
019; 𝐄𝐗𝐏𝐋𝐀𝐍𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒
PERFECT CHANGE — Jaden Walton.
019; ¡EXPLICACIONES!
LOS DÍAS PASABAN y cada vez parecían que pasaban mas rápidos y que eran más duraderos; sí, ambas cosas, a pesar de que sean completamente lo contrario.
—¿Estás bien?— preguntó Lily llamando a mi puerta. —Llevas unos días algo... ida.
—Sí, estoy bien. Cada día me siento algo mejor respecto a eso.— mentira, me seguía sintiendo mal.
—En ese caso me alegro, cariño. No quiero que estés mal.— el libro de Historia de EEUU que yo estaba leyendo llamó si atención. —¿Examen mañana?
Asentí rodando mis ojos candada. —Sí. Lo bueno es que solo me quedan dos hojas, ya me sé 14.
—Dios mío, ¿14? ¿En una tarde? Tu eres superdotada o algo.— rio divertida. —Bueno, te dejo terminar de estudiar.
—Vale.— asentí con una sonrisa. —Luego nos vemos.
—Claro, ¿te apetece encargar hoy algo de cenar?
—Sí, por supuesto. Eso sería genial.
Ella aplaudió. —¿Qué te apetece?
Cuando fui a responder la adulta me frenó confiada.
—Espera, déjame adivinar. ¿Comida china?
—¿Cómo me puedes conocer tan bien?— solté unas carcajadas.
—No tengo idea.
La rubia marchó dejándome en mi habitación de nuevo, haciendo que el silencio volviese a invadir el espacio.
Estaba harta de estar sentada. Miré el libro y lo cerré bruscamente malhumorada, quería descansar un rato.
Me di una ducha rápida y me puse el pijama, lo cual consistía en un camisón con una bata bastante calentita. Muy cómodo todo la verdad.
Bajé las escaleras dando saltos en cada peldaño, estaba triste y deprimida, pero era una costumbre hacer eso en cualquier escalera.
—Hey, Lily.— la saludé de nuevo.
Ella me sonrió mientras sacaba varios tupperwares de una gran bolsa de papa el marrón.
—Hola, cariño. Justo iba a avisarte de que ya había llegado la comida.
—Genial, tengo muchísima hambre.— exageré mis gestos.
—¿A que sí? Yo igual.— rió ligeramente la rubia mientras se sentaba en la mesa.
Imite su acción. Solo nos encontrábamos nosotras dos en casa, Max y Matt se habían ido unos días a las montañas. Sí, se fueron de viaje sin nosotras.
—Esto está buenísimo, deberías probarlo.— me dijo Lily señalando una especie de fritura rellena de algo.
—¿Qué lleva por dentro?— pregunté para asegurarme de que no llevaba pimiento, lo odiaba.
—Carme únicamente.— me acercó el plato. —Vamos, prueba uno al menos, verás que no lleva nada más.
Me llevé el trozo a la boca y quedé maravillada ante el sabor que desprendía.
—Por Dios, esto está buenísimo.— abrí mis ojos sorprendida ansiosa de querer seguir comiendo.
La rubia rio ante mis acciones. —¿Ves? ¡Te lo dije! Toma, aquí tienes más.
—Gracias.
Pasamos un rato en silencio, bastante cómodo. Seguí comiendo con ansiedad a consecuencia de mi rara pasión por la comida china; pero, hubo un momento en el que me quedé mirando las musarañas.
—¿En qué piensas?— me hizo volver en mí. —Te veo preocupada.
—No, en nada. No te preocupes, lo mismo de siempre.— respondí negando con la cabeza mientras volvía a comer.
Ella sonrió algo triste mientras me miraba. —Él, ¿verdad?
—Sí.
—¿Quieres hablar?— se cruzó de brazos con una mirada compasiva.
—No, no importa. Soy muy pesada con ese tema, no quiero ser molesta.
—¡Anda ya!— negó completamente mientras bebía agua. —¿Habéis vuelto a hablar?
Bajé mi mirada algo triste. —No, qué va.
—Y... ¿sabes algo de él?
—Sí, por lo visto es muy amigo de una chica llamada Lia... bastante amigos.— expliqué tratando de no llorar. —Y la verdad es que lo entiendo, ella es muy guapa y...
La rubia me interrumpió seria. —No, eso sí que no. Ni se te ocurra decir que ella es preciosa y tú no.
—Pues esa es la verdad, hay que ser realistas.— me encogí de hombros mientras jugaba con la comida.
—No, eso es subestimarte tú misma. Y eso no es nada justo.
—Ya, pero es la realidad.
—¡No, no es ninguna realidad, Mads!— exclamó algo molesta. —No tienes ninguna necesidad de compararte, solo te haces daño.
Saqué mi móvil y busqué una foto de la joven, para mostrársela a mi host mum, quien rodó los ojos.
—¿Ves?
Encogió sus hombros indiferentes. —Sí, es muy guapa; pero tú también, y no solo por fuera.
—No es el punto, Lily, él ya me olvidó. Ahora está con ella.
—¿Estás segura? Quiero, decir... ¿los has visto besarse o coquetear?— me cuestionó mientras comía noodles.
—Besarse no, aunque los vi muy cerca una vez en el instituto. Y sí, se coquetean bastante.— dije algo dolida apartando mi vista de la rubia.
Ella suspiró algo candada. —Bueno... todo se pondrá en su sitio Mads, todo se solucionará. Después de la tormenta siempre llega la calma, dicen.
—Sí, eso dicen.
—¿No has hablado con él aún?— negué ante su pregunta. —¿Te sientes preparada ya?
Asentí lentamente. —Sí, lo estoy.
—Pues trata de hablar con él, hazme caso.
—Sí, eso haré.— bostecé de cansancio al terminar de cenar.
Lily rió ligeramente mientras me observaba. —Vete a dormir, anda. Yo recojo, solo son dos platos y dos tenedores.
—¿Sí? ¿Segura?
—Sí, no te preocupes.
Me despedí de ella y subí a mi habitación. Me metí en la calentita cama y agarré mi móvil, tenía varios mensajes de Laura.
—"Tía, ¿qué ha pasado? He visto algo de Jaden.
—¿Sabes que sales en Tik Tok e Instagram? En esas cosas llamadas edits.
—¿Erais novios y no me has contado nada?
—¿Quien es la chica esa de ojos azules?
Me froté la frente al sentir un dolor de cabeza algo punzante, no le había contado absolutamente nada a Laura, para que así ella pudiese irse tranquila.
Le grabé un audio de quince segundos con el que daría por finalizada nuestra conversación.
—"Ya te contaré, estoy muy cansada y tengo mucho dolor de cabeza. Buenas noches, Lau".
Su respuesta no me tardó en llegar, otro audio.
—¿Cómo que buenas noches? Aquí son las tres de la tarde y yo me acabo de despertar ahora mismo.
Me reí, era un desastre aquella niña.
—Estás loca.
Dejé mi móvil y simplemente lo apagué, para que nadie me molestara más. No se me pasó por la cabeza que en ese momento, segundos más tarde, un moreno me llamase varias veces.
A los minutos de dejar el móvil me encontraba ya casi dormida profundamente, pero unos toques en mi ventana me sobresaltaron.
Bueno, me corrijo, no era exactamente una ventana. Era una especie de "puerta de cristal" que daba a un balcón.
Me asusté al ver la figura de una persona al otro lado de la puerta; pero al ver quién era me confundí aún más.
—¿Jaden?— me levanté de la cama y fui rápidamente. Abrí la puerta y allí lo vi.
—Hey.— saludó rascándose la nuca.
—¿Qué haces? Vamos entra, está lloviendo mucho.— me preocupé al verlo. —Te resfriarás.
—Eso no importa; además, te llenare la habitación de agua. Estoy bien aquí.
Me dio algo de pena su contestación, por lo que salí al balcón con él y cerré la puerta, sintiendo como mi pelo comenzaba a mojarse.
—Te mojarás tú también.— me señaló.
Tuve que reprimir una sonrisa y cruzarme de brazos, aún estaba enfadada con él. —¿Qué te ocurre?
—Yo... quiero explicarte todo.— con aquella frase mis vellos se pusieron de punta, aquel era ese momento. —¿Puedo? Por favor
—Sí, dime,
—Bien, lo de la apuesta esa con mis amigos es verdad que lo hice. No voy a decirte que no cuando es verdad.— dijo decepcionado de sí mismo para luego seguir. —Pero yo jamás pensé que acabaría así...
Yo arrugué mi cara al escucharlo, realmente sabía a lo que se refería. —¿Así como?
—Mads...— susurró algo triste mientras me miraba.
—Jaden, eso no es nada justo.— dije con una voz algo rota. —Escucha... he estado pensando irme a España. No me está yendo bien aquí en EEUU, ya lo he hablado con Lily... y sería buena idea irme ya para allá, me llevaré de recuerdo estos tres meses que he estado aquí.
—¿Qué? No, no, no, Maddie, no, por favor. —su mano se desplazó a mi mejilla, robándome el aliento. —Escucha, sé que desde aquel día que nos conocimos en el instituto, y desde entonces, he sido un hijo de puta contigo. Sé que te he decepcionado numerosas veces, y también sé que me has dado muchas oportunidades.
Asentí de acuerdo con todo lo que estaba diciendo. El moreno se arrodilló mirándome, y me agarró una mano.
—No sé cómo puedes dirigirme la palabra ahora mismo.— ver su rostro inundado de tristeza hizo que mi corazón se partiese en mil pedazos. —Pero, te juro que estoy tratando de cambiar a ser una mejor persona. Y lo estoy haciendo por ti.
—Yo... no te entiendo, Jaden. De verdad que no, lo siento mucho.
—Mads, te estoy tratando de pedir una oportunidad más. Una sola, por favor.— me dolió que su voz se empezara a romper.
—Jad...
—No me he portado bien contigo en los tres meses que llevas aquí, no te merecías nada de eso. Pero de verdad que estoy tratando de cambiar.— repitió cada vez más angustiado.
Respiré hondamente mientras pensaba en si darle otra oportunidad más o no, y me fui por la primera opción.
—Está bien.— acepté mirándolo con una suave sonrisa.
—¿En serio?— pareció no creérselo.
Asentí. —Sí, aún podemos ser amigos.
—No, amigos, no.— dejó caer su frente en mi cintura mientras suspiraba. —No lo entiendes, Madeleine, no entiendes nada.
—¿Cómo quieres que lo entienda si no me lo explicas?— traté de ser comprensible con él.
Sabía a lo que se refería, como bien dije antes, pero quería que el mismo me lo dijese.
Se levantó quedando frente a mí, y cuando creí que no sería capaz de hacerlo, lo hizo.
—Estoy enamorado de ti.
Me dejó sin aliento literalmente, no me lo esperaba.
—Estoy enamorado de ti desde que te vi, a pesar de jamás habértelo demostrado. Y estoy dispuesto a demostrártelo a partir de ahora si tú me lo permites, Madeleine.
—Yo...— no sabía que decir, estaba totalmente en blanco. —Y, ¿qué hay de esa chica llamada Lia?
—Ella es solo una amiga con la que traté de darte celos.— respondió automáticamente. —Esa es otra gilipollez de las mías.
Hubieron unos momentos que se hicieron eternos, plagados de silencio, hasta que el chico decidió romperlo.
—Tú... ¿no sientes nada por mí?— el tono con el que dijo la frase me hizo volver en mí.
Negué con la cabeza, respondiendo algo totalmente diferente a la acción. —Sí, yo también estoy enamorada de ti, Jaden. Y también fue desde que te vi.
Ambos suspiramos con un gran alivio, al fin nos habíamos dicho lo que teníamos guardado en nuestro interior, y que nos estaba matando.
—Entonces,... ¿me dejarás demostrarte el cariño que te mereces? Te prometo que lo haré.— me preguntó algo inseguro.
—Sí.— sonreí. —Pero, Walton, ni una tontería más, ¿eh? Y ya sabes a lo que me refiero.
—Sí, sí.— asintió el rápidamente.
Reí ante su acción, se veía tan gracioso cuando estaba nervioso.
—Dame tu mano.— hice una mueca de confusión ante su petición, pero aún así se la di.
Me sorprendí al ver cómo la desplazaba hacia su pecho, donde enseguida pude notar como su corazón latía con fuerza y con ritmo acelerado, pareciendo que se le iba a salir.
—Así es como me siento cuando estoy contigo.— mis mejillas se calentaron al escucharlo, ignorando lo empapada que estaba por culpa de la lluvia. —Por favor, Mads, perdóname por todo...
—Jaden.— lo interrumpí. —Ya te he perdonado, no te preocupes más.
La sonrisa de alivio que se dio en su rostro no pudo evitar ser contagiada. Verlo feliz era un recuerdo que siempre llevare conmigo, incluso cuando me marche de EEUU.
Sus dos manos se desplazaron a mis mejillas, y automáticamente llevé mis brazos alrededor de su cuello.
Poco a poco nos fuimos acercando, hasta que por fin unimos nuestros labios saciando aquella necesidad. El beso paso de ser suave y dulce, a ser uno necesitado, ambos habíamos estado deseando aquello por mucho tiempo.
Fue fantástico el momento, parecía de película más bien, dos jóvenes enamorados besándose en un balcón bajo la fría lluvia de EEUU.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro