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III


Otro día más en la casa phantomhive y como era de esperarse empezaron los alborotos; alguien estaba gritando con pavor y el sonido de su grito resonó por toda la mansión, hasta que llegó al despacho phantomhive.

El mayordomo Grell de la refinada mujer, Madam Red se encontraba este mismo haciendo tal alboroto, arriba en un carrito de comida y deslizándose por los pasillos hasta que llego al despacho apunto de chocar con uno de los empleados de la mansión y así lo hizo, ambos sirvientes, Finnian y Grell cayeron al suelo.

——¡¡L-Lo siento mucho!! ¡¡lo limpiaré enseguida!! ——se disculpó Grell mientras buscaba sin mirar un pañuelo para limpiar a finnian, pero al hacerlo solo terminó arrastrando el mantel de la mesa de desayuno.

Los hermanos phantomhive observaban al individuo con expresiones totalmente diferentes, Amelia con diversión y ciel con desagrado.

——Jóvenes amos——Comenzó bard ——¿Cómo permitieron la entrada a alguien tan inútil?

Ciel dirigió sus ojos hacia el cocinero——Eso a ti no te corresponde.——Respondio fastidiado——Hice mal los cálculos.

Dijo mientras recordaba que su tía le había pedido que Grell se quedara en la mansión para que aprendiera a hacer un gran mayordomo ya que sebastian está encargado de enseñarle el cómo ser un mayordomo eficiente.

Amelia seguía viendo la escena divertida mientras se encontraba sentada en le mesa del escritorio con sus largas piernas cruzadas y tenía una mano apoyada en su mentón —Yo creo que es adorable, no importa lo terrible que sea como mayordomo, sigue siendo alguien interesante de ver——sonrió con los labios cerrados——Y más cuando se lastima.

Ambos hombres, su hermano y el mayordomo se quedaron mirando a la joven adolescente de diferentes maneras, ciel con asombro y luego a desagrado y Grell con admiración, por alguna extraña razón le gustaba mucho pasar tiempo con la joven condesa de cabellera negra.

Ciel se llevó una mano a la cara ——El que se tiene que encargar de él es sebastian, nunca pensé que el daño me llegaría también.

El antiguo mayordomo solo dijo——"Ho, Ho, Ho"—Y los demás empleados le lanzaron una mirada de odio al mayordomo inútil.

——¡En verdad lo siento!——seguía disculpándose ——He causado tantas molestias, ¡Es mejor que muera aquí de una vez y mi muerte será mi disculpa! ——dijo mientras sacaba un cuchillo de la nada.

——No te precipites——dijo entrando en pánico bard.

——¿De dónde saco ese cuchillo..?—se preguntó Meirin.

Cuando Grell estaba apunto de apuñalarse sebastian intervino ——No es necesario que mueras. Si la sangre se derrama y se esparce será un problema limpiar después.

Grell se arrodillo ante él——Sebastian, usted es tan amable——dijo mirándolo con admiración.

——Está siendo amable?——bard preguntó mirando a sus compañeros y ellos negaron enseguida.

——Además, cómo pensabas en servir a los amos un té que casi no tiene aroma?——Sebastian se acercó hacia la mesa del desayuno y empezó con su clase de mayordomo ——Escucha atentamente, se pone las cucharillas de té de acuerdo al número de personas y una más para la tetera.

Explicaba mientras servía el té con una elegancia admirable ——Lo más adecuado es llenarla con agua hirviendo hasta la mitad.

Cuando dijo eso, los otros empleados tomaron nota de lo que acababa de decir y Grell seguía admirando a sebastian.

Sebastian le sirvió el té a los hermanos y tan pronto como lo hizo él vio su reloj de bolsillo —Amos, ya casi es hora.
Hay un carruaje esperándolos a fuera en la entrada.

——Si——fue lo que respondió el joven conde y Amelia siguió.

Sebastian se dirigió hacia los demás miembros del del personal ——Les encargo la limpieza.——y estos rápidamente asintieron a su orden——Grell-san, para que no causes más problemas descansa tranquilamente.——se dio la vuelta para irse pero luego volvió a girarse a ver a Grell—— Y si quieres descansar eternamente hazlo afuera de la mansión, por favor ——finalizó con una de sus tantas sonrisas.

(...)

En las afueras de Londres se podía apreciar a gran cantidad de personas caminado por las calles, algunos de manera lenta y otros de manera rápida, la campana del gran reloj no paraba de sonar, y un niño estaba gritando sobre las nuevas primicias del día. Sombre el asesino serial, jack el destripador.

Los hermanos phantomhive habían llegado a un almacén que hacía bastones para las personas de la realeza y un señor de media edad los recibió enseguida.

——Bienvenido muchacho, joven lady —–dijo saludando a ambos jóvenes nobles ——Su padre les mando a venir a mi almacén?——dijo de manera grosera e infantil.

——Disculpe, vine a recoger el bastón de mi amo——respondió sebastian entregándole una nota al dueño del local.

——Ah, ese bastón.——dijo leyendo la nota y fue directo a buscar el pedido otorgado ——Me preguntaba quién utilizaría uno tan pequeño——comentó y ciel le dedico una mirada de odio, Amelia ni siquiera lo escuchaba ——No pensé que un niño y una adolescente...——pero fue interrumpido antes de seguir hablando ya que sebastian le había apuntado con el pequeño bastón, amagando con golpearlo.

——Sin imperfecciones, es un bastón excelente ——dijo sebastian aún amenazando al dueño del local con el bastó.

Ciel sin decir nada dejó el pago del bastón y junto a su hermana y mayordomo salieron del local y una vez fuera y lejos del almacén de bastones Amelia se detuvo en el medio del camino. Ciel al ver que su hermana no le seguía el paso se acercó hacie ella.

——¿Qué pasa?——preguntó sin expresión alguna en su rostro.

——Si no te molesta, quisiera ir a un lugar que hace tiempo no voy——dijo sin mirarlo ——Tú adelantate regresaré enseguida.

Ciel negó ante el pedido de su hermana mayor ——No, te acompaño. Además tengo curiosidad por saber a dónde iras.——dijo mientras sujetaba la mano de su hermana la cual se encontraba totalmente fria——Tus manos están frías, ¿seguras que no quieres regresar?

Amelia llevó una mano hacia la mejilla de ciel, este ante el tacto se estremeció ——No te preocupes, joven conde, estaré bien——dijo eso último mostrando su katana que se encontraba bien escondido en su larga gabardina color negro.

Ciel vio que su hermana se alejaba y enseguida le susurró a su mayordomo—— mantenla vigilada y que no le pase nada, es una orden ——dijo ciel sin mirarlo.

——Yes, my lord.






















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En un viejo pero cuidado jardín, Amelia se encontraba recostada cerca de sus difuntos padres, su largo  cabello se encontraba esparcido en el suave pasto y su respiración iba tranquila, sin haberse dado cuenta se había quedado dormida, sola y en silencio, mirando las tumbas de los antiguos condes, tanto tiempo paso que se había dormido.

De repente sintió algo sujetando un mechón de sus cabellos y al ver quien era se sorprendió y luego cambió a una expresión seria y distante.

——Vine aquí a estar sola, no recuerdo haber pedido público ——decía con indiferencia y se alejaba de aquella persona. —— ¿A qué has venido?

La persona misteriosa se acercó hacia la joven condesa sonriendo ——Te ves tan linda durmiendo en medio de un cementerio, condesa, jejeje.——evadió completamente la pregunta de la condesa.

Amelia se mantuvo alejada de él y solamente le dedicaba una mirada seria y fría ——Undertaker——dijo a modo de advertencia ——No estoy de humor.

El peli plateado solo aumento su sonrisa mientras soltaba un poco de saliva en sus labios y seguía intentando acercarse a la condesa—— Para tu hermano siempre tendré un hermoso ataúd pero para ti, debería meterte en una caja de vidrio para que así se conserve esa belleza de la Nobleza que posees.——justo cuando estaba a punto de tomar uno de los brazos de la joven condesa esta rápidamente hizo una pirueta desde lo alto y se mantuvo lejos del sepulturero.

——Ya se me arruino el día ——dijo más para ella misma que para el sepulturero ——Solo tienes que dirigirte a mi para un nuevo caso, no tengo tiempo que perder con alguien como tú.

El peli plateado inclinó la cabeza como lo haría un perro sin entender ——Pero me gusta hablar contigo condesa.

Amelia no le escucho y siguió su camino hacia la mansión phantomhive, hasta que en su camino se terminó encontrando con el mayordomo de su pequeño hermano.

——He venido a llevarla de vuelta, joven ama——dijo este haciendo una pequeña reverencia.

Amelia lo miró por un momento y luego al carruaje, aún no se sentía del todo cómoda con él estando cerca, justamente por eso se mantenía alejada de Sebastian Michaelis; por muy buen mayordomo que fuera, para la joven condesa aún era alguien de muy poco fiar, porque precisamente él era un demonio hambriento del alma inocente de su hermano y era un tanto difícil olvidar eso. Además de que él sería el único que lo separaría de la única familia que le quedaba en todo el mundo.

El mayordomo al no recibir respuesta de su ama se acercó a ella y se inclinó un poco hasta llegar a su altura, ella no se había dado cuenta de esa acción.

——¿Se siente bien, joven ama?——preguntó él.

Amelia fin se dignó a mirarlo y con un asentamiento de cabeza se alejó de la cercanía del mayordomo y se fue adentrándose hacia el carruaje.

——Al llegar tendremos la visita de la joven prometida de su hermano, joven ama——comenzó a hablar el mayordomo ——Y también la acompaña el señor Richard Dupont-Magnifique, su ex prometido.

Al escucharlo dirigió sus ojos hacia los de ojos rojos de sebastian esperando que fuera una broma pero al ver su seriedad dio un suspiró desagradable.

——Así que no solo la niñita midford vendrá sino Richard——cerró sus ojos sin querer imaginárselo ——No estoy de humor para visitas al llegar solo dirás que no estoy en condición de hablar con nadie.

Sebastian sonrió burlonamente ——Entonces...¿planea encerrarse en su habitación en lo oscuro y esperar que la visita se vaya? Eso no sería muy propio de una dama de sociedad.

——¿Te atreves a contradecirme?——le dedico una mirada fría.

——Me disculpo joven ama, no era mi intención molestarla——inclinó la cabeza como disculpa ——Es lo que quisiera que sea más sociable con las personas, hay mucho más humanos agradables aparte de la escoria de la que usted y mi joven amo están acostumbrados.

Amelia no respondió, en parte tenía razón, no todos ellos eran malos, pero para Amelia aún faltaba mucho tiempo para volver a confiar.

(...)

Al llegar la mansión la joven condesa tuvo que taparse la cara al ver como está misma estaba decorada de todo tipo de decoración con toques infantiles y mucho rosa, decoración creada por Elizabeth Ethel Cordelia Midford, la joven prometida de su hermano, Elizabeth al verla rápidamente se acercó casi corriendo hacia ella y una vez cerca la atrapó en un gran abrazo asfixiante.

——Ay, Amelia te ves tan linda como siempre solo mírate ——Aún sosteniendola en su abrazo le miro a la cara, muy cerca—— Si eres hermana de mi Ciel.

——¡Elizabeth!——llamó ciel mientras aparecía en la sala con un atuendo totalmente diferente al que siempre suele usar y Amelia al verlo pensó que se veía adorable aunque un poco cómico.

La pequeña rubia al ver su prometido se alejó de la joven condesa y se acercó corriendo hacia el otro conde frotándose sobre la mejilla de este.

Pero lo que casi ocasionara que la hermana de ciel casi soltara una carcajada fue el hecho de ver que todos los empleados de la mansión tenían una vestimenta diferente, casi cómica y al ver a sebastian también así y con un gracioso sombrero rosa con flores por poco suelta una carcajada.

——Retiro lo dicho, esto no parece estar tal mal——dijo burlonamente mientras veía el ridículo sombrero que Sebastian tenia, los otros empleados también empezaron a reir pero al ver la mirada asesina que el mayordomo les dedico se pusieron serios.

——Siempre estas vestido de negro, por eso pensé que este color también te vendría bien——comentó Elizabeth alegremente

——Estoy sumamente agradecido por haberse tomado esta gran molestia en alguien como yo——agradeció él y Amelia sin poder evitarlo soltó una pequeña risa, que luego desapareció al ver a la persona que se encontraba en la altura de la gran escalera; Richard Dupont-Magnifique.

El Caballero de la reina y noble de la luz lunar,con tan solo un año de diferencia entre ellos, quien alguna vez fue el prometido de la condesa phantomhive, este al verla poco a poco fue bajando de las escaleras y cuando estuvo ya en el suelo se acercó hacia su antigua ex prometida y beso su mano como forma de saludo.

——Ha pasado tanto tiempo, mi joven condesa ——dijo este sin quitar sus ojos color gris claro de los de ella.

Amelia tenía un pequeño sonrojo en su cara y rápidamente se soltó del agarre del caballero de la reina.——Si, bastante ——la mirada de desagrado que ciel le dedicaba al joven rubio le parecía sorprendente para la condesa——¿Qué te trae por aquí?

——Solamente pasaba por aquí para hablar sobre negocios con tu hermano, pero al saber que tú también estabas aquí deje de lado ese plan y quise hablar contigo, no te molesta que me permitieras pasar tiempo contigo para ponernos al tanto?——preguntó con una sonrisa.

Amelia al verlo sonreír de esa manera por un breve instante quiso ceder, pero no lo hizo y solo mantuvo distancia, mientras guardaba silencio ——...

Richard al ver que ella no respondía le dedico una sonrisa amable.——Está bien, no voy a presionarte, es solo que...——en sus labios susurró en silencio un " te extrañe" gesto que solo hizo que Amelia mirara para otra parte ——Bueno, será mejor que me vaya, conde ciel nos veremos luego, mi condesa.

Y una vez que el caballero de la reina se fue Amelia se dirigió hacia su habitación sin decir nada más, lady Elizabeth como era de esperarse quería insistir en que Amelia se quedara y se probara un lindo vestido rosa que ella misma había elegido especialmente para la condesa.

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Elizabeth seguía golpeando la puerta de la condesa con insistencia ——Amelia favor, ya sal de esa habitación y pruebate este lindo vestido, estoy segura que te encantará.

La condesa estaba sentada al borde de su cama, tratando de ignorar esa voz chillona que varias veces la irritaba, en este momento le era imposible ignorarla por lo que aún estando encerrada en su habitación dijo ——Solo porque a ti te guste no significa que me tenga que gustar a mi, no soy tu muñeca Elizabeth, solo eres una niña que finge ser algo que no es para complacer los deseos de alguien más.

Elizabeth al escucharla quedo atónita, le costaba creer que su futura cuñada le había dicho tales palabras ——Amelia..

——Y más aún invades la privacidad de la mansión de tu futuro esposo, no le dejas espacio y aún quieres casarte con mi hermano? Eres realmente una niña molesta ——al finalizar Elizabeth ya se había ido corriendo llorando en los pasillos.

Amelia se mantuvo en silencio y espero a que la noche llegara para poder olvidar este día.

Al pasar las horas, ya era de noche y los jóvenes condes se encontraban en sus habitaciones, hasta que la mayor de los phantomhive se acercó hacia la puerta de su hermano y tocó antes de entrar.

——Amelia ——se soprendio al ver a su hermana——¿Pasó algo?

Amelia no respondió y solamente se acostó a un lado de su hermano menor——Te molesta si solo....me quedó a dormir aquí?——Su voz salía apenas en un susurro.

Ciel tomó la mano de su hermana y asintió con la cabeza.——Siempre eres bienvenida a mi cama, victoria.

——Escuche por parte de los empleados que Elizabeth rompió tu anillo ——comentó la joven condesa mirando su dedo——¿Recuerdas que nuestro padre siempre decía que algún día tú recibirías el anillo y que yo sería tu socia y nuestro otro hermano se ponía celoso por eso?——preguntó con nostalgia y tristeza.

——Si, lo recuerdo——respondió mientras acariciaba la cabeza de su hermana ——Y eso pasó, ambos llegamos hasta donde estamos.

En ese momento Sebastian entró en la habitación del conde y al ver a la joven condesa se soprendio, iba a preguntar por qué estaba ahí pero Amelia ya se había dormido y ciel la observaba durmiendo.

——Su hermana tuvo otra pesadilla joven amo?——quiso saber.

——Ella solamente está estresada——se limito a decir eso mientras se acomodaba para dormir pero al ver como sebastian se arrodillaba ante él le dedico una mirada y al ver lo que tenía en sus manos lo sorprendió de sobre manera, era su anillo restaurado.

——Un mayordomo al servicio de la casa phantomhive, ¿cómo no podría hacer algo tan simple?——dijo mientras miraba directamente a los ojos de ciel——Este anillo fue hecho para estar en su dedo. Cuídelo.

Ciel tenía la mirada perdida ——Tienes razón, este anillo vio incontables veces la muerte de su amo——empezó a recordar a cada cabeza que alguna vez mandó en la casa phantomhive ——Mi abuelo, mi padre y seguramente me despedirá a mi también. Este anillo ha escuchado incontables veces los gritos de agonía de su amo y cuando cierro mis ojos puedo escucharlos, esos gritos...

Con cada palabra que decía ciel, más difícil le era adaptarse ya que era verdad lo que decía, cada amo de este anillo ha tenido su fin y aquellos gritos aún se podía escuchar, Ciel no era él único que los escuchaba, también Amelia, esos gritos tan aterradores, que suplicaban que su sufrimiento parará y que ambos jóvenes deseaban que se callaran pero por más que se esforzaban aún podían oírlos.

——Pensé que si me deshacía del anillo ya no tendríamos que escucharlos.——dijo ciel refeciendose a él y a su hermana —— Que tontería.

Sebastian al estar escuchando atentamente a su amo, le dedico una mirada fija a ambos hermanos, era una mirada seria pero fija.——La luna ya está muy alta——comentó de la nada al ver la luna en la ventana, lo que significa que ya era muy tarde——No le hará bien, descanse, por favor.

Dijo mientras le arropaba con las grandes frazadas suaves a él y a Amelia, antes de irse ciel detuvo al mayordomo.

——Sebastian ——llamó él——Quédate a mi lado...hasta que me duerma.

Con tono burló sebastian respondió.——¿Acaso usted está mostrando debilidad?

——Es una orden simple——respondió frío ciel y sebastian sonrió burlón mientras se acercaba hacia la cama.

——Siempre estaré al lado de mis amos——dijo refiriéndose a Ciel y a Amelia, pese que no tenía ningún contrato con ella se sentía obligado a obedecerla en todo momento ——Hasta el final.

Cuando Ciel finalmente se dormio, entre su sueño abrazaba el brazo de su hermana, ambos unidos y sin separarse sebastian al ver la ese sonrió con burla y salio de la habitación, el mayordomo al cerrar la puerta tras de sí se llevó una mano enguantada a su rostro y río con maldad.

——Bueno, tendré que hacer los preparativos para mañana——dijo con su voz demoníaca mientras desaparecía entre las tinieblas...

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