Capítulo 3 | Este es el trato
Este es el trato.
—¿Qué quieres de Draco Malfoy?—Su voz resuena en mis oídos como un eco sin fin. Me deja totalmente perpleja. ¿Por qué se refiere a Draco en particular? ¿Cómo sabe que me gusta Harry Potter?
Se siente como si una parte de mi hubiese sido expuesta, una parte que ni yo misma conocía.
—Tienes la oportunidad de hablar con cualquier personaje—Recalca en un susurro.—Y estoy segura de que lo escogerías a él, pero ¿Por qué?
—Y-yo supongo que....—Intento meditar mi respuesta pero respondo por impulso.—Tenemos cosas en común. Creo que debe ser el único que podría entenderme
—Y tú entenderlo a él—Dice convencida mientras me sonríe.—Eres diferente a las demás que han venido en su búsqueda
—¿Por qué lo dice?—Cuestiono. La mujer deja de mirarme y comienza una desesperada búsqueda entre los muebles del lugar y es entonces cuando me responde
—Todas quieren el cuerpo, la carne—Dice sin importancia.—Quieren tocarlo porque es atractivo, pero todas van por él por intenciones meramente superficiales....—Se detiene en un cajón y saca de el algo que no logro divisar, pues su ancho cuerpo me la vista.—Eres la única que está realmente interesada en conocerlo
Vuelve a tomar asiento frente a mi, y sobre la mesa, deja un pergamino viejo. Se ve tan arrugado y polvoriento que tengo miedo de que pueda romperse sólo con mirarlo. Encima de este, deja una pluma antigua y un tintero. La anciana me mira con una sonrisa maliciosa, no, complicidad.
—Este pergamino, querida t/n, es la puerta para lograrlo—Asegura
—Y-yo no le dije mi nombre...—Susurro pero parece no escucharme, está con su mirada fija en mi y con su mano apuntando el pergamino.
—Te parecerá tonto pero será suficiente—Dice pero aún no logro entenderla.—Todo lo que escribas aquí, se verá en el pergamino gemelo que está en la realidad del chico Malfoy
—¿Qué?
—Es como una especie de correspondencia mágica, un chat mágico—Empuja los objetos hacia mi.—Él verá tus escritos y créeme, responderá
No puedo creerlo, debe estar tomándome el pelo. Si, seguro. Pero, en serio ¿Cómo sabe mi nombre? Y aún sigo sin procesar el que sepa que me gusta Harry Potter. Bien, la anciana tiene dos puntos a su favor. Pero la oferta debe tener un precio.
—¿Cuál es el precio?—Pregunto. Ella me mira sonriente.
—Te ves desesperada—Dice.—Dime t/n ¿Por qué querrías hablar con Draco?
—Ya respondí eso antes—Contesto.
—Pero ahora tienes frente a ti la manera concreta de hacerlo, y podrían haber salido a la luz malas intenciones—Toma otra calada de su cigarrillo mirándome en una especie de análisis.
—Charlar con él, nada más—Respondo.—No busco el cuerpo, como usted dice. No me sirve de nada enamorarlo, solo quiero hablar con alguien que pueda entenderme y quizás yo entenderlo a él
—Entonces esto es tuyo sin precio—Mis ojos se abren como platos y mi cuerpo tiembla.—
Pero hay condiciones...—Aclara y yo por inercia asiento con mi cabeza.—No puedes alterar el curso de la historia.
—¿A qué se refiere?
—Tu sabes casi todo de su vida—Habla.—No puedes cambiar los hechos que lo hacen él, no intentes salvarlo de lo que sabes, es parte de él y de la historia que lo rodea.
¿Se refiere a los Mortífagos?
—Y por último, el tiempo es poco querida, aprovéchalo bien—Me advierte.—Una vez terminada cada conversación, el pergamino borrará evidencia ¿Todo claro?
—Como el agua—Respondo.
—Entonces, son tuyos—Dice apuntando el pergamino, la pluma y el tintero.—Buena suerte querida t/n
Temblorosa, tomo las cosas entre mis manos y me pongo de pie. Le doy una mirada de despedida a la anciana, y comienzo a caminar hasta la salida. Antes de salir, volteo y la curiosidad me gana.
—Disculpe uhm...—Digo y la anciana me mira confundida.—¿Cómo supo mi nombre?
—Cariño, no es necesario ser bruja para ello—Dice riendo—Con tu número de teléfono es suficiente para obtener tus datos.
Oh claro, estúpida t/n ¿De verdad pensaste que era magia o algo así?
—Pero tu gusto por la magia pude intuirlo—Confirma.—Una bruja puede reconocer a sus pares
¿Ah?
Sonrío algo perturbada y salgo finalmente de allí. Guardo las cosas con sumo cuidado y en encamino a casa. Miro mi teléfono, sin llamadas perdidas. Suspiro y sigo mi camino.
Al llegar a casa todo es silencioso, voy a mi cuarto y al entrar, está mi madre sentada en mi cama mirándome enojada.
—¿Qué tal te fue?—Pregunta.
—Uhm, no habían libros buenos, lo mismo de siempre—Digo tratando de sonar casual.
—¿A dónde fuiste?—Pregunta otra vez.
—A la biblioteca, ya te dije....—Digo pero soy interrumpida por sus palabras.
—Te tardaste demasiado, rastreé tu teléfono—Dice y me lleno de miedo.—Estabas casi a las afueras de la ciudad ¿Qué diablos estabas haciendo?
—E-estaba buscando una biblioteca nueva, yo...—
—¿Sabes qué? No interesa—Se pone de pie y se acerca de mi con su mirada de reproche más grande que jamás he visto.—No más bibliotecas, a partir de hoy te quiero estudiando para los exámenes de admisión a la Universidad ¿Me has oído?
—Si Mamá
—Lo digo por tu bien, no te enojes conmigo—Dice mientras camina hacia la puerta y sale de mi habitación.
Suelto un suspiro de agobio. Me estresa la situación de la Universidad y ahora sin biblioteca y libros nuevos, me siento más atrapada.
Antes de lanzarme sobre mi cama, recuerdo el pergamino.
Rápidamente lo saco y lo coloco sobre mi escritorio. Tengo la sensación como si estuviese a punto de dar un importante exámen. Jamás he usado tinta y pluma y espero no arruinarlo.
Pienso mucho tiempo en si escribir o no. ¿Funcionará?
¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que el papel no me responda?
Tomo la pluma, coloco un poco de tinta y escribo.
¿Hola?
¿Eres Draco Malfoy?
¿Será eso suficiente? Suspiro y veo que nada sucede. Decepcionada, decido ir a dormir. Quizá simplemente la anciana se está riendo de mi y esto es un engaño.
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