondría a su hijo.
Seguí leyendo, no iba a desperdiciar la oportunidad para saber sobre cualquier punto débil.
[...]
Lucy Gray.
Ese era el nombre del tributo del distrito doce que él acompañó en los juegos, era bonita.
Me peinaban mientras yo seguía leyendo, demasiado inmersa como para prestar atención a otras cosas a mi alrededor.
—Cinna...
—¿Si, Aideen?
—¿Dónde está el expediente de Lucy Gray?
—No existe.
—Ella participó en los juegos, debe de haber algo sobre ella.
—Casi todo su material está perdido.
—Snow.
—Lo sabes.
—¿Por qué? ¿Qué tenía ella de especial?
—Eso creo que deberás descubrirlo tú, ahora, levántate y mírate al espejo.
Así lo hice, este nuevo vestido era blanco con celeste y algunos detalles en dorado, era esponjado, como el de una princesa. Quise tocarlo, pero Cinna me detuvo.
—Espera a la entrevista, causaras sensación. Que lastima que no se puedan presentar dos tributos a la vez que no sean del mismo distrito, tu vestido y el de Katniss se verían perfectos juntos.
Lo miré confusa.
—¿De qué hablas?
—Ya lo veras.
[...]
La música se escuchó, estábamos en una larga fila de tributos, Caesar Flickerman entró al escenario y todos aplaudieron emocionados, era alguien realmente importante para el capitolio.
—Gracias a todos, gracias por estar aquí esta noche... en la víspera de los septuagésimos juegos del hambre.–Era impresionante como con pocas palabras podía mover tanta gente.
Respire profundamente, tendría que ser linda y hacer una buena entrevista, sabía que Caesar me ayudaría si llegara a trabarme, pero igualmente.
Sentí que alguien me toco el hombro, voltee para ver a Finnick.
—¿Necesitas algo?
—Buena suerte, princesa–Él sonrió. Rodé los ojos por el apodo.
—Gracias, igualmente.
—Cinna me dijo...–Se acercó a mí oido–has una reverencia y brillaras más que el fuego de medianoche–Se alejó de mi oído, y después regresó a su lugar.
¿Una reverencia?
Aplaudieron.
—¡Esto es sensacional! Ahora, nuestra primer participante, la conocen, la aman, ¡Aideen Snow!
Suspire y caminé hacia él, todos vitoriaron, sonreí y los salude.
—Por dios, estás espectacular Aideen.
—Gracias Caesar, tu también te ves muy bien, me gusta tu nuevo color de cabello–Mentí un poco, pero él no pareció notarlo. Me dio una vuelta y yo reí.
—Apuesto que este es otro de los ingeniosos diseños de Cinna, ¿no es así? Su diseño pasado nos encantó a todos, ¿no es así amigos?–Todos en el público gritaron emocionados.
—De hecho si, él hizo mi vestido.
—Aideen cuentame–Se acercó de nuevo a mi.–¿Qué sientes al competir contra todos estos expertos? ¿Te sientes lista?
—Yo creo que si, Caesar, creo que soy más fuerte de lo que piensan y que puedo dar mi pelea.
—¡Así me gusta! Esta chica es increíble, realmente increíble, aun recuerdo cuando eras una niña y llegaste al capitolio, debió de ser difícil mudarte.
—Lo fue... lo es, pero aprendí mucho sobre el capitolio, y sobre el presidente Snow–Voltee a ver a la cámara, segura de que él estaría ahí, del otro lado, observándome.
Quería que supiera que tramaba algo, lo deseaba con todas mis fuerzas.
—Oh, tu y el presidente son una muy linda familia, realmente los admiro mucho, ¿cómo te llevas con el resto de la familia Snow?
—No los conozco demasiado, solo a la nieta de Coryo.
—¿Coryo? ¿Qué es ese nombre?
—Oh, es un apodo para el presidente, pero sh–Puse un dedo en mi boca juguetonamente, como si fuera un secreto solo mío y de Caesar, como si millones de personas no nos estuvieran viendo–no le digas a nadie.
—El apodo está bien guardado conmigo–Hizo como si cerrara su boca con llave y después "tiro" la llave al piso, volví a reír, actuando tontamente.
—Bueno, tu tiempo está por terminar, ¿Quieres decir algo más antes de irte?
—Oh si, quiero enseñarte mi vestido.
Me levanté y sonreí, después me incline para hacer la reverencia. Mi vestido empezó a incendiarse, pero no me preocupe, confiaba en Cinna lo suficiente para saber que no me quemaría viva.
Todo el mundo hizo ruidos de sorpresa y asombro.
Mi vestido terminó de transformarse y noté el como se hizo un silencio total, la primera vez que se callaban desde que llegué.
Volví a mi posición original.
Mi vestido era rojo, llevaba mangas largas que terminaban en mis manos, que a su vez se conectaban con una joya negra que ponía anillos en mis dedos medios. Tenía detalles naranjas, parecía como si se estuviera incendiando aún, como si fuera parte de una llama creciendo en el medio del escenario.
Mis ojos cambiaron, estaba segura de eso, y mi cabello empezó a incendiarse.
Después de unos segundos todos aplaudieron y vitoriaron, era una muestra de rebeldía, otra que no habían entendido. Pasé mis manos por el vestido y me di cuenta que tenía puesto el collar que me había dado Effie.
—¡Estás increíble! Hasta tus ojos parecen reales, me encantan. Cinna, somos tus fans, sabemos que en este momento estás con Katniss detrás de bambalinas, pero en serio, si alguna vez me quieres hacer un traje, puedes llamarme sin problema–Ambos reímos.–Te extrañaremos mucho princesa.
—Y yo a ustedes Caesar–el público se conmovió de mis mentiras.
—Es hora de que pasen los competidores del distrito uno, pero fue un gusto Aideen.
—El gusto fue mío–Me dio un beso en la mejilla y yo fui a acomodarme en mi lugar.
Me sentía como una muestra revolucionara.
Empezaron a pasar los demás tributos, todos tratando de convencer al capitolio de parar los juegos.
Pero después llegó el amado por el capitolio; Finnick Odair.
—Finnick...–Se escucharon gritos de varias chicas. Rodé los ojos–entiendo que tienes un mensaje para alguien aquí, una persona especial, ¿podemos oírlo?
—Mi amor... tienes mi corazón para la eternidad, y... y si muero en esa arena, mi último recuerdo serán tus ojos.
No sabía que tuviera novia, sonaba como algo extraño, pensé que él solo estaba disponible para los del capitolio.
Él se acomodó junto a mi, aunque no fuera el orden.
Siguieron pasando hasta que llegó Katniss. Llevaba puesto un vestido de novia.
Estaba segura de que Snow tendría algo que ver en ello. Empezaron a hablar con tranquilidad, hasta que llegó el momento de la revelación de su vestido real.
Dio vueltas y empezó a quemarse antes de convertirse en un vestido no tan largo, abrió sus brazos; eran como alas.
—Es impresionante, es como, es como un...
—Sinsajo–Dijo Katniss.
Mire a Cinna, por eso combinarían, porque ambos representan más de lo que parecen.
Katniss subió con nosotros, ahora solo faltaba Peeta, que también había sido vestido como si fuera su boda.
Otra vez hablaron de la boda.
—Peeta, ¿entonces la boda nunca ocurrirá?
—En realidad ya nos casamos en secreto–Sorpresa del público.
—¿Una boda secreta? Cuenta, cuenta.
—Queremos que nuestro amor sea eterno.
—Claro.
—Y es que Katniss y yo hemos sido muy afortunados. Y no me arrepentiría de nada... de no, de no... de...
—¿De no ser por qué? ¿Qué?
—De no ser por el bebé.
Aún más conmoción. Caesar le susurro algo a Peeta y él subió a abrazar a Katniss, la gente pedía que se cancelaran los juegos.
Voltee a ver a Finnick, quien ya me veía. Me guiñó un ojo y tomó mi mano.
Nos tomomamos todos de la mano, como si fuéramos parte de un espectáculo, como si agradecieramos al público.
Las luces se apagaron.
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