Capitulo VII
El timbre de su despertador era algo que temía escuchar todas las mañanas, especialmente hoy. Era el primer día de regreso a la escuela. Iba a entrar como estudiante de segundo año a la prestigiosa escuela de Shiketsu.
Aunque aun tenia dieciséis había logrado saltarse un año de secundaria.
El azabache golpeó el interruptor de apagado y empujó el edredón para quedar como presa del frío. Se frotó los ojos mientras tocía. Afortunadamente, su padre aún no había entrado en su habitación para abrir las persianas. Por lo general, eso significaba que llegaba tarde y necesitaba moverse si quería llegar a tiempo. No estaba seguro de por qué su padre todavía haría cosas así, como si todavía fuera un niño.
Fue entonces cuando escuchó el suave golpe en la puerta.
—¡Asmodeo! Tienes que levantarte y estar listo si vas a llegar al primer día. —Asmodeo abrazó su almohada mientras mantenía los ojos cerrados.
No quería dejar aquel bello paraíso.
Asmodeo se rascó la cabeza y arrastró los pies por la alfombra. Se dirigió a la ventana subiendo la persiana, abrió las cerraduras y levantó el marco de la ventana. El azabache abrió su cajón superior, rebuscando hasta que encontró un pequeño encendedor plateada con un diseño de franjas negras. Solía ser de su padre. Él era fumador, aunque no solía fumar frente a Asmodeo siempre lo veía a escondidas mientras se escabullía junto a su amigo de la infancia.
Abrió una caja y sacó algo envuelto en papel blanco delgado. Era su ritual matutino. Despertar y fumar. Era la única forma en que iba a pasar el día.
Asmodeo encendió el porro y dio una larga calada, conteniendo el humo, miró por la ventana a todas las personas que se iban a trabajar. Sopló el humo al aire libre y se sentó en el alféizar de la ventana. Sentía el frío contra su piel desnuda, pero en realidad no le importaba.
Asmodeo pudo ver a su padre saliendo por la puerta principal y dirigiéndose a auto junto a su tia. Abrió la puerta del lado del conductor y luego vio a su hijo en la ventana, lanzandole una mirada a Asmodeo.
—¡Al menos abrí la ventana esta vez! —Le gritó el joven.
—¡Ya veremos de que tanto te sirve cuando vuelva! —Le gritó de vuelta, apuntándole con su dedo índice luego de revolver sus cabellos albinos.
Por otra parte, su tía se despedía de él efusivamente, Asmodeo sonrió y agitó su mano en respuesta a la despedida de la rubia, dio otra calada antes de apagar el porro y dejarlo sobre el cenicero en su habitación.
Se giró hacia su armario, una cálida brisa lo atravesó mientras le picaba la piel.
—¡Smodie! —chilló alguien desde el primer piso de la casa.
—Hoy va a ser una mierda —susurró para sí mismo.
Asmodeo tomó una camisa sucia que encontró por allí, se puso sus pantuflas, y salió de su habitación con la intención de golpear a quien lo había llamado por aquel apodo que tanto aborrecía.
—¡Vuelves a llamarme así y yo te diré Zombie! —gritó, encontrándose con dos personas en la sala de estar—. Oh, hola Shaoran.
—Buenos días —respondió el pelirrojo con flojera.
—¿No hay buenos días para mi, hermanito?
—Contigo son solo días —contestó Asmodeo de mala gana.
—Kurutta dice que quiere que nos reunamos los cinco, ya sabes, como en los viejos tiempos —intervino Shaoran, sabiendo que las peleas entre aquel dúo eran interminables—. ¿No deberían tratarse con más amor? Son hermanos.
—Antes que todo, debo decir que el apodo de "Kurutta" no te queda, es mucha cosa para ti —dijo, Kurutta frunció el ceño—. En segundo lugar, eso de ahí es solo un parásito, yo solo tengo un hermano y está estudiando en UA tranquilamente. Cosa que también deberías estar haciendo tú.
Asmodeo observó a Kurutta con una ceja levantada.
—Estoy dejando que el trillizo hermoso se encargue de las relaciones sociales —respondió, restandole importancia al asunto.
—Sabes que tienen los mismos rasgos ¿no? —intervino Shaoran.
—No, tiene razón, Ryu es más bonito —dijo Asmodeo en tono burlón.
El muchacho de tes morena y ojos azules revolvió su cabello, bostezando en el proceso.
—Miren, yo no planeo hacer nada malo con ustedes hasta que tenga la seguridad de que mi padre planeó esto a detalle —comenzó a hablar Asmodeo—, a demás, no creo que Ryu se nos vaya a unir si planeamos reunirnos.
>> Saben que soy más como papá Dai, no me gusta meterme en este tipo de cosas a menos que sea estrictamente necesario y requieran de mi para salvar a alguien o para algo que den por hecho que funcionará —Asmodeo suspiró—. Cuando tengan todo arreglado y puedan mostrarme un plan consistente los ayudaré, si no es así, a menos que vengan a prepararme el desayuno, pueden irse y buscar a Kisuki. Ella probablemente sea de más ayuda que yo con su "magia."
Kurutta chasqueó la lengua.
—¿Crees que no sé eso, Smoodie? —Kurutta estiró su cuerpo, recargando luego su cabeza en el espaldar del sofá en el que se había sentado—. Es inutil venir a ti sin un plan trazado, eres el chico de las computadoras ¿no?, queremos que mejores nuestros equipos y perfecciones nuestro plan.
Asmodeó miró a Kurutta con una ceja levantada, tomando un artefacto que le fue lanzado para ser revisado.
—¿Plazo límite?
—Inicios de invierno. Quiero sacar a Ryu de UA lo más rápido posible —contestó Kurutta.
—¿Y si no es lo que Ryu quiere? —preguntó Asmodeo—. No puedes obligarnos a ser como tú, Zombie.
Asmodeó revolvió los cabellos platinados de Kurutta.
—Ya lo sé, Smoodie, le preguntaré antes de hacer cualquier cosa. Soy mayor así que debo hacer lo posible para asegurar la felicidad de mis dos hermanitos —Asmodeo soltó una risa ante lo dicho por Kurutta.
—Solo por doce segundos, a demás, no te lo crees ni tú.
—"Oh mi dulce amante. Eres mi caballero en mi día, el sol de la aurora eterna en mi interior, el que se asegura que mi alma respire de nuevo. Es por lo que eres que me siento así, mi amor. Tu toque es energía y todo lo que eres es mi hogar. Confío en ti más que en los dioses, no importa cuantas veces estemos separados. Siempre encontraremos la manera de volver a amarnos."
Todos observaban ensimismados a Ryu. Su voz fue más fuerte que de costumbre al leer aquel pasaje. Era suave, pero grave, autoritaria. La voz de Ryu era preciosa.
El hermoso chico de cabellos albinos dejó su libro sobre su escritorio y comenzó a mover sus manos, mirando a su profesora con preocupación:—¿Mi tono de voz fue muy bajo? lo siento, no se si pueda hacerlo más alto, no sé cómo modular mi voz si no puedo escucharla —susurró mientras usaba lenguaje de señas.
—Estuvo perfecto, Ryu, no te preocupes —respondió ella, usando lenguaje de señas—. Puedes sentarte.
Ryu sonrió ampliamente, mostrando una sonrisa dulce y encantadora, aquello tomó a Amaya por sorpresa.
—Gracias, profesora Kodai —susurró nuevamente, emocionado por no haber tenido que esforzarse para leer los labios de su maestra.
Izumi miró a Ryu.
Lo que sentía cuando lo miraba era indescriptible.
Era como aquel sentimiento que su padre había descrito cuando le habló por primera vez sobre su primer amor. Sentía como si una fuerza invisible la empujara hacia Ryu.
"Es como si con un toque esa persona entrara en tu alma, como si su propio cuerpo fuera la llave, el amor es una sensación extraña. Se siente a través de las yemas de los dedos hasta los ojos, a través de las respiraciones constantes, a través de las palabras. El amor es un superpoder que todos tenemos pero no todos somos capaces de controlar. Es posible que a veces se descontrole, asi que no temas si algun dia se centra en una persona inesperada."
Muchas veces Izumi pensó que su padre hablaba de su madre, suponía que su madre creía lo mismo, pero, ahora que había crecido, Izumi se había dado cuenta que su padre no hablaba de su madre.
¿Cómo lo sabía?
Izumi lo sabía puesto que poco a poco comenzaba a sentir aquello que había dicho su padre y, cada vez que pensaba en aquellas dulces palabras que su padre una vez le había narrado, Ryu era el único que venía a su mente. Se sentía como si estuviera mal, pero al mismo tiempo, el sentimiento era tan doloroso que era placentero.
No podía decir que lo amaba, pero si de algo estaba segura era que sentía cosas por Ryu.
Pero, ¿en serio podía permitirse quererlo?
Ella era una chica normal, casi ordinaria, la única cosa que la hacía resaltar era que su padre era el héroe número uno. Y eso lo único que hacía era presionarla para ser la mejor.
Por su parte, Ryu tenía muchas cualidades que lo hacían especial, era el primero de la clase, era impresionante lo rápido que analizaba las situaciones a su alrededor y encontraba solución a cualquier cosa que tuviera enfrente, no solo era amable sino que también era la persona más dulce que jamás hubiera conocido. Lo mejor de todo era que Ryu entraba en el top de las tres personas más poderosas de su clase, quedando de segundo ante el poder abrasador de Azula Todoroki.
Por último, pero no por ello menos importante, Ryu era terriblemente hermoso. De hecho, era el muchacho más hermoso que Izumi había visto en toda su vida.
Su cabello era blanco y sedoso, del mismo color que las largas y abundantes pestañas que adornaban sus hermosos ojos azules, sus labios eran rojizos y su piel era tan pálida y tersa como la nieve. Era devastador. Parecía un dios de belleza, amor y poder, similar a un dios de la luna. Casi llevaba sus largos cabellos revueltos, pocas veces lo ataba y cuando lo hacía, hermosos cabellos salían de su atadura adornando su bello rostro perfilado.
Cualquier artista que se atreviera a retratarlo seguramente caería en la locura.
—Izumi. —La llamó Ryu.
—Dios, mi nombre se escucha hermoso siendo pronunciado por él —susurró Izumi, poniendo una mano en su boca para que Ryu no leyera sus labios.
—Izumi. —Volvió a decir Ryu, saboreando el gusto de su nombre, el gusto de las dos sílabas sobre la lengua.
—¿Si? —tartamudeó ella, si volvía a escuchar su nombre dicho por Ryu seguramente su corazón explotaría.
—Nada, simplemente me había dado cuenta que nunca te había llamado por tu nombre, ¿está bien?, ¿prefieres que use tu apellido? —susurró Ryu, moviendo sus manos.
—¡No!..., digo, no —respondió, con nerviosismo—. Puedes usar mi nombre, también llamas a los Kirishima por sus nombres ¿cierto?
Ryu asintió.
—Ellos insistieron, no sé por qué.
<< Yo sé. >>, pensó Izumi.
El festival de final de primavera.
Kurutta consideraba esos festivales una gran molestia considerando la gran cantidad de gente que asiste a esos ridículos eventos solo para ver los mismos puestos cada año.
Por ello había decidido quedarse en su guarida para torturar gente.
—Kato —dijo, refiriéndose al hombre que se encogía a sus pies—. Estabas escapando hacia Estados Unidos, quiero saber por que.
Kurutta se llevó las manos a los bolsillos y se acercó al hombre tirado en el suelo.
El hombre se encogió más, con la cara brillante de lágrimas. a Shaoran le dio pena ajena cuando vio que se hizo encima cuando Kurutta estuvo frente a él.
— Por...por favor —jadeó.
La multitud estaba sin aliento, un silencio demasiado grande, Kurutta no le tomó mucha importancia, por lo que, observó el anillo que su hermano le había regalado hace unos días.
Kurutta giró el anillo, mirando el grabado. Justo en el momento en el que Kurutta levantó la mirada el hombre se había quedado quieto. El miedo y el dolor era evidente en sus ojos mientras Kurutta se metía en los lugares más recónditos de su mente.
La ira era evidente en su rostro cuando levantó la vista.
—Quería escapar de mí. Iba a ir América e iba a crearse una nueva identidad, aparentemente. Nadie lo ayudó, nada excepto su propia cobardía patética. —Kurutta hizo un gesto, señalando los pantalones manchados del hombre.
—Lo quebraré. —Volvió a decir moviendo la mano hacia un grupo de personas en específico—. Luego pueden hacer lo que quieran con el cuerpo, dejenme el hígado, me gusta término medio, con papas fritas y aros de cebolla.
Ellos se inclinaron sobre sus rodillas, como si aquello hubiera sido el mejor regalo que les habrían podido dar. Incluso él estaba aliviado de poder descansar en donde su familia lo enterrara.
Kurutta lo miró, levantó su mano, abriéndola, y, rápidamente, cerrándola hasta formar un puño. Sus ojos se abrieron mucho, luego, se pusieron vidriosos mientras él caía de costado en el charco de sus propios líquidos. Le salió sangre por la nariz, de la orejas y la sangre se juntó en una laguna en el suelo frente a Kurutta.
—Arruiné su cerebro en vez de su mente, por lo tanto no podrán tener esa parte para los Nomu, lo siento.
¿Qué punto tenía? No había tenido lo que quería, no encontrar buena información había sido irritante, haciendo aquello fue la única manera que tuvo de desquitarse.
Cuando su padre aún se encontraba presente habían aprendido ese truco, oprimir y controlar la mente y el cerebro era algo bastante complicado, pero, con el debido entrenamiento lograron hacer casi todo lo que él había aprendido. Fue realmente doloroso para ellos que Kotaro ahora se encontrara en prisión.
La única consolación que tenían era que sabían que Kotaro Honma nunca hacía nada sin analizar la situación previamente. Todo lo que él hacía tenía un por qué.
Kurutta se encogió de hombros, metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón, aquel día me había puesto una camisa de botones negra de manga larga y un pantalón de este mismo color.
—Kurutta, te dije miles de veces que no estropees los cerebros —regañó Shaoran, revolviendo los cabellos blancos de Kurutta con brusquedad.
—Perdón —respondió entre risas.
—Hiciste bien en matarlo. —Le felicitaron los presentes mientras se llevaban el cuerpo.
—¿Y la tía Toga?¿Qué tal está?—preguntó Kurutta, ignorando las felicitaciones.
—Bien, supongo, fue a visitar a tu padre con mi hermano —bostezó Shaoran.
—Le diré a papá que yo llevaré la cena.
—Si le dices que eso seguramente no te dejará entrar, sabes que al tío Dai no le gusta eso del canibalismo. La última vez te tiró una pantufla cuando llegaste con un cuerpo para que lo cocinara.
—Agh, extraño a Ryu, él era quien convencia a papá para qué cenaramos en familia a pesar de la diferencia de gustos.
—Yo también lo extraño.
—¿Como? —Kurutta miró a Shaoran con una sonrisa coqueta—. ¿Debo empezar a decirte: "cuñado"?
—Callate.
Así es, no eran mellizos sino trillizos, no quería revelar a Asmodeo hasta que tuviera su propio capitulo, o por lo menos parte de uno.
Asmodeo es la combinación perfecta de Kotaro y Ryu, por si no se han dado cuenta ya.
Les dejé una foto en multimedia, (imaginenlo con ojos azules como a sus hermanos).
Ryu y "Kurutta" por otro lado, son más orillados a uno de ellos, creo que eso también es algo evidente.
En fin, creo que ya puedo decir que "conocen" a toda la familia Honma-Ryder.
Espero les haya gustado Smoodie casi tanto como espero que les haya gustado el capitulo.
No olviden votar y comentar.
Gracias por leer
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