010; 𝐏𝐎𝐎𝐋
PERFECT CHANGE — Jaden Walton.
010; ¡PISCINA!
DESPUÉS DE LO SUCEDIDO con Jaden en el instituto aquel día, no volvimos a interactuar en todo un mes. Sí, la verdad fue bastante tiempo, pero debo decir que lo necesitaba para mí misma.
En aquellos 30 días estuve muchísimo más tranquila, pude concentrarme en mí misma, y me sirvió para hacerme más fuerte mentalmente.
Había dos formas en las que pensaba; una, decía que tal vez me había pasado un poco con Jaden en eso de abofetearlo delante de todos; pero la otra, decía que había hecho bien, a él no le importaba cuando me humillaba frente a la gente.
Debo decir que en aquel periodo de tiempo llegué incluso a echarlo de menos, aunque se hubiese portado mal conmigo desde que llegué a EEUU, pero hubieron varias veces que si interactuamos de la mejor forma.
Las frases de Lily no se me iba de la mente. "No lo consientas, Maddie. Defiéndete, demuéstrale que no puede contigo, y que no te dejas pisotear por nadie. Y así es como debe de ser".
Tenía razón, debía dejar de ablandarme respecto a decir que echaba de menos al moreno, estaba muy enfadada con él, ¿por qué debía sentir compasión? Él se lo había buscado.
Aquel mes en el instituto me fue genial, la gente me miraba pero de forma diferente. Ya no era para reírse y susurrar cosas de mi, no sabría explicarlo, pero era como si ya me tuvieran respeto de una vez por todas. Curiosamente, en ningún momento coincidí con Jaden, llegué a pensar que me estaba evitando. Solo lo veía en los recreos, pero bastante lejos de mí, con su grupo igual que siempre.
—¡Mads, cariño!— me llamó Lily desde la planta de abajo.
Yo me levanté. —¡Voy!
Bajé las escaleras algo rápido mientras saltaba cada peldaño, estaba muy contenta hoy.
—Dime, Lily.— le pregunté indirectamente mientras me situaba al lado de ella.
Mi host mum estaba preparando el almuerzo, ya que era sábado y no había instituto los fines de semana.
—Los Walton llamaron.— me comentó feliz. No, tío, no. —Hoy por la tarde van a celebrar el cumpleaños de Jayla en su casa.
Hostia.
—Nosotros asistiremos, ¿vale?— me pregunto volviéndose a mí.
Este mes sin Jaden es verdad que he seguido hablando con Jayla y con Javon varias veces, incluso he ido hasta a sus casas, pero sin encontrarme a Jaden. Claramente me estaba evitando, y sinceramente se lo agradecía.
—Claro, está bien.— asentí con una ligera sonrisa en mi rostro.
—¡Genial!— exclamó la rubia aplaudiendo. Me giré y me dispuse a poner la mesa para luego almorzar. —Por cierto, me avisaron de que tú y Max llevarais bikini, para bañaros en la piscina.
¿Bañarme en la piscina? ¿Debía ponerme en bikini delante de todos? ¿Incluso de Jaden? Dios, que vergüenza más grande.
—Está bien.— asentí.
Me puse un bikini de dos piezas con unas tiras rodeando mi torso de color negro. Me gustaba como me quedaba realmente, pero me daba miedo lo que iba a pensar la gente de mí.
Por primera vez no quise echarle más leña al fuego y retire aquellos pensamientos negativos de mi mente. Me puse un vestido de playa blanco bastante mono, y me recogí el pelo en un moño.
—¿Lista, Mads?— me preguntó Lily llamando a la puerta abierta.
Yo asentí algo emocionada. —Lista.
Salimos de casa y en menos de 30 segundos ya estábamos llamando a la puerta de la morada de los Walton. Mi corazón latía rápidamente, juraba que incluso alguien a mi lado podía escuchar el ritmo que llevaba.
—¡Buenas!— abrió la puerta Jayla, robándome un suspiro de alivio.
Lily la abrazó brevemente. —Felicidades, cariño.
—Muchas gracias.
Max se acercó a ella abrazándola. —Felicidades, Jayla.
—Gracias, peque.
—¡Muchas felicidades, Jay!— exclamé feliz abrazándola fuerte.
Ella rio mientras me lo correspondía. —¡Gracias, Mads!
—Toma, tu regalo.— le estire mi mano que cargaba con una bolsa mediana de color lila.
Ella sonrió. —Gracias, la pondré con el resto de los regalos. Espera.
La pelinegra se adentró en un pequeño cuarto que dejaba ver muchas más bolsas. Unos pasos rápidos se escucharon en la planta de arriba, que se dirigían hacia la escalera. Fue un inmediato pensamiento el creer que se trataría de Javon, pero no fue así.
Un moreno sin camiseta y vestido únicamente por un bañador negro se dejó ver bajando las escaleras. Este portaba su móvil, el cual no paraba de mirar; y por ello, aún no me había visto.
Por arte de magia, levantó su vista encontrándose con mis ojos, llevaba varios segundos observándole. Mi semblante cambió a uno serio, y lo miré mal ligeramente. Él sin embargo, expresó una mueca de tristeza, y luego siguió su camino como si nada. ¿Acaso estaba arrepentido de lo del otro día?
—Listo.— me indicó Jayla llegando. —¿Estás bien?
—Sí, claro.— contesté algo insegura sonriendo.
Espero que no me haya visto observar a su hermano como una psicópata.
—Mm, está bien.
Ambas fuimos hasta la cocina, donde nos sentamos y pasamos la mayor parte del tiempo del cumpleaños. Compartimos muchos tik toks graciosos entre nosotras que nos provocaron ruidosas risas.
—Ay, necesito ir al baño.— exclamé riéndo. —Ahora vengo, Jay.
Ella asintió carcajeando. —Vale, te espero aquí y luego vamos a la piscina.
—Claro.
Salí de la cocina mientras sonreía recordando todas nuestras risas. El baño estaba junto al salón, de dónde provenían varias voces que conocían y que robaron mi atención.
Me apegué al marco de la puerta asegurándome que ninguno de los que estaba presentes dentro me fuesen a ver.
—No lo entiendo, de verdad.— dijo uno de ellos, Caleb.
El ambiente entre ellos estaba tranquilo, ninguno de ellos levantaba la voz.
—Es muy simple, tío.— respondió Jaden algo cansado frotándose los ojos.
Un pelirrojo habló. —Entonces, quieres hablarle de nuevo pero te da miedo como reaccione, ¿no es así?
Estaban hablando de alguien. ¿Sería de mí?
—Más o menos.— respondió el moreno suspirando.
Jackson rió. —La verdad, bro, a mí también me daría miedo a cómo reaccionase. Te dio tremendo bofetón el otro día, no me extrañaría que su familia se hubiese enterado de ella en España.
Todos rieron ligeramente; pero el moreno lucía pensativo e incluso arrepentido.
—No la culpo de nada.— dijo él mirando al suelo. —He sido un cabrón con ella desde que la conocí.
Pues sí, tienes toda la razón.
—Eso es cierto.— apoyó Caleb ahora. —No nos hemos portado nada bien con ella, yo también me arrepiento. No se ve mala chiquilla.
Jaden negó. —No lo es, para nada.— una suave sonrisa se reflejó en su rostro al recordar algo.
Dios, era demasiado atractivo. Mierda, se veía algo triste, no voy a negar que sentí algo de compasión.
—Joder, parece que te gusta o que estás enamorado de ella.— rió empático el pelirrojo de antes.
El moreno se mantuvo en una posición en la que únicamente miraba al suelo en silencio, confirmando algo que a todos nos impactó. Su rostro reflejaba preocupación, miedo y tristeza. No llegaba a comprender nada de lo que estaba sucediendo.
—¿En serio?— preguntó Caleb acercándose a él. —¿Por qué no nos has dicho nada?
—Estoy confundido.— respondió él.
—Pero... solo la conoces hace dos meses, ¿no?— preguntó Jackson rascándose la barbilla pensativo. —¿Desde cuándo...?
Jaden lo interrumpió. —Desde que la vi.
El salón se quedó en silencio. Mi corazón comenzó a latir agitadamente, hasta el punto de pensar que se me iba a salir del pecho y que incluso lo tenía en la garganta. ¿De verdad le podía gustar?
—¿Y por qué te portabas así con ella?— preguntó uno de ellos, a aquel no lo conocía de nada, no era del equipo.
El moreno relamió sus labios pensando mientras su mirada volvía a descender al suelo. —Supongo que... después de lo que Ava me hizo hace casi dos años no quise arriesgarme. Me da miedo que me haga lo mismo que ella, cambiarme por alguien mejor.
Estaba de broma, ¿no? ¿Cambiarlo por alguien mejor que él? No debía de menospreciarse a sí mismo.
—Pero, Jaden...— comenzó a decir el desconocido cuando volvió a ser interrumpido.
El moreno se alteró. —¡Ya se que esa no es excusa para haberla tratado así y haberla humillado! ¡No sabía que hacer, tengo miedo, miedo a que vuelvan a reemplazarme!— se levantó del sofá llevándose las manos a la cabeza.
Todos sus amigos se mantuvieron en silencio mientras lo miraban algo perplejos.
—¡Y ahora no sé cómo... disculparme!— exclamó preocupado. —¡No me perdonará jamás!
Jackson rascó su barbilla pensativo. —Trata de hablar con ella, intenta contarle tus razones, como has hecho con nosotros. Y pídele perdón, verás que lo comprende. Si te perdona o no ya eso es su decisión, pero que al menos veas que te arrepientes, porque es así, ¿no?.
—Sí, sí.— asintió el rápidamente. —Pero, ¿y si no me perdona?
—Entonces tendrás que pagar las consecuencias.— respondió Caleb haciendo a Jackson asentir.
El desconocido habló. —¿Es la chica morena tan guapa que ha llegado hace unos minutos?
Ay, gracias, desconocido. Qué majo.
Jaden asintió mientras él y su grupo miraban al joven, algo serios. —Sí, es ella.
—Trata de hablar con ella.— anunció Jackson. —Es lo único que te podemos aconsejar.
El moreno asintió entendiéndolo. —Está bien, trataré de hacerlo.
Todos los jóvenes se levantaron dispuestos a salir del salón después de aquella velada. Retrocedí y me escondí en el baño, afortunadamente nadie me vio. Sentí vergüenza al acordarme de cómo Jaden me vio la vez que me escondí de él tras unos arbustos.
Maddie, cariño, olvídate de eso ahora. Jaden había dicho que yo le gustaba, o que al menos estaba confundido... Dios, estoy demasiado nerviosa. Cálmate, Maddie, por favor.
Unos toques en la puerta me asustaron. —¿Mads? ¿Estás bien?
—Sí, sí.— asentí abriendo la puerta. —Me he quedado en babia.
Ambas reímos por mi comentario, Dios, soy demasiado graciosa.
—¿Te apetece ir a la piscina? Allí están todos.— me dijo la pelinegra haciéndome asentir.
—Claro.
Fuimos hasta afuera y lo que dijo era cierto. Todos los amigos de Jaden con él inclusive y su gemelo ocupaban casi toda la piscina. Luego, los dos pequeños de los presentes estaban en una esquina tratando de jugar.
—¡Vamos!— exclamó Jayla de repente saltando hacia el agua, salpicando a casi todos a propósito.
—¡Mira dónde te lanzas! ¡Casi caes encima mía, Jay!— exclamó Jaden asustado.
Ella rió. —Una pena que no fuese así.
Aquello provocó que varias carcajadas salieran de mi involuntariamente, robándole la mirada al moreno. Cuando nuestros ojos hicieron contacto, no pude evitar estremecerme y apartar la vista rápidamente. ¿Qué me pasaba, por Dios?
—Hey, ¿no te bañas?— la voz de Jayla me sacó de mis pensamientos.
Yo negué con una sonrisa. —No, ahora mismo no tengo ganas.
—¿Piensas estar sola ahí todo el rato?— me dijo de nuevo.
Yo fingí estar pensando unos segundos y finalmente asentí ladeando mi cabeza.
—Oh, está bien. Como quieras.
Jayla empezó a abrir los regalos. Quiso que el mío fuese el primero, por ello se lo entregué.
Este era un collar de plata con unos pendientes en forma de luna.
—Dios, me encanta.— exclamó Jayla dando pequeños saltos y abrazándome. —Muchas gracias, Mads.
—Nada, Jay.
Jessica me sonrió. —Es precioso, cariño. Muchas gracias.
—No es nada.
Le di una sonrisa sincera, pero realmente me estaba muriendo. Me acababa de llamar cariño, ¿puedo llorar de felicidad?
Allí había cerca de 150 personas, y eso que no estoy exagerando respecto a la cifra. Decidí salir al patio de la casa, donde no me esperaba a nadie. Tanta gente en una habitación me provocaba ansiedad.
El viento que corría era fresco, pero no un fresco que fuera frío, sino un fresco agradable para los días de calor que estaba haciendo últimamente.
—¿Vienes a bañarte?— una voz ronca me hizo sobresaltar, era Jaden.
Yo tragué duro antes de responder. —No... o eso creo.
—¿O eso crees?— bufó el ligeramente.
Nos mantuvimos en silencio durante unos segundos. En aquel tiempo desvíe mi vista hacia el paisaje que estaba a mi lado. Jaden estaba en frente, en la piscina y apoyado en el borde con sus brazos mientras no dejaba de mirarme, poniéndome aún más nerviosa.
—¿Qué te cuentas?— me preguntó tratando de cascar conversación.
—Nada interesante, ¿y tú?— le contesté.
Él encogió sus hombros. —Nada interesante tampoco. ¿Tú madre está mejor?
Bua, se acordaba de lo que le conté de mi madre.
Yo asentí algo dudosa y aparté mi vista. —Bueno... de salud está mejor. Pero sigue siendo igual de pesada conmigo como siempre ha sido...— deje caer algo triste.
—Entiendo.— finalizó la conversación sobre aquello el moreno al darse cuenta de mi repentino cambio de humor. —¿No te bañas?
—Bf, no sé.— dije de nuevo dudosa.
Él sonrió de lado. —Vamos, está muy buena el agua, te lo prometo.
—¿Sí?— pregunté riéndome suavemente.
—Ajá. ¿No traes bikini, o qué?
—Sí, sí traigo.— asentí.
—¿Entonces por qué no te bañas?— me pregunto confundido.
—Porque...— porque me da vergüenza. Mads, no vayas a decir eso. Déjate de tonterías, por Dios, y báñate.— No lo sé.
—¿No lo sabes?
Yo negué insegura.
—Bueno, pues piénsatelo se está genial aquí.— me comentó divertido.
Hombre, estás tú ahí. ¡Mads, ya basta!
Tardé unos segundos en decidirme, y la respuesta fue que sí. Llevé mi mano a las cuerdas de mi vestido, soltándolas y quitándomelo completamente, quedando en el conjunto de bikini negro que me había puesto.
Jaden me miro y volvió a acercarse al bordillo esperándome. No apartaba su mirada de mí, lo cual me hacía sonrojar y ponerme demasiado nerviosa.
Me agaché sentándome en el bordillo donde estaba Jaden y situé mis manos en sus hombros algo insegura.
Él llevó las suyas a mi cintura, donde gracias al suave agarre me elevó del terreno como si de plumas me tratase y me adentró al agua lentamente.
Mi corazón palpitaba, ¿acaso estaba soñando?
El agua fría me envolvió, haciéndome suspirar. ¿Buena el agua? Estaba frísima, carajo. No llores, Mads, respira.
—¿Para ti esta temperatura está buena? Está congelada.— reí algo avergonzada.
—Puede que te haya mentido un poco para que te metas a la piscina conmigo.— ladeó su cabeza arrogante mientras sonreía.
—Vaya, debo decir que lo conseguiste. Me engañaste.— dije burlona.
Él sonrió de nuevo, pero esta vez su sonrisa reflejaba algo diferente, algo que no pude comprender en aquellos instantes. Era algo positivo, pues parecía que admiraba algo mientras me observaba.
Varias voces de jóvenes nos sacaron de trance. Me alejé de Jaden rápidamente dispuesta a salirme de la piscina. Un brazo me agarró frenándome.
—Eh, ¿a dónde vas?— preguntó confundido.
—Tus amigos vienen ahí. ¿Acaso quieres que nos vean juntos o algo?— le pregunté irónica.
Quería que lo dijese. Quería que dijese que no le importaba sus amigos respecto a mí.
—¿Por qué no?
Yo encogí mis hombros. —Vas a... quedar mal delante de ellos, ¿no? ¿Tú con la nueva en una piscina solos?
—¿Y qué? A mí eso me da igual.— me respondió indiferente.
—¿Ah, sí? Yo pensé...— deje caer en el aire haciéndolo negar.
—No. A mí no me importa que me vean contigo, ¿por qué debería?— respondió tranquilo. —Lo de los otros días... es complicado de explicarte, pero te juro que jamás volverá a pasar. No te lo merecías, ni tú ni nadie.
Vaya, parece que lo ha entendido todo. Buen trabajo, Jaden. A ver si es verdad que no vuelve a ocurrir.
—¿Entonces no te importa que tus amigos nos vean? A lo mejor se ríen.— pregunté insegura volviendo a su lado como estábamos antes.
Él negó con una sonrisa suave pero ladeada. —En vez de reírse, deberían de morirse de envidia porque estoy aquí contigo.
Pum... pum... pum... ¿lo escuchan? Es mi corazón, que late a mil por hora. Dios, este chaval me mata a veces, ¿cómo no quererlo un poquitín al menos?
espero q no haya ninguna falta, estoy muy cansada 😮💨🫶🏻💗
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