── Capítulo Doce
12. we like him
—No puedes participar de la misión— se negó Fury de inmediato.
—Eso es injusto— se molestó está de inmediato.
S.H.I.E.L.D. había aceptado hacer una misión de rescate pero Fury no permitiría que Keegan participará.
—Estas demasiado involucrada sentimentalmente, eso causa errores y esta misión no puede tener errores— explicó el hombre mientras caminaban en el jet.
—Tiene razón— concordó Steve haciendo que Hamilton lo mirara molesta también— yo voy a estar, Natasha también y todo un grupo de agentes no debes preocuparte.
—Si algo sale mal...
—Les dare unos minutos— se fue Fury, dándoles privacidad ya que en el fondo era el shipper número uno de Seegan o Keven todavía no se había decidido.
—Prométeme que lo vas a sacar de allí— se acercó a el, Steve nunca la había visto tan sensible.
—Voy a tratar— la miro a los ojos.
—Promételo— era casi como una súplica— te metiste bajo mi piel en días y se que si alguien puede hacer esto eres tu, estoy confiando en usted capitán.
—Lo prometo— no quería prometer nada pues sabía que de no lograrlo perdería cualquier tipo de confianza que Keegan le tenía y era mi último que quería.
—Gracias— susurró haciendo algo que a ella misma le sorprendió, lo abrazo.
Sus brazos se colaron en el pecho de Steve quien al inicio estuvo en shock pero no dudó en devolverle el gesto.
Se sentía bien, se sentía como un abrazo del cual no quería soltarse y Keegan se sintió ligeramente cómoda lo que le pareció extraño pues no acostumbraba a sentirse así con el contacto físico.
Lo odiaba.
Y ahí estaba bajando sus paredes por un rubio idiota que causaba en ella cosa que nadie más había logrado.
Se alejó luego de segundos pues si bien se sentía ligeramente bien seguía disgustándole el contacto.
—Necesito que tu me prometas otra cosa, que no vas a meterte en el operativo pase lo que pase.
—Steve...
—Para que esto salga bien necesito que no te metas, cuando no puedas ver claro puedes contar conmigo y en este caso te estoy pidiendo que me dejes hacer lo mío.
—Esta bien— asintió.
—Dilo.
—Prometo no meterme.
—Bien, haremos la extracción esta semana y tu vas a quedarte con Astrid— señaló a una castaña recién llegada.
—Todo por no tener que planear una boda— sonrió— pero no le digan eso a Viktor.
—¿me diste una niñera?
—Si, nos vemos dentro de una semana Keegs— se alejó Steve dejándola sola junto a su hermana.
—Le gustas.
—Lo se— fue todo lo que dijo la menor para desaparecer junto a la bruja.
(...)
—El director no deja de llamar sobre una ceremonia especial— le mostró el teléfono a Keegan quien estaba acostada en el sofá de su sala viendo las noticias.
—No me gustan las cosas así de públicas, pueden simplemente darme mi diploma en privado al final estoy graduada como sea— contesto con obviedad.
—Deberías aceptar, ahora eres una figura pública y te conviene tener una buena imagen— recomendó— creo que papá estaría muy orgulloso también si lo haces.
—¿Le dijiste a Viktor que venías por eso no?— la miro de mala manera.
—¡Le prometí que no más misiones por al menos un mes!— se defendió lanzándose sobre la menor— ¿por favor? ¡Así puedes estar distraída también esta semana!
Desde la pelea y el descubrimiento de lo sucedido con Axle habían pasado dos semanas en las que junto a S.H.I.E.L.D. habían investigado maneras de entrar a la casa.
—Supongo que no pierdo nada haciéndolo— bufo quitando a la castaña de su espalda— debemos hablar de Thor y lo sabes.
—No hay nada de que hablar, mi pasado tocó la puerta y tan rápido como apareció, desapareció— le restó importancia.
Pero Keegan sabia mejor que nadie que aquella era una total mentira, Astrid le contó cuán enamorada estuvo del rubio y como este la apuñalo por la espalda.
—¿lo sigues amando?— pregunto con cuidado, no quería que Astrid se molestara por aquella pregunta.
La asgardiana río sin ganas, memorias pasando por su cabeza tanto buenas como aquellas horribles que todavía hacían que su sangre ardiera.
—Estoy con Viktor.
—Esa no es una respuesta.
—Para mi lo es, saldré por comida— se acercó a la puerta— no hagas nada estupido.
Cuando la mayor se fue, obviamente para evitar la conversación que era demasiado incómoda para ella, Keegan tomo su teléfono sin dudarlo.
—¿Director John?...
(...)
—Comida tailandesa a tus órdenes— abrió la puerta encontrándose con una Keegan dormida y teniendo pesadillas en el sofá— Keegan— soltó la comida en la meseta.
El fuego estaba en todos lados, era un bosque rodeado de este y no tenía salida al parecer.
—Keegan— Steve parecía totalmente aterrorizado de ella— apaga esto, tu lo estás causando.
—No se como— admitió, trataba de absorber aquello y no podía, el fuego no respondía a ella.
—Vas a matarme Keegan, apágalo— gritaba el hombre.
—¡No puedo!— grito la chica tratando de llegar a él pero el fuego se acercaba más a él—¡No quiero lastimarte!
—¡Keegan!— el grito de Astrid hizo que abriera los ojos agitada— ¿estas bien?
—Yo...si, no tengo hambre— se levanto— iré a mi ducharme y luego me dormiré.
Antes de que su hermana pudiera siquiera quejarse la menor de adentro a su habitación cerrando la puerta con la mente y encendiendo el agua de la bañera de la misma manera.
Se detuvo frente al espejo a mirarse, había perdido el miedo por lastimar a los demás hace mucho y sus pesadillas sobre ese mismo tema también habían desparecido.
Normalmente las pesadillas tenían que ver con su tiempo en HYDRA y como la usaron.
—Nos gusta— aquella voz resonó en su cabeza.
—No es cierto— negó aún murándose a si misma.
En su reflejo pudiendo ver una imagen que ya conocía, un ave de fuego con aspecto de mujer, la forma natural del Phoenix.
—Nunca le haríamos daño a los que no se lo merecen y menos si los queremos— le aseguro su reflejo.
— Lo se, pero a Rogers no lo queremos— quito la mirada de allí para desnudarse y entrar a la bañera tratando de encontrar paz en su mente.
—Nos gusta...
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