Buscando una solución

Ha pasado una semana.  La semana más larga de  mi vida. Le escribo a Draco a cada momento, cada día, pero no responde. No lo culpo, debe odiarme, lo merezco.  Es muy probable que quizás jamás responda. Pero no puedo rendirme ahora, no cuando sé que queda cada vez más cerca para que Draco empiece a tratar de matar a Dumbledore.

Tengo que intentar.

Tomo mi bolso y sé precisamente donde debo ir.

A la cueva de la bruja. La bruja que me dió el pergamino es la única que puede ayudarme a recuperar a Draco, a encontrar la forma de que responda de nuevo.

Voy rápido y antes de que pueda darme cuenta del tiempo que invertí, estoy de nuevo a afueras de la ciudad, en ese lugar desierto de personas y la cueva a lo lejos. 

Corro y toco la puerta y tal como fue la primera vez, esta se abre sola y entro. El olor es más extraño que la última vez, aunque quizá es mi miedo el que me hace percibir todo más sensible.

Apenas entro, la veo a ella. La anciana, la bruja Grianne. Igual de arrugada y con un cigarrillo en la mano.

—Necesito ayuda—Digo firme y sin divagaciones.

—Tanto tiempo querida—Responde sin preocuparse, ni siquiera me mira.—¿Cómo te ha ido con el pergamino?—Pregunta dándole una calada al cigarrillo.—¿Qué cuenta el chico rubio?

—Lo arruiné todo—Digo sin más.

—Adivinaré...—La anciana se gira hacia mí y me mira obvia.—Te encariñaste con el chico

—No sólo eso—Confieso y por fin me permito sentarme en el viejo sofá de cuero que ahora tiene frente a su escritorio.—Le conté la verdad

—¿Qué hiciste qué?—Dice abriendo sus ojos aún entre sus arrugas y cataratas.

—No podía ocultárselo más—Expliqué.—Le dije que no soy bruja y que ni siquiera soy de su realidad—Entonces empiezo a sentir un nudo en mi garganta.—Desde entonces no responde

—Está dolido, le mentiste—Explica y ruedo mis ojos por lo que ya sé.

—Tienes que ayudarme a recuperarlo—Pido.

—¿Para qué quieres recuperarlo?—Pregunta realmente curiosa.

—Para...¿volver hablar con él?

—t/n—Me mira con reproche.—¿Hasta donde quieres llegar?

—¿A qué se refiere?

—El chico rubio no vendrá a ti, ni tu a él—No hay forma de que lo de ustedes pueda avanzar más—Explica con seriedad y siento como si fuese mi abuela quien me regaña.—¿Cuál es tu propósito?

—El confió en mi, y yo le menti, Draco está a punto de sumergirse aún más en el fondo y yo...quiero ayudarlo—Digo y me doy cuenta de que estoy llorando.—Queda poco par que intente matar a Dumbledore y..

—No puedes cambiar eso—Advierte.

—Nunca me dijo por qué no puedo cambiar el curso de la historia—Digo llena de rabia y angustia.

—El hecho de que Draco y tu se escriban no ha cambiado hechos importantes de la línea temporal original—Explica.—Quizá estaban destinados a escribirse—Agrega.—Pero en el momento que algo más cambie, una muerte por ejemplo, él y todo lo que conoces de Harry Potter dejará de existir

—¿Qué?—Suelto desconcertada. Jamás había imaginado que podía ser así de grave.

—Será como si todos cayeran en una muerte lenta—Añade.—¿Y entonces qué?¿Planeas que hablen por este pergamino eternamente?—Interroga la anciana.

—No lo sé, pensaba que...—Trato de decir.

—Cariño, yo te lo advertí—Dice y por primera vez creo que me mira con lástima y realmente preocupada.—Tenías que aprovechar el tiempo—Lamenta.—El pergamino dejará de funcionar pronto

—¿Q-qué?—Es como si mi respiración se quedara atascada.

—Quizá hasta unas semanas después de que problema cese—Explica.

¿El problema?

La Guerra.

La Batalla de Hogwarts, dos semanas después de eso.

—Y a partir de ahora es probable que el tiempo pase más rápido. Lo que aquí es un día, allá será una semana—Mi cerebro retumba, es como si no quisiera procesar nada de lo que la bruja me dice.—Tu tiempo con Draco va en cuentra regresiva

—Tiene que haber alguna manera

—Tengo una...pequeña solución—Divaga jugando con mi ilusión.—No puedo obligarlo a que te responda, pero estoy segura de que intuyes de que pronto volverá.

—¿Entonces?

—¿Qué sientes por él?—Interpela.

—Y-yo—Me pregunto a mi misma y me da vergüenza responder.—¿Puedes enamorarte de alguien que no has visto, escuchado, tocado?

—No lo sé, dímelo tu

—Lo quiero, y me asusta perderlo—Comienzo a decir.—Puedo aceptar despedirme de él cuando el pergamino no funcione más—Digo firme.—Pero no puedo aceptar perderlo porque está enojado, necesito explicarle la verdad

—Hay un segundo objeto que tiene un gemelo en el mundo del chico rubio—Dice con una voz profunda que me pone los pelos de punta.—Un espejo—Añade.—Es lo más cercano que tendrás a verlo y escucharlo, pero sólo tiene dos usos

¿Sólo podré verlo dos veces?

—Tu tendrás que decidir cuando—Es entonces cuando la anciana saca de un cajón aquel espejo de forma ovalada, más grande que mi mano, con detalles negros y blancos. Lo coloca frente a mi y no dudo ni un segundo en tomarlo.—Ve a recuperarlo, pero dale su espacio

—Lo haré—Respondo.—Muchísimas gracias, no sé cómo pagárselo

—No es necesario, ve, apresúrate

A paso firme me dirijo a la salida, pero una última duda me detiene.

—Disculpe—Digo ya lejos de ella.—La primera vez que estuve aquí dijo algo de, una bruja reconoce a sus pares—Una sonrisa se dibuja en su rostro.—¿A qué se refería?

—Tu amor por la fantasía, la ficción, este mundo mágico, no es sin motivo—Explica.—Algunas brujas cayeron en el mundo equivocado, no sé la razón—Y por su forma de hablar, juraría que lo dice con nostalgia.—Pero espero algún día personas como tú y yo podamos volver a casa

—A veces creo que Hogwarts es mi hogar

—No cariño—Debate.—Este es tu hogar—Dice.—Pero quizás en la siguiente vida seas la bruja en Hogwarts que tanto anhelas ser

-queda poco para el final!