Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

015; 𝐂𝐀𝐌𝐏


PERFECT CHANGE — Jaden Walton.

015; ¡CAMPAMENTO!


POR SI ALGUIEN SE lo pregunta, sí, sigo viva después de que Jaden me dedicase una carrera de béisbol una semana atrás. Era increíble lo bien que todo estaba marchando, de verdad, no podía ser más feliz ahora mismo. A veces me planteaba si todo aquello probablemente sí tratase de un sueño, porque si era así, que nadie me despierte, por favor y gracias.

Mañana nos íbamos la clase de Mrs. Countryside durante tres días de campamento. Nos marchábamos el viernes temprano y regresábamos el domingo por la tarde. Estaba muy nerviosa, sobre todo por el hecho de que realmente no sabía si Jaden iba a venir. Sus amigos iban, pero él no estaba tan seguro.

¡Ha dicho que sí!— grité eufórica sentada en mi cama junto a Laura, quien empezó a gritar como loca al verme a mí hacer aquello. —¡Vendrá al campamento!

—¡Siuuuu!— gritamos ambas como locas imitando a Cristiano Ronaldo.

Pasamos unos minutos riéndonos, y yo creando millones de escenarios falsos en mi cabeza sobre que iba a ocurrir en aquella estancia en el monte. ¿Sabían que eso era un trastorno? Bueno, da igual.

Tía.— me llamó Laura dándome unos toques en el antebrazo. —¿Irá la chica?

Yo hice una mueca confundida. —¿Chica? ¿Qué chica? Te refieres a... ¿Jayla?

¡Sí, ella!— exclamó emocionada.

Negué rotundamente. —Ella está en otro curso, tiene dos años más que nosotras. No viene.

—¿Qué?— preguntó la morena desilusionada. ¿Qué le pasaba? Esto era muy sospechoso. —Joder, vaya mierda, tío.

Laura... ¿te gusta Jayla o algo?— pregunté tratando de entender la situación que estaba ocurriendo. Se había visto una única vez, o tal vez dos.

El rostro de la morena se volvió pálido. —¿¡Qué!? ¡No! ¡Claro que no! ¿¡Por qué dices eso!?

Y, ¿por qué te pones así? Solo te he preguntado.

Eh...— dudó en lo que iba a responder. —Está bien. No es que me guste, únicamente la he visto como dos veces en mi vida. Pero sí es verdad que me ha llamado la atención... ya sabes.

Yo asentí con una suave sonrisa. —Sí, entiendo.

Pues eso.

Finalizamos la conversación para preparar nuestras maletas bastante nerviosas e irnos a dormir. Pronto un sonido de una notificación de WhatsApp sonó en mi móvil. Laura con toda la confianza del mundo agarró el aparato y leyó el mensaje.

Una sonrisa traviesa se asomó en sus labios. —¿Quién es?

—¿No te imaginas quién es?— me respondió ella confundiéndome.

—¿Qué? No te entiendo.

Ella suspiró pesadamente negando. —Nada, hija, da igual. Qué lentita eres siempre. Es de Jaden.

—¿¡Qué!? ¿¡Qué ha puesto!?— pregunté abalanzándome sobre ella brutamente.

Mi mejor amiga se quejó fuertemente. —Que es broma, tonta. Es un mensaje de tu madre.

¿En serio?

Los días pasaron y por fin era viernes. Laura y yo nos situamos en donde la gente que iba al campamento (básicamente varias clases del instituto al que íbamos); eran cerca de... ¿60 personas?

Tía, ¿sabes una cosa?— me llamó mi mejor amiga algo pensativa.

Llevé mi atención a la joven, quien prosiguió hablando. —Solo me queda una semana aquí... luego me marcharé a España y no nos veremos en medio año.

Lau... no pienses en eso. Me harás llorar, para.— le pedí con tristeza.

Un jalón en uno de mis maravillosos rizos hizo que mi cabeza se inclinase ligeramente hacia atrás. Me volví dispuesta a encarar al gracioso de turno que lo había hecho, sin esperármelo.

—¡Jaden!— exclamé divertida agarrándome el mechón de pelo anteriormente jalado nerviosamente.

Él sonrió ladeadamente. —Hey.

Bro, el corazón se me ha puesto a mil. Laura, ¿donde estás? Agárrame que me da un parraque.

¿Nerviosa?— me preguntó soltando una ligera carcajada.

Lo sabía, había sido bastante obvia con los gestos. —¿¡Qué!? ¿Nerviosa? ¡No! ¡Claro que no! ¿Nerviosa por qué? ¿Por estar hablando contigo? ¡No digas tonterías! Buf, ¡claro que no!

—Me refería a que si estás nerviosa por la excursión.— comentó el moreno confundido señalando el autobús.

Serás imbécil, Mads.

Oh...— dije entendiéndolo. —Entonces sí.

Me giré rápidamente dándole la espalda mientras mentalmente me daba bofetadas a mí misma. Laura no pudo evitar negar y poner cara de desagrado ante lo que había ocurrido, susurrándome cosas que no llegué a entender.

—No está nada mal, me la imaginaba peor.— comentó Laura cuando entramos por la puerta de la cabaña.

Yo asentí dándole la razón. —Está bastante bien, es acogedora.

Mantuvimos unos segundos de silencio inspeccionando cada rincón del cuarto; cuando de repente ambas cruzamos miradas con un único objetivo. Ambas echamos a correr hacia la última litera que había, y queríamos la cama individual de arriba.

La morena me agarró de los hombros empujándome hacia atrás, y haciéndome caer de culo gracias a que había puesto su pie como zancadilla.

—¡Ah! ¡Hija de puta, ven aquí!— me quejé divertida mientras le agarraba la camiseta y me levantaba rápidamente. —Te vas a enterar.

Me situé a su lado inmediatamente, y de un fuerte jalón de pelos la empujé contra la pared.

—¡Ah! ¡Serás bruta!— gritó fuertemente quejándose.— Me has estampado contra la puta pared.

Me subí por fin a la cama que a partir de ahora iba a ser mía. —No llores, Laura. Hay una cama para ti abajo.

Me reí animada mientras bailaba mi victoria, y la morena solo se dedicaba a sacarme el dedo de en medio enfadada. —Traidora.

—Tú empezaste...

Ambas dirigimos nuestra vista a la vez a la puerta de la cabaña, donde se encontraba Jaden, sus amigos, y algunas chicas; todos nos miraban perplejos sin saber qué decir, habían presenciado toda la escena.

Vaya por Dios.

Si nunca te pegaste con tu amiga, ¿de verdad era tu amiga?

Hicimos numerosas actividades durante un día y medio. Fuimos de sendero, fuimos a pescar, hicimos pulseras, hicimos pan también, y más cosas. Estaba bastante cansada, y aún quedaba un día más.

—Creo que voy a ir a dar un paseo por donde fuimos ayer, para despejarme...— le comenté a Laura, quien estaba profundamente dormida. —¿Lau?

Los ronquidos de la morena inundaban el cuarto vacío.

—¿Está dormida a las seis de la tarde?— me pregunté a mi misma en voz alta. —Bueno, me voy en ese caso.

Salí de la cabaña y enseguida me arrepentí de no haber agarrado una sudadera calentita de las que traía; pero me daba pereza volver a entrar en la cabaña, abrir la maleta, etc... ya saben cómo soy.

Salí de lo que era el campamento y empecé a andar por varios senderos que eran más o menos conocidos para mí del día anterior. Me recordaba mucho donde vivía en Madrid... mía amigos y mi familia, no pienses en eso, Mads.

—¡Buh!— un fuerte susto me fue dado por alguien, haciéndome saltar y gritar alejándome del sujeto rápidamente.

—Que soy yo, nueva.— rió el moreno divertido.

Yo negué fastidiada. —Pero bueno, ¿eres tonto o qué te pasa?

¿Qué has dicho?— me preguntó confundido.

—Nada, déjalo.— sonreí un poco al verlo así.

Él se encogió de hombros ignorando aquello. —¿Qué haces por aquí sola? ¿Y tú amiga?

—Vine a dar una vuelta, Laura está dormida.

—¿A las seis de la tarde?

Yo me crucé de brazos algo molesta. —¿Por qué tan interesado? ¿Acaso te gusta o algo?

Mierda, ¿qué coño me pasaba? ¿Acaso estaba celosa? Soy demasiado expresiva, tío.

Él moreno frunció el ceño negando confundido. —No, claro que no. Solamente me extrañaba que estuviese dormida y que tú estés aquí sola, te podría pasar algo y nadie enterarse.

Dios, me sentía fatal por haberle hablado así antes. Únicamente se había preocupado por mí...

—¿Y tú? ¿Qué haces por aquí solo?

Él relamió sus labios antes de contestar. —Caleb y los demás estaban jugando al béisbol por allí. Pero no me apetecía jugar.

—¿No te apetecía jugar?— pregunté algo compadecida. —Eso es muy raro en ti.

Él bufó levemente y se encogió de hombros desviando su vista hacia un lado.

—Jaden.— lo llamé algo preocupada. —¿Estás bien?

—Sí, claro. ¿Por qué lo dices?

Pensé unos segundos antes de contestarle, en los que me dediqué a analizarlo rápidamente. —No sé, te veo raro. Diferente a cómo estás siempre...

—Esas son tonterías.

—No.— negué segura haciendo que me mirase. —Sé muy bien lo que digo. ¿Qué es lo que te ocurre, Jad?

El moreno suspiró como si estuviese agobiado, pero trataba de contármelo. No supe cómo debía yo de reaccionar, ¿debía preguntarle algo más? ¿Intentar que me lo cuente? O... ¿debía darle tiempo y que me lo contase cuando él quisiera? ¿Sí hacía aquello acaso iba a parecer que él no me importaba?

—Es que... he estado pensando.— me empezó a decir. —¿Y si no soy suficiente?

Arrugué mi rostro en cuanto escuché aquello. —¿Perdón? ¿Cómo que no eres suficiente?

—Quiero decir, mi hermano es un actor famoso y un gran boxeador... y yo comparado con él no soy nada. Los Walton somos famosos gracias a Javon.— comenzó el moreno duramente. —Y luego está el tema de Ava.

Debo decir, que Ava no es algo que me guste hablar con Jaden; pero sé que realmente lo necesitaba.

—Entiendo.— dije. —Pero sinceramente, no entiendo por qué te infravaloras. Es cierto que ustedes saltasteis a la fama gracias a la participación de tu hermano en Euphoria y otras cosas más, pero eso no te hace menos importante que él. Además, también tienes fans.

—¿Fans que solo me quieren por ser guapo y estar bueno? Para eso mejor no tener, la verdad. Si supieras lo mal y sucio que me siento cada vez que veo vídeos míos y...— no terminó ya que trataba de quitar esos pensamientos de su cabeza.

Yo negué. —A eso no me refiero, esas no son fans. Las verdaderas fans somos las que te apoyamos a pesar de todo y te queremos un montón, a pesar de ni conocerte. Que te apreciamos como a un ser de nuestra familia.

—Ya, pero, ¿por qué hablas en primera persona?— preguntó confundido cuando se dio cuenta de algo. —¿Acaso...?

—¿Yo era tu fan?— terminé yo por él divertida. — Sí, yo era y soy tu fan desde hace unos meses. Y la verdad, no se te ocurra decirlo, pero tú me gustas un poco más que Javon.

El moreno se sorprendió ante mi confesión. —¿Cómo?

—¿Qué pasa? Me caíste bien.— me encogí de hombros indiferente. —En fin, volviendo al tema, no debes de infravalorarte. No encuentro el sentido a hacerlo.

—Así que mi fan, ¿eh?— dijo algo malicioso mientras elevaba una ceja. —Eso no me lo habías dicho.

Genial, aquí volvía el Jaden arrogante de siempre.

—Oh, no empieces.— le di un leve golpe en el pecho dispuesta a irme.

El joven agarró mi mano divertido empujándome hacia el, y enroscando su brazo en mi cintura.

Hostia puta, ayuda.

No, no, en serio. ¿Cómo que mi fan?— volvió a decir riendo. —¿Acaso yo te gustaba... o te gusto?

Sí, crack, qué inteligente.

¿Tú gustarme? Más quisieras, Walton. Aún te queda mucho por aprender.— le seguí el juego.

Él sonrió de lado. —Entonces, me estás diciendo que no es imposible, ¿no?

—Mmm... creo que no, pero debo pensármelo.— sonreí yo ahora coqueta.

—¿Y cuando me darás la respuesta?— volvió a decir él dejando ver su sonrisa prácticamente perfecta.

—Algún día.— apoyé lis manos en sus hombros, mientras que las de él seguían en mi cintura.

Sin darnos cuenta, a ambos nos separaban unos tres centímetros de distancia, nuestras respiraciones estaban siendo entrelazadas.

Los dos nos quedamos mirándonos a los ojos a punto de hacer algo que estábamos deseando de hacer desde hacía tiempo. Aquellos ojos verdes y marrones eran algo precioso de examinar, podría observarlos durante toda mi vida que jamas me iba a aburrir o a cansar de hacerlo. Eran perfectos, al igual que él.

¿Dije tres centímetros? Ya no, ya solo eran dos y medio, dos, uno y medio, uno...

—¿¡Cómo que faltan dos jóvenes!?— escuchamos a la monitora gritar a otro.

Nos separamos rápidamente y Jaden llevó su vista hacia su móvil, mierda eran las ocho, ¿en qué momento pasaron dos horas? Estábamos apunto de...

—Tenemos que irnos.— me anunció agarrándome de la mano. —Vamos.

Y así fue como literalmente cruzamos el bosque y llegamos al campamento en unos cinco minutos. Conseguimos mentirles a los monitores diciendo que estábamos recogiendo la merienda de antes cuando comimos en el comedor; incluso nos aplaudieron. Vaya inútiles, si no nos dan la merienda aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro