
ix. Spin Like A Clock
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El aerodeslizador bajó por la adicta y se la llevó.
—Se sacrificó por mi y nunca supe su nombre...–Se lamentó Peeta.
—¿Crees que se sacrificó?–Le preguntó Katniss.
—Creo que si.
—Eso no tiene sentido...
—Tal vez ella pensaba que no tenía porqué vivir, una vida drogandose para evitar los recuerdos no suena muy linda–Intervine.
El aerodeslizador se fue y vimos como Finnick ya había empezado a pescar, me acerqué a él.
—¿Sabes su nombre?
—Dejó de tener nombre cuando se hizo adicta–Sacó un pez del agua–Al menos dejó de tenerlo para el capitolio. Además, no soy tan viejo como para haberla conocido antes de que se volviera adicta.
—¿Qué edad tienes?
—Leíste mi expediente.
—Sería lindo si tu me lo dijeras.
—Eres persistente, eso puede ser o muy bueno o muy malo–Me lanzó el pescado, que aún se removia, trate de tirarlo, pero por los nervios terminé quemandolo, por suerte no lo quemé completamente.–Mira, al menos no comeremos comida cruda, eso es bueno.
—¿Por qué no quieres decirme tu edad? Mira, yo te diré la mía, tengo veinte.
—Ya estás grandecita–Él picó a otro pescado.
—Lo estoy, ahora tu.
—No.
—¿Eres mayor que yo, verdad?
—Ya lo sabes princesa, ¿para que me preguntas?
—Porque no quiero saber cosas de los demás solo por leerlas, quiero que me hablen sobre eso.
—¿Cómo lo de Coryo?–Me volteó a ver con seriedad, obviamente sabía que Snow nunca me hablaría de su pasado, nunca había hablado con nadie sobre su pasado.
—Eso es diferente.
—¿Por qué lo es?
—Porque eso es importante para él, era un apodo que le decía si familia.
Él se quedó callado y me pasó el pescado, esta vez como lo estaba esperando, solo lo calenté lo suficiente para que no estuviera crudo.
—Tengo veinticuatro años, ¿contenta?
—Ahora que tenemos que comer, si–Le sonreí y fui junto a Katniss y Peeta para empezar a repartir el pescado, sentí como me siguió.
Después de repartir empezamos a comer, menos Peeta, quien había encontrado un tipo de concha, la abrió y encontró una pequeña perla negra.
—Oh, para ti–Se la dio a Katniss.
—Gracias–Agradeció ella.
—Te daré una a ti también Aideen–Me dijo.
—No es necesario Peeta, aunque es linda tu intención.
Se escuchó un grito a lo lejos que nos hizo levantarnos.
—¿Ahora qué?–Preguntó el panadero.
Se escuchó como si algo se estuviera rompiendo; más bien derrumbando, vimos a lo lejos como una gran ola destruía parte de los árboles y al final chocaba con la curnocopia para detenerse. Se escuchó otro cañonazo.
Nos hicimos un poco para atrás, pero el agua apenas nos llegó a los tobillos. Llegó otro aerodeslizador y se llevó al tributo.
—Alguien viene–Notó Katniss y preparó su arco y flecha.
Vimos no tan lejos a Johanna, a Wiress y a Beetee, los tres estaban cubiertos de algo que parecía sangre.
—¿Johanna?–Finnick se acercó corriendo a ella.–¡Johanna!
—¡Finnick!
Nosotros nos quedamos atrás, capaz y era a ella a la que se refería en la entrevista con Caesar.
—Aideen...
Voltee a ver a Katniss, quien miraba mis manos, había creado fuego inconscientemente, suspire y moví mis manos para que el fuego se extinguiera, cosa que no pasó, por lo que me acerqué al agua para extinguirlo.
—Es interesante lo que haces–Escuche a alguien, era Beetee.
—No es tan bueno.
—Depende de como lo tomes–Él me enseñó su mano y yo le di un apretón en forma de saludo.–Beetee.
—Aideen.
—Bueno, yo los saqué, estábamos en la profundidad de la selva, y pensé que estábamos seguros, pero empezó la lluvia. Creí que era lluvia, y resultó ser sangre–Explicó Johanna.
—Tic Tac.–Se acercó Wiress a la chica, pero ella la alejó.
—Sangre. Caliente y espesa, estaba cayendo, nos estaba ahogando.
—Tic tac.
—Ja, la estúpida sangre nos estaba ahogando.
—Tic tac.
—Blight chocó contra el campo de fuerza.
—Tic tac.
—No era excepcional, pero era de mi distrito.
—Tic tac. Tic tac.
—¿Por qué dice Tic tac? ¿Está bien?–Pregunté.
—Está en shock–Me explicó Beetee.–La deshidatración no ayuda, ¿tienen agua fresca?
—¡Oye! ¡Ya basta!–Johanna tomó a Wiress para evitar que siguiera con lo mismo, cosa que obviamente no logró.
—¡Oye no la toques!–Se metió Katniss justo cuando Johanna tiró a Wiress a la arena. Yo ayude a levantar a la mujer, mientras Katniss y Johanna pelearon, Finnick las separó como pudo.
—¡Yo los salve por ti!–Se quejó.
—Ya, ya, está bien–Finnick la metió al agua con él para que se quitara la sangre.
—¿Estás bien?–Le pregunté mientras quitaba un poco de sangre de su cabello.
—¡Sueltame!–Se escuchó gritar a Johanna desde el agua.
—Tic tac.
La ayude a levantarse.
—¿Te ayudo a limpiarte la sangre?
—Tic Tac.
—Si, okay.–La llevé al agua junto a mi y empecé a ayudarle a limpiarse. Ahí estaban también Finnick y Johanna, quien parecía un gato sin querer bañarse.
Mordí mi labio, tratando de no quemar accidentalmente a Wiress y queriendo ayudar lo más que podía.
—Si quieres yo puedo seguir–Me ofreció Katniss, llegando junto a mi, asentí y caminé de vuelta hacia la playa, donde me acerqué a Beetee, quien tenía una clase de alambre.
—¿Para qué es eso?–Pregunté.
—Es para algo nuevo que estoy haciendo. Es una clase de plan.
—Estoy ansiosa por escuchar tu plan.
Se escuchó un rayo, después otro, los mismos doce que antes se habían escuchado.
[...]
—El diseño de la arena es como un reloj, con una nueva amenaza cada hora, pero cada una se queda en su sección, comienza con los rayos, luego la lluvia de sangre, la niebla, los monos, son las primeras cuatro horas.
Caminábamos por el camino para llegar a la curnocopia, casi me resbaló, pero sentí unas manos deteniendome, tomándome por la cintura.
—Más cuidado princesa–Me dijo Finnick, al notar que era él me quite de inmediato y seguí caminando.
—¿Ni siquiera un gracias por salvarte?
—Es agua, nada malo me hubiera pasado.
—Uno nunca sabe.
—A las diez comienza una enorme ola–Siguió Katniss, obviamente no escuchando nuestra pequeña conversación.
—Wiress, eres una genio–Le dije a la mujer, ella me miró con una gran sonrisa y me dio un beso en la mejilla.
Era extraño como todos en los distritos parecían tan liberales con sus cuerpos y sentimientos, en el capitolio no era así, al menos no era así en mi casa, aunque no debía esperar mucho amor y cariño de parte del presidente.
—La punta marca las doce–Reconocí cuando llegamos al centro, refiriéndome a la curnocopia.–Ahí son los rayos a medio día y a media noche.
—¿Dónde caen?–Preguntó Beetee.
—En ese árbol–Señaló Katniss.
—Excelente.
Entramos en la curnocopia y Peeta estaba marcando algo en el piso de esta, que era de arena, con su machete.
—Entonces de doce a una rayos, de una o dos sangre, luego niebla, después monos.–Recordó Peeta.
—De diez a once es la ola, ¿y los demás ¿Ustedes vieron algo?–Preguntó Katniss.
—Nada más sangre–Dijo Johanna.
—No importa, mientras nos alejemos del sector activo estaremos bien–Asegure.
—Si, relativamente hablando–Habló Finnick.
Se escuchó un gemido de Wiress, volteamos a verla, estaba siendo atacada por el tributo del distrito uno, quien ya le había encajado el cuchillo. Katniss le disparó una flecha directo al pecho que lo hizo caer.
La otra tributo del uno salió del agua y corrió a nosotros, le lance una bola de fuego antes de que se acercara más.
—Wow... eso fue genial–Murmuró Johanna impresionada al verlo.
No contesté al ver que Finnick estaba por ser atacado, junto a Katniss estábamos siguiéndo a la chica del distrito dos cuando el lugar empezó a girar.
Estaba por caerme, por suerte logré tomar una de las rocas que sobresalían en el camino, sabía que eso sería un pase directo hacia la muerte.
Intentaba agarrarme lo más fuerte que mis brazos me permitían, pero de un momento a otro no fue suficiente, y empecé a resbalarme por las rocas.
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